La Responsabilidad Social, la Sustentabilidad y la Etica, son los Valores básicos para las

La Responsabilidad Social, la Sustentabilidad y la Etica, son los Valores básicos para las
En 1953, Howard R. Bowen definió a la Responsabilidad Social del Empresario como “…las obligaciones de los empresarios para seguir políticas, tomar decisiones o adoptar líneas de acción deseables en términos de los objetivos y valores de la sociedad”. ETICA Y SUSTENTABILIDAD: VALORES BASICOS PARA LAS EMPRESAS

30 de diciembre de 2011

9 de diciembre de 2011

Una nueva empresa para una nueva sociedad

La Responsabilidad Social Empresarial, más que un modelo de gestión para la administración de una organización, eventualmente puede convertirse en una visión de cómo puede organizarse la sociedad en términos generales.

Es interesante el darse cuenta que en pleno siglo XXI, a poco más de 200 años que se iniciara el desarrollo de la empresa como una organización meramente mercantil y con fines económicos, todavía hay quienes la quieren seguir considerando en la actualidad como lo fuera en los “mil setecientos y tantos”, como una entidad que solo busca y tiene como finalidad única, la obtención de utilidades para sus dueños, o en términos genéricos, para el gran capital.

Contextualizando un poco, en aquellas épocas todavía imperaba en forma dominante la esclavitud, la marginación de la mujer, y las primeras empresas no tenían el más mínimo cuidado en atender a sus trabajadores, es decir, en el caso de este último punto, el concepto de relaciones laborales no existía en lo más mínimo.

El trabajador era considerado como un recurso más, buscando con ello elevar la productividad y por consiguiente elevar la utilidad al máximo posible.

Durante el siglo XIX y principios del XX, vinieron las fuertes reacciones ante tales inquietudes, ejemplo de ello fue la aparición de Carlos Marx, y poco después Taylor, Fayol y Mayo; todos ellos a su manera buscando dar una mayor importancia al recurso humano y atenderlo de diferente manera.

En todo este tiempo, la empresa siguió teniendo como su función única su visión económica y utilitaria, dejando la parte social a los gobiernos; manejándose y conceptualizando a la empresa como un ente aparte, ajeno a los cambios sociales que se daban en su entorno.

Y así, a pesar de todo este tiempo transcurrido, en la actualidad todavía es posible constatar que en mayor o menor grado, en forma descarada o simulada, la mentalidad y el paradigma de inicios de la Revolución Industrial del siglo XVII se mantiene vigente.

Para algunos la responsabilidad social es una simple mascarada y maquillaje, o bien es el nuevo esquema para continuar operando y administrando la empresa con los mismos fines que fue concebida hace 200 años, la búsqueda y el incremento de las utilidades para los dueños y directivos del capital, pero con un formato diferente, donde el trabajador del conocimiento viene a sustituir al operador que vendía solamente su mano de obra.

De ser cierto lo anterior, la empresa sigue siendo ajena a su entorno, el cual parece que si ha cambiado en todos estos años, o bien, que todos los cambios sociales son cosméticos y que en el fondo, realmente la mentalidad imperante del mercantilismo y utilitarismo sigue siendo la misma.

La crisis financiera de estos últimos años puede ser un claro ejemplo de que muchas cosas no han cambiado, ya que según estudiosos al respecto, señalan que estas crisis económicas tienen su origen en una falta de ética que tiene la avaricia como meta principal.

Buscando ver el “vaso medio lleno”, esta crisis tal vez sea el momento o la coyuntura adecuada que sirva para terminar con estas crisis que en su ciclicidad, ya se han convertido en algo crónico y por lo tanto se han considerado como normales.

Desde esta perspectiva es necesario terminar con dicha “normalidad”, y empezar a considerar nuevos paradigmas, y entre ellos el ver a la empresa más que una entidad económica que tiene como su credo principal la búsqueda de utilidades para unos cuantos, y darle un sentido social en el más amplio de los términos.

Y este primer paso es considerar a la empresa como parte de la sociedad y no una entidad aparte, como antes se señaló, que cumpla su papel de Ciudadanía Corporativa, y que además evalúe y mida su impacto e influencia social; tomando en cuenta además que no solo es una entidad en sí misma, sino que su existencia y desenvolvimiento está dado por seres humanos, seres que son parte de una sociedad.

Así, la empresa como el resto de instituciones sociales, ya sean privadas o públicas, no pueden ya manejarse de manera autista, todas tienen una responsabilidad social y por lo tanto deben de buscar cumplirla cabalmente.

Seguiremos platicando …

14 de noviembre de 2011

La rotación de empleo y la Responsabilidad Social

Aunque parezca repetitivo y tautológico, el concepto de Responsabilidad Social es considerado todavía como una actitud y comportamiento hacia fuera de las empresas, o como mercadotecnia social, cuando debería darse primordial importancia a su papel hacía dentro de las empresas.

Lo anterior lo menciono por una información que se dio a conocer recientemente, la cual dice que en México al 56 por ciento del personal no le gusta su empleo, porcentaje que considero alarmante, ya que en otras palabras, un poco más de la mitad de los empleados no se sienten a gusto en el centro de trabajo en el cual se encuentran.

Con base en ese dato surgen al menos dos preguntas; ¿las directivas de las empresas están consientes de ese malestar de su personal? Y si lo saben; ¿Están haciendo algo al respecto? Y una pregunta adicional podría ser: ¿Cómo pueden hablar de Responsabilidad Social hacia sus stakeholders externos, cuando no saben, o no quieren hacer algo para atender a sus stakeholders internos, y que son ellos quienes dan a conocer al entorno la real situación interna de la empresa.

En cualquier caso, la empresa sigue siendo vista y considerada como un ente estricta y rígidamente económico, impersonal y que tiene como única y primordial función la obtención de utilidades.

El malestar del personal puede ser tanto por el salario obtenido y/o, por las propias condiciones de trabajo existentes, ya sea en una planta o en una oficina, lo cual tiene como consecuencia un divorcio entre los directivos y el propio personal, donde estos últimos se limitan a realizar la labor encomendada; en palabras concretas, “se ponen la camiseta pero no la sudan”, y no hay ninguna intención de hacerlo.

En este sentido, es común ver que la actividad diaria en muchas empresas, el tiempo se les va desafortunadamente en resolver problemas; problemas que son el efecto de situaciones que pudieron haber sido resueltas si fuera atendido mejor el personal en su área o lugar de trabajo.

Pero aún viendo esto desde el punto de vista económico, esa baja en la productividad es consecuencia de factores sociales y/o personales, que no son atendidos en forma adecuada, y que provocan también una elevada rotación de personal, creando así un círculo vicioso que ya es visto como una situación normal y rutinaria.

Por lo anterior, es necesario insistir que la concepción utilitarista de la empresa que viene desde el siglo XVIII, no debe seguir existiendo; que la empresa es algo mucho más grande, y eventualmente trascendente en la vida de mucha gente que labora en ella.

En este siglo XXI, con personal más calificado que como lo fue en al menos las dos centurias pasadas, no es posible que se siga pensando en viejos atavismos que quieren permanecer en estos nuevos tiempos presentes y futuros.

Ahora es necesario considerar al personal no solamente como el recurso humano, y verlo como persona en toda su dimensión, algo que es un factor clave y esencial en la real, sólida y verdadera Responsabilidad Social.

Seguiremos platicando …

31 de octubre de 2011

Más que una crisis financiera; una crisis ética y de confianza

La reunión en la última semana de octubre de 2011 de los países miembros de la Unión Europea, significó más que los eventuales arreglos de la situación financiera griega y de la Unión en general, poner en clara evidencia que la problemática real a escala mundial que iniciara en las postrimerías del 2007 y todavía persiste, es una desconfianza real y generalizada, motivada por una aguda escasez de comportamiento ético de los directivos de empresas y de los dirigentes de distintos países.

La evidencia demuestra que los inmensos montos monetarios que se manejan para sostener a la Unión Europea y la quita en la deuda griega, así como las diversas normas que se implantan para solventar los problemas financieros de países como Italia y España, vienen a ser finalmente mecanismos materiales y tangibles para restituir ese elemento intangible, etéreo, escurridizo y volátil que es la Confianza (así, con mayúsculas).

En base a lo anterior, por lo tanto la verdadera y real crisis es una escasez de confianza a escala planetaria, pero: ¿Qué originó esta escasez que parecía no existir en el primer lustro de este siglo XXI?

Sin esforzar la memoria es fácil recordar como durante los primeros años de esta primera década, tanto en Estados Unidos como en Europa se hablaba de inmensos montos de dinero que se facilitaban como por ejemplo la construcción y compra de vivienda; disponer de crédito fue algo relativamente rápido y cómodo, parecía que el dinero provenía de una fuente inagotable y que nunca se acabaría.

El origen de esa fuente era el mercado, institución creada por el hombre y que llegó a convertirse en la panacea que todo lo arreglaría. Los atributos de esta institución llegaron a tal extremo, que se le dio toda la confianza, y más aún, la responsabilidad de que todo lo podría resolver.

Esta responsabilidad otorgada al mercado, despersonalizó a dirigentes políticos y directivos empresariales, asumiendo que la ética no era ya necesaria, o bien, en todo caso el mercado se encargaría de ella, y por lo tanto dichas personas no tenían nada que ver, todo estaba en manos del mercado.

Con lo anterior, así como vemos desde una perspectiva histórica diversos momentos imperantes de dogmatismos religiosos como la Santa Inquisición, es posible decir que al menos en las pasadas tres décadas el mercado se convirtió en el factor sagrado que todo lo arreglaría.

Dándole inclusive la Responsabilidad Social de que todo, así, absolutamente todo lo arreglaría. Pero esta gran crisis ha demostrado de manera clara que finalmente la Confianza y la Etica no pueden ser generadas y desarrolladas por una entidad ajena al propio ser humano en el más amplio sentido del término.

Viendo a futuro esperemos que todos estos recursos monetarios de los que se hablaron en la reunión europea sirvan como el seguro esperado; pero la gran inversión que es necesario desarrollar es la de generar confianza, basada en un verdadero comportamiento ético, que tenga como elemento central la Responsabilidad Social de las personas que actúan como directivos y dirigentes, y no la dejen en manos de algo abstracto que se llama mercado.

Seguiremos platicando …


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11 de octubre de 2011

La Universidad y su Responsabilidad Social

Si bien es evidente el auge e impulso que se le viene dando a la Responsabilidad Social Empresarial en al menos el pasado lustro; esto ha sido obviamente por quienes venimos de una generación anterior, que fuimos educados y formados con otra mentalidad; utilitarista primordialmente como dijera Amartya Sen; y si esto puede calificarse como positivo, la Responsabilidad más importante en el presente es el educar y formar a las generaciones actuales de estudiantes con una conciencia social, papel que tienen con mayor preponderancia las universidades, por ser ellas quienes están encargadas de formar a los profesionales del futuro.

Probablemente desde la época de la Grecia socrática y platónica por no irse más atrás, la universidad es en su concepto más amplio y pleno, una institución dedicada a considerar y evaluar todo el conocimiento existente, además de generarlo, convirtiéndose así desde entonces, en el centro de referencia para saber los avances en los ámbitos sociales y productivos y prodigarlos entre sus educandos.

Desde esta perspectiva, la universidad entonces viene siendo en su más puro sentido, una entidad neutra en cuanto a ideologías, y requiere ser el puente de unión entre el gobierno, las empresas y la sociedad en general, dedicada como se menciona en el párrafo anterior, a la captación, generación y difusión del conocimiento en el más amplio sentido.

Siendo además de alguna forma como un observatorio y evaluador de lo que sucede en los ámbitos sociales, productivos y culturales.

Por esto, las universidades, requieren percatarse de manera clara de este fuerte movimiento hacia la responsabilidad social que se viene presentando desde hace por lo menos una década, y mucho más en el pasado lustro como se mencionó inicialmente.

Esta creciente conciencia de una mayor responsabilidad social se ha puesto de manifiesto en este año de diferentes formas, desde los levantamientos en los países árabes en la pasada primavera, pasando por los movimientos sociales en España, y las actuales acampadas en Wall Street en Nueva York. En suma, la sociedad a escala mundial está pidiendo una mayor responsabilidad social a todos los actores económicos, gubernamentales y financieros.

Esto puede considerarse como un claro indicador de lo que requieren tomar en cuenta ahora las universidades en la formación de sus estudiantes; el nacimiento de una mayor conciencia social, que requiere una formación ética primordialmente, y que esta responsabilidad social en aumento, además de estas diversas expresiones de rechazo a la manera como se manejan los gobiernos y las entidades financieras, no son una moda que como tal es pasajera, sino el principio de un real y verdadero cambio de paradigma.

Las sociedades están pidiendo a través de sus jóvenes que sus profesionistas futuros no solamente sean diestros en la técnica, sino con una formación y mentalidad humanista, consciente de su actuación y acción social tanto en el ámbito empresarial como en el sector gubernamental.

Y para responder a esta inquietud, deben estar las universidades, actuando plenamente con una verdadera y auténtica responsabilidad social, dándose real cuenta del papel que tienen tanto en el presente como en el futuro deseado y esperado, moldeando ahora a los profesionistas del futuro, sobre todo lo que implica la Etica, la Responsabilidad Social y la Sustentabilidad.

Seguiremos platicando ….

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30 de septiembre de 2011

La lección de la crisis y la Responsabilidad Social

Es posible considerar que aún sin proponérselo, la crisis financiero-económica que están viviendo en diversos grados todos los países del mundo, esté promoviendo y fomentando la responsabilidad social.

Teniendo como telón de fondo la sustentabilidad en general y la responsabilidad social en particular, estos conceptos que han tenido un sustancial avance y desarrollo en la pasada década, se encuentran ahora inmersos en esta crisis.

Pero esta multimentada crisis ha surgido precisamente porque se ha hecho más que evidente que los recursos, en este caso los financieros-económicos no son infinitos, y por lo tanto este modelo de dejarle toda la responsabilidad a esta entelequia que llamamos mercado que presumiblemente todo lo puede resolver, no es tan eficiente y perfecta como muchos llegaron a pensar y que todavía otros así la consideran.

La crisis no es en sí misma la falta de recursos monetarios, esto no es más que la consecuencia o el efecto de una falta de responsabilidad en el manejo de dichos recursos que se pensaron serían infinitos y que por ello se manejaron sin una adecuada responsabilidad.

Y así como la sustentabilidad ha permitido generar una conciencia de que los recursos naturales como el agua y el aire no son infinitos; la crisis ha venido a mostrar que los recursos monetarios también tienen su límite por muy abundantes que parezcan.

Y esta regenerada toma de conciencia para administrar con mayor y mejor cuidado tanto los recursos monetarios como los naturales, puede y debe ser llevada y considerada a nivel de cada organización en el manejo de sus recursos.

Inicialmente valorar, aprovechar y capitalizar lo mejor posible sus recursos humanos, considerándolos como un real capital, pero no solo por el nombre, sino por su potencial que puede ser mejor aprovechado si es bien administrado en todo lo que ello implica.

Igualmente deben ser considerados los recursos externos; por un lado los proveedores y por el otro los clientes.

En el caso de los primeros, valorarlos como parte de la cadena de valor de la propia organización; no son un ente ajeno o lejano, y tomar conciencia que hay una relación de interdependencia y por ello existe una responsabilidad social para y junto con ellos, tanto para sí mismos como para quien realizan la actividad productiva que realizan.

Y es aquí cuando aparece el cliente, este que viene a ser el final de la cadena, es en realidad el origen, propósito y objetivo de la cadena productiva o de valor.

Esta crisis ha puesto en evidencia esta responsabilidad que se consideraba un tanto cuanto sobreentendida. Ahora las empresas para mejorar sus ventas y su posición competitiva en general, ya están abarcando a sus clientes dentro de su responsabilidad social.

Cada vez más, aunque no lo manifiesten de manera evidente, se percatan que para su sobrevivencia, su sostenibilidad y sustentabilidad deben de revalorar a sus clientes, procurarlos y atenderlos mejor.

Y además, tanto estos clientes como sus proveedores como su capital humano, son también finitos al igual que sus recursos monetarios, y por lo tanto, por ser escasos y limitados se requiere una actitud y comportamiento responsable, tanto económica como socialmente, ya que al fin y al cabo aunque suene obvio son además seres humanos, que buscan también su sobrevivencia y sustentabilidad.

Esta grave y profunda crisis que estallara en el 2008 que desafortunadamente todavía no termina, y que no se percibe aún su final, ha puesto en clara evidencia la falta de responsabilidad en el manejo de los recursos, pero que puede ser considerada como una clara lección de lo que no debe hacerse, para actuar en el presente y en futuro con una profunda responsabilidad social, que resultará en beneficio de todos.

Seguiremos platicando …

21 de septiembre de 2011

La empresa; una entidad que le pertenece a todos

Tal vez el título pueda parecer exagerado o tendencioso, pero esta entidad artificial creada por el ingenio humano que generalmente ha sido vista como una entidad estrictamente económica, tiene y seguramente lo tendrá más en el futuro, una connotación más amplia a la luz de la Responsabilidad Social en el más amplio sentido.

Posiblemente por cuestiones ideológicas y/o fiscales, a la empresa se le ha dado una propiedad exclusiva y específica, y así tenemos las llamadas empresas públicas pertenecientes al Estado; las llamadas privadas que son propiedad de una sociedad anónima, y una tercera conocida como cooperativa, en donde son varios los propietarios o dueños.

Todas estas clasificaciones son elaboradas en función de quien aporta el capital para su creación, y el destino de las utilidades generadas. Sin embargo, esta concepción rígidamente económica ha pasado por alto todo lo que sucede en el intervalo que va desde la mencionada aportación de capital hasta la generación de utilidades.

La amplia gama de procesos y actividades que se realizan entre la aportación inicial y las utilidades logradas son menospreciados, y en cambio el logro de utilidades para los dueños del capital inicial se ha convertido en el paradigma de la razón de ser de cualquier empresa.

Pero precisamente ese logro de utilidades, viéndolo desde el aspecto económico sin entrar en aspectos idealistas o utópicos, no se consigue por el capital en sí mismo, son varios los agentes económicos o actores sociales que intervienen para obtener esas ansiadas utilidades.

Sin jerarquizar sino por simple secuencia, los primeros de esos agentes son los aportadores del capital, que lo ponen en función de producir o elaborar un bien o servicio que requiere la sociedad; después están los proveedores que suministran los insumos para la elaboración del producto, así como todos los recursos directos e indirectos para realizar la producción; le sigue después el personal que procesará los insumos para elaborar o producir el bien y el servicio; y le sigue el cliente o el mercado dicho en términos generales.

Desde esta perspectiva, todos los actores mencionados dependen de la empresa, y en cierta forma son dueños de la misma en el sentido de que si bien no todos aportaron el capital para su fundación, si logran una utilidad por la aportación realizada, ya sea la materia prima, el trabajo y el cliente en el momento de realizar la compra.

Por lo anterior la pregunta es: ¿Entonces de quién es la empresa? Y mi respuesta es, pues de todos los involucrados en su puesta en marcha, operación y continuidad o sobrevivencia.

Todos quieren obtener su propia utilidad de manera individual, lo cual es plenamente válido, pero, esa utilidad se logrará en función de la propia utilidad lograda por la empresa, y esta última se obtiene en función de la aportación de todos los involucrados.

En otras palabras, todos necesitan o necesitamos de la aportación de los demás, ya sea capital, trabajo, insumos y clientes. El dinero o las máquinas por sí solas no producirán el producto ni mucho menos lo venderán.

Todo lo dicho líneas arriba no es nada nuevo o desconocido hasta ahora, por lo que más bien pretendo es recordarlo y hacerlo lo más evidente posible. Es decir, todos tenemos esta responsabilidad social para que la empresa cumpla sus propósitos de producción y obtención de utilidades; y somos responsables de su operación como entidad social en términos ecológicos y desarrollo humano.

Por lo tanto, todos somos dueños de las empresas, y no solamente quien hace la aportación de capital, ya que este requiere de todos los demás para obtener las multimencionadas utilidades.

Tal vez sea ya el momento de generar una nueva conciencia y mentalidad de lo que es una empresa en este siglo XXI, y dejemos en el pasado, donde deben estar, esos axiomas o paradigmas de una empresa como entidad solamente económica que proviene de los siglos XVIII y XIX, y que tanto daño causaron en el siglo XX y en la primera década de la actual centuria.

Ejemplos específicos de ello es terminar con el concepto de patrón y dueño único por su aportación económica; otro es también el sindicalismo de los trabajadores en su concepción de defensa, organismo que nació con razón por las atrocidades cometidas por los aportadores del capital principalmente en el siglo XIX, y uno más podría ser el ver al cliente como el mercado, convertido este último como la entelequia suprema y en prácticamente una religión que no considera a los seres humanos como tales, sino solamente como consumidores en el peor sentido del término.

En suma, convertir a la empresa en esa entidad que sea el medio para el mayor bienestar de la sociedad en términos económicos, profesionales y hasta sociales; que tiene como razón de existir, el ser socialmente responsable con todos los que participan en ella para su creación, operación y desarrollo, generando un bien o servicio para un cliente.

Seguiremos platicando …

12 de septiembre de 2011

La licencia social

En el artículo anterior (La empresa: una entidad social), se habló sobre las múltiples definiciones que ha tenido el concepto empresa desde por lo menos hace 200 años, y por lo tanto la ausencia de una definición común o universal del concepto; situación que en al menos en los pasados diez años parece estar cambiando, dándole actualmente un matiz social en el amplio sentido del término, que por supuesto incluye lo económico pero no se queda ahí.

Gran parte de la nueva concepción de empresa que puede decirse que está en gestación, considera la parte económica como un medio para lograr sus objetivos, y no un fin, y esos objetivos están dirigidos a cumplir un papel social, ya sea produciendo o distribuyendo un servicio o un producto que requiere la sociedad en general o una parte de ella.

Es en esta parte donde se considera otro aspecto que requiere mayor relevancia; la empresa no es “una entidad autista”, que busca para ella y solamente por ella, sino que requiere de la aprobación y apoyo de sus grupos de interés, ya sean proveedores, empleados y clientes.

Y para contar con dicho apoyo se habla ahora de un concepto que en lo personal me parece nuevo pero interesante, y es el de “licencia social”; este término por lo que he podido entender, significa que aún cumpliendo todos los requisitos legales para establecer una empresa, esta necesita al menos para sobrevivir, la aprobación de la sociedad, es decir, de una licencia social para operar.

Esta licencia social va desde el hecho de obtener proveedores, personas que quieran trabajar en ella, y finalmente pero igual de importante, que la sociedad quiera adquirir sus productos o servicios ofrecidos.

La población en la actualidad, o si quiere llamarse “los mercados”, se ha vuelto más consciente de los productos (servicios) elaborados por cualquier empresa, el cómo los produce, su comportamiento ecológico, y la forma como administra su capital humano; y esto ya decide en mucho si adquiere los bienes o servicios que ofrece cualquier organización.

Una considerable número de empresas saben de la existencia de este concepto, y buscan obtener dicha licencia a través de la llamada “mercadotecnia social”, término también relativamente nuevo; pero, y es aquí donde se aprovechan algunas empresas, utilizan esa mercadotecnia social como una máscara para ser aceptados y poder vender sus productos, cuando en realidad todo es para ocultar su irresponsabilidad social en el más amplio sentido.

Por lo anterior, esta licencia social, que siempre ha existido pero poca atención se le ha puesto en el pasado, ha venido adquiriendo mayor relevancia precisamente porque la sociedad cada vez más le pide a las empresas que cumplan su responsabilidad social.

Así, no se trata únicamente que una empresa produzca algo que requiere la sociedad, sino también, a qué precio y en qué condiciones lo ofrece, cuál su modelo de producción en términos ecológicos y de sustentabilidad, la manera como administra su capital humano, los sueldos que paga; e igualmente la forma como opera con sus proveedores.

Todos estos factores al menos, son lo que influyen y otorgan la licencia social, y el empresario del presente y mucho más el del futuro, no podrán ignorarlo o soslayarlo como lo vinieron haciendo los dueños y/o directivos de empresas durante al menos los pasados dos siglos.

El utilitarismo como tal que ha imperado en el mundo de los negocios, y con una visión de corto plazo, está empezando a ser modificado por otro concepto de empresa con fines sociales que tienen objetivos a mediano y largo plazo.

No pretendo ser ingenuo, este cambio de paradigma de terminar con el utilitarismo como la “máxima razón de ser”, apenas empieza, está avanzando lentamente, pero se mueve; y en términos de sobrevivencia y de sustentabilidad, las empresas del siglo XXI tendrán que encaminarse en este nuevo rumbo.

Seguiremos platicando ….

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29 de agosto de 2011

La empresa: una entidad social

La empresa, un concepto que nunca ha tenido una definición única y universal, se encuentra ahora nuevamente en un proceso en el que tal vez finalmente pueda tener una sola concepción para las generaciones futuras.

Desde mi época de estudiante universitario, de la cual ya pasaron algunas décadas, el concepto o definición de empresa siempre me resultó interesante, principalmente porque cualquier libro que tenía, o cualquier autor, daba su propia definición, y todas con una tendencia económica o monetaria.

Esa diversidad de ideas sobre lo que es una empresa, siempre me reflejó una falta de claridad en un concepto tan común, y que todo mundo usa como si todos entendieran lo mismo, y principalmente, muchos trabajamos en alguna, vivimos económicamente de ella, pasamos mucho tiempo en ella, hacemos nuestra vida social en ella, y no la sabemos definir de una manera única.

Y en respuesta a dicha interrogante, en diversa literatura reciente, me he encontrado con un concepto que me parece nuevo e interesante; el cual dice que la empresa como unidad solamente económica, está pasando a ser una entidad social, y las utilidades son el medio y no el fin de ella.

Esta idea que pareciera ser nueva, no lo es tanto si recordamos el pensamiento de Adam Smith y otros profesores de ética de aquella época, que no estaban de acuerdo con el pensamiento utilitarista que se gestó desde aquellos años y es el que finalmente ha dominado a la sociedad occidental en al menos los pasados 200 años.

Este utilitarismo se ha llevado a considerar además que debemos pensar en maximizarlo; en otras palabras, ganar la mayor cantidad de dinero posible; paradigma con plena vigencia en los dos últimos siglos.

Y que además es pensado en términos egoístas, esto es, que la empresa gané para sí lo máximo posible, sin considerar a los demás; es decir, ganar lo más sólo para los dueños; este es otro paradigma.

Pero la responsabilidad social, como lo mencionan algunos autores expertos en el tema, están expresando de manera enfática algo que aunque obvio, no se había manejado de esta manera, y es que la empresa no funciona sola de manera independiente, sino que opera y existe gracias y por sus grupo de interés.

En otras palabras, se nos ha inculcado que puede y debe operar en forma autista, pero realmente esto no es así, depende de sus proveedores, de su personal y de sus clientes para poder existir primero y sobrevivir después, y aún con todas las riquezas económicas, depende de los mencionados stakeholders, y es con ellos con quien tiene que cumplir su responsabilidad social.

En otras palabras, por el simple hecho de existir, la empresa tiene una responsabilidad social a pesar que quiera desatenderse de ella.

Y todo esto en relación a su definición qué significa entonces, pues que la empresa es al menos una entidad social, y que los recursos económicos son el medio para cumplir con la responsabilidad social adquirida desde el momento de su creación.

Pero seguiremos platicando de esto más adelante …

9 de agosto de 2011

La sustentabilidad contra el aquí y el ahora

Tal vez uno de los más grandes errores de la sociedad occidental ha sido crear el paradigma de vivir en el corto o cuando mucho mediano plazo, dejando el futuro como un aspecto del que no vale la pena preocuparse; así se pasó de una mentalidad de la edad media que vivía pensando en llegar al paraíso después de la muerte, al vivir en el aquí y en el ahora, sin importar sus consecuencias en el futuro.

Ha sido entonces un cambio de mentalidad extremista, del cual todos ahora somos víctimas y de alguna forma culpables de que se siga propagando este modelo de pensamiento. Ejemplo de lo anterior es la preocupación ecológica actual, preocupación que no tiene más de 30 años de haberse tomado en serio y por lo tanto ser incluida tanto en la agenda empresarial como en la agenda pública.

Algo similar ocurre con la sustentabilidad, término realmente nuevo en las agendas socioempresarial y pública, y que debió haber sido el paradigma clave de todos los desarrollos tecnológicos desde al menos hace 200 años, cuando se creó la máquina de vapor.

Y si bien es cierto que en las pasadas dos centurias se han logrado avances tecnológicos enormes que cada vez son más impresionantes, poco se ha tomado en cuenta en ellos el concepto de sustentabilidad.

Ahora se dice que estamos inmersos en otra revolución industrial por los avances técnicos logrados en los pasados diez años, y aunque esto sea cierto, se tiene que generar una revolución paradigmática que tenga como base la sustentabilidad, y así, todos los avances, ya sean tecnológicos o de cualquier tipo sean en función de dicho concepto.

Al respecto Peter Senge lo dice claramente: El término sustentabilidad requiere inherentemente que consideremos a los hijos, familias, comunidades, y negocios del futuro, y no sólo las necesidades de quienes habitan en el presente.

Y llevando más adelante la idea de Senge, esto no tiene que ser solamente en la parte tecnológica, sino también en la parte económica, y muestra clara de ello es la actual crisis financiera mundial que iniciara desde 2007 y que en su más reciente suceso está surgiendo en Estados Unidos y Europa, con sus graves consecuencias en el resto del mundo.

Los acontecimientos de esta segunda semana de agosto de 2011 en las bolsas de valores, son el resultado de la desconfianza generada por la incertidumbre de que no se paguen las enormes deudas que se contrajeron en los pasados años; enormes cantidades de dinero que quienes las pidieron y quienes las prestaron, pensaron solamente en su presente, y poco o nada consideraron el futuro, subestimándolo junto con todos sus riesgos.

En este caso por ejemplo, no se consideró la sustentabilidad en absoluto, se pensó en ganar mucho y de manera rápida, dejando a un lado todo lo que implicó la sustentabilidad de dichas operaciones financieras.

Y si bien está gran crisis económica ya tiene contemplado un futuro difícil para una gran parte de los países, puede ser también el momento idóneo para repensar como actuar en el presente para que estas crisis no se presenten en el futuro.

De no llevar a cabo una real y profunda revolución cultural y paradigmática, es muy probable que este tipo de crisis financieras recurrentes se vuelvan más frecuentes, y junto con ella las crisis de falta de agua, de contaminación y de producción de alimentos se mantengan de manera reiterada y persistente.

Afortunadamente una gran parte de la civilización ya ha tomado conciencia de lo anterior, y por medio de ONG´s y diversas asociaciones pugnan por un real y verdadero cambio, pero esto no se logrará hasta que los funcionarios públicos (cuando se conviertan en verdaderos políticos en el más amplio sentido del término), y los llamados “amos del universo”, quienes manejan los conglomerados empresariales a nivel global, actúen en forma consecuente, y adquieran una real responsabilidad social en el más amplio sentido del término, que incluye a la sustentabilidad como uno de sus aspectos principales, convirtiendo este término en uno de los paradigmas del siglo XXI.

Seguiremos platicando ….

28 de julio de 2011

La Sustentabilidad total ¿Una Utopía?

Si bien es muy positivo que a nivel global empresas, universidades y gobiernos estén desarrollando investigaciones y productos en términos de sustentabilidad, la realidad sin embargo señala que todavía falta mucho por hacer en aras de lograr una sociedad sustentable a escala mundial.

Y es que este objetivo de lograr una sociedad sustentable que puede parecer una utopía, implica modificar una estructura productiva e inclusive social que se remonta a varias centurias en el pasado, y que ahora estemos pagando la factura de modos de vida y de producción que se han asentado y reforzado en los pasados siglos.

Tal vez los filósofos de la Grecia del siglo V antes de Cristo en su inmensa sabiduría y reflexión, se percataron de lo finito que es el planeta a pesar de ser tan grande y rico en recursos, pero esa mentalidad se perdió y se olvidó en épocas posteriores.

Basta recordar la mentalidad existente previa al descubrimiento de América en 1492, cuando se tenían como paradigmas que el planeta era plano, y lo más importante en cuanto al tema de la sustentabilidad, la idea de que el ser humano era el rey de la creación, y que Dios había puesto todos los recursos en el mundo para que fueran a su servicio, y por lo tanto podría disponer de todos ellos de manera indiscriminada, pensando entonces que estos sería infinitos.

Por consiguiente, el planeta y el universo en general fueron obras de dios creadas para que el ser humano las disfrutara e hiciera con ellas lo que le plazca. Siendo en resumen este el gran paradigma que ha imperado prácticamente en el pasado milenio, principalmente en los grandes imperios que han dominado política, económica y comercialmente en el mundo.

Muy posiblemente en el pasado y aún en el presente existan comunidades de aborígenes en zonas muy aisladas de Asía, Australia, Africa y de Latinoamérica, que hayan tenido y tengan todavía una más clara conciencia ecológica, pero como no han sido las culturas dominantes, todo su saber y sobre todo esa conciencia se encuentra rezagada y devaluada por una mentalidad dominante de consumo y desecho considerada como superior y sinónimo de progreso.

Aclarando, no se trata de volver a vivir en cavernas o chozas, sino de precisamente aprovechar toda la ciencia y tecnologías desarrolladas para aprovechar de mejor manera todos los recursos naturales, y tener una clara conciencia de que ellos son limitados.

Así por ejemplo de que sirvió que un Alfred Nobel inventara la dinamita con un propósito determinado, si dicho invento ha sido utilizado para otras cosas, o un Einstein descubriera los secretos de la energía nuclear, si ellos han servido para crear bombas.

Dentro del terreno de las utopías, sería interesante mandar en una nave espacial a los dirigentes políticos mundiales, así como a los principales directivos de las empresas globales, y que vieran como lo han dicho muchos astronautas, la belleza del planeta, y al mismo tiempo su pequeñez en el vasto universo en que nos encontramos.

En suma, las generaciones actuales tenemos que erradicar la falsa idea de que los recursos son inagotables y desechables, y al mismo tiempo educarnos y educar a los jóvenes y niños con una mentalidad sustentable, ese es el gran reto de nuestro tiempo.

Seguiremos platicando …

22 de julio de 2011

Etica y más ética …

En una colaboración previa se mencionó una frase poco conocida de Adam Smith, la cual dice que es necesario “civilizar la civilización humana”, lo cual tendrá como consecuencia que se ponga en marcha la muy mencionada “mano invisible”. Y la pregunta es: ¿Qué hacemos como sociedad para civilizar y civilizarnos?

Más allá del ámbito estrictamente económico, de alguna manera se pone en marcha esa mano invisible a través de distintas leyes o instituciones, desde aspectos que pueden sonar muy sencillos como las reglas de tránsito; que sin haber un policía en cada esquina respetamos las reglas del semáforo; o bien puede ser nuestro comportamiento en un lugar público en donde si bien no hay reglas formales emitidas por alguna autoridad, tenemos una conducta adecuada que nos fue enseñada en casa o en la escuela, reglas o normas no escritas de “convivencia social”.

Estas normas no escritas y que ponemos en práctica, son de nueva cuenta esta “mano invisible” en acción. Pero: ¿Qué hace que funcione esta mano? La respuesta creo es la educación en cuanto a la convivencia social, y esa viene a ser la Etica, así con mayúsculas.

Una ética tanto en lo formal o institucional, como en la cotidianeidad; en el reconocimiento de nuestra vida en sociedad en el más amplio sentido del término. Me explico.

Tanto en México como en muchos países, desde la niñez en la escuela se dan clases de civismo, el cual se restringe o limita a conocer la Constitución política de un país, y se habla de derechos y obligaciones, lo cual está bien pero no considero sea suficiente. El que se aprendan de memoria dichos derechos y obligaciones no nos convierte en automático en buenos ciudadanos.

Por lo tanto se requiere explicar y hacerle comprender al alumno lo que significan esos derechos y obligaciones, que implican una responsabilidad social no para nuestra relación con gobierno, sino en relación a una mejor convivencia entre todos los miembros de la sociedad, tanto en la escuela, la calle, o en el hogar mismo.

Adicionalmente se requiere en el seno mismo de la familia poner en práctica la ética, el respeto y el reconocimiento de los demás, y que como personas todos debemos respetarnos, y tener conciencia de nuestra responsabilidad social, es decir, estar conscientes que tanto lo que se habla como lo que se hace, tiene una repercusión en el ámbito social en el que actuamos.

La enseñanza, aplicación y puesta en práctica de los valores de convivencia social y que no están escritos en ningún código, son posiblemente las bases para “civilizar a la civilización humana”, como lo dijera Adam Smith.

Por lo anterior, la Responsabilidad Social Empresarial debería ser una consecuencia de una profunda enseñanza de la ética o de los valores antes mencionados.

Hay que recordar, aunque suene obvio, que las empresas están conformadas y dirigidas por seres humanos, no son entidades autónomas gobernadas por alguna entelequia que busca su alimento solamente en las utilidades, siendo su fin último la maximización de estas.

Por lo tanto la Responsabilidad Social Empresarial, gubernamental y en cualquier otra organización humana, se podrá expandir y aplicar mejor, en la medida que sus miembros sean educados desde niños en la importancia de una mejor convivencia social, de tener conciencia de su actuación ética en el mayor de los sentidos.


Seguiremos platicando ….

13 de julio de 2011

Capitalismo y Etica

Recientemente escuché lo que para mí fue una nueva definición de Responsabilidad Social; la cual se dijo que es la pretensión de unir el capitalismo con la ética. Inmediatamente después oírla recordé al ya célebre Adam Smith.

Y lo recordé porque desde mi época de estudiante universitario, se me dijo que este personaje es conocido como el padre de la economía y del liberalismo económico (“padre del capitalismo”), sin embargo poco se dice que él no era empresario ni nada por el estilo, y que era de profesor de ética de profesión, y por lo tanto dado a la filosofía en el más elevado sentido del término.

Luego entonces, si el padre del capitalismo era profesor de ética; ¿Es posible inferir que él hablaba ya de alguna manera de la responsabilidad social; Aunque no lo hiciera en los términos actuales?

Sin ser experto en filosofía ni en ética o áreas relacionadas, a raíz de la crisis económica-financiera que iniciara hace unos años y todavía no termina, y que se habla mucho por lo tanto de la crisis del capitalismo, han aparecido voces señalando que esta crisis surgió precisamente porque no se han seguido los lineamientos del profesor Smith.

El ejemplo típico es la ya célebre “mano invisible”, concepto llevado a la metafísica y a la religiosidad extrema, algo que está fuera del alcance del ser humano; sin embargo, el concepto no es un principio sino una consecuencia de la acción propia del ser humano; es decir, palabras más palabras menos; Adam Smith decía que es preciso introducir dispositivos institucionales en favor del diseño de un mercado, que utilice los recursos y la fuerza de trabajo en forma apropiada; y en la medida que esto mejor se realice, “se propiciará la acción de una mano invisible”, que coadyuve de forma efectiva a “civilizar la civilización humana”.

En otras palabras, esta multimencionada “mano invisible”, no es una precondición de origen etéreo, religioso o algo similar que posibilite el funcionamiento óptimo de los mercados; sino más bien es una consecuencia de una organización adecuada de las instituciones, lo cual permitirá por lo tanto, que funcionen de forma ordenada y justa los mercados.

Su magna obra “La Riqueza de las Naciones”, surgió precisamente por la idea de terminar con el Estado tardofeudal, organizado institucionalmente que impedía el desarrollo de la libertad individual (de ahí el liberalismo), y buscaba entonces transformar ese Estado creando instituciones que propiciaran el desarrollo individual, pero bajo conceptos éticos.

Estaba en contra del mercantilismo, modelo que todavía impera en forma importante.

Estas dos ideas previamente señaladas (Estado tardofeudal y mercantilismo), creo que todavía funcionan con otros nombres en el mundo actual, y que son posiblemente en mucho, las causantes de la gran crisis financiero-económica de los últimos años.

En síntesis, considero que una de las ideas fundamentales de Smith era precisamente la vida social, siendo la economía parte de ella, y posiblemente en términos actuales la creación de una conciencia de Responsabilidad Social, ya que como se mencionó antes, su intención era crear los mecanismos para “civilizar a la sociedad humana”.

Seguiremos platicando ….

28 de junio de 2011

La responsabilidad de una real educación

Si bien cualquier organización tiene la responsabilidad de cumplir plenamente con las expectativas de sus clientes en función de lo que ofrece en el mercado, ya sea un bien o un servicio, este compromiso es posible que sea mayor (si es que puede medirse en cantidades), para las instituciones educativas, ya sean estas públicas o privadas.

Durante los meses de junio y julio, la publicidad de la oferta educativa se incrementa significativamente, pensando en el enorme número de estudiantes que inician un nuevo clico en septiembre.

En esta publicidad es común escuchar frases como el de “asegura tu futuro”, o bien otras más audaces en las que prácticamente certifican la posibilidad de obtener un empleo bien remunerado si se logra un título de tal o cual escuela, o se ingresa a determinada profesión.

Esta idea de querer vender un futuro que por definición es incierto seguramente raya en la irresponsabilidad, ya que nadie que sepa hasta ahora, le puede asegurar a nadie lo que sucederá en el futuro; en el mejor de los casos, lo que se puede ofrecer es una mayor probabilidad de lograr un mejor futuro económico, pero en esto se tiene que tener mucho cuidado en lo que se ofrece, y me sirve para hablar de un punto que tal vez sea igual o más importante que lo mencionado hasta ahora.

Y ese punto es el referente a la profesión universitaria a estudiar, es decir, el prácticamente asegurarle a alguien que al estudiar una serie de materias se obtiene un título, y con él ya tiene las calificaciones necesarias para desempeñarse en forma plena en tal profesión.

En este sentido hay dos aspectos que señalar: uno es que la profesión a estudiar no se adquiere solamente por el pasar las materias, pero más importante todavía es la calidad de la enseñanza recibida en dichas materias cursadas.

Por experiencia he podido constatar que existen muchos ingenieros o contadores porque les dieron el título, pero su preparación y formación profesional desafortunadamente deja mucho que desear.

Muchas escuelas que se conocen con el peyorativo mote de “patito”, dan con una facilidad pasmosa títulos universitarios, haciéndole creer al recién titulado que ya es un profesional en toda la extensión de la palabra, y que por ello no tendrá mayor problema para conseguir un empleo bien remunerado.

Esto sabemos muchos que está muy alejado de la realidad, y sin embargo es algo que vemos todos los días.

En la búsqueda de lucrar y ganar dinero rápido y fácilmente, existe poca ética en estas instituciones que desafortunadamente proliferan en muchas ciudades, siendo en realidad un fraude que juega con las expectativas de alguien, cobrándole en el presente.

Y como se sucede en muchos aspectos, no es algo que se pueda arreglar haciendo más leyes, sino más bien fomentando una responsabilidad social en toda la sociedad (valga la redundancia), que castigue a estas pseudoescuelas no inscribiendo a sus jóvenes en ellas.

Se requiere una educación que inculque realmente los conocimientos entre los estudiantes, y que tales conocimientos los transformen en verdaderos profesionales en el más amplio sentido del término.

Y esta profesionalización que es un proceso continuo, es un medio para mejorar su nivel y calidad de vida, y no una llave para volverse millonario de manera instantánea.

Seguiremos platicando ….

11 de junio de 2011

Una Responsabilidad Social más que empresarial

Aunque pueda sonar exagerado, es posible que la Responsabilidad Social que se requiere actualmente tenga que aplicarse mucho más allá del ámbito empresarial, y sea necesario convertirla en el paradigma de la sociedad en al menos en estas primeras décadas del siglo XXI.

En México país, y principalmente en su zona norte, actualmente se está viviendo una escalada de violencia sin precedente al menos en las dos últimas generaciones; mucho se habla que es por la lucha contra los grupos de narcos, además de la guerra entre ellos por territorios.

Sin embargo, cualquiera que sea, el caso es que en esta violencia los grupos de narcos están utilizando a jóvenes de bajos recursos como mercenarios que rondan mayoritariamente entre los 18 y 30 años; jóvenes sí que tienen como motivación principal para involucrarse en estas actividades, la obtención de ingentes cantidades de dinero sin importar el elevado riesgo de morir. Al respecto, hace poco escuche que uno de sus lemas con el que se justifican dice que: “Prefiero vivir cinco años como rey, que vivir 50 años como buey”. Haciendo referencia a la forma de vida que han tenido sus padres, laborando sin parar y sin poder mejorar sustancialmente su forma de vida.

Ante esta mentalidad claramente cortoplacista y que muestra a las claras el que dichos jóvenes no perciben ningún futuro para ellos, es realmente dramático el percibir esta forma de pensar en esta generación que no encuentra una mejor alternativa de vida; vivir el presente lo mejor que se pueda porque no hay un futuro alcanzable ni posible.

Ahora bien, de ser cierto lo antes mencionado surgen las siguientes preguntas: ¿Qué ha hecho u omitido la generación adulta para que este sea el mundo concebible para estos jóvenes? ¿Qué valores o antivalores se han transmitido de manera consciente o inconsciente para que aflore con tal fuerza y magnitud dicha mentalidad en esta inmensa cantidad de jóvenes que no les importa morir ahora?

Con ellos es claro que el valor del dinero como fuente de felicidad y poder en el aquí y ahora lo es todo, y todo lo demás como la perseverancia y el esfuerzo no tienen ningún sentido.

Tal vez ellos sean el resultado de una sociedad que no ha permitido la mejora sostenible de una generación que en los pasados cuarenta años no pudo mejorar realmente su nivel de vida.

O es posible también que sean el producto de unos medios de comunicación que a través de diversas series de televisión magnifiquen a quienes por métodos violentos y poco éticos, se convierten en los líderes e imágenes a seguir; en detrimento de aquellos que siguen los causes de la honradez y el trabajo continuo respetando a los demás en su ámbito escolar, laboral y social en general.

No tengo respuestas plenas a los cuestionamientos antes mencionados; sin embargo pensando a futuro, posiblemente como sociedad tengamos como una de nuestras principales Responsabilidades Sociales, el generar y fomentar una sociedad que cultive y enaltezca los valores de convivencia y respeto, premiando el esfuerzo y el trabajo honesto, y no considerar el dinero como el máximo valor y como último fin para cualquier ser humano.

En abono a lo anterior, baste considerar que una ciudad o sociedad en general, es más segura no por la cantidad de policías existentes, sino por el fomento de incentivos positivos y la creación de mecanismos socioeconómicos que permiten la instrumentación real de dichos incentivos, los países nórdicos como Suecia y Finlandia son un claro ejemplo de ello.

Tal vez pueda sonar utópico lo anterior, pero la historia nos habla de personajes que pueden ser tomados como ejemplos, hablo desde un Gandhi, o un Martin Luther King, que sin fomentar la violencia lograron sus metas.

En cualquier caso, de no hacer nada, la actual llamada narcoviolencia será solamente el primer paso para llegar a una sociedad donde impere la llamada ley de la selva, algo que ya vemos desafortunadamente en Ciudad Juárez o en Caracas.

Seguiremos platicando …

26 de mayo de 2011

Una economía con rostro humano

Parece que la profundidad y extensión de la crisis financiera-económica que empezó en 2007 y todavía no termina totalmente, ha provocado un impacto tal, que no solamente está siendo afectado el campo financiero y por consiguiente económico, sino que además está influyendo en otros aspectos como el social y humano.

En realidad, no sé que tanto concuerden mi visión con la verdadera realidad, pero el caso es que últimamente veo documentos y declaraciones tanto de organizaciones como de personas del Banco Mundial o de la Organización de Países de Desarrollo Económico (OCDE), que hablan de la importancia y atención del desarrollo humano, y de Calidad de Vida, aspectos que consideran son de suma importancia y que fueron muy afectados por la ya mencionada crisis.

Previamente se encontraban estudios o documentos que hablaban solamente de indicadores económicos y financieros, y de lo que opinaban los mercados, entelequia que ha sido usada como justificante para mucha de las decisiones de funcionarios públicos o directivos de empresas.

Ahora lo que cada vez está tomando mayor importancia tanto por funcionarios públicos y privados es el ser humano; como que se está dando una especie de apretón a la atención del mencionado ser humano, y con ello también una mayor atención a la Sustentabilidad.

En perspectiva, tal vez sea importante considerar que si bien siempre han existido crisis, la que comenzó en 2007 sea una de esas que tienen una afectación en múltiples aspectos, y que por la actual globalización, su efecto llega más rápido y fuerte a todos los países.

De ser cierta la hipótesis anterior, creo que en el futuro se podrá hablar de un antes y un después de la crisis del 2007; de la mentalidad y forma de operar de organizaciones privadas y gobiernos, antes pensando solamente en cifras e indicadores económicos, pensando que el ser humano se sujetaría a ellos.

Tal vez antes del 2007 nadie hubiera pensado que se realizarían manifestaciones de la sociedad civil como las que se presentaron en España el pasado 15 de mayo y días posteriores, al igual que otras en diversos países europeos que si bien fueron menores en días y participantes, si son igualmente importantes en cuanto a la participación de la sociedad civil en la más pura acepción del término.

Ante esta mayor y auténtica participación de la sociedad, y la aparición de estas publicaciones de organismos como el Banco Mundial que consideran al ser humano como un ente vital, es posible pensar, sin atreverme en asegurarlo, que nos encontramos en el umbral de una época en donde los paradigmas que han movido al mundo en al menos en los últimos 30 años antes del 2007, y se creyeron que fueron la panacea, se están comenzando a sustituir por otros con rostro humano.

Y estos con rostro humano están interrelacionados con todo lo que se refiere a la sustentabilidad; así es posible pensar que en esta segunda década del siglo XXI, se establezcan los cimientos de una nueva forma de pensar, teniendo a la Responsabilidad Social en el más amplio sentido del término, y junto con ella a la Sustentabilidad. En suma, manejar una economía con rostro humano.

De no cambiar nada y dejarlo todo como un gatopardismo, significará que no se ha aprendido nada de lo sucedido al menos en el lapso 2007-2011.

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18 de mayo de 2011

El cuestionamiento de los microcréditos

En los últimos meses se ha venido gestando un movimiento, por llamarlo de alguna manera, que está cuestionando las denominadas bondades de este modelo de financiamiento; los microcréditos, llegando algunos a declarar que es una forma más para aprovecharse de quienes no tienen acceso a la llamada banca tradicional.

El punto de inflexión fue el penoso caso de suicidio de un habitante de la India en el pasado 2010, que recurrió a tal extremo al verse impedido para pagar el crédito previamente obtenido, y estar o sentirse fuertemente acosado por la empresa otorgante del mencionado préstamo.

Desde entonces, el hecho se ha convertido en punto de referencia en cuanto al papel de las llamadas microfinancieras; de si realmente están cumpliendo una función social, incluso el célebre y paradigmático Grameen Bank de Muhammad Yunus está también siendo revisado en cuanto a su papel realmente como un apoyo crediticio, o bien, sea un mecanismo para la obtención de ganancias a través de elevadas tasas de interés.

Buscando ver todo esto en perspectiva, y sin pretender generalizar de manera drástica, es posible pensar que este instrumento del microcrédito, como muchos otros creados por el ser humano, no es malo o bueno en sí mismo, sino que está sujeto a los fines y propósitos de quienes lo utilizan.

En el Tercer Congreso Nacional de Microcréditos, realizado en la Ciudad de México en la segunda semana de mayo, se mencionó con respecto a este problema de la India y otros tantos en cuanto a los problemas suscitados por el pago del crédito, que la mejor lección es las instituciones financieras laboren con responsabilidad, más allá si son con vocación social o comercial; por lo que deben operar de manera responsable, y no olvidarse del bienestar de sus clientes.

Se dijo también que “la lección de la India” es que al tener una visión a corto plazo, algunas microfinancieras con el afán de crecer buscaron ganar clientes sin saber si tenían capacidad de endeudamiento.

En otro escenario, un investigador español dijo que no toda la población son “Bill Gates en potencia” o empresario; por lo que al facilitarles la obtención de un crédito no necesariamente saldrán de la pobreza, ni mucho menos de una manera rápida y holgada.

Creo que con lo dicho hasta ahora se pueden obtener algunas conclusiones aunque sean provisionales; una es que no todo el mundo tiene el potencial de ser empresario, o bien, si lo tiene es posible que requiera otros recursos previos o paralelos al crédito como la educación, y desarrollar una mentalidad y forma de operar con una visión a largo plazo, y no un mecanismo para ganar dinero rápidamente.

En cuanto a las microfinancieras, si tienen de forma explícita un objetivo social como el caso del banco de Yunus, refrendarlo de manera diaria a través de la forma de otorgar y recuperar el crédito. Y además ya sea que se otorgue el crédito con propósitos sociales o plenamente comerciales, debe de haber una planeación a largo plazo.

No hay que olvidar que una de las causas principales de la crisis financiera que comenzó en 2007, fue precisamente por ese afán de querer ganar mucho dinero en forma rápida, lo que dio como resultado el otorgamiento de los ya célebres créditos que empezaron a incumplirse en ese año mencionado.

En ambos casos la lección fue la misma, la avaricia y la falta de una responsabilidad tanto social como empresarial, pueden decirse que fueron las causas raíz de las problemáticas actuales, tanto en el mundo financiero mundial, como en el mundo de los microcréditos.

Por todo lo anterior, es necesaria una verdadera y profunda responsabilidad social en el sector financiero primordialmente, y lograr lo imposible: que el dinero se convierta en lo que debería ser; un medio para lograr el bienestar, y no buscar su acumulación y crecimiento como único fin. ¿Una quimera?

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6 de mayo de 2011

Responsabilidad Social y las Pymes

De diversas maneras se manifiesta de manera extensa que la Responsabilidad Social se aplica y se debe aplicar en las grandes empresas, sin embargo, muchos exceptúan de ella a las llamadas Pymes (medianas y pequeñas), argumentando que por su perfil y características, no tienen la capacidad de poderla aplicar.

A este debate pretendo unirme diciendo inicialmente que es precisamente en esas Pymes es donde se requiere con mayor fuerza la Responsabilidad Social, tanto por su número por ser la mayor cantidad de empresas en cualquier sociedad, e igualmente importante, que este modelo de gestión no es exclusivo para organizaciones de determinado tamaño.

Al igual que sucede con cualquier legislación fiscal o ecológica, todas las empresas sin importar su tamaño tienen que cumplirlas; y lo mismo sucede con los diversos modelos de gestión empresarial; el célebre pensador Peter Drucker nunca hizo una distinción entre grandes y pequeñas en sus análisis y reflexiones sobre el llamado managment, aunque sí distinguió la manera de operar según el perfil en las dimensiones de las organizaciones.

Y al igual que sucede con las grandes, las Pymes son dirigidas y administradas por personas que como tales, tienen aunque no lo reconozcan abiertamente una responsabilidad social tanto como individuos, y en su papel de directivo de alguna organización sin importar su tamaño.

Por lo tanto en cualquier caso, es buscar las formas, medios o mecanismos para que la Responsabilidad Social Empresarial, sea puesta en práctica por las Pymes de acuerdo a su tamaño y perfil.

Así por ejemplo, ya sea que se tenga una empresa de solamente cinco empleados, o una de diez mil, se debe buscar darles a dichos empleados un trato digno que además de cumplir con lo establecido en las diversas legislaciones laborales, la empresa busque el crear un ambiente de trabajo sano, positivo y alentador; un espacio de trabajo que sea motivante para el desarrollo profesional y personal.

Lo anterior no va relacionado con el aspecto económico necesariamente, ya que no se trata solamente de pagar más, sino de generar un ambiente de trabajo en donde el personal se sienta tratado como persona y motivado para desarrollarse profesionalmente.

El pequeño emprendedor o microempresario requiere considerar que por muy bueno que sea su modelo de negocio en términos económicos, tiene que ayudarse de terceras personas, ya sea solamente una o diez o veinte más; y en la medida que esas personas estén en una organización que los reconoce como tales, es casi seguro que pondrán lo mejor de su parte.

Hay que recordar que “no sólo de pan vive el hombre” dice una máxima, es decir, no es únicamente el dinero el recurso clave para el bienestar del personal, sino la atmósfera de trabajo y las posibilidades de desarrollo.

En suma, una de las grandes tareas es el promover la Responsabilidad Social en las Pymes, que la sientan los medianos y pequeños empresarios como un modelo de gestión cercano a ellos y por ende a su organización, que no es exclusiva de las grandes, y que ellos tan sólo por su número, pueden hacer que la sociedad la sienta a ella más cercana, que no es solamente, para los “grandes iniciados”, sino un modelo de gestión y tal vez un modelo de vida más acorde a lo que requiere la sociedad en general.

Seguiremos platicando

26 de abril de 2011

La escuela; el más importante centro social

Siguiendo con la idea antes ya planteada sobre la necesidad de fomentar la ética y la responsabilidad social en las jóvenes generaciones, después de estarle dando vueltas estoy más convencido que la escuela es el gran centro que se puede tomar como punto de partida para crear una verdadera y real sociedad.

Pero al hablar de escuela, no me refiero a ella en la manera convencional como la vemos siempre, el lugar donde los niños/jóvenes van a escuchar y en el mejor de los casos a obtener más conocimiento.

Hablo en este caso de la escuela como un centro social en el más amplio sentido del término, es decir, la escuela debe de ser para los estudiantes un lugar donde aprendan a convivir con otros tantos jóvenes, y no solamente un lugar a donde acuden de forma aislada para un proceso de enseñanza-aprendizaje.

Tan solo en este aspecto estrictamente educativo se insiste cada vez más en fomentar el trabajo en equipo, el que los alumnos realicen proyectos en conjunto, lo cual es bueno, y la experiencia de Japón en este sentido es claramente notable y ejemplar.

Pero esto no debe quedar nada más ahí, la convivencia va más allá, debe ir en el sentido social más preciso del término, en el conocimiento y reconocimiento de la existencia del otro, no como compañero o condiscípulo nada más, sino como ser humano igual que uno mismo.

Y este reconocimiento no debe quedar solamente a nivel de los alumnos, sino también en igual forma con las familias, convirtiendo a la escuela no en un grupo de familias, sino en una gran familia, una comunidad social donde se convive en forma diaria, y de la que todos somos responsables, y no solamente los maestros, el director, o la junta de padres de familia si es que esta última existe.

En este último sentido la escuela no es solamente de los alumnos, sino además de todas las familias que en ella participan; no creo que haya otra institución social más apropiada que una escuela que además de ser un centro educativo para los niños y jóvenes para el conocimiento de la ciencias, es también un lugar para educarse en el sentido cívico, en el vivir en una comunidad y aprender sus valores, tanto para los educandos como para la familia completa.

Al respecto, hace unos años tuve la experiencia en la escuela primaria donde estuvieron mis hijos, de que cada mes se realizaba una recolección de periódicos, y se fomentaba a través de la competencia, es decir, se le daba un premio al grupo que más periódicos llevara.

Ante ello, propuse que en lugar de fomentar la competencia intergrupos que propiciaba la rivalidad interna, compitiera la escuela en conjunto contra ella misma, es decir, buscar que en la próxima recolección global de todos los grupos, se intentara juntar más que la recolección total que la ocasión anterior.

Esta propuesta la pensé con la intención de fomentar el sentido social y de comunidad, en lugar de la rivalidad; sin embargo, al realizarse el experimento conforme la multimencionada propuesta, este resultó ser un fracaso ya que fue mínima la cantidad de papel recolectado.

Mucho se dijo que el resultado obtenido fue por la forma como se promovió el experimento; la realidad nunca la sabré, pero en cualquier caso sí creo que sea posible fomentar ese sentido de comunidad, y consecuentemente esa responsabilidad social buscada.

Es cierto que no es fácil, pero tampoco es imposible, tal vez la base de todo sea la actitud y el interés para convertirnos en una real y verdadera sociedad; que la escuela no sea solamente un lugar de enseñanza-aprendizaje para los niños y jóvenes; y en general, no ser solamente un grupo de seres humanos convertido en un conjunto de ciudadanos en el sentido jurídico del término.

Seguiremos platicando …

Incluyo al blog un video realizado en el 2009 en España llamado "No a la Venta", sobre Responsabilidad Social, Sustentabilidad y Globalización

12 de abril de 2011

Una lección de Responsabilidad Social de Japón

Hay por ahí un refrán que dice: “Cuando tienes un martillo todo lo ves como si fueran clavos”; y esto lo digo porque dentro de la desgracia que han estado viviendo los japoneses en el mes ya cumplido del gran terremoto y consiguiente tsunami, han mostrado una real y verdadera conciencia de lo que significa la responsabilidad social.

Este ancestral pueblo oriental le ha dado al mundo una real enseñanza de valores éticos y de conciencia social.

Además de las grandes destrucciones físicas y el gran problema de la central nuclear, los diversos medios de comunicación no han podido aunque quisieran, soslayar el comportamiento de prácticamente toda la población; no se sabe de problemas de saqueo, de vandalismo, de robo, y si por el contrario un comportamiento ordenado y educado tanto en los primeros momentos y días posteriores al gran terremoto, como ahora, un mes después del grave acontecimiento.

Eventos sacados como de algún libro de ficción, como el hecho que el director principal de la empresa que opera la central nuclear, está pidiendo perdón por todos los problemas que ha generado este complejo generador de energía; ¿cuándo nos hemos enterado que el director de alguna empresa se disculpe ante la sociedad por sus fallas o errores cometidos?

Aún pensando que dicha disculpa solamente sea un acto de imagen y relaciones públicas, no deja de ser notable, en el sentido de la importancia que esto significa dentro de la propia cultura japonesa.

Por diversas declaraciones mostradas en los mismos medios de comunicación, la población, consciente de la gravedad de la situación y lo difícil, tardado y costoso que será la limpieza y reconstrucción de toda la zona afectada, se comporta adecuadamente dentro de las restricciones y limitaciones existentes; y lo más importante, tiene confianza que las autoridades están haciendo lo más conveniente para solucionar los graves problemas existentes.

En suma, valores éticos, conciencia social y confianza en la actuación de los dirigentes del gobierno, son aspectos que son muy difíciles de encontrar en otras culturas.

Recordemos los eventos del sismo de la Ciudad de México en 1985, o el gran terremoto de Nicaragua, o bien otros grandes desastres naturales de centro y Sudamérica, en ninguno de ellos se percibió un comportamiento semejante al que nos han estado mostrando los japoneses en el pasado mes recién transcurrido.

Y si bien las lecciones que se pueden aprender de las afectaciones a las plantas nucleares son importantes para el resto del mundo, e inclusive algunos gobiernos como los alemanes ya han tomado decisiones sobre lo que harán con sus propias plantas; considero que son al menos si no es que más importantes, las lecciones que se pueden aprender de la cultura japonesa.

Lecciones que si bien no pueden aprenderse de golpe en una sola generación, si pueden empezar a ser implantadas desde ahora en las nuevas generaciones. Aspectos que van desde el civismo mismo, tener conciencia social en el sentido de que toda la sociedad depende de sí misma, y por lo tanto tiene que ayudarse y apoyarse en el más amplio sentido.

Por lo tanto, tenemos mucho que aprender como sociedad.

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6 de abril de 2011

Todos somos “viernes” de todos

A manera de una gota de agua continua que finalmente rompe la gran roca, de igual manera la Responsabilidad Social sigue siendo cada vez más un factor clave en la gestión de las empresas, aunque hay que reconocer que en algunos países su avance es más rápido en términos comparativos.

Y si bien su avance es positivo si consideramos que tan sólo hace 20 años era algo prácticamente desconocido en todo el mundo, todavía falta mucho por hacer para que sea plenamente considerada y aceptada por la sociedad en general, y por el sector productivo particularmente.

Desde esta perspectiva, creo que ahora la gran responsabilidad de las generaciones adultas o mayores, es el educar y formar a las generaciones jóvenes o de estudiantes en este nuevo paradigma de lo que se requiere que sean las nuevas empresas, en donde el propósito único no sea solamente el de ganar dinero como ha sido primordialmente en los últimos 200 años.

Pero esta forma diferente de educar no se refiere a las cuestiones técnicas de ingeniería financiera o de producción, ni mucho menos en aspectos de ventas o mercadotecnia. Sino en el papel de la empresa para y con el ser humano en general.

¿Qué debe ser y significar la empresa para la sociedad en general, para sus clientes, sus proveedores, y primordialmente para quienes laboran en ella?

Debe ser el pensar en el ser humano como tal, y no como un recurso al que se le ve como parte de la materia prima de un producto terminado.

Pensar en el ser humano como el “otro ser humano igual que uno mismo”, ya sea un empleado, cliente, proveedor, o el miembro de la comunidad vecina a la empresa.

Esto significa entonces en dar una formación Etica en el más amplio y profundo sentido del término; ya que no es posible de hablar de aspectos sociales sino lleva implícito el aspecto humano.

Reflexionando un poco, todos los seres humanos hemos sido clasificados en términos puramente económicos: consumidores, ahorradores, inversionistas, deudores, acreedores, empresarios, trabajadores, clientes y proveedores; pero se ha olvidado que todos estos son papeles o representaciones a manera de un gran teatro en un escenario económico; y este escenario económico es tan solo una parte de la sociedad en general, y que esta se conforma por seres humanos.

Esta ETICA (así con mayúsculas), es percatarse de nuestra humanidad, y que es lo que da sentido a nuestra condición de seres humanos.

Quien lo explica en forma excelente es Fernando Savater en su libro “Etica para Amador”, en el cual en el capítulo 7 explica el encuentro de Robinson Crusoe con el personaje llamado “viernes”: …el percatarse de la existencia de otro ser humano, Robinson tiene que empezar a vivir humanamente, es decir, entre otros seres humanos; y es en este momento cuando se considera la importancia de la Etica, a la cual le interesa como vivir bien la vida humana entre seres humanos.

Creo que ya es momento de percatarse al igual que lo hizo Robinson Crusoe, de la existencia de muchos “viernes”, y por lo tanto vivir bien la vida humana.

Esto es en lo que se debe educar a las nuevas generaciones, pensar “en el otro”, “en los demás”, y eso repercutirá en todas las actividades, ya sean deportivas, productivas y económicas.

Y considero que este puede ser la mejor herencia y legado para las nuevas generaciones, y por lo tanto el gran reto de los actuales adultos, el cambiar nuestra añeja manera de pensar en la que fuimos educados y formados, y darnos cuenta de nuestra humanidad; creo eso puede ser la mejor forma de hablar de la real y verdadera Responsabilidad Social, la responsabilidad con los otros seres humanos.

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23 de marzo de 2011

La importancia del agua protagoniza la agenda sostenible del siglo XXI

A propósito que el pasado 22 de marzo se celebró el “Día mundial del Agua”, es necesario por enésima vez el insistir en la importancia en el cuidado de este vital líquido que es prioritario para la sobrevivencia de una gran parte de la vida en este planeta.

Creo que vale la pena considerar que hasta hace apenas unas cuantas décadas, había realmente poca conciencia sobre su cuidado y atención, y no quiero decir que con esto actualmente ya haya una plena conciencia, pero sí al menos ya existe un día para “recordarnos la importancia del agua”.

Además diversas instancias tanto a nivel nacional como internacional, están definiendo normas y estándares para calificar el uso y el manejo del agua dentro de las empresas, y con ello otorgar certificados a manera de la Normas ISO, y con ello forzar u obligar de alguna manera el que se cuide y administre mejor dentro de los procesos productivos.

Hace ya un buen número de años alguien me dijo que la tercera guerra mundial sería por el agua, y si bien en su momento no le di importancia, lo recordé al leer las conclusiones del VI World Water Forum celebrado en Marsella, las cuales señalan que el agua multiplicará su “papel” como fuente de conflictos en el futuro escenario global. Y en el mismo evento Ben Braga, vicepresidente del Consejo Mundial del Agua, mencionó que “los ríos y lagos de agua dulce compartidos por dos o más países serán las zonas más amenazadas. Así lo que parecía como una historia futurista de ficción, ya puede ser una realidad muy probable.

Estas nuevas normas y parámetros antes mencionados si bien son positivos, creo que puede serlo mucho más si esta administración y cuidado comienza a título personal en la casa y vida de cada uno de los seres humanos; y principalmente dentro de aquellas ciudades o países que tienen muy fácil acceso a ella, como el solamente abrir la llave en la cocina o el baño.

El despilfarro del agua es más notorio dentro de los países del mundo desarrollado, en donde se ha acostumbrado a considerar que el agua de calidad es prácticamente gratis. Nada más lejos de la realidad, tanto más cuanto que el evidente y parece que inexorable cambio climático, puede convertir en zonas desérticas a regiones que en un pasado no muy lejano fueron vergeles.

Y en México y otros tantos países el costo del agua se ha manejado a costos bajos principalmente por razones políticas, y se ha descuidado notoriamente una educación en cuanto al cuidado y buen uso del agua. Y si bien es cierto que ahora se ven campañas por diversos medios audiovisuales, todavía falta mucho por hacer para tomar una real y verdadera conciencia en cuanto a su manejo.

Tal vez sea posible considerar que la verdadera y real sustentabilidad comienza por los dos elementos básicos para la sobrevivencia, un aire limpio de contaminación y el cuidado del agua. Recursos que por mucho tiempo se pensaron que eran inagotables, pero que la realidad ya nos muestra que su existencia es finita y por lo tanto hay que cuidarla.

Seguiremos platicando …

9 de marzo de 2011

¿Cuáles son los incentivos para fomentar la Responsabilidad Social?

La Responsabilidad Social y la sustentabilidad quedarán en buenos deseos e intenciones si no se generan los incentivos adecuados en el aquí y en el ahora, y no pensando solo en el largo plazo; ya que como diría Keynes, en el largo plazo todos estaremos muertos.

En mucha de la información que se encuentra sobre supuestas actividades de responsabilidad social, lo que hay en el mejor de los casos es filantropía, o bien mucha mercadotecnia social, la cual desvirtúa y corrompe el verdadero enfoque de la responsabilidad social, haciendo que el gran público lo veo como un movimiento de moda, sin entender realmente su significado y trascendencia.

Y en estos ambos casos, la filantropía y la mercadotecnia social tienen incentivos muy claramente definidos aunque diferentes; la primera en el mejor de los casos es ayudar en algo específico buscando un reconocimiento social a la persona o la empresa que la desarrolla; la mercadotecnia social en cambio busca mejorar la imagen de algún producto y por lo tanto incrementar las ventas del mismo.

Pero hasta donde entiendo, la Responsabilidad Social se preocupa primero por mirar hacia dentro de sí misma, y como consecuencia su impacto directo e indirecto a la sociedad en general. Y en este sentido por ejemplo, por muy filantrópico que sea el dueño de la empresa, o su producto con buena imagen. ¿Qué tanto se preocupa por el bienestar económico y social de su personal?

A esa pregunta le agrego otras más específicas: ¿qué tan bien paga al personal en relación al mercado? ¿Qué tipo de prestaciones existen? ¿Cuánto participa el personal en la toma de decisiones? ¿Existe la posibilidad de desarrollo profesional?

Para todas estas cuestiones, cuáles son los estímulos para el empresario, ¿qué incentivos de tipo económico tiene creados para lograr un ambiente organizacional sano y positivo?

Todos los seres humanos nos movemos en función de incentivos, y si bien algunos pueden tenerlos de tipo espiritual, la realidad es que hay otros que son prácticamente universales y que todos los podemos entender y los buscamos, y en estos últimos entran los económicos; pero considerando que los económicos son también parte de los sociales.

Un ejemplo de lo anterior son las ideas de Muhammad Yunus y Amartya Sen, ambos son economistas, pero tienen una visión mucho más amplia y profunda del concepto, viéndolo como un medio y no como un fin en sí mismo.

Y es aquí donde las políticas públicas como causa y efecto del sentir de la sociedad, deben generar y fomentar la responsabilidad social y la sustentabilidad; que tengan un sentido en las empresas, y no solamente sean bonitas y buenas palabras pero que no lleguen a concretarse en la empresa misma.

Las organizaciones empresariales deben tener o buscar los incentivos adecuados con sus agremiados si realmente quieren fomentar y difundir estos conceptos, y hacerlo en conjunto con los gobiernos.

Hay un refrán por ahí que dice: “El camino al infierno está lleno de buenas intenciones”, y si esto es así, seguramente será porque no existieron los incentivos adecuados para que dichas intenciones se realizaran.

De la misma manera, la Responsabilidad Social y la Sustentabilidad corren el riesgo de quedar en intenciones; por lo tanto, si como sociedad en conjunto integrada por la sociedad civil, sectores productivos y gobierno, no diseñan, desarrollan y ponen en práctica los incentivos adecuados en el ahora, para que desde ahora mismo sean una realidad, estaremos pensando solo en el futuro sin hacer nada en el presente.

Seguiremos platicando ….

1 de marzo de 2011

Ciudadano-Consumidor

En términos generales cualquier sociedad tiene claramente definidos a los diferentes grupos de poder, sean estos económicos o políticos principalmente en cualquiera de sus denominaciones, ya sea gobierno, grupos empresariales, sindicatos de obreros o empresariales. Y al resto de la población de la población se le llama en el mejor de los casos sociedad civil y nada más.

En el ámbito de la responsabilidad social se les llama stakeholders en inglés, y en español grupos o comunidades de interés, lo cual no está mal, y es un buen principio para definir en forma más precisa y clara a todo ese grupo de seres humanos que tienen al menos un interés común.

En el ámbito económico la definición para esa sociedad en general se le conoce como consumidores, término que dentro del mundo que se ha construido se ha llevado al extremo, es decir, toda la población tiene como propósito básico y último también el consumir, concepto que encierra la razón de vida y que proporciona la felicidad extrema.

Lo anterior significa entonces que mientras más consuma una persona, se convierte en más humano, y es más feliz en el más amplio sentido del término.

Como una respuesta a este modelo mencionado, hay un término que recientemente se ha visto con mayor frecuencia en la literatura dedicada a la responsabilidad social y a la sustentabilidad, y que es el de “Ciudadano-Consumidor”.

Aunque a simple vista pueda parecer solamente un juego de palabras y muchos quieran únicamente verlo así, puede en potencia convertirse en una nueva visión de esa sociedad civil en general que antes se mencionó.

En otras palabras, dicha sociedad civil no está integrada únicamente por consumidores, pero estos antes de ser individuos que adquieren cosas en un mercado, son ciudadanos, es decir personas en su sentido jurídico y que como tales valen por sí mismos, y tienen una identidad definida. Y además pueden ser ciudadanos sin ser necesariamente consumidores.

Bajo el pensamiento dominante del mercado, la sociedad ha sido reducida a consumidores y nada más, y por lo tanto su único fin es el consumo y nada más.

Este concepto de Ciudadano-Consumidor puede ser el disparador de una nueva mentalidad, que considera a la sociedad como un grupo definido y no solo una masa sin forma integrada por individuos.

Este ciudadano tiene derechos ante el estado, y este último tiene la obligación de proporcionárselos; derechos como el obtener seguridad en el más sentido del término, incluyendo la salud o el trabajo por mencionar solo algunos.

Por lo tanto, es posible considerar como una de los postulados básicos de la responsabilidad social, reconocer a la persona como ciudadano con todas sus características, y dejar a cada uno de ellos decidir su papel como consumidores.

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19 de febrero de 2011

El apoyo a la Base Social

Una frase que cada día adquiere más presencia en el mundo de los negocios es, que los apoyos a las organizaciones sociales le otorgan mayor valor económico a las empresas.

Esto lo menciono porque en días pasados tuve la oportunidad de asistir a una presentación de varias empresas que son participantes de lo que se conoce como redeamerica, organización de prácticamente toda la Latinoamérica, enfocada a promover la Responsabilidad Social, específicamente para el desarrollo de la Base social.

No es mi propósito hablar de dicha organización, sino más bien llamar la atención el que a nivel del continente ya exista una agrupación que reúna las distintas iniciativas que buscan mejorar la situación de diversos grupos sociales que desafortunadamente se encuentran con algún grado y/o tipo de marginación.

Resulta reconfortante y emocionante, el poder constatar que hay empresas que están rompiendo el paradigma imperante por muchos años, de que la función de ellas es buscar solamente su beneficio económico, sin considerar el entorno social en el que viven.

Tal vez alguien podría pensar que esto que hacen las organizaciones sea algún tipo de filantropía pero no lo creo así; ya que no se trata de caridad o limosna, sino el trabajar junto con esa base social que por alguna o algunas circunstancias han quedado rezagadas en su bienestar en relación al resto de la sociedad.

En la presentación de los proyectos, recordé mucho la filosofía de Yunus en cuanto a lo que significa ser pobre, de alguien que no debe ser visto con lástima, sino el que no ha contado con los medios o recursos suficientes para salir de su condición socioeconómica.

Y si bien este apoyo que están dando las empresas a estos grupos sociales no los sacará de la pobreza de manera rápida como si hubieran obtenido un premio económico en un sorteo, si puede ser el principio de una nueva formación en esas personas que podrán obtener un ingreso seguro y positivo, que seguramente repercutirá en su siguiente generación.

Ahora bien y buscando ver el “vaso medio lleno”, estas empresas como muchas otras que son miembros de redamerica no pueden ser calificadas como “empresas sociales”, según la concepción del mismo Yunus; pero al menos pueden ser el principio de un movimiento dentro de las empresas, que empiezan a tener una nueva visión de su negocio.

Así, desde una perspectiva más amplia, a la actual generación de dirigentes empresariales les está tocando vivir y experimentar un cambio en su forma de ser y actuar; es decir, fueron educados social y académicamente en una concepción egoísta y plenamente utilitaria; pero el presente los está haciendo revisar y cuestionar los conceptos aprendidos, y viendo a futuro una empresa comprometida con su entorno social en el más amplio sentido del término.

En suma, y pensando positivamente, estamos inmersos en un gran movimiento a escala mundial, que busca crear un nuevo mundo, más solidario y por consiguiente más responsable con todos los seres humanos. Ojalá no me equivoque…

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9 de febrero de 2011

Un cambio de época y no una época de cambios

Es impresionante la mayor atención que vienen adquiriendo los temas de ética, responsabilidad social y sustentabilidad, tanto en el ámbito de los negocios como de la sociedad en general; viendo en retrospectiva, los avisos del calentamiento global y la intensidad y gravedad de la crisis financiera que se presentó formalmente en 2008, pudieron sor los disparadores o catalizadores de todo el movimiento tan intenso de los temas inicialmente mencionados.

Pareciera que la consigna es revisar y romper si es necesario, paradigmas de pensamiento que estaban funcionando a manera de diques que inhibían el desahogo de ideas y mentalidades que ahora se están convirtiendo en algo normal.

Para una persona de 30 años o menos el hablar de temas como sustentabilidad por ejemplo, le pueden resultar cotidianos, sin embargo al menos del año 2000 hacia atrás, eran unos cuantos los que llegaban a manejar y considerar estos temas.

No cabe duda que estamos plenamente en un cambio de época y no solamente una época de cambios, seguramente este momento vino precedido de sí una época de cambios que está provocando este cambio de época.

Ahora vemos con mucha naturalidad a un afroamericano como presidente de Estados Unidos, pero hay que recordar que hace tan solo 46 años Martin Luther King dio su ya famoso y célebre discurso de “Tengo un Sueño”; y todavía unos años antes, las operaciones a corazón abierto eran algo impensable; este órgano había sido considerado intocable tanto desde el punto de vista fisiológico como religioso.

Un ejemplo más y ya en el presente es lo que está sucediendo en Tunes primeramente y ahora en su casi vecino Egipto; nadie hace tan solo unos cuantos meses habría pensado siquiera la posibilidad de que ocurrieran estos eventos que vienen a reafirmar el cambio de época actual.

Y así como ha sido hasta impresionante la velocidad de los cambios e innovaciones en el plano tecnológico, también son los cambios en las mentalidades y actitudes de las diversas sociedades a escala mundial, que ahora se encuentran más unidas e identificadas entre sí, gracias precisamente a los cambios tecnológicos; ejemplo de esto es de nuevo lo sucedido en Tunes y Egipto, ya que son estas redes sociales que se han creado por la tecnología las que han propiciado esto que ya vemos con un cierto “aire de normalidad”.

En otro plano puede considerarse también como un gran cambio la creación de la Norma 26000 de Responsabilidad Social, ya plenamente formalizada hace unos cuantos meses; concepto que todavía es despreciado y minimizado por algunos, y que hace 20 años seguramente fuera calificado como una quimera el gestar y crear una norma de estas características.

De cara al futuro seguramente nos seguiremos sorprendiendo, y cada vez veremos más lejos el pasado siglo XX, pero no solamente en el aspecto cronológico, sino por las marcadas diferencias en el pensar y en el hacer de las empresas y de la sociedad en general; pero lo que sí es de esperarse que cada vez sea más profundo, es la atención a la ética, la responsabilidad social y a la sustentabilidad.

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26 de enero de 2011

La economía y la Responsabilidad Social

Uno de los aspectos positivos que pueden resultar de la crisis que se viene viviendo desde el 2008, es que sirve para modificar conceptos y valores, y también con ello para reacomodar significados y concepciones sobre los que gravitan muchas de las actividades del quehacer humano.

Y una de ellos es el valor que se le ha dado a la economía, ciencia que se considera nació en el siglo XVIII, gracias a los trabajos del filósofo Adam Smith, y que mucho de su pensamiento se enmarca en el racionalismo de la llamada Ilustración de una centuria previa.

Bajo el concepto de que el ser humano actúa racionalmente sin considerar sus emociones, y el propósito final es la acumulación de riqueza, la economía se convirtió en el centro y propósito final de toda actividad humana. Constriñendo su paso por la vida a la búsqueda de la riqueza material.

De esta forma la economía ha sido el objetivo final de toda actividad, y por ende toda persona o empresa es evaluada con dicho parámetro, y pervirtiendo así acciones que son utilizados como medio; cuando debería ser al revés.

En este sentido, es posible ver que importantes empresas en al menos la última década han utilizado la filantropía y la responsabilidad social, como una máscara para ocultar sus propósitos de incrementar su riqueza lo más posible, Enron fue una de ellas, y más recientemente otras como Transocean, British Petroleum, Vedanta Resources, ExxonMobil, FoxconnElectronics, Chevron Corp, BG Group PLC, Royal Dutch Shell, Sinar Mas Group, y Magyar Aluminium.

Empresas que según la organización RepRisk, encabezan el “Ranking Anual de Empresas Controvertidas” del 2010, que elabora anualmente.

Desde aspectos de sustentabilidad hasta el soborno, todas ellas en alguna forma tenían una elevada reputación por sus aportaciones filantrópicas o acciones que manejaban dentro de lo que considera Responsabilidad Social.

Todo esto significa como antes se mencionó, la búsqueda de la riqueza por cualquier modo y a cualquier precio; ya que lo más importante es el valor económico, enfatizando este paradigma con ya más de 200 años de vigencia.

Es por lo tanto importante en estos tiempos de comenzar a reacomodar y darle a cada aspecto su sitio; reevaluar a la economía como la ciencia social que siempre ha sido, y que tiene como objetivo la búsqueda del bienestar humano. Es decir la economía es un medio y no un fin.

La verdadera Responsabilidad Social, y no la enmascarada como estas empresas mencionadas y otras más que existen en nuestro medio, junto con la Sustentabilidad, son los mecanismos para poner a las cosas en su verdadero lugar, y dejar atrás esas ideas que han impedido realmente lograr una mejor situación del ser humano en sus diferentes dimensiones, y no seguirlo considerando como un “homo economicus”, sin emociones ni valores.

Muhammad Yunus viene diciendo lo anterior desde mucho antes de la gran Crisis que se ha vivido en los pasados tres años, y que requiere ser seriamente considerado para el presente y futuro, tanto para las empresas como para la Sociedad en general.

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19 de enero de 2011

Terminar con la avaricia y fomentar la empatia

Tal vez una de las películas más emblemáticas del pensamiento actual es la de Wall Street que estuvo en cartelera el pasado 2010; ya que en forma clara proyecta cual es el gran paradigma que ha venido imperando prácticamente en los pasados 30 años; la avaricia.

Si bien es cierto que la avaricia es algo que siempre ha existido, según cuentan las más ancestrales historias de diversos pueblos de la antigüedad, y en alguna forma ha marcado el destino de sociedades y personajes, tanto en novelas como en la vida real; se conformó prácticamente desde los setenta como la máxima a la cual tiene que dirigirse cualquier ser humano.

Dicho en otras palabras, el propósito de cualquier persona debe ser la búsqueda y la acumulación de riqueza, convirtiéndose entonces en el símbolo del éxito y el propósito de vida. Y para lograr esta riqueza no importan los demás en el más amplio sentido de la palabra.

Esta forma de pensar utiliza a la economía como un mero instrumento para buscar generar e incrementar riqueza, dejando a un lado inclusive las ideas del padre de la economía, el profesor de ética Adam Smith, que en sus diversas obras nunca soslayó al ser humano, y considero siempre las actividades económicas como un medio y nunca como un fin en sí mismo.

Tal vez los historiadores del futuro señalen que esta avaricia extrema que caracterizó las últimas tres décadas del siglo XX, y posiblemente los primeros diez años del siglo XXI, al presentarse la Gran Crisis, propiciaron como contraparte el despegue y auge de la Responsabilidad Social, modelo de gestión que va más allá del simple hecho de ganar más dinero.

Es claro que puede resultar ocioso decir que todas las personas quieren ganar y tener más dinero, tener una vida más cómoda en términos de comodidades es una aspiración válida, sin embargo lo que no es válido, es hacerlo a costa de otros o atropellando derechos de terceros.

En este punto es prudente tal vez mencionar que la mencionada avaricia y con ella el egoísmo son sentimientos y emociones, y que esta gran crisis económica fue propiciada por aspectos eminentemente humanos, utilizando instrumentos de la economía y de la mercadotecnia que los han venido enalteciendo de forma metódica, llevado todo esto a un extremo tal que provocó los problemas financieros que se presentaron desde 2007.

Y en esta misma línea, la Responsabilidad Social que ha venido ganando cada vez más impulso, nace también de dos emociones o sentimientos; la empatía y la compasión; por lo que en un amplio contexto que puede decirse se presenta a escala mundial, el ser humano se encuentra confrontado en dos posiciones: la avaricia y el egoísmo por un lado; y la compasión y la empatía por el otro.

Esta confrontación posiblemente tuvo su clímax en el período 2007-2010, cuando se desató la crisis y se han ido conociendo poco a poco las motivaciones y acciones que se desarrollaron a través de diversos instrumentos financieros que propiciaron el gran problema económico del cual todavía no se sale de manera clara y contundente.

Si para algunos todo esto que ha sucedido en términos económicos sea una catástrofe plena y total, puede que sea tal vez la gran oportunidad de terminar con el paradigma de que el éxito personal se logra por medio de generar más riqueza, y cambiarlo por otro paradigma en el que la preocupación y el apoyo al resto de los seres humanos por medio de la responsabilidad social, siendo compasivo y empático, sean el signo del éxito y la felicidad; algo que todos finalmente buscan.

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10 de enero de 2011

Solidaridad y redes sociales

Aquí estamos de nuevo, con la intención de hacer un mejor y mayor esfuerzo en este 2011.

Para todos, un ¡FELIZ 2011!. MUCHOS PROYECTOS Y LOGROS PARA HOY, MAÑANA Y SIEMPRE ...


Sin duda uno de los fenómenos sociales más importantes que se presentaron en esta primera década del siglo XXI, es el de Facebook, y las otras tantas redes sociales que se han desarrollado y cubren prácticamente todo el mundo.

Ya sea para cuestiones prácticamente cotidianas como la mencionada Facebook o de tipo profesional como LinkedIN, lo cierto es que los grandes avances en las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), han puesto en clara evidencia la necesidad del ser humano de comunicarse tanto con su círculo social más cercano, como con personas que puede estar en el otro lado del mundo, pero que ambos tienen en común esta peculiar característica humana de buscar estar en contacto entre sí.

Esto que pudiera ya ser obvio para muchos, no deja de llamar la atención no sólo por el número de miembros existentes en dichas redes, sino además porque sigue creciendo, y sigue también aumentando la cantidad y variedad de utilidades que se le pueden dar a las redes ya conformadas.

Lo cierto es que también se puede afirmar sin ninguna duda que ahora el mundo está ya integrado en una interconexión total, sin considerar fronteras o divisiones políticas, de raza o religiosas, ni tampoco aspectos comerciales o económicos.

La globalización, de la que mucho se hablado desde hace poco más de veinte años, siempre se ha visto únicamente como la gran interconexión comercial, pero tal vez la verdadera globalización sea esta enorme red social, en donde no pone por delante los aspectos comerciales, sino más bien al propio ser humano como tal.

Y esta gran socialización que no tiene precedentes en la historia en cuanto su dimensión y alcance, ha provocado además del acercamiento virtual, un acercamiento real para entender y comprender a otro ser humano donde quiera que se encuentre.

La gran crisis económica que empezara en el 2008, el terremoto de Haití del pasado enero del 2010, el rescate de los mineros en Chile entre agosto y octubre también del 2010; han servido como ejemplo para percatarse de la unión, interés y compasión que existe entre la gran familia humana.

Sin importar los intereses políticos o comerciales, dichos eventos provocaron la manifestación plena de la solidaridad humana, que se hizo evidente por medio de la utilización de dichas redes sociales para buscar ayudas y apoyos de todo tipo, al margen o en apoyo de los gobiernos.

Dicha manifestación de solidaridad y compasión, son el resultado de la Responsabilidad Social inherente en la persona humana, que se ve claramente también en el crecimiento de las redes sociales, en donde esta Responsabilidad implica un interés por conocer y unirse con muchos otros; así, aunque parezca ser de manera inconsciente, se busca el acercamiento y el compartir experiencias, y finalmente la mejora de todos los involucrados.

Aun con las diferencias que buscan siempre imponerse como las económicas o los fanatismos religiosos, lo cierto es que gracias al internet y las TIC, el mundo futuro puede ser de una sola humanidad, unida, y que tiene una elevada Responsabilidad Social.

Seguiremos platicando …