La Responsabilidad Social, la Sustentabilidad y la Etica, son los Valores básicos para las

La Responsabilidad Social, la Sustentabilidad y la Etica, son los Valores básicos para las
En 1953, Howard R. Bowen definió a la Responsabilidad Social del Empresario como “…las obligaciones de los empresarios para seguir políticas, tomar decisiones o adoptar líneas de acción deseables en términos de los objetivos y valores de la sociedad”. ETICA Y SUSTENTABILIDAD: VALORES BASICOS PARA LAS EMPRESAS

12 de noviembre de 2015

El Valor Social del Cliente

En lo personal, una de las cosas que más me inquietan es el uso de la responsabilidad social como parte de la mercadotecnia de una empresa, lo que de alguna manera desprestigia y empaña el verdadero sentido y propósito de dicha responsabilidad.

De alguna manera todos hemos sido testigos pasivos de cómo ciertas empresas (sin decir nombres, no es necesario), a través de programas como el voluntariado o donaciones de algún tipo, lo etiquetan como parte de su responsabilidad social, siendo en el mejor de los casos altruismo lo cual es plenamente válido, pero no se enmarca dentro de un modelo de gestión de la empresa.

O bien, otras veces desafortunadamente el concepto queda etéreo, en el aire, cuando se habla del tema como si fuera solamente para las grandes empresas o para cierto tipo de ellas, cuando la realidad puede ser totalmente “aterrizable” si se me permite la expresión, y abarca tanto a empresas sin importar su tamaño y también a las personas.

Y todo esto lo digo porque desafortunadamente todavía sigue viéndose la responsabilidad social como algo elitista cuando es todo lo contrario.

De manera concreta, este modelo de gestión debe inicialmente ponerse en práctica con los clientes y empleados de cualquier empresa.

Con los clientes en cuanto a no engañarlos en la calidad del producto o servicio que se ofrece, cumplir plenamente con el contrato realizado y en pocas palabras ser ético en la relación de negocios, algo que para muchos suena raro al juntar el concepto ético con el de negocios.

El cliente, ya sea una persona en lo individual o una empresa, es un ser humano y por ese simple hecho debe ser tratado como tal. En el negocio que se está realizando, se le ofrecen una serie de características del producto y servicio a un precio determinado que el cliente espera que se cumplan cabalmente.

Si bien lo anterior está definido en cualquier código de comercio, entonces la responsabilidad social implica por lo tanto cumplir al menos lo establecido en la correspondiente legislación, pero si también se le da el trato adecuado como puede ser un precio justo a ese cliente se gana la confianza, un valor social que es realmente el que permite tener una cartera de clientes leales.

Es obvio decir que el cliente es básico para cualquier empresa, pero el cuidado y atención adecuada en función de valores éticos es el elemento indispensable para obtener y preservar la lealtad de ese cliente.

Seguramente todos hemos tenido la mala experiencia como clientes al adquirir un bien o servicio que cuando nos lo ofrecieron nos prometieron “el sol, la luna y las estrellas”, creyéndonos esas promesas, pero después de adquirido nos salen con mil excusas para no cumplirlo, o las famosas “letras chiquitas” en los contratos firmados. Pero eso sí, la empresa “realiza labores de responsabilidad social” plantando arbolitos en alguna zona.

Esto desafortunadamente es muy común, es por eso que una gran parte de la población piensa que la responsabilidad social es una estrategia publicitaria degradándola en esa forma sin saber que es un concepto ético en su concepción real.

Considero que cualquier transacción comercial, ya sea con un banco, almacén de ropa, con una agencia de autos o en el supermercado, está fundamentada en relaciones personales, entre seres humanos, y por lo tanto es una relación social que está sujeta a la responsabilidad que existe entre todos, y si bien dicha responsabilidad no se menciona expresamente, está presente de una manera tácita y se requiere cumplir en beneficio de toda la sociedad.

Lo anterior no es solamente palabrería, pensemos tan solo en la desconfianza que existe con algún banco o con algún otro establecimiento comercial, dicha desconfianza se presenta precisamente por ese incumplimiento de su responsabilidad social, algo que desafortunadamente impera en nuestras sociedades.

Seguiremos platicando …

28 de octubre de 2015

La Responsabilidad Social y la generación de Valor Social

Por la forma como se manejan las empresas, es realmente difícil saber cuándo la Responsabilidad Social dejará de verse como un costo o una inversión económica, y sea vista como una inversión social que es la forma como realmente debe ser vista.

Si bien es un tema que ya ha sido visto una multitud de veces, creo que vale la pena ser reiterativo en esto y no dejarse llevar por la corriente mayoritaria que tiene una mentalidad económica, la cual todo lo ve como costo o inversión en términos monetarios.

En el mejor de los casos considero que todo el aspecto económico requiere ser considerado como un medio para cumplir con la Responsabilidad Social, y ese cumplimiento debe llevarnos a la Generación de Valor Social (GVS).

Al respecto quiero mencionar lo que dicho por Agustín Llamas Mendoza profesor del IPADE en artículo que leí recientemente: “Ya no hablemos de RSE y de los costos que representan para cualquier empresa. Hablemos desde la perspectiva de GVS, de cómo todos mis procesos, políticas, acciones y procedimientos en la empresa generan valor social. De hecho, la GVS nunca debería ser considerada como costo o como algo adicional a la gestión de negocios”.

Complementando lo mencionado por el profesor, el punto clave es que toda organización que legalmente está constituida con propósitos de lucro, estos deben generar Valor Social, de esta forma se estará cumpliendo con la Responsabilidad Social.

A lo anterior cualquiera puede decir que establece un negocio o empresa para ganar dinero, lo cual es válido, pero debe de considerar que las utilidades que obtiene son gracias a la sociedad a la cual le proporciona un bien o servicio que esta necesita. Ese tradicionalmente visto como un bien económico que produce la empresa, eventualmente puede considerarse como un bien social en la medida que satisface una necesidad de la sociedad.

Como bien dice también el profesor, la empresa misma es un Valor Social, y la manera como se conduce de forma interna y los bienes o servicios que produce son aún sin quererlo de Valor Social.

Dicho en otras palabras, todo lo que hacemos como empresas o como individuos lo hacemos para la sociedad, no podemos desligarnos de ella por la simple y sencilla razón por ser parte de ella, solamente un anacoreta pueda ser considerado como un ente aparte, pero su misma definición es en relación a la misma sociedad.

Por lo antes dicho es por lo que tenemos una Responsabilidad Social y no podemos desligarnos de ella por simple omisión; en otras palabras es intrínseca a todos nosotros; y considero que la forma más completa de cumplir esa Responsabilidad es generar ese Valor Social ya mencionado.

Por lo tanto no es cuestión de costos en términos contables o económicos, es más bien una cuestión de cumplir de la mejor manera posible nuestra función o papel como miembros de la sociedad, ya sea como individuos o como empresas.

Esos costos son una inversión para mejor cumplir la Responsabilidad que se tiene, o dicho de otra forma, es lo que se invertirá para generar ese Valor Social al que se está comprometiendo.

Al final no es cuánto dinero se tiene, sino qué tan bien se está cumpliendo el papel que se está desempeñando en la sociedad.

Seguiremos platicando …

14 de octubre de 2015

La desigualdad social; una práctica común

Es común hacer referencia a la desigualdad solamente en aspectos económicos, algo que de suyo es importante, pero también está inmersa dentro de la cultura organizacional, generando por ello barreras interpersonales en el trato diario dentro de misma empresa.

Recuerdo que hace tiempo conversando con el directivo de una importante organización, a propósito de cómo estaban manejando la filosofía de la calidad desde la perspectiva humana, me comentó que en sus relaciones profesionales internas entre todo el personal sin considerar su jerarquía en el organigrama, se le hablaba a todo el mundo por su nombre o su apellido.

Todo ello fue establecido prácticamente como una política de trabajo, consideraba inclusive que en la correspondencia interna nunca se utilizaran los títulos académicos, oficialmente se usaba el primer apellido y nombre de las personas, nada más.

Esto mencionado que pudiera parecer algo trivial para algunos, lo considero una clara muestra de terminar o reducir al menos las desigualdades entre todo el personal, por otro lado el dirigirse a la persona por su nombre de manera directa, se le está dando el reconocimiento como tal y su valor por sus conocimientos profesionales, dejando al margen sus estudios académicos.

No tengo nada en contra de los conocimientos o títulos académicos obtenidos, inclusive busco el promover el seguir estudiando y preparándose a mis alumnos, pero es importante reconocer que detrás de dichos reconocimientos se encuentra una persona que debe ser reconocida como tal.

Además, al menos en la cultura latinoamericana creo, se marca y se realza el título académico cuando se habla de alguien, más aún cuando son funcionarios públicos de elevada jerarquía. Esto que tal vez en sus inicios se señalaba para darle un reconocimiento público a quien era poseedor de un grado académico, se ha desvirtuado utilizándose para marcar las diferencias y con ello las desigualdades entre los empleados de alguna empresa.

Lo anterior por lo que he visto, no sucede dentro de la cultura estadounidense, algo que me tocó vivir personalmente mientras trabajé en una empresa de ese origen. Se les llama a las personas por su nombre sin más, y no se le agregan sus méritos académicos.

Vale recordar que la Responsabilidad Social está basada en valores éticos, los cuales señalan el considerar a la persona como tal, valorarla inicialmente por su condición humana y dejando en un segundo lugar sus títulos. Claro que hay que reconocer a la persona por sus capacidades, conocimientos y experiencias, pero eso viene después y eso es una forma de distinguirlo.

Esto ya puede observarse en algunas organizaciones que inclusive están desapareciendo los organigramas tradicionales y con ello las jerarquías, buscando el trabajo en equipo en donde solamente hay un coordinador o facilitador. Todo implica considero, una reevaluación de la persona, donde no hay superiores ni subordinados, solamente responsables de alguna determinada función.

Estas formas de mencionar alguien inicialmente por sus grados y jerarquías que ya posiblemente son anacrónicas, seguramente provienen de los tiempos cuando se hablaba de la llamada “alta nobleza”, al mencionar a un rey se decían todos rangos y títulos para diferenciarlo del resto de los mortales e intrínsecamente diciendo que era superior y por lo tanto no es igual que todos los demás.

Espero que llegue un momento en que todos nos consideremos iguales por la sencilla razón que todos somos seres humanos, y sea el punto de partida de todas las relaciones interpersonales dentro de las organizaciones.

Seguiremos platicando ….

1 de octubre de 2015

La Responsabilidad Social: ¿una utopía?

El título de esto tal vez pueda sonar exagerado para algunos, sin embargo lo sucedido con la empresa Volkswagen provoca sin quererlo una severa reflexión sobre lo que está sucediendo con la Responsabilidad Social.

Desde hace mucho tiempo se dice que este concepto es usado como un concepto de marketing por algunas empresas y que por lo tanto se debe tener cuidado con ello. Y esa es la razón por la cual algunos vemos con recelo lo que dicen ciertas organizaciones. Aunque por otro lado hay que reconocer que si puede haber y hay empresas que si consideren la Responsabilidad Social de manera seria y profunda en su manera de operar.

Ahora la duda está empezando a imperar y permear entre todos los dedicados al estudio y práctica de este modelo pero: ¿esto es bueno? Creo que es necesario. Lo sucedido con empresas de alcance mundial como esta automotriz está sirviendo para cuestionar lo que mucho que se dice de tal o cual empresa, y prácticamente cualquiera se cuelga el título de ser socialmente responsable, con el ánimo de dar una buena imagen ante la sociedad.

Esto que sucede con la Volkswagen me ha servido sin quererlo para hacer una retrospectiva de mis primeras andanzas en esta temática. Recuerdo que hace poco más de diez años cuando estaba inmerso en el mundo laboral-sindical, conocí su existencia y gratamente me sorprendió al encontrar un pensamiento que veía a la empresa en un contexto diferente al que ha existido desde prácticamente el siglo XIX, en el cual se ve a estas organizaciones dedicadas exclusivamente a la búsqueda de su utilidad sin considerar al ser humano y su entorno ecológico y social.

Me parecía algo sorprendente que por fin en el siglo XXI se empezaba a cambiar este paradigma que había prevalecido por más de cien años. El mundo de los negocios se encontraba en un proceso de cambio drástico en su forma de pensar y actuar, colocando el aspecto utilitario en su lugar correspondiente y poniendo al ser humano en un lugar primordial. De esta forma se empezaba hablar de una ética empresarial y de los negocios. Unir así dos términos que siempre se manejaron de manera antagónica; la ética y los negocios.

En los pasados diez años ya se ha hablado mucho de estos términos en conjunto y se ha satanizado a Milton Friedman en todas sus formas posibles, pero, vuelvo a lo planteado al inicio: ¿Quiénes pugnamos por la Responsabilidad Social estamos tras una utopía? ¿El hombre de negocios es capaz realmente de pensar en términos éticos?

Hace tiempo me hice una pregunta en el mismo sentido: ¿Cuándo dejará de ser noticia la Responsabilidad Social?

Ante los cuestionamientos anteriores me respondo que la Responsabilidad Social no es una utopía, pero que significa cambiar una mentalidad utilitaria que ha penetrado hasta el fondo e imperado por siglos, por lo que todavía falta mucho por hacer, una educación ética que modifique los estándares de negocios fuertemente establecidos.

En suma lo sucedido con la multimentada empresa automotriz, más que una decepción, es una alerta que debe servir para ser más cautelosos y no creer todo lo que se dice; sin importar el tamaño y tipo de empresa.

No es fácil, pero tampoco es imposible.

Seguiremos platicando …


7 de septiembre de 2015

Una forma diferente de practicar la Responsabilidad Social

Es muy posible que al pensar en crear un negocio, la mayor parte de las veces se piensa primero en la utilidad buscada, en cómo ganar más, dejando al final el beneficio que se genera a la sociedad o bien a una parte de ella con dicho negocio pretendido.

En otras palabras, se tiene una actitud egoísta pensando en el beneficio propio inicialmente. Mentalidad que es común y muchas veces calificada como normal, siendo este el paradigma imperante durante muchos, muchos años.

Sin embargo, recientemente me enteré de un tipo de negocio que considero no es común en cuanto a su giro y perspectiva.

Concretamente este negocio en cuestión está dedicado a la atención de personas con problemas de diabetes. Específicamente se venden productos alimenticios, dulces y pasteles inclusive, además de otros de diverso tipo para quienes tienen este padecimiento.

Además como parte del mismo establecimiento, se hacen pruebas de azúcar en la sangre para cualquier persona, inclusive a quienes no tienen esta enfermedad, y se aplican inyecciones de insulina; todo esto a precios accesibles a personas de escasos recursos.

Quien me lo platicó, me comentó además que el propietario no tenía el capital para instalarlo, pero que pudo conseguir uno de los llamados “inversionistas ángel”, quienes le diseñaron el modelo de negocio incluyendo un plan financiero para la recuperación de la inversión.

Cuando me lo comentaron realmente me impresioné y también me dio gusto el pensar que hay empresarios que desarrollan estos llamados negocios sociales. Con este tipo de mentalidad que si bien buscan y es totalmente válido que pretendan una utilidad, consideren primero ofrecer un servicio a una comunidad importante de la sociedad, atendiendo no solamente a los diabéticos sino además a sus familiares, facilitándoles los servicios médicos primarios para su atención así como los alimentos que pueden ingerir sin mayor problema.

Pero además de los empresarios, también hay que reconocer la existencia de estos inversionistas ángel que están dispuestos en arriesgar su capital en giros poco convencionales.

Este tipo de ejemplos los considero plenamente de Responsabilidad Social en el más amplio de los sentidos, que no están reñidos con la rentabilidad y que ven esta última como un medio para atender un fin que es la atención de personas con algún tipo de trastorno en salud.

Por todo lo anteriormente citado pregunto: ¿Qué tan diferente sería el mundo y la sociedad en general si al crear negocio se pensara primero en atender un problema social? en cómo resolverlo o al menos atenderlo, pensando en su rentabilidad como un medio para su mantenimiento y eventualmente su crecimiento.

Es un hecho, como se señaló en un principio, que la mentalidad egoísta es la que ha imperado, y que al encontrarse con ejemplos como el mencionado sean vistos como raros, no solamente por ser poco comunes, sino por tener una perspectiva de negocio muy diferente a la gran mayoría.

Creo que de eso se trata la Responsabilidad Social, de ayudarnos y apoyarnos como sociedad, utilizando todos los recursos inclusive los económicos para mejorar el bienestar de todos los seres humanos.

Seguiremos platicando ….

13 de agosto de 2015

Buscando que el Desarrollo Sostenible sea sustentable

Pues no hay fecha que no se llegue ni plazo que no se cumple. Y en este aspecto el mundo se encuentra a prácticamente a un mes de la llamada Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible. Y dejo en mayúsculas las dos últimas palabras, para realzar el significado que implican ambas para el futuro de la humanidad.

Esta cumbre viene a ser una segunda parte de lo que se conoce como los Objetivos del Milenio que se establecieron al inicio del presente milenio. Buscando ampliarlos y profundizarlos en aras de mejorar la vida de toda la humanidad, y buscar la reconciliación con los ecosistemas que dan y prolongan todos los modelos de vida que coexisten en este pedazo de piedra que llamamos planeta tierra.

Si bien las metas que se fijaron hace 15 años no se han cumplido en su totalidad, quiero ver el “vaso medio lleno” y reconocer que se han logrado algunos avances significativos.

En términos numéricos y de acuerdo a información de la Naciones Unidas, el primer objetivo, por ejemplo, fue erradicar la pobreza extrema, la cual se ha reducido de un 47 al 14% en los pasados tres lustros. Y si bien es cierto que ese 14% son personas y todavía son muchas, es innegable que algo se ha logrado.

Pero más que las cifras duras, es importante considerar que un avance significativo es la toma de conciencia en todos los aspectos de los multimencionados Objetivos del Milenio. De alguna manera ha venido permeando en la sociedad mundial la conciencia de terminar con esta situación.

En otras palabras se ha venido despertando la responsabilidad social en un aspecto básico; tomar en cuenta la existencia del “otro”. Aspectos que muchas veces se devalúa por quienes piensan solamente en el presente, sin tomar en cuenta que este tipo de aspectos no se encontraban presentes en las agendas de las Naciones Unidas hace más de 20 años.

Igualmente sucede con los otros objetivos como la educación primaria para todos los niños, el empoderamiento de la mujer o terminar con el sida.

En esta misma línea vienen los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos, que se presentarán en el ya próximo mes de septiembre. Los cuales además de profundizar en los objetivos anteriores y añadir lo relacionado a los ecosistemas. Considero que lo más importante es precisamente la “Sostenibilidad” en todos los temas que abarca.

En una palabra, toda la humanidad requiere considerar la Sostenibilidad como elemento básico en todas sus actividades; ya sea en los negocios, en los aspectos productivos, en el bienestar humano en su situación socieconómica y obviamente en el cuidado del planeta, tomando en cuenta que es el único que tenemos.

Ojalá los medios de comunicación le dieran la difusión y resonancia que ameritan este tipo de eventos por su trascendencia mundial, de la misma manera que atienden los escándalos políticos o los eventos deportivos como el futbol. Aunque aquellos no son rentables económicamente, si lo son en términos de nuestro permanencia y bienestar como humanidad.

Esperemos también que todos los convocantes a la cumbre, no se dejen llevar por intereses particulares, y apliquen en forma plena su responsabilidad social como individuos y como representantes de la humanidad.

Seguiremos platicando …

Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos
1. Erradicar la pobreza en todas sus formas en todo el mundo
2. Poner fin al hambre, seguridad alimentaria y una mejor nutrición, y promover la agricultura sostenible
3. Garantizar una vida saludable y promover el bienestar para todos para todas las edades
4. Garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa, y promover las oportunidades de aprendizaje permanente para todos
5. Alcanzar la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y niñas
6. Garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos
7. Asegurar el acceso a energías asequibles, fiables, sostenibles y modernas para todos
8. Fomentar el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo, y el trabajo decente para todos
9. Desarrollar infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible, y fomentar la innovación
10. Reducir las desigualdades entre países y dentro de ellos
11. Conseguir que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles
12. Garantizar las pautas de consumo y de producción sostenibles
13. Tomar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos
14. Conservar y utilizar de forma sostenible los océanos, mares y recursos marinos para lograr el desarrollo sostenible
15. Proteger, restaurar y promover la utilización sostenible de los ecosistemas terrestres
16. Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible
17. Fortalecer los medios de ejecución y reavivar la alianza mundial para el desarrollo sostenible



28 de julio de 2015

Una sociedad más participativa

Aunque parezca un contrasentido, es necesario contar con una sociedad más participativa para tener más y mejores empresas socialmente responsables.

Hasta ahora, por lo que me ha tocado ver, gran parte de la literatura dedicada a la Responsabilidad Social, esta principalmente dedicada a la empresa, lo que puede o debe hacer para poder ser calificada dentro de esta categoría.

Sin embargo, en esa literatura se menciona poco a la sociedad, y cuando se habla de ella, parece que sea un ente pasivo y más aún, aislado y sujeto a lo que haga o deje de hacer la empresa. En suma dos entidades diferentes, distanciadas y con pocos aspectos que las unan, a lo sumo el mercado, una es el cliente y el otro el proveedor.

Y bajo esta óptica se le recarga todo el peso de la responsabilidad social a la empresa, la cual debe hacer por sí sola todo lo necesario. Pero si bien es cierto que la empresa tiene que hacer lo conducente para adquirir el calificativo de responsable, también la sociedad en este aspecto tiene mucho que hacer.

En otras palabras se requiere que esta sociedad tenga un papel más activo para que la empresa se conduzca en la forma deseada, tomando en cuenta inicialmente que la empresa surge de la sociedad, vive y crece por ella; y lo más importante adquiere todos los recursos que requiere, el personal, materia prima y dinero de esa misma sociedad.

Y por esos recursos mencionado, la empresa es responsable del uso positivo y productivo de todos ellos, por la sencilla razón que no son de ella; es cierto que por decirlo de alguna manera los compra y los transforma en bienes y servicios, lo que significa que su valor agregado es precisamente esa transformación, pero de alguna manera siguen siendo de la sociedad.

Y desde esa perspectiva es precisamente que se requiere una sociedad más activa que haga sentir su presencia en la empresa, y no dejar a esta última que actúe de manera aislada y de acuerdo a sus propios intereses.

De alguna manera la sociedad misma ha permitido el desarrollo de empresas egocéntricas y autistas que funcionen y operen sin tomar en cuenta a la sociedad. Ahora se le reclama a la empresa el por qué no ha sido responsable, cuando es la misma sociedad que ha permitido y dejado el que la empresa se mueva y crezca como ella quiera.

En otras palabras se crean y desarrollan empresas legales desde el punto de vista legal, pero qué tan legítimas son, tomando en cuenta que dicha legitimidad es otorgada por la sociedad.

Muchas veces se le concede al gobierno el poder para conceder esta legitimidad, cuando es precisamente una facultad de la sociedad el otorgarla.

Hay que recordar el hecho de que aun siendo legal la empresa, esta depende de la sociedad o del mercado por decirlo en términos económicos, y es este (mercado o sociedad), el que finalmente decide si la empresa triunfa o fracasa. Y es en base a este poder al menos, por el que se ejerce la autoridad sobre la empresa.

Reitero, es aquí donde se requiere una sociedad más activa que reclame la responsabilidad social a la empresa, la cual en términos prácticos implica desde ofrecer productos con calidad, precios accesibles, del trato justo y adecuado de su personal y ser consciente de su acción ecológica. No solamente cumpliendo lo que la legislación señala, ya que esta señala lo mínimo a realizar, sino ir más allá pensando en el beneficio de la sociedad por ser de ella de quien recibe todos los recursos para su existencia.

Seguiremos platicando …

14 de julio de 2015

La enseñanza de la Responsabilidad Social

Si bien algunos como el que escribe conocimos la Responsabilidad Social como un modelo de gestión de las empresas, con el tiempo he ido adquiriendo la convicción que es algo que va más allá del concepto de negocios.

No es algo que implique solamente el aplicar un modelo como se hace con la contabilidad o el utilizar cierto sistema para el proceso productivo. La Responsabilidad Social es algo que va directamente a la persona en su forma de pensar y de relacionarse con sus semejantes.

Lo dicho hasta ahora surgió debido a lo que me ha tocado ver en algunas universidades, en donde se imparten clases de este tema, pero como una técnica, algo impersonal en donde se habla de la empresa como punto de referencia para desarrollarla pero no del factor o elemento humano que es el que la ejecuta o pone en marcha.

A manera de metáfora, se me figura como si pusiera como director de orquesta a alguien que conoce y sabe leer el pentagrama pero no es músico y por lo tanto no siente la melodía que pretende dirigir. ¿Los miembros de la orquesta podrían realizar una buena ejecución? Tal vez toquen bien la melodía porque son profesionales pero: ¿será una buena interpretación?

Creo que lo mismo sucede con la enseñanza de la Responsabilidad Social como una materia más en la currícula de la profesión que se estudia en cualquier profesión.

Algo similar sucede con el civismo que se enseñó para algunos desde la primaria. ¿Vivimos el civismo en nuestro quehacer diario y en nuestra convivencia con el resto de los ciudadanos?

En este sentido haciendo la misma pregunta sería: ¿Vivimos y practicamos la Responsabilidad Social? ¿Sentimos esta responsabilidad?

Y si bien considero que se pueden enseñar prácticas y modelos para ponerla en práctica y aplicarla, es importante previamente que el alumno perciba, sienta y tome conciencia de dicha responsabilidad y después aprenda el cómo puede ponerla en práctica tanto en su vida personal y profesional.

Algo similar creo que sucede con la música, primero tiene que ser alguien que le guste y después aprender la técnica para aprender a tocar algún instrumento. Pero antes, insisto, tiene que sentirla, disfrutarla, de lo contrario poco o nada servirá la técnica de aprendizaje que utilice.

Igual sucede con la Responsabilidad Social, el alumno tiene que sentir primero que esa responsabilidad permea en la escuela como un modelo de vida de la institución, que dicho alumno es considerado como persona y que la escuela tiene el compromiso y la responsabilidad de prepararlo de manera adecuada en la profesión que está estudiando.

Y como contrapartida que el alumno es responsable de su papel como estudiante y que está también comprometido con la propia institución.

En cualquier caso estamos hablando de valores en la convivencia entre personas, las que manejan la escuela, los maestros y por consiguiente del estudiante. Que cada quien cumpla el papel que tiene: de profesor y de estudiante.

En suma la Responsabilidad Social hay que vivirla tomando en cuenta sus bondades y las repercusiones positivas que tiene, tanto en la vida personal como la sociedad en general.

Seguiremos platicando ….

Blog: http://atamayon.blogspot.com

11 de junio de 2015

La Responsabilidad Social y la Competitividad

Si bien es cierto que la empresa tiene la finalidad de generar un rendimiento económico para sus inversionistas, su responsabilidad va más allá de buscar meramente objetivos financieros para un grupo determinado, y evolucionar para convertirse en una organización rentable desde el punto de vista económico para toda la sociedad.

Esto significa que la empresa tiene la responsabilidad social de ser competitiva, puesto que además de ser una entidad de la misma sociedad, obtiene de ella los insumos y recursos para generar su riqueza, y por lo tanto implica el que haga buen uso de dichos recursos al menor costo posible.

En otras palabras, la Competitividad Responsable significa integrar metas y resultados sociales y ambientales en el corazón mismo de la competitividad. Se trata de un enfoque diferente a la práctica que predomina actualmente, en la que se busca un ‘equilibrio’ entre las necesidades de la competitividad y otros intereses societarios, como si fueran metas distintas, que requieren distintos instrumentos.

Por el contrario, una estrategia de Competitividad Responsable apunta a mejorar la productividad, a través de la reformulación de estrategias y prácticas de negocios, y del contexto en el que operan las empresas, para tener en cuenta en forma explícita, sus impactos sociales, económicos y ambientales.

La Competitividad Responsable implica entonces, que los mercados recompensen de manera sistemática e integral, a las empresas que desarrollan prácticas más responsables y penalicen a aquéllas que hagan lo contrario.

Deepak Sood de la Confederación de Industria India sostiene que: “El desarrollo de la responsabilidad empresarial sirve para que las empresas aumenten su participación de mercado, controlen riesgos, atraigan personal, estimulen la innovación, obtengan acceso a recursos financieros, reduzcan costos y mejoren su competitividad. Una mayor responsabilidad empresarial puede desempeñar un papel importante en la formación de los mercados globales del futuro”.

Mientras que la responsabilidad empresarial continúe siendo una actividad paralela para la misma comunidad empresarial, no generará ventajas competitivas sostenibles a nivel de empresas, y mucho menos a nivel de sectores o países. Por lo que es conveniente que los intereses comerciales de largo plazo, se puedan alinear con ciertas prácticas responsables a través de la integración operativa, y mediante iniciativas de colaboración con organismos públicos, y con organizaciones de la sociedad civil.

Los enfoques de colaboración constituyen un ingrediente esencial de la Competitividad Responsable, y pueden ser mediante estrategias sectoriales, o bien nacionales y regionales, aprovechando las sinergias multisectoriales para el logro de la Competitividad Responsable.

En suma, Competencia y Responsabilidad Social son los factores clave en el actual siglo XXI, siendo plenamente compatibles en el mundo de los negocios.

Seguiremos platicando …

27 de mayo de 2015

Bienestar laboral

A juzgar por las apariencias, la responsabilidad social es manejada y vista como una acción al exterior de la empresa, pero poco a su interior.

Como una apreciación personal y sin el rigor de un estudio académico o algo similar, en los diversos medios que hablan sobre este tema, la gran mayoría de las organizaciones que ahí aparecen es con información sobre sus actividades que realizan al exterior, que si bien es algo positivo, también desafortunadamente en algunos casos es solo mercadotecnia con el propósito de crear o aumentar su buena imagen.

Y por el contrario, poco se habla o menciona sobre como gestionan la responsabilidad social dentro de la empresa, primordialmente con los denominados grupos de interés internos los cuales vienen a ser sus empleados.

Siendo más específicos, el cómo se manejan y desarrollan las relaciones laborales que impactan finalmente en el bienestar laboral.

Es lamentable que todavía existan empresas con el modelo Tayloriano, en donde además el dinero es el medio que se maneja como el único o el más importante incentivo para la administración del personal. Se rigen con el paradigma que el único interés del empleado es la retribución y el monto de la misma, considerando todo el aspecto social como algo de menor importancia.

Todo lo anterior lo replanteo en forma de pregunta: ¿Qué importancia se le otorga al bienestar laboral? O más aún: ¿Es el bienestar parte de la responsabilidad social?

Sobre la respuesta a la primera pregunta hay que considerar la cantidad de horas que se está físicamente en el centro de trabajo, las presiones que existen para la realización del trabajo, los logros alcanzados y las frustraciones por algo que no se pudo realizar, el reconocimiento por esos logros, el ánimo para acudir diario, el ambiente que se gesta con los compañeros y el jefe. ¿Qué tanta atención ponen los directivos y jefes de cualquier organización a los aspectos antes mencionados?

Por lo antes señalado, considero en respuesta a la segunda pregunta que el bienestar laboral es un aspecto medular de la responsabilidad social, precisamente porque se refiere a la parte social aunque suene tautológico. La empresa está integrada por seres humanos, es un lugar de convivencia social, en donde el dinero debe ser un medio para el logro de objetivos, y no un fin en sí mismo.

El bienestar laboral que comúnmente es medido mediante el clima laboral es lo que de alguna manera le da sentido a la empresa como organización humana, algo que frecuentemente es olvidado por considerar el aspecto pecuniario como la principal unidad de medida para las relaciones humanas, incluyendo en ellas las relaciones laborales.

Y si bien es cierto que cualquier empresa tiene diversos grupos de interés, el primordial es seguramente su personal, ya que las acciones u omisiones que realice esté último, tendrán repercusiones en todos los grupos externos a la empresa.

Por todo lo antes señalado, la responsabilidad social es necesario que empiece dentro de la empresa, y la forma como se gestione y aplique seguramente repercutirá en el exterior, tanto en el aspecto social como ecológico, lo que finalmente la llevará a la sustentabilidad.

Seguiremos platicando …

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7 de mayo de 2015

El valor del ser humano en la empresa

El valor del trabajo humano se busca generalmente pagarlo en términos económicos, sin embargo, cualquier persona busca otras formas de retribución además del dinero.

Sin pretender necesariamente ser una segunda parte del texto publicado previamente (¿Es medida de manera adecuada la productividad?), este va por el mismo camino en cuanto a la revaloración de la persona dentro de las organizaciones.

En términos prácticos, generalmente al entrar a trabajar en una empresa se firma un contrato en donde se establecen las reglas de la relación laboral, siendo todas ellas establecidas en términos monetarios: el valor de la jornada laboral, vacaciones, incapacidades, bono de productividad por mencionar algunos, y en caso de contratos colectivos se incluye el pago de horas extras cuando las hubiere.

Normas o estándares que están establecidos en su forma pecuniaria desde por lo menos el siglo XIX. Ajustando todo lo anterior en términos de mercado, es decir, todo visto desde la perspectiva oferta y demanda. Paradigma que establece que las mencionadas relaciones laborales se pueden o más aún, deben ser establecidas bajo estos conceptos.

Y si bien es cierto que todos necesitamos el dinero para al menos sobrevivir, también es cierto que se requieren considerar factores que vayan dirigidos a la persona, que aunque suene tautológico espera recibir aunque sea de forma tácita reconocimientos que vayan dirigidos a la persona como ser humano que es.

Posiblemente muchos hemos tenido la oportunidad de ver en algunas empresas el lema que dice: “eres más que un número en la nómina”, y sea que lo practiquen o no, todos requerimos ser valorados y tratados como persona y no como un elemento más de los factores de producción.

Seguramente uno de los esos elementos más importantes para ser considerado como persona es la confianza. Que los jefes y directivos en general tengan y digan de manera explícita que se le tiene esa confianza a su personal y no dejarlo como algo obvio y de manera tácita.

Se requiere de la “palmadita en la espalda” pero no solamente desde el punto de vista sicológico, sino el considerar a la persona como tal, decírselo y generar algún tipo de reconocimiento que haga evidente esa confianza.

Éticamente hablando, la empresa no es la reunión de algunos factores de producción, es un conjunto de seres humanos que se reúnen para generar algún bien o servicio, y se convive en ella de manera diaria al menos ocho horas y por muchos años.

En otras palabras, somos seres humanos conviviendo con seres humanos y todos buscamos ser tratados como tales. Y si bien el dinero puede ser un mecanismo para reconocer el trabajo realizado, no es este únicamente lo que se busca.

En este sentido, la responsabilidad social empresarial es por donde debe iniciar, manejarse con valores éticos con su personal y no solamente considerando a sus stakeholders externos.

En resumen, se ha dejado a la economía y por ende al mercado el evaluar al ser humano constriñéndolo a los valores económicos, cuando en realidad sus valores son éticos y que son básicos en cualquier convivencia.

Seguiremos platicando ….

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23 de abril de 2015

¿Es medida de manera adecuada la productividad?

A mi entender, la Responsabilidad Social ha servido para poner en el centro al ser humano, considerándolo como un todo y para quien debe servir la economía y no al revés como ha sido hasta ahora.

El comentario anterior surge de una inquietud que me ha seguido por mucho tiempo y que ahora la expongo a la luz pública, a riesgo de cometer un “sacrilegio” o en el menor de los casos un desatino de “un sueño de verano”.

El caso en concreto es que hasta ahora el monto del salario es fijado en términos generales por la productividad obtenida del trabajo realizado, regla o sentencia establecida prácticamente desde el siglo XIX y que se ha convertido en el paradigma para fijar los salarios en prácticamente cualquier organización.

Sin embargo, si nos situamos en aquellos años, la máquina de vapor que vino a sustituir el trabajo humano, su labor era y sigue siendo medida en función de la productividad obtenida por su trabajo. De esta manera y desde entonces la regla para fijar el salario del trabajo humano se equipara también a la productividad obtenida, similar a como se mide el rendimiento de una máquina.

Recordemos también en ese contexto de hace dos siglos que no existía un departamento dedicado al personal, lo más que hubo fue una sección de nóminas a fines de dicha centuria. Cronológicamente después llegó el célebre modelo de “tiempos y movimientos”, que también toma como referencia a la máquina para medir la cantidad de trabajo realizado por el ser humano, siendo este concepto el que se consideró a principios del siglo XX.

Más adelante vino lo conocido como el departamento de recursos humanos, que si bien ya habla del ser humano como tal, lo sigue considerando como un recurso más para la producción. Este concepto sigue perdurando como tal aunque ya se maneja también el término de “Capital Humano”, que toma a la persona como un activo de la empresa.

Este último término implica ya un gran avance al hablar ya del ser humano y que representa un valor monetario; es decir, es un activo y no un pasivo.

Pero todos estos calificativos tienen su origen en la contabilidad y en la economía, pero como lo menciono a un inicio, el ser humano no es un elemento que deba constreñirse dentro de esta nomenclatura.

Este multimencionado ser humano no se deprecia ni se debe medir su rendimiento en términos similares a un artefacto mecánico. Es aunque suene obvio eso: “un ser humano”.

Ahora el cómo medir su rendimiento es la gran pregunta, pero seguramente hay que tomar en cuenta inicialmente que es un ser humano y que necesita unos ingresos mínimos para vivir no solamente sobrevivir, que tiene sentimientos, ideas, días buenos y malos y el trabajo se convierte en una forma de vida. También pueden ser necesarios evaluar aspectos como por ejemplo el ambiente laboral, expectativas de desarrollo personal y profesional, factores que están en función de la misma empresa y que son parte de la Responsabilidad Social de la organización.

En otras palabras y con esto termino: ¿El hombre está al servicio de la empresa o la empresa al servicio del hombre?

Seguiremos platicando …

6 de abril de 2015

Civismo Empresarial

Hasta ahora, la idea mayoritaria sobre lo que significa la Responsabilidad Social Empresarial, consiste básicamente en atender los impactos que tiene la empresa en sus llamados grupos de interés. Sin embargo existe un concepto que busca ir más allá de dicha idea mencionada.

Y ese concepto es el llamado “civismo empresarial”, el cual, palabras más palabras menos, es cuando la empresa se ocupa de atender a la sociedad ante la falta de un gobierno eficaz y eficiente. Al margen de cuestiones políticas sobre cuándo un gobierno cumple con tales calificativos, lo que pretendo resaltar es precisamente el papel que cumple la empresa en la sociedad con este calificativo.

Desde el siglo XIX cuando se implantó el precepto totalmente egoísta y autista de lo que es una empresa, basada en una idea deformada de Adam Smith y que fue ratificada en la segunda mitad del siglo XX por Milton Friedman. Se estableció como paradigma el que la empresa se dedicara única y exclusivamente en satisfacer sus intereses económicos sin tomar en cuenta sus impactos sociales, ecológicos ni económicos.

Con la Responsabilidad Social lo antes mencionado ha sido plenamente rebasado, pero ahora con el civismo empresarial la empresa como organización socioeconómica toma un papel tal vez nunca considerado como una posibilidad real, y si bien alguien lo llegó a pensar en el pasado, tal vez fue considerado como el “sueño de una noche de verano”, algo que ahora ya suena factible.

Considerar el que una empresa aprovechando su capacidad económica, sus nexos comerciales y posiblemente sus relaciones con el gobierno, se preocupe y ocupe en tener en cuenta las necesidades sociales que el gobierno no puede o no tiene las capacidades para atender.

No se trata de una posición del “Buen Samaritano” ni en el otro extremo el pensar que lo hace solamente por hacer negocio y ganar dinero y puede que en cierta medida tengan razón. Sin embargo el hacer negocio no está reñido con la Responsabilidad Social. Lo que lo hace diferente creo, es que a través del negocio está satisfaciendo una necesidad que no es exclusivamente con sus grupos de interés.

Esta posición elimina la actitud autista y egoísta antes mencionada, ubicando a la empresa en función de su giro y especialidad como un instrumento para atender las carencias que pueda tener la sociedad donde se encuentra.

De hecho algunas empresas ya están actuando de alguna manera bajo este concepto aunque no lo mencionan de manera explícita.

El civismo no se refiere únicamente a la convivencia social ni a los aspectos de índole política en el más amplio de sus sentidos, es algo que puede aplicarse a las relaciones comerciales y de negocios y el ejemplo de estas empresas es una muestra clara de ello.

Ante la evidencia de estas empresas con esta actitud cívica, tal vez estemos en el umbral de una nueva era donde la Responsabilidad Social entra al mundo de los negocios de una manera diferente, donde la economía cumpla un papel social, papel en el que la situó Adam Smith y del cual nunca debió haber salido.

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18 de marzo de 2015

Día mundial del Agua

El 20 de marzo es el día designado como el “Día Mundial del Agua”, el cual fue establecido por las Naciones Unidas desde 1993, fecha que sirve tanto para celebrar su existencia, como para tener en cuenta los retos que implica el estar mejor preparados para su cuidado en el presente y en el futuro.

Este año, el tema de manera específica es el “Desarrollo Sustentable del Agua”, el cual busca el recordarnos la necesidad de administrar de la mejor forma posible y de manera responsable este vital líquido para la vida, para los ecosistemas y para el crecimiento económico; y si es abundante por cubrir el 70 por ciento de la superficie del planeta, solo una cantidad pequeña es la que existe para el consumo humano.

En términos numéricos, se estimado que existen alrededor de mil 400 millones de kilómetros cúbicos de agua en el planeta, de los cuales sólo 2.5% corresponden a agua dulce. Este pequeño porcentaje se localiza principalmente en los ríos, lagos, glaciares, mantos de hielo y acuíferos del mundo. Y casi tres cuartas partes del agua dulce están contenidas en los glaciares y mantos de hielo, de los cuales alrededor de 97% son prácticamente inaccesibles para su uso.

En principio la mayoría de los países tienen el agua suficiente para su crecimiento, sin embargo no la están administrando apropiadamente, lo que implica importantes costos por un lado, y por otro no procurar los beneficios adecuados donde se localizan los mantos acuíferos, resultando por ello lo que se denominada situaciones de “estrés” de agua.

Por lo anterior, el Foro Económico Mundial en el 2014, señaló la “crisis del agua”, como una de las diez más importantes preocupaciones para la economía global.

Por otro lado, de acuerdo al estudio a escala mundial realizado por la Consultora SustainAbility, menciona que la mayor demanda de agua proviene de la agricultura la cual requiere del 70% del recurso, y se espera que para el 2030 la demanda se incremente de manera significativa para cubrir las necesidades por el crecimiento de la población. Al mismo tiempo el sector industrial muestre un incremento significativo, siendo aún más en los países en desarrollo.

Para algunos especialistas, el problema real no es la falta de agua, sino de cómo se utiliza, generando así su escasez, y estos se debe a que la mayor parte de la población está ubicada en áreas donde quizás están exterminando el recurso y no hay mucho ya por aprovechar.

Por todo lo antes citado, es importante que la sociedad en una actitud responsable y sustentable recuerde que tenemos un solo planeta y una cantidad fija de agua que si bien es mucha, se requiere cuidarla y aprovecharla de la mejor forma posible para la sobrevivencia de todas las especies vivas incluyendo al ser humano.

En suma, terminar con esa “cultura de desperdicio” que heredamos y que hemos seguido manteniendo, por la simple razón que está en juego nuestra sobrevivencia y que como seres con conciencia somos responsables de los recursos de la naturaleza.

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4 de marzo de 2015

¿Cuándo la Responsabilidad Social dejará de ser noticia?

Es necesario generar una conciencia social y responsable en las generaciones de niños y jóvenes, para que esta sirva de vehículo para desarrollar la Responsabilidad Social Empresarial de manera plena en las organizaciones y en el ámbito de los negocios.

Si bien es muy válido y loable lo que ya muchas empresas están haciendo en este aspecto en su ámbito local, nacional e internacional inclusive, todavía desafortunadamente son pocas en relación al universo total, teniendo que actuar como especímenes raros por estar inmersas en un ambiente que todavía no le interesa tener una actuación socialmente responsable.

En perspectiva es impresionante el observar que el modelo mercantilista e individualista que se gestó hace aproximadamente 150 años, todavía sigue en plena vigencia; si bien esto se da en diversas modalidades se sigue considerando como el modelo paradigmático tanto en el aspecto social como comercial.

Tecnológicamente es evidente que el mundo ha cambiado radicalmente en el siglo y medio antes señalado, algo que a todas luces es positivo, sin embargo en el plano social los señalamientos morales y sociales de Adam Smith y Carlos Marx siguen plenamente vigentes

En lo que va de este siglo XXI, la Responsabilidad Social se sigue viendo como una novedad y buscando abrirse paso de manera forzada en un ambiente que le es hostil que en el mejor de los casos es vista como una quimera, un “lindo sueño” que como tal es irrealizable

Modelos de negocios como el de Yunus por ejemplo son desafortunadamente vistos como casos aislados y por lo tanto difíciles de replicar. Igual sucede con los distintos pronunciamientos de Amartya Sen, que busca el utilizar la economía como un medio para mejorar el nivel de vida de la población, y no como un fin para el enriquecimiento de unos cuantos.

Es por estas razones que señalo lo mencionado en el inicio, el empezar a educar a los niños y jóvenes en la Responsabilidad Social, el inculcarles que viven en sociedad y que son ya responsables desde su temprana edad de la sociedad en general en la que viven. Pero no ver dicha responsabilidad como una penalidad, condena o un “pecado original”, sino como una oportunidad de lograr una convivencia sana con el resto de las personas.

En la medida que vaya permeando en las generaciones de jóvenes esta mentalidad responsable, se empezará a ver como algo normal, llegando así al mundo de las empresas y los negocios.

Lo anterior es plenamente posible. Cualquier conocedor de la historia sabe que en la llamada “edad media” las poblaciones vivían en comunidades teniendo lo que ahora se llama una conciencia social, pero el cambio de mentalidad se dio plenamente hace 200 años, por ello surgieron personajes como el antes citado Adam Smith, que como profesor de ética que era, se percató del surgimiento de un individualismo que ha imperado de manera contundente hasta ahora.

Con una educación socialmente responsable y con el arribo desde hace unos pocos años de las llamadas redes sociales gracias a los avances tecnológicos, es posible ser algo optimistas. Generar a manera de virus en dichas redes, una epidemia de la importancia de ser conscientes de la responsabilidad social, la cual existe sencillamente porque se vive en sociedad, algo de lo que nadie puede sustraerse, y que es benéfico y positivo para todos.

De no lograrse un cambio de paradigma, la Responsabilidad Social Empresarial todavía tiene un largo camino por recorrer para poder convertirse en un modelo gestión común y no por excepción como sigue siendo hasta ahora.

Seguiremos platicando …

12 de febrero de 2015

¿Hacer negocios puede significar ser solidario?

Aunque pueda sonar raro, creo que la solidaridad puede generarse al hacerse negocios, conceptos que no necesariamente deben estar reñidos o ser antagónicos.

Creo que existe en el ambiente empresarial, al menos en mi país, la idea de que hacer negocios significa de alguna forma el jugar el llamado “juego suma-cero”, es decir, gano o pierdo todo. Y por lo tanto los participantes en cualquier negociación siempre buscan la manera de cuidarse del otro y al mismo tiempo tratar de llevarse todo a su favor.

Ambas partes no alcanzan a comprender plenamente que en una relación comercial que afín de cuentas es una relación social, se trata de que ambas partes ganen en la transacción, generando con ello una solidaridad que se puede convertir en una sociedad, que implica una solidaridad en la que juntos ambas partes obtienen una ganancia.

Lo anterior lo comento por un suceso que me tocó presenciar hace poco, y creo que es muy común desafortunadamente. El caso es que una persona renta un local comercial a un precio determinado, en una edificación en la que los locales estaban desocupados por más de seis meses.

Al poco tiempo de haber empezado el alquiler, el negocio instalado empieza con éxito, por lo cual el inquilino renta un local contiguo para ampliarlo. A los seis meses de dicha ampliación y el negocio avanzando prósperamente, el dueño de los locales pretende aumentar un 60% el valor de la renta por ambos locales.

Ante esta actitud, el inquilino se ve impedido de poder aceptar el incremento planteado, por lo que se ve en la necesidad de desocupar ambos locales. Por lo que la edificación vuelve ahora a encontrarse vacía.

Reconozco que no conozco al dueño de dicha edificación, pero por los comentarios del ahora ex-inquilino, parece que el propietario quería también participar de la prosperidad del negocio instalado y por ello cobrar una mayor renta. Y es en este aspecto cuando hago mención de la solidaridad y del verdadero valor de hacer negocio.

¿Qué ha sucedido? Unos locales que estuvieron desocupados mucho tiempo logran alquilarse dos ellos en un lapso corto y con estabilidad, pero con el pretendido aumento ahora están nuevamente desocupados.

Ahí pudo haberse realizado un buen negocio generando una relación ganar-ganar, pero se buscó un juego suma-cero y finalmente ambas partes perdieron.

¿Por qué el dueño de los locales no se percató que si el negocio alquilado estaba funcionando tenía una renta segura y que probablemente esto ayudaría a que sus otros locales también se rentarán? ¿Es un exceso de ambición y no querer compartir ganancias?

Uno tiene el local, el otro tiene un giro comercial que aprovecha el local. ¿Por qué no trabajar juntos y beneficiarse, trabajar como socios en forma solidaria.

Reconozco que no tengo respuestas, pero si planteo la situación en la que percibo un fuerte egoísmo en donde no se busca una relación socio-comercial positiva y pareja, sino de preponderancia de uno sobre otro.

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29 de enero de 2015

¿Algún día terminará la corrupción?

Uno de los métodos muy extendidos para luchar contra la corrupción son los llamados códigos de ética en todas sus modalidades. Y si bien su intención a todas luces es positiva, pregunto: ¿Estos es suficiente para terminar con este problema?

Sin querer ser pesimista creo que la respuesta es negativa. Sin embargo creo que es un buen principio para que las empresas e instituciones en general, tengan un documento que en forma explícita rechacen este tipo de comportamiento entre sus miembros.

Y creo que la respuesta es negativa, ya que la corrupción no se podrá detener con un escrito. Dicen por ahí que el “camino al infierno está lleno de buenas intenciones”. La corrupción nos remite a los valores y la cultura en general.

Tanto en México como en muchos otros países, este modelo de comportamiento se ha vuelto por así decirlo en algo natural; es decir, todos de alguna manera y en algún momento hemos realizado un acto corrupto; y si bien sabemos que no es lo correcto, lo pasamos por alto justificándolo por el objetivo que se busca. En otras palabras: “el fin justifica los medios”.

Y si bien son “actos pequeños” (quién sabe qué sea eso), si sumamos los de todos entonces nos encontramos en una sociedad corrupta.

Y si esto es un problema, creo que hay uno mayor cuando la corrupción se convierte en un modo de vida para una persona o una organización, definiendo a esa persona, organización o sector social corrupta por antonomasia, tal es el caso de los políticos que de entrada son etiquetados con dicho calificativo.

Y si esto es el caso: ¿Será un código de ética suficiente para que un político no sea corrupto, corruptible y corruptor? De no nuevo insisto, no creo que esto sea suficiente.

Si este es el caso. ¿Qué se requiere hacer para evitar que surja la corrupción antes de que nazca? Se dice que los países nórdicos son poco corruptos o corruptibles, por lo tanto: ¿Qué han hecho en esos países para que la población se comporte de acuerdo a las reglas establecidas sin tener a un policía a un lado

Hablando como cualquier ciudadano sin ser experto en la materia, creo que la respuesta a la última pregunta es a través de inculcar valores con el ejemplo; si los padres de familia, los maestros y las figuras públicas ya sean músicos, actores, actrices y políticos tienen un comportamiento ético, esto será aprendido por las nuevas generaciones. Esto no es fácil ni rápido, pero es necesario generar un ambiente social en donde la corrupción sea vista como algo raro, poco común y que no sea considerada como algo normal, tal como actualmente sucede.

Hay que llegar al momento en que cualquier relación comercial o de negocios, los involucrados no desconfíen desde el inicio de su relación de su contraparte, o bien, el sentirse engañados simplemente por alguien que proviene de un sector ya etiquetado de corrupto.

Tal vez lo mencionado en los dos últimos párrafos suene a utopía y lo reconozco, pero en cualquier caso hay que hacer algo para reducir a su mínima expresión este problema que tiene enferma a toda la sociedad, que de continuar creciendo, terminará con nuestra vida social en todos los órdenes. O en otras palabras, terminará con lo sociedad en el más amplio de sus sentidos.

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16 de enero de 2015

La falta de Responsabilidad Social provocó los sucesos de Francia

Es común considerar la Responsabilidad Social como algo exclusivo a las empresas, sin embargo, es algo que abarca a toda persona por su condición de ser humano y por consiguiente a la sociedad en general.

Lo anterior lo señalo por los desafortunados hechos que se vivieron en Francia en días pasados, con el atentado a los periodistas de una publicación, la cual se distingue por su estilo sarcástico de manejar ciertas informaciones, y en especial a su manera de tratar al Islam y en especial al profeta Mahoma.

Si bien a todas sus luces es condenable el atentado, es válido también considerar cuáles fueron las causas que los motivaron, sin que ello justifique dicho atentado.

Un primer aspecto, considerando la responsabilidad social en el sentido más amplio del término, es el respeto a los demás en general y en específico sus creencias. En otras palabras nadie tiene derecho a burlarse o mofarse de la fe de un tercero.

En el caso del Islam, se dice que no debe de representarse en ninguna forma la imagen y figura de Mahoma, el fundador de dicha religión. Algo similar ocurre con el Judaísmo, que no maneja ninguna imagen o representación de Dios ni de Moisés por ejemplo, siendo este uno de sus máximos profetas. Algo muy diferente sucede con el Cristianismo en muchas de sus vertientes, en el cual las imágenes de Jesús y la Virgen María han sido representadas en innumerables imágenes y figuras a lo largo de los siglos.

Pues esta revista del atentado ha representado a Mahoma varias veces y con distintos gestos, algo que atenta a las creencias de todos los musulmanes. Siendo en este aspecto donde entra la responsabilidad social, la que en su esencia ética señala el respeto que se debe tener a toda persona por su condición humana.

En otras palabras, la publicación ha tenido una conducta irresponsable socialmente.

Hasta ahora, solamente he podido encontrar un comentario en este sentido que fue hecho por el propio Papa, quien dijo que no se vale burlarse de la fe de los demás. Recordando que la misma Iglesia Católica ha realizado ese mismo tipo de actos criminales en el pasado: “"Lo que pasa ahora nos asombra, pero pensemos en nuestra historia: ¿cuántas guerras de religión tuvimos?", se preguntó, al evocar, como ejemplo, la Noche de San Bartolomé, es decir, el asesinato en masa de hugonotes (protestantes franceses) por parte de católicos, durante la guerra de religión de Francia del siglo XVI”.

Reitero que no apruebo el atentado contra los periodistas franceses, pero tampoco se vale que ellos o quien sea, se burle de las creencias ajenas.

Ese tipo de burlas tanto a los musulmanes como a cualquier religión se podrán terminar cuando se ejerza una real Responsabilidad Social. Siendo esta tal vez una de las bases para la convivencia humana tanto en los aspectos básicos como simplemente seres humanos, como en las relaciones comerciales y de negocios.

En suma, el respeto creo, es un elemento sustancial de la Responsabilidad Social.

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6 de enero de 2015

La Responsabilidad Social versus la rentabilidad

La empresa, esta entidad artificial creada por el ser humano que ha logrado convertirse en términos legales en una figura jurídica e inclusive en una persona moral, sigue sin ser definida en forma plena y unánime en muchos otros ámbitos.

Y esto lo menciono porque lo mismo parece que sucede en lo que se refiere a la Responsabilidad Social Empresarial y por ende, a los aspectos y ámbitos en donde ésta se encuentra presente. Confrontándola con el aspecto económico, es decir, discutiéndose si es más o menos importante esta responsabilidad en relación a la rentabilidad que se espera tenga cualquier organización denominada empresa.

Esto tal vez se deba a que se confunden o se enredan los fines con los medios, llegándose a señalar inclusive que la Responsabilidad Social debe de ser parte de la planeación estratégica para lograr una mayor rentabilidad; dejando a la parte social supeditada a la parte económica o pecuniaria.

Considero que ambos aspectos son distintos entre sí pero de alguna forma se complementan, me explico: Cualquier empresa debe por necesidad de sobrevivencia buscar la rentabilidad, pero esta ganancia es un medio y no un fin en sí mismo.

El fin es precisamente cumplir su papel social, el cual va desde su relación con sus proveedores, su personal y sus clientes por decirlo de una manera rápida. Relación que se manifiesta de manera primaria en el aspecto económico, la cantidad que paga y como lo hace a sus proveedores y empleados, así como la calidad de sus productos y los precios que ofrece en el mercado.

La manera como hace lo antes mencionado es como manifiesta su Responsabilidad Social. Es decir, aunque el directivo señale de manera expresa que su empresa no tiene ningún plan de Responsabilidad Social, solo por su relación directa con los actores antes referidos, ya está manifestando su responsabilidad de manera tácita.

De manera expresa se conocen las responsabilidades legales, fiscales y laborales por mencionar algunas, y para ellas existen sendas legislaciones en prácticamente todos los países, pero en relación a las responsabilidades sociales no existe una legislación expresa ni mucho menos punitiva, tal vez sea esta la razón por la que se dice que es algo voluntario.

Sin embargo, hay que tener claro que la primera Responsabilidad Social que tiene cualquier empresa es el cumplir las legislaciones a la que se encuentra sujeta, algo que no es voluntario.

Lo mismo sucede a título individual o personal, todos tenemos la responsabilidad de pagar nuestros impuestos y de cumplir con el reglamento de tránsito por ejemplo, y estas responsabilidades son sociales porque involucran a toda la sociedad en donde estamos inmersos.

Por todo lo antes señalado, debemos recordar y tener presente que la empresa es un ente social, que realiza una actividad económica que busca una ganancia que no está reñida ni divorciada con su Responsabilidad Social.

Por ende, esta multimencionada Responsabilidad Social de la que ahora tanto se habla, no es un agregado o una moda, sino sencillamente el poner en la palestra lo que es evidente pero que ha sido soslayado o disminuido por una mentalidad plenamente economicista.

Seguiremos platicando …