La Responsabilidad Social, la Sustentabilidad y la Etica, son los Valores básicos para las

La Responsabilidad Social, la Sustentabilidad y la Etica, son los Valores básicos para las
En 1953, Howard R. Bowen definió a la Responsabilidad Social del Empresario como “…las obligaciones de los empresarios para seguir políticas, tomar decisiones o adoptar líneas de acción deseables en términos de los objetivos y valores de la sociedad”. ETICA Y SUSTENTABILIDAD: VALORES BASICOS PARA LAS EMPRESAS

10 de diciembre de 2009

La Responsabilidad Social del gobierno en la crisis financiera

(Por motivo de las festividades de fin de año, voy a estar unos días fuera, y para el 7 de enero estoy de regreso. Saludos, Felicidades y Gracias)

La responsabilidad social de los gobiernos se pone ahora realmente a prueba, al estar actuando como accionista de todos los bancos y sociedades financieras que rescataron en los pasados doce meses.

En un documento reciente del World Economic Forum (Foro Económico Mundial), titulado “Los gobiernos como accionistas: navegando con los retos de sus nuevos intereses en las instituciones financieras”, se dice que al haberse vistos forzados más de 20 países a intervenir a dichas instituciones, ahora tienen la responsabilidad de actuar con transparencia, gobernabilidad y liderazgo, ya que existen 700 mil millones de dólares de los contribuyentes que están en juego, y en espera de una reestructuración del sistema financiero mundial para que ya no se presenten este tipo de crisis.

Esto además de la participación del gobierno americano para rescatar a la empresa automotriz General Motors.

El mencionado documento enfatiza que la forma como se manejen las instituciones rescatadas, debe proteger los intereses de los contribuyentes, impulsando estrategias que permitan a las mencionadas instituciones salir adelante; esto se debe a que ahora deben actuar en función del interés público, primordialmente por el origen del dinero obtenido para evitar su quiebra.

El documento referido recomienda a los gobiernos entre otras cosas, buscar un equilibrio entre los accionistas privados y la protección de los contribuyentes; esto significa que no solamente se trata de dar dinero a las empresas para evitar su quiebra y que manejen los recursos en forma discrecional, sino que el gobierno como accionista, debe buscar un equilibrio buscando proteger el dinero de los contribuyentes.

Todo lo anteriormente mencionado considero que es digno de resaltarse, y más aun que el Foro Económico Mundial considere la enorme responsabilidad que tienen los gobiernos en el uso del dinero de los contribuyentes.

Aunque suene tal vez algo exagerado, creo que esta crisis está imponiendo nuevos paradigmas en la forma como se debe manejar el gobierno, y también las empresas del sector financiero. Y esto se debe al papel que está tomando el gobierno como accionista de rescate, que si bien ya lo había hecho antes, nunca había sido de la magnitud como la actual.

Pero esto no debe ser para salvar a los accionistas que de alguna forma fueron los que provocaron la crisis, sino como lo dice el propio Foro Económico Mundial, para salvar a los inversionistas que participan en dicho sector, y buscar la reorganización del multimencionado sector en términos de responsabilidad social.

En otras palabras, el sector financiero debe ser conciente y actuar de una forma socialmente responsable, ya que sus utilidades de todas sus operaciones las obtiene finalmente de la sociedad en general, y por actuar de manera irresponsable en el pasado reciente fue lo que fatalmente provocó la gran crisis que hemos vivido en los últimos meses.

En México se vivió una experiencia parecida a lo que actualmente está sucediendo a escala mundial, cuando en la crisis de 1995 el gobierno entró a rescatar a prácticamente todo el sector bancario nacional; sin embargo se tiene un amargo recuerdo de esto, ya que mediante el llamado Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), el mismo gobierno ayudó en mucho a banqueros que actuaron en forma fraudulenta; y si bien cumplió en parte su responsabilidad social como último prestamista, por otra parte le ayudó en alguna forma a los ahora exbanqueros que no actuaron en forma reponsable, con lo que corrompió el propósito original del mencionado Fondo y con ello su imagen ante la sociedad en general.

De todo lo mencionado, en lo que se haga en el futuro próximo tanto por los gobiernos como por las empresas, es seguro que la responsabilidad social tendrá un mayor peso en comparación al que tuvo en el pasado.

Seguiremos platicando …

1 de diciembre de 2009

La Responsabilidad Social como principio Etico

Empezando a sacar conclusiones de fin de año, si puedo ir obteniendo alguna es que al margen de las noticias e información relativas a la crisis financiera, es persistente el aumento de artículos, notas y comentarios relacionados a la ética en sus diversas formas.

Por un lado se ha revisado la falta de ética de quienes coadyuvaron de alguna manera en la gestación de lo que vino a ser la crisis, principalmente entre los agentes de Wall Street quienes en un afán desmedido en la búsqueda de ganancias en el corto plazo, corrieron riesgos innecesarios y sin evaluar sus implicaciones y consecuencias que ahora está viviendo el mundo en diversas formas.

Al respecto, mucho se ha hablado también de la sobrevivencia de la Responsabilidad Social (RS) en medio de esta crisis, algo que puede provocar cierto escozor ya que se considera a la RS como algo ajeno a la vida real de las empresas y que puede tomarse en cuenta solamente en épocas de bonanza o estabilidad económica.

Sin ser experto en semántica o cosas por el estilo, es posible que la Etica y la RS sean de alguna manera factores que se corresponden más que complementarse; muestra de esto es en lo que fallaron los gestores de la crisis fue precisamente en su Responsabilidad Social, es decir, actuaron sin considerar las repercusiones socioeconómicas de sus decisiones.

Bajo esta óptica, la RS no es una acción para determinadas etapas económicas, que al igual que la ética, ambas deben aplicarse en todo momento, ya que son de alguna manera la base de la convivencia social en todo momento, lugar y actividad que se realice.

El mismo Adam Smith quien fuera profesor de ética, lo decía en sus escritos en cuanto a la forma de comportarse de los agentes económicos; en su época no existía el concepto de Responsabilidad Social como ahora se utiliza, pero de sus textos se infiere que seguramente lo hubiera aceptado.

En todo caso, los gestores de la crisis actuaron bajo el modelo mercantilista, el cual considera la actividad económica como un fin en sí mismo, sin buscar la verdadera satisfacción de las necesidades humanas; en otras palabras, la riqueza es un medio y no un fin para el hombre.

Por lo anterior, la misma crisis ha puesto en evidencia la enorme falta de Etica y por consiguiente de Responsabilidad Social de múltiples actores o agentes económicas.

Dicho en otra forma, la crisis no implica que el dinero haya desaparecido, este todavía existe pero no circula, y la causa de la crisis fue un exceso de confianza, y por lo tanto ahora la verdadera crisis es una falta de confianza en grado extremo; por lo tanto, para recuperar la confianza puede ser sólo a través de un comportamiento ético y una conciencia de la responsabilidad social de los agentes económicos, en donde si se vale la búsqueda de la ganancia, pero como se menciono antes, no como un fin, sino como un medio para satisfacer las necesidades del hombre.

Tal vez suene utópico lo anterior, pero por más dinero que se inyecte en las economías, si no hay responsabilidad social y ética, no habrá confianza ni por consiguiente tampoco la buscada recuperación.

Seguiremos platicando …

17 de noviembre de 2009

En busca del equilibrio entre el estado y el mercado

A manera de un péndulo, las ideologías en cuanto al papel del estado con la sociedad se han venido moviendo a darle una mayor importancia y responsabilidad, movimiento contrario al que se mantuvo hasta antes de la crisis financiera, cuando se manejó un liberalismo exagerado dejando al mercado como la gran solución.

Este movimiento que está trayendo consigo el rompimiento de paradigmas que se mantuvieron durante mucho tiempo, y que de alguna forma sostuvieron el crecimiento y desarrollo económico, se encuentra ahora justamente buscando su equilibrio, y por ello existe un grave riesgo de que nuevamente dicho movimiento se vaya a un extremo, descalificando todo lo logrado.

El aumento de desempleo y la pobreza, así como las difíciles expectativas para la población joven que tiene ante sí un futuro poco claro, pueden ser, o seguramente ya lo son, el caldo de cultivo para políticos que se empiezan a presentar como los salvadores a través del uso de las políticas sociales como el instrumento para resolver sus problemas, que consideran al estado como la panacea para resolver los problemas sociales.

El riesgo es más grande aún, al considerar que la mencionada crisis vino a agravar más la situación de grandes grupos que se encontraban ya en una posición difícil, y para muchos más que ahora se ven degradados en su situación de bienestar socioeconómico.

Latinoamérica, región que ha tenido severos altibajos en su desarrollo en al menos los pasados treinta años, se encuentra expuesta a este tipo de situaciones; ya que con el pretexto de solucionar los graves problemas actuales, los políticos proponen y ponen en práctica una serie de medidas etiquetadas de sociales que finalmente lo que buscan con ello es permanecer en el poder, y no resolver en forma definitiva la pauperización de la sociedad.

Satanizar el mercado ahora como se hiciera antes con el estado no es la solución, ni mucho menos el buscar a “salvadores de la patria” que están dispuestos a “sacrificarse en aras de la sociedad”.

Lo que se requiere es ajustar en su verdadera dimensión al estado y al mercado, de acuerdo a las características de cada país, y primordialmente considerar que se requiere tener una real responsabilidad social por parte de los funcionarios públicos, así como del sector privado.

En suma, no se trata de volver a las dicotomías que caracterizaron al mundo en el siglo XX, que fueron las causantes de “guerras frías” y “Muros de Berlín", que a fin de cuentas no han resuelto el bienestar de la sociedad, y que por culpa de tales doctrinas el mundo actual se encuentra en grave situación con problemas ecológicos y de sustentabilidad y de pobreza extrema.

Por lo que en conclusión, hay que tener cuidado de los políticos redentores que plantean un estado salvador, y pedirles a ellos una actitud responsable y trabajar para y con la sociedad.

Seguiremos platicando …

10 de noviembre de 2009

La responsabilidad social involucra a los sectores público y privado

El reclamo que en días pasados hiciera el presidente de México Felipe Calderón a los empresarios en torno al pago de impuestos, representa la clara divergencia que existe en torno lo que significa la responsabilidad social tanto para el sector público como para el sector privado.

Por un lado, considero que la sociedad toda tiene una responsabilidad social obligatoria que se manifiesta tanto en los deberes y obligaciones como ciudadano, así como en la participación económica a través de los impuestos, palabra esta última que resulta chocante de entrada, ya que es algo que se impone de manera obligatoria. Y aunque es cierto que a nadie le gusta pagarlos, menos todavía cuando percibe que estos no son usados de manera satisfactoria por decir lo menos.

Por otro lado, el sector público en cualquiera de sus niveles, considero que tiene como razón fundamental de su existencia su atención plena a las necesidades sociales de cualquier tipo, incluyendo las necesidades económicas como parte de las mencionadas necesidades sociales; y también entiendo que para atenderlas de forma adecuada necesita de las aportaciones económicas de la sociedad en general, ya que el gobierno por sí mismo no tiene la vocación de generar ingresos, aunque en México como en otros países el gobierno es dueño de empresas, pero no con un sentido de lucro, sino como un servicio público.

Por lo anterior y en base al reclamo, es claro entonces, según lo señala el propio presidente, que le tiene que pedir a las empresas que paguen su parte correspondiente, argumentando que el propio gobierno está haciendo lo propio, lo cual sin embargo, no convence a las empresas.

Lo declarado en forma pública no hizo más que poner en la palestra un comentario cotidiano entre la ciudadanía, la cual no ve que ninguno de los dos cumple real y plenamente con su responsabilidad social, dejándole al otro el compromiso que tiene con la sociedad en general.

Pero es un secreto a voces la percepción de que el gobierno no hace lo necesario y solamente pide más para mantenerse, y también que las empresas buscan todos los recovecos legales para pagar lo menos posible de impuestos.

A final de cuentas el ciudadano común está sujeto a lo que ambas entidades decidan en cuanto a las cantidades aportadas y la forma en que serán usadas.

Por lo tanto, es por este mismo ciudadano y sociedad en general, que los sectores público y privado terminen con sus reclamaciones mutuas y busquen la forma de trabajar en forma conjunta para la misma sociedad, teniendo en cuenta que uno de depende del otro, y ambos además dependen de la sociedad.

El sector público es socialmente responsable en su razón de ser; y el sector privado además de lo que le exige la ley, ahora la sociedad misma le pide ser más responsable en su actuación; y ambos en conjunto, requieren buscar elevar el bienestar y calidad de vida de toda la población, cada uno en sus campos de acción.

Se trata de sumar esfuerzos y no buscar divisiones y competir para ver quien hace más.

Seguiremos platicando …

29 de octubre de 2009

La confianza en el gobierno y en los funcionarios públicos

Recientemente en Estados Unidos se publicó una encuesta sobre la confianza, en donde se reporta que el 84 por ciento de la población americana sostiene que las empresas son las causantes de la crisis financiera, y un cercano 81 por ciento considera a su vez que el gobierno es el principal responsable, por no haberla prevenido.

Si bien esto sucede en dicho país y de acuerdo a su propio modelo político y económico, en México y Latinoamérica, sin tener una base objetiva para afirmarlo, seguramente se considera responsable principalmente a los gobiernos de los problemas económicos actuales, y como los principales responsables para salir del difícil momento actual.

Si bien es cierto también que los empresarios no son unas “hermanas de la caridad”; las políticas económicas imperantes en nuestros países son creadas y conformadas principalmente por los gobiernos, a través de funcionarios públicos que no necesariamente políticos.

Y como lo afirma la encuesta antes mencionada que existe ahora un fuerte problema de falta de confianza en la Unión Americana, esto seguramente también está sucediendo en Hispanoamérica, siendo esta realmente una verdadera crisis, en donde la población está fuertemente desencantada de las políticas públicas aplicadas, que no logran mejorar la calida de vida de las diferentes poblaciones.

Por lo anterior, lo que la crisis económica ha hecho es simplemente poner en evidencia las tremendas desigualdades existentes, al ampliarlas todavía más por la poca generación de riqueza que se está dando, y que continuará en diversos grados en el ya cercano 2010.

La situación vivida en este 2009, ha provocado una pérdida de algunos logros alcanzados en los últimos años en cuanto al bienestar socioeconómico, por lo que ahora hay que detener ese regreso e iniciar un camino cuesta arriba, cargado con una inmensa desconfianza como lastre, la cual se vio incrementada por lo poco que pudieron hacer los diferentes gobiernos para que el golpe de la crisis fuera mínimo.

En este punto la pregunta es: ¿qué harán los gobiernos para rescatar al menos la desconfianza perdida en este último año de esta crisis? Una respuesta concreta no la tengo, pero al menos podrían buscar diseñar y ejecutar políticas que puedan ser percibidas por la población como acciones palpables que buscan mejorar su situación como el empleo, educación y salud.

No solamente declaraciones sino acciones como se mencionó antes, algo que es posible tanto para el corto como para el largo plazo. En pocas palabras, una verdadera Responsabilidad Social.

Seguiremos platicando …

21 de octubre de 2009

La obligatoriedad de la futura Norma ISO 26000

Con la distribución del último borrador de la Norma ISO 26000 sobre Responsabilidad Social para su revisión, con miras para aprobarse y entrar en vigor en el ya cercano 2010, vale la pena reconsiderar su obligatoriedad en función del tremendo cambio del entorno que se ha dado en estos dos últimos dos años a raíz de la crisis financiera internacional.

Desde el anuncio de la quiebra de Lehman Brothers el 15 de septiembre del 2008, se abrió la “Caja de Pandora” de todas las corruptelas y comportamientos poco o nada éticos y faltos totalmente de responsabilidad, dentro de un marco de visión plenamente cortoplacista, menospreciando o desdeñando los riesgos y las potenciales consecuencias que tuvieron por parte de todos quienes participaron en mayor o menor grado en las complicadas operaciones financieras, las cuales han provocado la profunda recesión en este 2009, y los elevados índices de desempleo en prácticamente todo el mundo.

Consecuencias que están provocando un déficit de prácticamente un diez por ciento en las cuentas de Estados Unidos, y una reducción en el Producto Interno Bruto de México en el 2009 estimado en alrededor del siete y medio por ciento, el más grande desde 1932 cuando la gran depresión.

Ante este entorno severamente complicado que si bien es cuantificable en su pérdida en términos económicos; la falta de ética y de un comportamiento irresponsable son conceptos que no pueden medirse en cuanto a su repercusión en términos de confianza.

Es en este último aspecto de la confianza donde la Norma 26000 puede tomar una dimensión importante, y puede ser un elemento clave para generar un nuevo entorno que propicie un desarrollo ético y sustentable tanto en la parte económica como ecológica.

Tal vez suene exagerado pero hay que dimensionar en toda su magnitud lo que implicó la crisis para todo el mundo, e igual o inclusivamente más importante es el considerar que la forma de operar los negocios en el mundo no puede ser como fue antes de la crisis; esto debe manejarse como un cambio de paradigma para no crear condiciones similares a las que provocaron la gran crisis.

Y si bien ahora los gobiernos han apoyado con inmensas cantidades de dinero tanto a los sectores bancarios, manufactureros como a la población afectada, esto no será suficiente ni sustentable; por lo tanto lo que se requiere es crear un entorno ético y responsable, y en esto puede ayudar enormemente la Norma 26000.

Aunque se ha dicho repetidamente que su aplicación será totalmente voluntaria, pues que mejor que las empresas hagan lo necesario para aplicarlas en ellas, con el ánimo de generar esa confianza que tanto hace falta en estos momentos.

Hasta ahora la Responsabilidad Social ha sido adoptada en forma voluntaria, pero con un sinfín de enfoques que si bien todos son válidos y loables, ha faltado un punto de referencia universal aplicable en cualquier latitud, y en eso puede ayudar plenamente la Norma, algo que sea válido y confiable para cualquiera.

En este sentido la obligatoriedad en la adopción de la ISO 26000 no necesariamente debe ser implantada por alguna institución específica, sino por voluntad propia de las empresas, de ellas mismas depende el poder salir de las secuelas de la crisis buscando una nueva forma de operar, y no esperar a que los gobiernos o una tercera identidad indique el camino a seguir.

Tal vez suene quimérico lo mencionado, pero es necesario tomar conciencia que ni la globalización y todos los avances en las TIC, no serán suficientes para una recuperación y avance real de la economía, si no existe un comportamiento sustentable de todos los agentes económicos y de los gobiernos.

Hay que recordar que al fondo de la Caja de Pandora se encuentra la esperanza, y a ella acudo en busca de una sociedad con Responsabilidad Social.

Seguiremos platicando ...

12 de octubre de 2009

La Etica se convierte en factor para la toma de decisiones

A raíz del primer aniversario de la quiebra de Lehman Brothers el pasado 15 de septiembre, fecha que se maneja ya como el reconocimiento de la existencia de la crisis financiera, se han venido publicando una innumerable cantidad artículos y análisis respecto a la trascendencia de dicho suceso, y algo que percibí de lo que alcancé a leer, es que en forma directa o indirecta todos abordan la ética como un factor clave en todo lo acontecido.

Buscando entender más porqué se presentó la crisis y sus efectos que hemos visto en los pasados doce meses, no en los aspectos financieros y económicos, sino en cuanto a la confianza de invertir o no invertir, o en materia de credibilidad, tal vez esta sean estos aspectos la verdadera y real crisis.

En los artículos publicados en estas pasadas cuatro semanas, de alguna manera se señala que se confió a que se ganaría tal o cual cantidad de dinero en un lapso de tiempo determinado, y por eso el volumen de las inversiones, sin embargo, esa que podría llamarse ahora exceso de confianza, se basó en un comportamiento ético que se daba por descontado, es decir, que todos confiaron en todos, o que los riesgos estaban bien calculados y por lo tanto no había necesidad de mostrar más cautela o ser suspicaz de alguna manera.

Como consecuencia de lo sucedido en la fecha mencionada, el inversionista y el empresario se fueron al extremo contrario, y ahora estamos inmersos en una desconfianza generalizada, enarbolando la ética como un elemento clave antes de decidirse por tal o cual inversión, dejando a un segundo punto el margen de las proyecciones de rentabilidad estimadas.

Por ello, seguramente la ética será la piedra de toque para generar la confianza necesaria para la toma de decisiones; en este sentido y viendo en retrospectiva, no recuerdo haber visto desde mi época de estudiante universitario, hace ya algunos años, el que se considerara como un elemento de análisis para las inversiones tanto la ética como la confianza y no solamente la tasa de retorno; ya que seguramente se daba por descontado el cumplimiento del paradigma del mercado libre, o que estos aspectos mencionados no eran significativos.

Ahora estamos viendo también que las escuelas de negocios ya le están poniendo más énfasis al tema, creando cursos y seminarios dedicados exclusivamente a la ética. ¿Quién hubiera pensado hace algunos años considerar la ética como un tema importante en estas escuelas? Vaya que estamos viendo y siendo parte también de un gran proceso de cambio.

Si bien el futuro por definición está marcado por la incertidumbre, este futuro podrá ser más confiable en su percepción en el presente si partimos de un marco ético en el comportamiento de todos los agentes económicos; de no ser así, difícilmente podrán lograrse un verdadero avance en los aspectos sociales y económicos.

Seguiremos platicando …

30 de septiembre de 2009

Se necesitan revaluar los valores sociales para lograr un desarrollo económico sustentable

Si bien la crisis financiera provocó pérdidas millonarias de dólares a escala mundial, ha puesto en evidencia una pérdida posiblemente más importante: los valores sociales; los cuales son los que realmente sostienen el desarrollo económico de cualquier sociedad; valores que ya eran promovidos a inicios del siglo XIX, a poco de haber comenzado la Revolución Industrial.

Ya en la época actual, con el impresionante auge tecnológico de los últimos 30 años, aunado a una creciente mentalidad desbordada de un liberalismo individualista y corto placista que corrompió los principios éticos de Adam Smith, propiciaron un crecimiento enorme de la actividad económica, pero corrupta en los principios que la sostenían, lo que no ha permitido la mejoría socioeconómica de la población en general; en suma, la actual crisis ya globalizada tiene su vicio de origen no en un liberalismo real, sino en un mercantilismo a ultranza.

Este fenómeno de búsqueda de riqueza en el corto plazo no es nuevo, y como antes lo mencioné, ya en el siglo XIX hubo personas que se dieron cuenta de ese individualismo exagerado y se preocuparon tanto por generar riqueza y en su distribución, y con una mentalidad que en términos actuales se podría calificar de sustentable.

Específicamente me refiero a los denominados “socialistas utópicos”: Robert Owen en Inglaterra, y Saint-Simon, Charles Fourier y Étienne Cabet en Francia, personajes que vivieron a principios del siglo XIX, y que fueron calificados con dicho sobrenombre por considerarse sus ideas muy idealistas y románticas, es decir fuera de la realidad y la mentalidad de aquella época, mentalidad que me atrevería a calificar muy similar a la de estos últimos 30 años, la que provocó la primera gran crisis del siglo XXI.

Sus ideas surgieron como respuesta a los serios problemas sociales que acarreaba el triunfo del industrialismo y el liberalismo individualista en Europa.

En términos muy generales las ideas que manejaban eran las siguientes:
• La importancia de la naturaleza, aunque ello no fue obstáculo para que fuesen favorables a la industrialización.
• Dedicaron sus esfuerzos a la creación de una sociedad ideal y perfecta, en la que el ser humano se relacionase en paz, armonía e igualdad.
• Sus metas habrían de alcanzarse mediante la simple voluntad de los hombres, es decir, pacíficamente, de ahí que sus seguidores se opusieran a las revoluciones y a acciones como la huelga.
• Pusieron al descubierto y denunciaron los perniciosos efectos del capitalismo, ahora denominado neoliberliasmo.
• Con el fin de paliar las injusticias y desigualdades emprendieron diversos planes, en los que primaron la solidaridad, la filantropía y el amor fraternal.

Robert Owen no solamente fue un pensador, sino que llevó sus ideas a la práctica en su propia empresa: se preocupó por darles casa a sus trabajadores, así como la supresión de las labores penosas y mantenimiento del salario en épocas de reducción de ventas.

Saint-Simon por su parte, entendía que todo lo que hicieran los gobiernos debía tender a mejorar la situación moral y material de los que trabajaban, y terminar con la pobreza y las guerras. Para ello, los sectores los productivos debían dirigir los destinos de la nación, ejerciendo cada vez menos gobierno (entendido como despotismo) y más administración.

Posteriormente, hace prácticamente un siglo, el presidente de Estados Unidos dijo: “Las empresas son un instrumento indispensable de nuestra moderna civilización, pero creo que ellas deben ser supervisadas y reguladas para que actúen para los intereses de la comunidad de forma completa”: Además creó leyes antimonopolio, de salud, seguridad, y estableció horarios de trabajo.

Creo que estas ideas son plenamente aplicables a la época actual, y están dentro de la ética, la sustentabilidad y la responsabilidad social.

Dicho lo anterior, es lamentable que cerca de 200 años después de los socialistas utópicos y con los notables avances tecnológicos actuales, todavía se tengan los mismos problemas sociales de aquel entonces; aunque por otro lado, podemos aprender de las experiencias de esos pensadores, de lo logrado en materia social en las pasadas dos centurias, y aprovechar los mencionados avances tecnológicos para lograr un mundo mejor.

Tal vez también pueda calificarse también de utópica la aseveración anterior, pero el no aprender de las experiencias vividas por la humanidad y retomar los valores sociales, las crisis y sus magnitudes como la que ahora vivimos serán recurrentes y con resultados desastrosos.

Seguiremos platicando …

23 de septiembre de 2009

Ahora es el momento para darle un gran impulso a la ética

A raíz del primer aniversario del anuncio de la quiebra de Lehman Brothers el pasado 15 de septiembre, fecha que se reconoce ya como la formalización de la crisis financiera y económica que se ha vivido en este 2009, he podido encontrarme con diversas lecturas que reiteran la necesidad de darle mayor fuerza a la transparencia y al comportamiento ético en el mundo de los negocios.

Y si bien es cierto que en la cotidianidad muchos están o estamos buscando sobrevivir en medio de la hecatombe económica en la que nos encontramos, también es cierto que el mundo dentro de su globalización tiene que modificar las reglas del juego en las que opera para que no se vuelva a repetir una debacle de las actuales dimensiones.

Aunque se menciona que muchos quieren se mantengan las reglas igual antes de la mencionada fecha, lo cierto es que el gobierno de Estados Unidos y la Unión Europea están buscando por medio de diversas legislaciones restringir de alguna manera las actuaciones ambiciosas y de alto riesgo, actitudes que fueron de alguna manera las que provocaron toda la problemática de los pasados doce meses.

Estas acciones que sin duda son positivas en cuanto a encontrar formas para limitar y vigilar inversiones riesgosas y con poco sostén, la realidad es que se necesita algo más que eso, es necesario modificar en el fondo la mentalidad que se viene manifestando desde los ochenta, en donde el gobierno tiene una participación mínima, junto con un individualismo exagerado y un liberalismo entendido como un libertinaje al estilo de la ley de la selva.

Políticos y académicos en diversas formas, se encargaron en los pasados 20 años de adoctrinar e inculcar a la población en general y a los estudiantes en particular, que se preocuparan por sobresalir a costa de los demás, que no se consideraran como parte de la sociedad, y que los problemas de contaminación eran responsabilidad del gobierno.

La ética y el civismo en sus aspectos más básicos se han venido manejando como temas de sobremesa, pero que en la práctica no tienen la mayor utilidad. Las consecuencias de todo ello es ahora lo que estamos pagando, no solo una crisis financiera, sino peor aún, una crisis de confianza que se traduce en una inmovilidad que se traduce en una recesión de efectos mayúsculos.

Los empresarios no quieren invertir por el temor a no vender, los bancos no prestan por temor a que no se les pague, y la gente no compra por temor a no tener dinero a futuro ante la posibilidad de perder el empleo; círculo vicioso en el cual ahora nos encontramos en diversos grados y escalas.

La confianza es tal vez uno de los ingredientes para romper el mencionado círculo vicioso, y la ética su principal fundamento para recobrarla; y esto no se logra a través de alguna legislación, sino por medio de una actitud diferente que considere al individuo como parte de la sociedad y no ente aislado.

En pocas palabras, se requiere un cambio de mentalidad que vuelva a la globalización, fenómeno irreversible, en algo positivo para toda la humanidad y no solo para unos cuantos; aprovechar los avances tecnológicos para detener la hambruna, la pobreza y el calentamiento global.

Esta crisis fue un gran aviso de algo peor que puede venir en el corto plazo si no se actúa desde ahora.

Seguiremos platicando …

14 de septiembre de 2009

A 150 años del inicio de la industria petrolera

Entre tanta noticia e información que se genera diariamente pasó de largo recordar un importante evento que marcó en mucho el pasado siglo XX, y considero sin exagerar, que está siendo un punto de inflexión para la actual centuria.

Específicamente me refiero a que el 27 de agosto de 1859 (hace 150 años), Edwin L. Drake, cerca de la población de Titusville en el estado de Pensilvania en Estados Unidos, hizo lo que puede calificarse como el primer pozo petrolero con el cual se inició la industria petrolera y con ella, toda la industria petroquímica de la cual todos somos beneficiarios; aunque por otro lado también, es la causante de los severos problemas de contaminación que ahora estamos viviendo.

Aunque no se puede asegurar plenamente que el pozo de Drake fuera el primero construido con el propósito de extraer petróleo, lo cierto es que fue el primero en el que se utilizó una técnica novedosa en la época, que permitió profundizar en la tierra sin verse expuesto a sufrir el colapso del terreno que terminaba taponando cualquier perforación.

Y si bien el petróleo se conoce desde tiempos inmemoriales, el hecho de realizar pozos y el utilizarlo de forma intensiva y extensiva hasta convertirse en la principal fuente energética en la actualidad, comenzó prácticamente desde la fecha mencionada, marcando con ello el destino de la civilización humana, tanto por el uso que se le ha dado hasta ahora, como el poder ser de ahora en adelante, el punto de referencia de lo que tienen que ser las denominadas fuentes alternas de energía.

Hay que recordar que el desarrollo del motor de combustión interna, se basó en la gasolina que se empezó a extraerse de este producto, que en su momento era desechada por no tener una aplicación práctica, y que se obtenía como consecuencia de producir otros productos para el alumbrado de aquella época.

El comentar estos hechos anecdóticos nos muestra una vez más que estos logros como muchos otros en la historia, han surgido por circunstancias meramente coyunturales, sin considerar las consecuencias positivas o negativas en el futuro.

Es por esto que ahora cada vez más se le pone ya un especial énfasis a la sustentabilidad, considerando la responsabilidad social que tienen las generaciones actuales con las generaciones futuras.

Es innegable agradecerle al petróleo y a toda la ingeniería desarrollada todas las comodidades con las que actualmente contamos, sin embargo, es importante también los efectos han tenido dichos logros alcanzados.

El recordar esta fecha nos sirve para conocer el inicio de una era que ha sido tal vez la más importante en cuanto al desarrollo tecnológico logrado, y que sin embargo, además de ser un recurso limitado ha tenido severas repercusiones ecológicas, por lo que es necesario comenzar de ya una nueva era, modificar radicalmente los paradigmas sostenidos en estos pasados 150 años, ver a la naturaleza como un aliado y no solamente como una fuente de explotación que posiblemente se pensó inconmensurable.

Seguiremos platicando …

28 de agosto de 2009

¿Qué tan responsable socialmente es el gobierno?

Hasta donde humanamente me es posible observar, la mayor parte de la información que se genera en relación a la responsabilidad social proviene de las empresas y/o de organizaciones de la sociedad civil, lo cual es bueno y más aún tratándose de las empresas que tradicionalmente siguen un modelo económico o utilitario; sin embargo creo que se dice poco de lo que hacen los gobiernos en esta materia.

Alguien puede decir que las acciones del gobierno en este sentido son obvias, ya que por definición, el gobierno tiene la función principal de buscar el bienestar de la sociedad; y es cierta dicha definición, sin embargo en la práctica muchos gobiernos no lo ven esto en forma clara en cuanto su acción; muestra clara de ello es la zona de Latinoamérica, con un elevado nivel de pobreza a pesar de la importante generación de riqueza, y México en específico, considerada dentro de las primeras quince economías del mundo, y con un elevado nivel de pobreza en alrededor del 30 por ciento de su población.

En base a estos datos la pregunta es: ¿qué tan responsables socialmente han sido los gobiernos para atender la situación de sus poblaciones? La respuesta creo que es fácil de inferir.

Más concretamente hablando, en México inicia el primero de septiembre una nueva cámara de diputados que fue elegida el pasado mes de julio; entrará en funciones en medio de una de las crisis más severas por las que ha atravesado el país, algunos dicen que es similar a la que se presentó en la década de los treinta del siglo pasado. Pero sea cierto o no, la realidad es que se espera una caída del Producto Interno Bruto del ocho por ciento para este 2009, nivel no visto en la generación actual, y una recuperación esperada sumamente lenta, tanto por la situación interna como por lo que sucede en el plano internacional.

Ante este difícil escenario para el corto y mediano plazo y en el contexto de lo que se viene hablando del papel del gobierno la pregunta es: ¿Están concientes los nuevos diputados de su enorme Responsabilidad Social (así con mayúsculas), que tienen para atender las necesidades de toda la población?

¿Existen planes o al menos propuestas concretas para lograr un crecimiento y desarrollo social y económico que sea sostenido y sustentable? ¿Qué propuestas existen para reducir la pobreza en el mediano y largo plazo, y no solamente en programas asistenciales? No tengo nada contra estos últimos, pero estos deben ser un medio y no un fin para ayudar a los pobres del país.

¿Están pensando en algún tipo de incentivo para fomentar la responsabilidad social empresarial? Es cierto que existe aunque sea en teoría un salario mínimo y una serie de legislaciones para reducir la contaminación y qué bueno que así sea, pero: incentivos reales y concretos ¿se están pensando realmente?

La responsabilidad de estos nuevos diputados junto con la cámara de senadores y el poder ejecutivo es enorme en estos próximos tres años que estarán en funciones, y es enorme tanto por la situación actual, como por la trascendencia de sus actos para las próximas generaciones.

Es importante que no tengan una visión cortoplacista y que no está en juego solamente la elección del próximo presidente, sino principalmente el futuro de México en un mundo cada vez más competitivo que requiere de una actitud verdaderamente responsable de sus gobernantes.

Seguiremos platicando …

12 de agosto de 2009

El futuro no debe ser como era antes

Si bien a todas luces es altamente gratificante y positivo encontrarse una notable cantidad de noticias e información sobre la responsabilidad social en el mundo, creo sin embargo, que todavía es poco en relación al vasto universo de empresas y corporaciones a nivel mundial que todavía ni por asomo la consideran como algo positivo ni mucho menos rentable.

Es un tema que prácticamente no se toca en la agenda política, ya sea en México y el resto de Latinoamérica, y en el ámbito empresarial, el tema es la crisis en todas sus manifestaciones y repercusiones en el corto y mediano plazo y nada más.

Con lo anterior no pretendo soslayar o minimizar los efectos de la crisis en términos de cierre de empresas y desempleo por decir lo menos, sino más bien que la preocupación fundamental para muchos es volver a la situación socioeconómica previa a la crisis, que todo siguiera como estaba antes.

Es obvio decir que los recursos económicos son vitales para cualquier organización y por lo tanto tienen que buscarse y cuidarse, pero aquí es donde resulta interesante el replanteamiento provocado por la misma crisis, la forma de conseguirlos y mantenerlos tendrán que ser ahora diferente.

Querámoslo o no, las consecuencias de la crisis financiera tanto en el propio sector financiero como en el sector real de la economía, más la ascendente conciencia ecológica en términos de sustentabilidad, están señalando de forma reiterada que la manera tradicional de vender, financiarse y operar de cualquier empresa no podrán ser ya de la misma manera; esto que se ha venido viviendo desde el 2008 y el actual 2009, están marcando un antes y un después.

Y es en este punto que a la actual generación de adultos le toca ejercer un papel que considero trascendental y de gran responsabilidad, en el sentido de tener que educar a las nuevas generaciones con una mentalidad diferente; con un sentido social y de sustentabilidad en sus actividades personales y profesionales.

Sería irresponsable el considerar inmutable el estado de las cosas, cuando esta generación actual de adultos es la que precisamente ha vivido múltiples cambios en los campos sociales, económicos y tecnológicos, ejemplos de algunos de dichos cambios son el rol de la mujer en la sociedad, la globalización y la llegada de Internet con todo lo que implica; además de la crisis ya antes mencionada.

La coyuntura actual puede ser un buen comienzo para empezar a decirle a los nuevos profesionistas que en el futuro que les tocará vivir, deberán tener una mayor conciencia y responsabilidad social, dentro de un gran marco de sustentabilidad en sus actividades profesionales.

Que no comentan los mismos errores de su generación anterior que poco hizo en el plano ecológico, y privilegió un individualismo exagerado sin tener en cuenta que es parte de una sociedad, y que por ello es corresponsable de todo lo que suceda en ella.

En suma, que consideren a la empresa como entidad que a través del uso adecuado de sus recursos económicos, es capaz de ofrecer un buen ambiente de trabajo a sus empleados, proteger el medio ambiente, y producir bienes y servicios que demanda la sociedad.

No es cuestión de una quimera o verlo en un sentido poético, sino el crear una nueva conciencia en las jóvenes generaciones de este naciente siglo XXI.

Seguiremos platicando ….

30 de julio de 2009

Semana de cuatro días

Hace unos días leía en una revista científica estadounidense que gobiernos estatales y empresas están pensando seriamente en reducir los días de trabajo, laborar las 40 horas semanales en cuatro días, lo cual significa diez horas diarias de trabajo.

Esta iniciativa que ha ido adquiriendo más apoyo y que básicamente surgió a raíz de la crisis financiera que comenzara en el pasado 2008, tenía como propósito inicial el ahorro en los costos de energía en los edificios, tanto de la electricidad como de los equipos de enfriamiento o de aire acondicionado.

En donde se puso en práctica esta idea a gran escala fue desde agosto del año pasado en el estado de Utah principalmente en diversas áreas de gobierno, y el resultado ha sido positivo pero no solamente en términos de costos, sino también en muchos otros aspectos.

Uno sería el ahorro de energía en si mismo, lo cual de suyo ya es importante, pero hay otros que también han resultado significativos como el reducir la contaminación vehicular al reducirse el número de días que la gente los utiliza tanto para transportarse a su trabajo, y usarlo menos en los días no laborales,

Inclusive han calculado la reducción en la cantidad de gases contaminantes tanto en la circulación de autos como por los ya clásicos embotellamientos en sus vías de comunicación; además de utilizar menor cantidad de gasolina por ser menos días de trabajo.

Si bien estos ahorros en el aspecto económico son positivos, lo son también en la parte ecológica en cuanto al reducir la cantidad de gases contaminantes en los equipos de enfriamiento de los edificios públicos y de los autos y camiones para transportarse, siendo estos últimos aspectos no considerados en la propuesta inicial pero que ahora ya son visibles plenamente.

Pero estos efectos positivos no quedan solamente en la parte económica y de medio ambiente, sino también en la parte humana en diversos aspectos; uno de ellos es que la productividad en el trabajo no se reduce; e igualmente importante, es la posibilidad de que la gente tenga más tiempo para atender a sus familias e intereses personales, siendo por lo tanto algo conveniente para la sociedad en conjunto.

Algo que también encontraron y que ha sorprendido en este experimento a casi un año de haberse iniciado en el estado de Utah, es el incremento de labores de voluntariado y en una disminución de problemas relacionados a la salud como el stress, fatiga o cansancio, lo cual se refleja en un mayor bienestar de la población por tener más tiempo para su familia y ser más eficientes en sus labores.

Ante estos resultados obtenidos, otras ciudades comenzarán también hacer pruebas de cambio de horario, y una planta de Ford en Ohio iniciará con jornadas de diez horas diarias por cuatro días de trabajo.

Creo que estas evidencias comentadas son una muestra que el ahorro económico puede ir junto con el bienestar personal y familiar, y ayudar en la reducción de la contaminación.

Esto es una prueba más de que el mundo puede cambiar y está cambiando; terminando con paradigmas que se consideraron como verdades absolutas.

Seguiremos platicando ….

17 de julio de 2009

La separación entre empresa y sociedad

Una más de las lecciones que tenemos que aprender en este siglo XXI dentro la competitividad, la crisis y la globalización, es que el mundo ha cambiado en los aspectos sociales igual o más que todos los sorprendentes desarrollos tecnológicos que hemos visto en al menos los últimos 20 años.

Pero si bien estos avances en la tecnología son más que evidentes y han tenido su repercusión social y económica, también la forma como opera y se maneja la sociedad también han venido cambiando drásticamente; sin embargo las transformaciones en el ámbito social no se reflejan rápido en las empresas, como lo hacen las modificaciones de tipo técnico.

El ejemplo de lo antes señalado es el rol de la familia con la empresa; en una remembranza de lo que fueron las organizaciones del siglo XIX, el papel del empleado o trabajador es generalmente separado o dividido de su papel como jefe o padre de familia. Así, la persona en sus horas de trabajo debe olvidarse por completo de sus obligaciones familiares y dedicarse en cuerpo y alma a sus deberes laborales.

Además, hasta todavía una generación anterior a la actual, una regla social no escrita fue que en una familia fuera solamente el hombre el que aportara económicamente, dejando a la esposa el único y exclusivo papel de cuidar a los hijos y atender las obligaciones caseras.

Todavía si recordamos un poco, en la época de nuestros padres y abuelos, era mal visto socialmente que la mujer saliera a trabajar, lo que implicaba denigrar la masculinidad del esposo; esto como ahora lo podemos ver fácilmente ya es “historia patria”.

Ante este tipo de situaciones las empresas siguen pensando y actuando como en antaño, desde el pago menor a las mujeres solamente por su condición sexual, y apartando al hombre de sus obligaciones familiares por ser precisamente el hombre.

En este nuevo siglo, la pareja matrimonial sale a trabajar y tiene poco hijos, pero quieren dar mayor y mejor atención a esos hijos; pero por contraparte, la empresa los sigue viendo solamente como empleados, sin considerar en forma importante su vida familiar y social; a través de horarios fijos y rígidos de trabajo, o restringiendo el avance profesional de la mujer si decide embarazarse.

Aunque parezca raro, todavía hay muchas empresas que tiene una mentalidad machista y/o misógina, o que consideran el aspecto social de sus empleados como algo que no tiene nada ver con la parte laboral o productiva.

Es posible que esta sea una de las consideraciones primordiales o básicas de la Responsabilidad Social Empresarial, el no considerar a la empresa solamente como una entidad productiva en términos económicos, sino como un centro de trabajo que tiene a personas que conviven entre sí para el cumplimento de los objetivos, y que esas personas tienen otras metas y ambiciones personales además que las propiamente productivas.

En todo caso la pregunta sería: ¿Qué está haciendo la empresa para conciliar la vida labora con la vida familiar y social de su personal? Y no solamente en términos económicos, sino también en aspectos de desarrollo personal, convivencia social, familiar y hasta cívica.

La empresa no se encuentra ubicada en la luna o en otro planeta, y por lo tanto no pude permanecer ajena a lo que sucede a su medio social, aunque así nos lo han dejado ver desde hace muchos años.

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7 de julio de 2009

La Responsabilidad Social no va en contra de las ganancias

El pasado 3 de julio se publicó una declaración de Jack Welch, en donde dice textualmente que: “… la actual situación económica está sacando a la luz la realidad subyacente en el sentido de que -para ponerlo francamente- la primera responsabilidad de una empresa es desempeñarse exitosamente”. Esto que dice este respetado Señor Welch me inquieta sobre lo que entiendo por Responsabilidad Social (RS).

De acuerdo a lo estudiado sobre este tema, la RS no va en contra o al margen de los objetivos económicos de la empresa, o dicho en otras palabras, no se trata de que primero se logren ganancias y después aplicar la RS; es claro y evidente que cualquier empresa debe de buscar ganancias ya que no es una institución de beneficencia, pero no a costa de su Responsabilidad Social.

Ahora bien, por enésima vez la RS no es caridad o filantropía, es tener conciencia de que todas sus acciones como organización tienen un efecto social, primero con su personal, y posteriormente con sus clientes, proveedores y medio ambiente. Por lo que no se trata de enfrentar la ganancia con la RS, sino de trabajar por medio de la RS para obtener esa ganancia buscada.

Me llamó mucho la atención lo declarado por este reconocido y afamado ahora consultor y expresidente de la General Electric, que dice que la RS no es para época de crisis, cuando por otro lado, hay muchos que argumentan que es precisamente en estos momentos difíciles cuando la RS es más necesaria, pero que implica un cambio de mentalidad en cuanto a la forma de operar la empresa.

Pone en su declaración el ejemplo del toyota híbrido que utiliza gasolina de cuatro dólares, y si la gasolina baja a dos dólares entonces el híbrido ya no es una propuesta atractiva; sin embargo creo, no se trata solamente del precio de la gasolina, sino de buscar otro tipo de combustibles que no contaminen, irse solamente por el precio de un producto sin considerar sus repercusiones ambientales y de sustentabilidad.

Es claro que nadie quiere pagar más por un producto, pero se trata de buscar precisamente que esa gasolina para los autos híbridos baje de precio en función de esa Responsabilidad Social, no es fácil, pero su búsqueda implica tener una conciencia social, y no solamente buscar la utilidad propia en forma totalmente egoísta.

Finalmente, tal vez no estamos ahora para acciones filantrópicas, pero si en momentos de buscar el éxito de las empresas de manera sustentable, compitiendo en un mercado que ofrezca bienes y servicios que no vayan en demérito de todos sus grupos de interés.

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23 de junio de 2009

Una revolución paradigmática

No cabe duda que conforme pasan los días, cada vez más se va confirmando el calificativo de “madre de todas las crisis” a la álgida situación financiera que estamos viviendo, ya que está poniendo a revisión tanto los aspectos estrictamente operativos en el mundo de las finanzas, como también está involucrando los comportamientos humanos.

Si bien los efectos prácticos de esta gran crisis son económicos y financieros, cada día se confirma más que una de sus principales causas fue el comportamiento ético y la falta de visión de quienes se involucraron en las riesgosas operaciones financieras.

Una clara muestra de lo antes mencionado, es la revisión de la curricula académica que están haciendo las principales escuelas de negocios de todo el mundo, en las cuales, si bien se preparan a los Masters en Administración con las mejores herramientas del denominado “managment”, se están cuestionando ahora qué tanto se preocuparon por infundir un comportamiento ético y desarrollar una visión de largo plazo entre su alumnado.

Creo que es una actitud honesta por parte de estas escuelas, el tomar parte de su responsabilidad en las causas que originaron esta crisis, que ahora pretenden incluir los valores como un elemento importante al momento de evaluar riesgos en la toma de decisiones.

Y dentro de esos riesgos a considerar está la sustentabilidad de la empresa, y no solo su ganancia económica en el corto plazo; esto sin duda es un cambio de visión drástico a lo que ha sido hasta ahora el estilo de administración imperante en los últimos tiempos.

Más aún, en alguna de estas escuelas de negocios piensan ahora también el incluir a los grupos de interés de las empresas como parte de la misma, y no solamente a los dueños o socios como ha sido tradicionalmente; en suma, ampliar la visión del directivo, y que tome en cuenta el efecto de todas sus decisiones en todos los sentidos, es decir, su responsabilidad social en el más amplio sentido del término.

Esta severa autocrítica académica está cuestionando todos los principios y verdades que de alguna manera reforzaron las causas de la crisis, que soslayaron el comportamiento humano por considerarlo posiblemente como algo secundario en cuanto a la forma de evaluar los riesgos en su toma de decisiones.

Ante todo ello, me atrevo en asegurar que estamos viviendo una verdadera revolución paradigmática como tal vez no se haya visto nunca antes, lo cual podrá verse reflejado en un mundo mejor para las próximas generaciones.

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9 de junio de 2009

Salvemos el planeta

A propósito del “día del planeta” que se celebró el pasado cinco de junio, de alguna manera proliferó información sobre la necesidad de realizar acciones más concretas y consistentes en relación a la sustentabilidad, lo cual si bien es válido y cierto, considero que esto tiene que estar dentro de un gran marco de referencia que implica un cambio radical en la forma de operar de la sociedad en general y de las empresas en particular.

La cultura en la que nos encontramos inmersos, proviene prácticamente desde hace poco más de 250 años, cuando se presentó la Revolución Industrial, que marcó un paradigma en cuanto a la forma de obtener energía; pues bien, aunque ya no todo se realiza con la energía del vapor, se ha venido utilizando el mismo modelo para la obtención de la energía, de ahí el petróleo se ha convertido en la principal fuente energética, tal vez con la ilusoria idea de que nunca se acabaría, y que además sus efectos dañinos no llegarían a la magnitud en los que actualmente se encuentran.

Con esto en mente, en los pasados cien años se ha presentado un uso intensivo y extensivo de este recurso, siendo utilizado en un sinnúmero de aplicaciones que además de dañar la atmósfera, los ecosistemas están muy perjudicados con la gran cantidad de plásticos que son poco o nada biodegradables.

El resultado de todo lo anterior ahora lo estamos viendo, y lo más penoso y triste de todo esto, es que seguramente muchos políticos e industriales lo vieron venir hace más de cincuenta años y prácticamente no hicieron nada para detener y revertir el proceso que ahora está causando tanto daño al planeta.

Es una lastima que el ser humano que se afana de ser inteligente y lo más evolucionado que ha hecho la naturaleza, sea él mismo quien está destruyendo todos los ecosistemas y el planeta en general.

Sin temor a exagerar, es posible que este problema de sustentabilidad sea más grave que la crisis financiera con todas sus implicaciones y ramificaciones, ya que en este caso lo que está en juego es la vida misma del planeta y de todos los que nos encontramos en él.

Es ahora el momento de cambiar los modelos que han imperado en estos pasados dos siglos para la generación de energía; lo cual implica un cambio de paradigma total, generar una verdadera revolución energética que tenga en cuenta de manera plena y total LA SUSTENTABILIDAD (así con mayúsculas).

Esta palabra puede ser la que distinga a esta generación y: ¿Por qué no? La que marque a este siglo en todos los planos de la actividad humana.

Esta es la más grande e importante RESPONSABILIDAD SOCIAL, para gobiernos, empresas y sociedad en general.

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28 de mayo de 2009

La empresa con nuevos fines

Por alguna razón que todavía no alcanzo a entender, en algún momento de la historia la ciencia económica fue separada del ámbito social, a pesar de estar considerada como una de las ciencias sociales y siendo Adam Smith, calificado como su creador, un profesor de ética.

Su separación llegó a tal grado en nuestros tiempos que se consagró al mercado, al considerar que todo lo resolvería sabiamente. El extremo de todo esto puede ser la existencia de un Foro Económico Mundial, y como contraparte un Foro Social Mundial; entidades que parecería se encuentran en diferentes planetas y con propósitos distintos, pero que a final del camino su objetivo es el mismo, atender el bienestar de la sociedad.

Y si lo anterior pueda parecer algo muy lejano a nuestra realidad cotidiana, podemos verlo de cerca en el actuar de las empresas, en las que la mayor parte buscan las utilidades en el corto plazo únicamente para sus socios o dueños; considerando la atención al personal, a la ecología y para la sociedad en general, como algo ajeno en lo que solamente lo atienden porque las obliga la ley.

Esta forma de ver a la empresa no es nueva, las definiciones más antiguas del concepto, siempre la describen primordial y exclusivamente para la obtención de ganancias para sus propietarios, y dedicada a satisfacer las necesidades de un mercado.

En esto mencionado no se habla de las personas ni mucho menos de la sociedad en conjunto; por lo que de alguna forma se entiende que no exista una responsabilidad social.

De hecho puede decirse que nunca se estuvo plenamente de acuerdo con este concepto de empresa, la aparición de los sindicatos y de los llamados socialistas utópicos en el siglo XIX, son una clara muestra de que la empresa debería tener una razón de ser más amplia. Así desde entonces, paulatinamente las sociedades han venido evolucionando y pidiendo una mayor atención a sus necesidades, logrando de esta forma dar mayor atención a los empleados, como fue en diferentes momentos el establecimiento de una jornada laboral, un salario mínimo, y algunas importantes prestaciones como el seguro social y el financiamiento de vivienda.

Estos avances sin duda meritorios, no fueron suficientes, por lo que desde los años sesenta del pasado siglo XX, se dice que empezaron a manifestarse los primeros indicios de reclamo de lo que ahora denominamos responsabilidad social empresarial.

Una de las lecciones de la actual crisis es, según dicen algunos, por la mencionada separación de la economía, pensando que el mercado por sí solo atendería adecuadamente a la sociedad; pero lo sucedido ha demostrado que esto no es posible.

Al considerar de nuevo a la economía como una ciencia social, se redefine de alguna manera la razón de ser de una empresa, en donde su existencia tiene como propósito el bienestar de la sociedad a través de su rentabilidad, lo que significa la elaboración de productos/bienes necesarios, la atención adecuada a su personal y proveedores, hasta el cuidado de aspectos ambientales.

Esto no será realizado de manera gratuita, serán requisitos básicos para su sustentabilidad ante una sociedad más preparada en comparación a la de los años sesenta del siglo pasado; que está exigiendo cada vez más un comportamiento más ético y responsable a las empresas.

El tiempo nos dirá la respuesta.

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20 de mayo de 2009

Persiste el poco interés por la Responsabilidad Social

De lamentable puede calificarse la información publicada el pasado 19 de mayo en la Revista América Economía, en la cual dice que: “según un reciente estudio de la consultora Gallup Consulting, que midió el impacto de las acciones de Responsabilidad Social de empresas privadas de 20 países de América Latina, reveló que una gran parte de las grandes compañías no tendría interés en potenciar el desarrollo sustentable”.

Esto significa, creo, que una parte importante de los empresarios todavía no entienden, o quieren entender, la responsabilidad social que tienen, y más aún, la relevancia que tiene el desarrollo sustentable en todos los sentidos.

El resultado de este estudio me confirma desafortunadamente la sensación que percibo en el ambiente empresarial, que consideran todavía a la responsabilidad social como un agregado más a su labor, como si fuera un impuesto o una certificación para poder seguir operando; y no como algo que debe ser visto como un modelo de gestión empresarial.

Y si me permiten decirlo, siguen pensando en la empresa como una entidad aislada de la sociedad, comprometida solamente con su dueño o socios para ganar dinero, y todo lo relacionado a ella como empleados, clientes y proveedores son el medio para el único objetivo, maximizar ganancias a costa de la sociedad y el medio ambiente.

No estoy en contra del propósito de ganar dinero, pero que esto no sea una excusa para hacerlo de manera irresponsable; ni tampoco se trata de que las empresas se conviertan en fundaciones con propósitos meramente altruistas. El dinero es necesario y útil definitivamente, pero pienso que la sociedad actual y seguramente más la futura, es y será más exigente con el comportamiento ético empresarial.

A mayor detalle, el estudió mostró además que si las grandes corporaciones realizan donaciones y contribuyen a la comunidad en sus países, promueven un impacto positivo en la calidad de vida de sus clientes. Lo cual sin embargo no es suficiente para modificar la mentalidad empresarial antes señalada.

Una primera lección de esto, es que en nuestra generación actual en México y Latinoamérica, tenemos la tarea de seguir impulsando y promoviendo la responsabilidad social, para que los niños y jóvenes del hoy, la vayan asimilando como algo natural en sus actividades profesionales futuras, y no la vean como algo exótico y pasajero como todavía hoy muchos adultos la consideran.

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12 de mayo de 2009

La persona y su responsabilidad social

Si bien gran parte de la literatura existente sobre la responsabilidad social está enfocada en la empresa, vale la pena considerar que dicha empresa no es una entidad aislada y ajena al ser humano; de hecho es una entidad creada por el mismo ser humano, y que su acción y actuación es generada y realizada por personas; por lo tanto, el punto sería. ¿Qué tan responsables son las personas que están dentro de las mencionadas empresas?

Y cuando hablo de persona me refiero en su acción en los diversos papeles que ocupa en la sociedad; como ciudadano, empleado, directivo, funcionario, consumidor y padre familia; por lo que la pregunta es en este caso es si la persona es integra en su responsabilidad en todos esos papeles mencionados.

Para no enredarse o involucrase mucho en esto veámoslo desde el punto de vista económico. Le pedimos a las empresas que actúen de manera responsable, invocando aspectos éticos, ecológicos y económicos, pero, qué tanto hacemos como consumidores, a través de adquirir o rechazar tal o cual producto en función de su trato a proveedores, del método de producción, de la manera como administra su recurso humano en términos de higiene, seguridad y pago, de la forma como maneja sus desechos, e inclusive del tipo de envoltura utilizada.

Tal vez mucho de lo mencionado se lo dejamos en lo mínimo al cumplimiento de las leyes relativas a ello, dejándole al gobierno la vigilancia de su cumplimiento, pero, tanto como consumidores y ciudadanos, creo que todos tenemos la responsabilidad social de que además de cumplir dichas legislaciones, vayan las empresas más allá de dicho cumplimiento.

Un ejemplo específico de lo anterior, es el comportamiento mostrado por muchas organizaciones con las disposiciones impuestas del gobierno en relación a la epidemia de influenza; pero la ciudadanía en general qué hicimos para que las empresas cumplieran con lo ordenado, o bien, qué más pudiéramos aportar para que se hiciera más de lo establecido.

Como demandantes en un mercado, podemos llegar a tener la fuerza suficiente para influir en la oferta, y no estar solamente como actores pasivos.

En resumen, querámoslo o no, todos tenemos una serie de responsabilidades de acuerdo al papel social que tenemos, y no podemos soslayarnos de ellas, y por lo tanto proyectaremos su cumplimiento en todo momento. Y si queremos una buena ciudadanía corporativa, hay que iniciar por una mejor ciudadanía personal.

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27 de abril de 2009

Falso dilema entre Responsabilidad Social y rentabilidad

No cabe duda que conforme se publican más análisis e investigaciones sobre las posibles causas que originaron la crisis financiera, se hace más evidente la visión de corto plazo que fue imperando paulatinamente y que buscaba una rápida y gran ganancia.

Esa irrefrenable búsqueda de rápidas ganancias provocó como ya lo hemos visto, una relajación en los filtros para el otorgamiento de créditos, buscando con ello el poder ganar más mediante las tasas de interés cobradas por los mencionados créditos otorgados.

Este comportamiento fue una irresponsabilidad como lo dijera el presidente Obama en su discurso de toma de posesión, y por consiguiente una falta ética por actuar sin considerar las posibles repercusiones que se llegaran a presentar, y que finalmente se presentaron, todo en aras de ganar lo más que se pudiera en un lapso de tiempo lo más corto posible.

Este modelo de actuación no solamente se vivió en los mercados financieros, sino que permeó también a los modelos de negocio y en la forma de trabajar de la gran mayoría de empresas, que buscan las máximas ganancias en un plazo no mayor a un año, a costa de su personal, proveedores y clientes.

Ante todo esto que ha venido sucediendo la pregunta puede ser: ¿Cómo hay que actuar ahora de aquí en adelante? La respuesta es plantear ganancias pero con una visión a largo plazo. Dicha respuesta que puede sonar muy simple, implica cambiar por completo un modelo de comportamiento en la forma de hacer negocio.

Esta visión a largo plazo va estrechamente unida a una gestión de Responsabilidad Social en cualquier empresa, en donde las ganancias económicas o financieras no se obtienen rápidamente ni tampoco aparecen en el balance anual de manera explícita.

Diversos estudios realizados en los últimos años han venido a demostrar que la atención a los grupos de interés, ya sea empleados, proveedores o comunidad, le otorga un valor en el largo plazo a la empresa, siendo esto además plenamente compatible con las ganancias buscadas por los propios accionistas.

Si bien es cierto que en los actuales momentos de crisis es necesario buscar la sobrevivencia, también es cierto que se puede ser socialmente responsable en la medida en que exista un comportamiento ético tanto con empleados, clientes y proveedores.

Se trata en todo caso de buscar una relación en la cual todos salgan beneficiados, y no un juego suma cero en el cual solamente una de las partes involucradas gane.

En esto es donde se encuentra el verdadero dilema, de una visión de corto plazo, contra una visión al largo plazo; y no entre la Responsabilidad Social y la rentabilidad de la empresa.

Cualquier organización que realmente ha puesta en práctica una gestión de responsabilidad social, sabe que los objetivos a cumplir son a largo plazo, y que en dicho lapso de tiempo se obtendrá la rentabilidad buscada.

Por todo lo anterior, en este momento estamos siendo testigos posiblemente de un cambio de paradigma, en el que la sociedad, víctima de esta crisis financiera y económica, está pidiendo a las empresas un comportamiento más ético en sus formas de operar y de hacer negocio, y que por lo tanto tengan un mayor comportamiento socialmente responsable.

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16 de abril de 2009

Una empresa comprometida con el desarrollo social

La pobreza no es estupidez, es falta de oportunidades

Sin duda uno de los efectos más fuertes de la actual crisis financiera y económica, es el hecho de que los modelos de negocios convencionales se encuentran en entredicho, ya que las condiciones actuales y las que se esperan al menos para los próximos años, no se ajustan a dichos modelos.

Dicho en otras palabras; esta crisis está removiendo paradigmas a tal grado, que para muchos “el futuro no será como era antes”, es decir, los modelos de negocios elaborados requieren ser rediseñados en función de nuevos escenarios que posiblemente no fueron considerados, o en el mejor de los casos, si fueron vistos, se les dio poca o escasa posibilidad de que ocurrieran.

Y uno de esos escenarios es precisamente la llamada “Base de la Pirámide”; concepto utilizado como nombre del libro publicado en el 2005 por C.K. Prahalad, en donde se refiere a la atención de la población más pobre que se encuentran en el nivel más bajo de la escala socioeconómica.

La tesis principal del libro señala que: “Es necesario movilizar la capacidad de inversión de las grandes empresas en conjunto con el conocimiento y dedicación de las ONGs y las comunidades que necesitan ayuda para co-crear soluciones únicas a la pobreza. Los cuatro o cinco mil de millones de personas ubicadas en la base de la pirámide a escala mundial, pueden ayudar a las empresas a redefinir las “buenas prácticas empresariales”.

Lo anterior no significa ni filantropía ni altruismo, sino hacer negocio en el buen sentido de la palabra con esa inmensa población. Significa también el que las empresas se asocien con organismos dedicados a la atención de esos sectores y con los gobiernos, para hacer productos o artículos dirigidos a este inmenso mercado.

Si en el 2005 cuando se publicó el libro mencionado no fue muy considerado, por las condiciones actuales ahora es un buen momento de hacerlo.

Tanto este autor mencionado como Hernando de Soto en su libro “El Misterio del Capital”, señalan expresamente que dichos segmentos pueden ser mercados atractivos para cualquier empresa, siempre y cuando se diseñen productos y/o servicios adecuados a su perfil y capacidad de compra.

Esto demuestra por enésima vez que la Responsabilidad Social es claramente compatible con el concepto de utilidad, bajo un esquema de ganar-ganar. Todo esto puede sonar raro o exótico para muchos, ya que no es lo que nos enseñaron a muchos en la escuela.

En el caso específico de México, se dice que hay entre 30 y 40 millones de personas que se encuentran en la llamada pobreza extrema, y hay quien dice que estas cifras puedan aumentar debido a la situación actual; lo cual indica claramente que las empresas tienen un gran mercado que pueden atender, si buscan la innovación en su forma de actuar y en el ya mencionado modelo de negocio.

Como lo dije al inicio, aún pensando que la crisis terminará en este momento, el futuro ya no será como antes lo veíamos, por lo que este momento es una gran oportunidad para rediseñar el modelo de negocio en términos de trabajar con diversos actores sociales y gubernamentales, para mejorar la calidad de vida de esas grandes mayorías.

Lo cual no es nada utópico sino totalmente posible como lo demuestra el modelo de microcréditos de Yunus en Bangladesh, o también el modelo de “Patrimonio Hoy” de Cemex, con el fin de ayudar a las personas de muy bajos ingresos a pagar por servicios y materiales de construcción para hacer mejoras en sus viviendas. En ambos, empresa y sociedad salen ganando.

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8 de abril de 2009

La inversión a largo plazo y la sustentabilidad

La crisis económica está obligando a revisar los paradigmas en los que se apoyan la mayor cantidad de empresas, siendo posiblemente el punto de inflexión para una nueva forma de hacer negocio.

Esta idea que puede sonar un tanto cuanto descabellada, me surgió a raíz de escuchar una plática en la que el expositor mencionaba que en el momento actual las empresas deben de buscar la sobrevivencia y no la rentabilidad. Agregando que en el corto plazo lo importante es permanecer en el mercado, dejando para el mediano o largo plazo la búsqueda de dicha rentabilidad.

Lo mencionado me recordó algo que se ha estado diciendo en los últimos meses en relación a esta crisis: que la búsqueda de la ganancia en el corto plazo a través de diversos mecanismos financieros, fue una de las causas principales que provocó la difícil situación actual, olvidando o dejando a un lado la rentabilidad en el largo plazo, y por consiguiente la sustentabilidad de los proyectos o de la empresa misma.

Ahora con todo esto que está sucediendo vuelve a retomar la importancia que siempre debió haber tenido la visión a largo plazo. Que paradójico resulta el que ahora gracias a los avances de la ciencia la esperanza de vida se haya ampliado, y por otro lado se fomente el corto plazo con un sentido plenamente hedonista, que no fomenta la disciplina y el crecimiento en aras de un propósito sustentable.

Es precisamente a esto a lo que me refiero en la idea inicial de este comentario; a la luz de los tristes resultados logrados en el 2008 y que se recrudecieron en sus últimos cuatro meses, en ese afán desmedido de ganar mucho y en forma rápida, son la clara evidencia de que es necesario cambiar la forma de hacer negocios, pensar primero en que puedan sobrevivir bajo un enfoque sustentable.

Esto significa entonces el buscar mantener viva a la empresa en el corto plazo, pero con la intención de que siga existiendo en el largo plazo; estar construyendo hoy con un propósito a futuro. Esto le permitirá hacer los cambios necesarios en su estrategia actual por lo pronto de sobrevivir, pero con un objetivo definido.

Y en este sentido es necesario recordar que la responsabilidad social es parte de la sustentabilidad, siendo aquella por lo tanto una de las herramientas para lograr esta última.

Ahora es el momento para revisar la situación de las relaciones laborales dentro de la empresa, cuál es el clima organizacional dentro de la misma; por otro lado, analizar la relación con los clientes en cuanto a precios y productos, y por contraparte la manera con la que se trabaja con los proveedores.

Tengamos en cuenta que a nadie de los involucrados mencionados con una empresa, le beneficia la desaparición de la misma, por lo que su sobrevivencia es necesaria para todos en el ecosistema socioeconómico que vivimos.

Por lo tanto, este ecosistema socioeconómico tiene que ser verdadera y realmente sustentable.

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30 de marzo de 2009

La Responsabilidad Social como regulación mundial

La actual crisis financiera que se ha desatado y afectado a prácticamente todos los países, ha encontrado entre sus causas principales la libertad absoluta para actuar, enmarcada en un neoliberalismo que le deja la opción de decidir a las fuerzas del mercado, pensando que esta lógica tarde que temprano beneficiaría a toda la población.

Misma lógica que se ha seguido en la globalización, en donde las grandes empresas multinacionales en ausencia de una regulación, actúan a discreción en cuanto al manejo de los recursos naturales y en la forma de administrar al personal.

En ambos casos, se señala que la falta de regulaciones supranacionales han sido un aspecto básico que se ha dejado a una autorregulación, algo que no se ha dado de manera general, o bien se considera también que entidades internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, han estado bajo una doctrina neoliberalista dictada por los grandes países.

Ante esta situación, Joseph Stiglitz premio Nóbel de Economía, en su libro “Cómo hacer que funcione la globalización”, menciona de forma específica que la Responsabilidad Social puede ser esa supra-regulación que controle la forma de operar de las empresas, de manera explícita recuerda el caso de Nike, o el de la petrolera Shell en Nigeria.

Agrega que el movimiento de la Responsabilidad Social ha contribuido a cambiar la mentalidad de muchas corporaciones y de las personas que trabajan en ellas.

Agrega que en la medida en que haya más empresas multinacionales que estén laborando bajo el concepto de Responsabilidad Social, ellas mismas van a presionar para que existan leyes locales en los países donde operen para la protección al medio ambiente o refuercen sus códigos de conducta para con su personal y proveedores.

O también puede suceder que ante la falta de dichas leyes locales, las propias empresas obliguen a sus eventuales proveedores a trabajar bajo el concepto de Responsabilidad Social.

De esta forma, el propio sector empresarial estaría funcionando como ente regulador a escala mundial, y en alguna forma presionar inclusive, a los gobiernos para establecer legislaciones acordes a la sustentabilidad y la Responsabilidad Social.

Algo así ya está sucediendo desde hace algunos años con las Normas ISO, las cuales son imprescindibles para cualquier empresa que quiera participar en el plano internacional, siendo ya prácticamente una regulación que abarca todo el planeta sin haber pasado por las legislaciones locales.

Bajo este modelo no es descabellado pensar que la Responsabilidad Social puede funcionar en la misma forma, convirtiéndose en ese ente regulador, que además de contribuir a su mayor difusión y aplicación, permita lograr un crecimiento y desarrollo más equitativo a escala mundial a través de las propias empresas, y generar así una globalización que sea en beneficio de toda la sociedad.

Y no creo que sea una quimera, ya lo apunta el mencionado Stiglitz, así como directivos de sindicatos europeos. Por lo que es posible pensar en su realidad en un futuro cercano.

Seguiremos platicando ….

16 de marzo de 2009

La Responsabilidad Social, factor de sobrevivencia

Aquellas empresas que no tengan a la Responsabilidad Social como parte central de su negocio, no sobrevivirán. Es el mensaje definitivo que señala Simon Zadek, director ejecutivo de AccountAbility, institución internacional que promueve la responsabilidad para el desarrollo sustentable.

Como primer ejemplo de ello es el caso de Lehman Brothers en donde sus directivos se centraron en el corto plazo y en sus incentivos personales. Otros casos son los de Ford y General Motors, que vendieron autos que consumen mucha gasolina y sin cuidar el ambiente, obtuvieron grandes ganancias, pero eso mismo ahora es lo que le están generando problemas.

En una plática que diera recientemente, mencionó que Estados Unidos y algo en Europa, los denominados CEO´s o directores generales de las empresas, están por lo general tres años ocupado ese puesto, y por otro lado, el inversionista que compra acciones de alguna empresa, mantiene la acción a veces solo en minutos, por lo que su interés está en el corto plazo y en consecuencia, ambos, no tienen el incentivo de cuidar a la empresa en el largo plazo y mucho menos la sustentabilidad del planeta, ya que las inversiones son devueltas con sus ganancias en menos de un año, aún sabiendo que dichas inversiones realizadas no eran sustentables.

Por otra parte, Simon Zadek menciona que existen tres niveles de involucramiento con la sustentabilidad:
El primero es una respuesta de corto plazo a necesidades inmediatas, se atiende algo porque es un riesgo pero no está integrado al funcionamiento del negocio.
En el segundo, comienzan a tratarse las cuestiones de Responsabilidad Social de un modo más sistemático.
Y en el tercer nivel, se habla de alineación estratégica y de colaboración entre sectores, organizaciones y gobiernos.

Desde su perspectiva, el director general de AccountAbility considera que la gran mayoría de las empresas están en el primer nivel y segundo nivel, y unas cuantas están pasando al tercero.

De las empresas con más desarrollo o que están rumbo al tercer nivel están por ejemplo Coca Cola en el uso y manejo del agua, y General Electric con su programa Ecoimagination para generar nuevas tecnologías; ambas están trabajando con otros sectores para lograr sus objetivos, por lo que la colaboración es un factor clave en el futuro, ya sea con Organizaciones no gubernamentales (ONG´s) y también con gobiernos.

Agrega también el directivo que las empresas más concientes de su Responsabilidad Social, son aquellas que tiene contacto con el público (y no las de negocios entre empresas), y las que están en proceso de globalización, porque es la forma como podrán tener más acceso a diferentes mercados.

Considera además que se necesitan desarrollar mercados que recompensen a las empresas por hacer lo correcto, y también gobiernos que sean consistentes con las necesidades de la gente que representan, generando además normas consistentes con la sustentabilidad.

Finalmente, en relación a la crisis financiera actual Simon Zadek piensa que el desarrollo de la sustentabilidad en las empresas, se verá afectada solo en aquellas que lo manejan superficialmente, en cambio en las que la han integrado a su negocio continuarán realizándola, y verán ganancias y ahorros cuando comiencen a ver resultados.

Todos estos argumentos mencionados son una clara evidencia que estamos entrando en una nueva etapa del desarrollo de la Responsabilidad Social, y los mercados están generando una mayor conciencia de su importancia e impacto.

Seguiremos platicando …

9 de marzo de 2009

Las utilidades y el beneficio social no están reñidos

Con esto de la crisis financiera, son muchos los cuestionamientos o inquietudes que han venido surgiendo, y una de ellos es el relativo al destino y monto de las utilidades de las empresas.

Una de las causas que se manejan que propiciaron la actual situación financiera, fue la búsqueda de incrementar las utilidades lo más posible, de la manera más rápida y manejando un elevado riesgo, calificando de audaz a quienes incursionaban en este esquema.

Dejando la cautela y la visión de largo plazo a quienes fueron considerados de timoratos, por no seguir el otro camino.

Sin embargo, como consecuencia de la problemática actual, algunos han comenzado a preguntarse: ¿existe un límite en ese afán de incrementar de manera consistente esas ganancias, sin considerar en una verdadera dimensión los riesgos para obtenerla?

Y por otro lado, surgen otras preguntas: ¿las utilidades son un fin o un medio para la empresa? Y también: ¿Para quién son las utilidades?

El comentario lo hago en función de lo mencionado en un artículo previo sobre los conceptos del Profesor Yunus, en cuanto al manejo de los recursos monetarios de las empresas, quien considera que las utilidades deben de ser reinvertidas para mejorar o innovar los bienes o servicios elaborados, con la intención de atender mejor las necesidades de la sociedad.

Esto me parece que implica un cambio en el concepto tradicional de una empresa, y se adecua a un verdadero sentido de la Responsabilidad Social Empresarial en el más amplio de los sentidos.

Tal vez ese paradigma de buscar el lucro en forma desmedida que ha venido imperando desde hace tiempo, fue el que propició esta fuerte crisis financiera actual, y que ahora es necesario revisarlo y cambiarlo.

Aquí el cambio de paradigma pudiera ser, siguiendo la idea del Profesor Yunus, el considerar a los dueños o socios también como empleados de la misma empresa, y recompensar al inversionista que está dispuesto a poner parte de su dinero en ella, en función de ofrecer un bien o servicio requerido por la sociedad, y no por medio de la especulación en el ámbito financiero en donde se realiza un juego suma cero, donde solamente unos cuantos ganan a costa de la misma empresa y del mercado en general.

El mismo Grameen Bank a través de su esquema de microfinanciamientos, y el Triodos Bank dedicado a inversiones ecológicas y sociales, son ejemplos vivos que este modelo funciona, y que no se vieron afectados por la crisis como muchos bancos en el mundo.

Siendo optimista, es posible que estemos entrando a una nueva era, en donde el financiamiento no se convierta en un elemento meramente especulativo, y la empresa sea esa institución al servicio del hombre.

Son muchas las lecciones que está dejando esta crisis, y creo que vale la pena considerarlas en beneficio de las empresas, los gobiernos, los mercados, los inversionistas, y los consumidores; tomando en cuenta que todos tienen una responsabilidad social que cumplir.

Seguiremos platicando ….

2 de marzo de 2009

Modelo de negocio para beneficio de toda la sociedad

No se debe salir de la actual crisis para continuar con el modelo que la creo, sino debe ser bajo un modelo diferente para que este tipo de sucesos no vuelvan a repetirse; este fue el mensaje que dijo en la pasada reunión en Davos, el profesor Muhammad Yunus, al considerar que la marcada mentalidad utilitarista y de corto plazo vigente de los pasados 20 años, fueron los factores principales que han causado la graves situación actual.

Quien ganara el Premio Nóbel de la Paz en 2006 por su labor de apoyar a los pobres, a través de los llamados microcréditos por medio del Grameen Bank fundado por él mismo, ha desarrollado al menos en las pasadas dos décadas un concepto de Responsabilidad Social que considero va más allá de lo que ahora vemos aplicado en muchas empresas; con esto no pretendo descalificar la labor realizada por muchas empresas tanto en México como en el mundo, sino más bien el comentar este interesante modelo.

El profesor ha señalado en sus más recientes declaraciones, que el esquema imperante en las empresas al menos durante los últimos años, ha sido un desenfreno en la búsqueda de las utilidades, viendo a la misma empresa como una máquina para hacer dinero de una forma rápida y digamos que fácil. Sin embargo, en la administración del banco y en los proyectos que maneja, se opera con un esquema diferente.

Como una parte que considero fundamental de su modelo, Yunus señala que la base para la creación de una empresa o negocio, es para ofrecer un servicio que es necesario para la sociedad en general y no para ganar dinero con fines de lucro, luego entonces, el propósito no es obtener ganancias para el dueño de la empresa, sino utilizar el dinero obtenido para mejorar el servicio otorgado, o buscar otros proyectos para satisfacer otras necesidades.

Por lo anterior, cualquier organización es un instrumento o medio para beneficio de la sociedad, y no tiene un fin utilitario para sus dueños; siendo esta última la concepción convencional que se ha manejado. Como ejemplo de esta forma de trabajar, el Profesor es solamente directivo del Banco por él fundado, y los dueños vienen siendo los mismos ahorradores y/o inversionistas que participan en la institución.

Creo que con esta idea mencionada se dicen muchas cosas que van por un camino muy diferente al que se ha seguido tradicionalmente por la mayor parte de las organizaciones.

Agrega el Profesor Yunus que el banco opera como cualquier otro, con la diferencia de dar microcréditos a tasas moderadas, y ofreciendo por otro lado rendimientos a sus ahorradores que pueden calificarse que están dentro de mercado.

Estos planteamientos muestran a las claras que cualquier negocio puede operar con este modelo, y no significa ir en contra de las reglas del mercado. Y más aún, los resultados alcanzados por el Grameen Bank en al menos las pasadas dos décadas, muestra que no se trata de un modelo teórico o académico, sino totalmente puesto en práctica y operando en todo el mundo.

Para concluir, creo que esta es la ruta que puede marcar la diferencia en este siglo XXI, un modelo de negocio para beneficio de toda la sociedad.

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25 de febrero de 2009

Hacia una actitud más responsable

Por la forma como se han venido desarrollando los acontecimientos por la crisis financiera, es posible pensar que las empresas estén desarrollando acciones de responsabilidad social de una forma no deliberada, siendo la recesión un factor decisivo para ello.

Dicha recesión, que no es otra cosa que la disminución del consumo, está provocando como una primera reacción, la creación de ofertas y promociones para reducir la sobre existencia de inventarios y con ello pagar las deudas contraídas y el pago de todos los gastos y costos inherentes a la operación en el corto plazo, sin embargo, este tipo de acciones si bien son válidas, no pueden ser permanentes, por lo que ahora se tiene que pensar en algo más y que principalmente permita la sobrevivencia de las empresas.

Y para lograr esa sobrevivencia, en tal vez la mayoría de los casos, se tienen que modificar los productos y servicios que se ofrecen, y más aún mejorando la calidad y características de los mismos. Ejemplo de esto es lo que está sucediendo con la industria automotriz en el mundo y principalmente en Estados Unidos, en donde por la radical baja en sus ventas de prácticamente un 50 por ciento del 2007 al 2008, tendrán que ofrecer un nuevo tipo de autos que además de ser accesibles en precio, deberán ser más ahorrativos en su operación y mantenimiento.

Aunado a lo anterior, también está la presión para el ahorro y/o el uso de otro tipo de energéticos, lo cual busca una orientación a la sustentabilidad en el más amplio de los sentidos.

Este rediseño también es posible que lo empecemos a ver, sino es que ya se está presentando, en los productos que compramos en el supermercado, ya que al buscar esa mencionada sobrevivencia, tienen que encontrar la manera de seguir estando en el mercado.

Y dentro de las mismas empresas, ahora se empieza a observar un mayor cuidado de los recursos, y lo más importante, evaluando de mejor manera al capital humano existente.

En suma, todas estas acciones que si bien aparentan ser solamente acciones de tipo económico, están propiciando considerar el valor social que implica el redimensionar desde la necesidad de cierto tipo de productos, hasta el valor social de la misma empresa, dicho en otras palabras la pregunta es: ¿es realmente necesaria la existencia de determinada empresa y/o producto para la sociedad en general en términos económicos y éticos?

Ahora la empresa necesita justificar tanto económica como socialmente su existencia, a través de sus productos y/o servicios, en cómo administra su capital humano, en la forma como se relaciona con sus proveedores y con la sociedad en general.

Si bien la sociedad ha venido adquiriendo mayor conciencia en la forma de proceder de las empresas primordialmente desde la década pasada, lo cual se vio reforzado con el ya célebre fraude de Enron a principios de este siglo; pues ahora con la actual crisis esta vigilancia es seguro que será cada vez mayor.

Ya sea desde diversas regulaciones hasta la comunicación boca a boca, la sociedad en general ahora está empezando a exigir una verdadera responsabilidad social a las empresas.

Por todo lo anterior, es posible pensar que esta crisis modificará la forma de actuar de las empresas, con una disposición a pensar en su aportación a la sociedad, y no solamente en su afán de lucro como objetivo final.

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19 de febrero de 2009

En el umbral de un cambio de época




La crisis actual ha puesto de manifiesto que el capitalismo extremo que se puso en práctica en el pasado reciente, no ha servido para lograr un desarrollo real y sustentable ni en Estados Unidos ni en el resto del mundo, por lo que es necesario modificar radicalmente este paradigma en beneficio de toda la humanidad.

Palabras más palabras menos, es lo que interpreto de un artículo publicado hace unos días por el Boston College Center for Corporate Citizenship, en donde se menciona que toda la problemática financiera y económica que hemos visto hasta ahora, es el resultado de un problema endémico mucho más profundo, que consiste en la forma como se ha venido manejando el capitalismo, o dicho en palabras mías, no es el mercado el problema, sino la forma en que se ha venido manejando.

Mucha de la discusión a nivel académico y de artículos de fondo en diversos medios impresos, se ha ido al extremo de discutir si el capitalismo ha fallado, llevándolo hasta el extremo de pensar en el socialismo, al ver el importante papel que están tomando los gobiernos para rescatar a las empresas.

El mismo artículo recuerda la propuesta de Bill Gates en la reunión de Davos del 2008 (antes de que se iniciara la crisis de manera frontal y se encuentra más abajo en este blog el video de dicha presentación), en la cual presentó el denominado por él mismo como Capitalismo Creativo, que consiste en aprovechar las bondades de este sistema para reducir la pobreza y las enfermedades a escala mundial.

A mayor abundancia, este modelo no está en contra de la búsqueda de utilidades, sino más bien desarrollar modelos de negocio que estén encaminados a reducir la actual inmensa pobreza existente en todo el planeta. En otras palabras, buscar el beneficio social no está en pugna con la rentabilidad de cualquier empresa, y esa es la razón de su nombre, un capitalismo que sea creativo para desarrollar y poner en práctica nuevos modelos de negocios.

Pero volviendo al artículo en cuestión, menciona algo que considero interesante y que en una forma o en otra, es una expresión del impulso que tomará la Responsabilidad Social “gracias” (así entre comillas), a la actual crisis financiera.

Entre estos factores de impulso menciona los siguientes: Por la presión de la misma sociedad, las empresas tendrán que ser más transparentes y responsables en su forma de operar; cuidando más su reputación y no dejarse llevar en la búsqueda de ganancias a corto plazo sin tomar en cuenta a sus grupos de interés (stakeholders).

Señala algo que considero clave, al decir que la creación de valor y negocios sustentables en el siglo XXI, requiere de una diferente forma de administrar a las empresas, en las cuales se requiere tener una relación más estrecha con sus grupos de interés, transparencia, responsabilidad, y nuevas medidas para medir el éxito de las empresas, y no solamente las utilidades sin considerar a la sociedad.

En suma, con este tipo de reflexiones que se están haciendo en este tipo de instituciones como el Boston College y en Davos, considero que estamos en el umbral de un cambio de época, y no creo ser demasiado optimista.

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11 de febrero de 2009

La revista The Economist reafirma la Responsabilidad Social

La Responsabilidad Social reafirma su aceptación y reconocimiento a nivel internacional, según interpreto por el reporte “Corporate citizenship: Profiting from a sustainable business”, elaborado por “The Economist Intelligence Unit”, de la revista del mismo nombre, publicado el pasado mes de noviembre del 2008.

El informe en su inicio señala que la Ciudadanía Corporativa está incrementando su importancia en la sustentabilidad de las empresas, al obtenerse beneficios tangibles como la reducción de desechos e incremento en la eficiencia energética, y otros de tipo de beneficios intangibles pero igualmente importantes como el incremento en la productividad del personal.

Debo decir que me dio gusto encontrar este reporte por parte de esta reconocida publicación, que con ello reafirma su posición planteada en enero del 2008, cuando dijo que la Responsabilidad Social es “sencillamente un buen negocio”; modificando aún más su posición con esta última publicación a la señalada en el 2005, cuando calificó a la Responsabilidad Social como un gasto superfluo.

Ahora reconoce plenamente su importancia, lo eficaz y rentable que es para la empresa y para la sociedad en general.

Específicamente, en su estudio menciona que empresas como DuPont, 3M y SC Johnson, se han percatado que la Ciudadanía Corporativa es un recurso para adquirir ventaja competitiva, encontrando nuevas oportunidades de negocio ante la necesidad de hacer productos menos contaminantes y ser más eficientes en su forma de operar (haciendo las cosas de manera correcta).

En forma resumida menciona que son básicamente cuatro lecciones que pueden aprenderse de estas empresas mencionadas y otras más: liderazgo en todos los niveles de la organización; compromiso del personal; mecanismos de control eficaces para medir los avances propuestos, y asociación con organizaciones públicas y privadas.

En esta serie de medidas a tomar en cuenta, es importante mostrar los beneficios económicos para la empresa, al realizar actividades dentro del marco de la Ciudadanía Corporativa, lo cual muestra una vez más, que no se trata de altruismo, sino de generar un mecanismo de ganar-ganar con los accionistas de la empresa, los empleados y con la sociedad en general.

El reporte menciona como las empresas antes mencionadas, conjuntaron la mejora y/o innovación de sus productos, con la eficiencia en el uso de sus recursos; logrando mejorar su rentabilidad y su ventaja competitiva, mostrando claramente que no hay una divergencia entre la Responsabilidad Social y la rentabilidad.

Concluye diciendo que para ser un ciudadano corporativo, las empresas deben integrar la ciudadanía corporativa a sus objetivos principales, identificar los retos que existen y establecer metas que sean de beneficio público, además de tener documentadas todas las actividades para el cumplimiento de dichas metas.

Con este tipo de reportes elaborados, se muestra lo que considero un movimiento silencioso pero constante a un radical cambio de paradigma, en el cual la empresa toma una nueva dimensión; de ser considerada un instrumento que genera utilidades solo para sus accionistas, para convertirse en una institución que beneficia a sus grupos de interés (stakeholders), a la sociedad en general, y es rentable para sus accionistas.

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4 de febrero de 2009

A 10 años de la creación del Pacto Mundial

El Pacto Mundial de las Naciones Unidas cumple en este 2009 diez años de haberse creado, y el actual secretario general Ban Ki-moon llama a los directivos de las empresas a realizar una cooperación y asociación global a una escala como nunca haya sido vista.

Este llamado lo hizo en su participación en la reciente reunión en Davos a fines del pasado mes de enero, siendo el mismo lugar donde fue presentado el Pacto por su antecesor Kofi Annan en 1999.

El actual secretario pidió además terminar con el pensamiento a corto plazo, para llevarlo a buscar soluciones de largo plazo para atender el cambio climático y otros retos globales.

Durante esta década, el Pacto Mundial se ha convertido en la iniciativa de sustentabilidad más grande a escala mundial, contando ya con 6 mil empresas participantes en más de 130 países, los cuales se han ido más allá de la filantropía, creando mejores prácticas en la atención de los derechos humanos, al medio ambiente y en la lucha contra la corrupción, según el secretario general en su intervención en el Foro Económico Mundial.

En otra parte de su discurso, llamó al 2009 como el año de las múltiples crisis, como la recesión económica global, el cambio climático y la atención para la desarrollo social; sin embargo considera que ahora hay una gran oportunidad para atender estos aspectos a nivel mundial.

Recordó además que el reto es darle un rostro humano a la globalización como lo dijera su predecesor, y además terminar con la crisis de confianza que actualmente impera en todo el planeta.

A una década de nacimiento del Pacto, mencionó que entramos a una nueva era que podría ser llamada como el Global Compact 2.0, en la cual los retos podrán ser solucionados por todos y solo a través de la cooperación entre gobiernos, empresas y el sector privado.

Algo que también considero importante que mencionó Ban Ki-moon, es darse cuenta que la actual crisis económica plantea retos a escala global, por lo que sería un error acciones proteccionistas o nacionalistas, y buscar primordialmente restaurar la confianza y la credibilidad en el mercado y las empresas, factores que ha sido severamente erosionado actualmente.

Todas estas ideas que expresara el actual secretario de las Naciones Unidas, reiteran la idea que este momento de crisis en diversos órdenes, es el momento justo para cambiar el paradigma en el cual se ha sostenido el mundo en los pasados 200 años, y darle su verdadero sentido social a la empresa, para que esa capacidad de generar riqueza sirva para el desarrollo de toda la humanidad, bajo un enfoque de sustentabilidad pensando no solamente en el largo plazo, sino también en el bienestar de las futuras generaciones.

Como también dijera Ban Ki-moon, estamos en un cruce de caminos en el cual tenemos que darnos cuenta que tenemos esta posibilidad de cambiar.

Creo que esta es la mayor responsabilidad social de la generación actual.

Seguiremos platicando ...