La Responsabilidad Social, la Sustentabilidad y la Etica, son los Valores básicos para las

La Responsabilidad Social, la Sustentabilidad y la Etica, son los Valores básicos para las
En 1953, Howard R. Bowen definió a la Responsabilidad Social del Empresario como “…las obligaciones de los empresarios para seguir políticas, tomar decisiones o adoptar líneas de acción deseables en términos de los objetivos y valores de la sociedad”. ETICA Y SUSTENTABILIDAD: VALORES BASICOS PARA LAS EMPRESAS

10 de noviembre de 2016

Economía y Responsabilidad Social

Considero que en la mayor parte de la literatura relacionada a la responsabilidad social a la que he tenido acceso, ya sean libros o artículos, muy poco o nada se hace alguna relación con la economía, ciencia que de alguna manera se maneja y es operada de forma independiente.

Esta poco o nula conexión, tal vez se deba a que la economía es manejada desde la óptica financiera primordialmente, lo cual si bien esto es válido, no toma en cuenta que en el fondo su palanca principal es el comportamiento humano, es decir, actitudes y valores de quienes tienen dinero como de quienes lo necesitan, y más todavía de aquellos que lo administran.

Es posible que solamente en el mundo académico se recuerde y mencione que el origen de esta ciencia se debe a un profesor de ética, Adam Smith, quien en sus escritos habla de la motivación del productor y del comerciante para operar en el mercado, y dicha motivación es una actitud eminenteme humana basada en la ética.

Así por ejemplo se habla de aspectos básicos como el Producto Interno Bruto, la inflación o la tasa de interés por mencionar algunos, como si fueran aspectos ajenos al comportamiento humano, cuando en todos ellos está inmersa la responsabilidad social, ya que su comportamiento, tanto positivo como negativo, tiene una motivación humana y por consiguiente un resultado o efecto también en las personas.

Como es sabido, la economía surge de la escasez, y su propósito es administrar los recursos de la mejor manera posible precisamente por dicha escasez, y esa administración debe ser, según enseñó Adam Smith, para beneficio del ser humano, que ayude a mejorar su bienestar material y eventualmente un medio para alcanzar la felicidad (algo personal y subjetivo).

Y en ello está inherente la responsabilidad social, en tener como objetivo el mejor manejo y uso de los recursos para el beneficio de toda la sociedad.

Desafortunadamente creo, la economía, y sobre todo en su parte financiera, se ha desvirtuado buscando la ganancia para unos cuantos, prueba de ello son las crisis vividas en el año 2000 y más todavía la que se presentó en el 2008, si vale ganar claro, pero no a cuenta de otros.

Por lo anterior, el gobierno, sin importar su color o tendencia política, tiene la responsabilidad social de que el Producto Interno Bruto aumente, que la inflación disminuya, todo ello en beneficio de la sociedad. Y que los mercados financieros no se conviertan en un juego de azar donde haya pocos ganadores y muchos perdedores.

A las empresas que en términos jurídicos se les ha dado el calificativo de persona moral, que efectivamente actúen como personas y que el calificativo moral lo pongan en práctica y no se utilice este término como un mero calificativo sin ningún tipo de sentido ético.

Todo lo anterior pueda sonar utópico, sin embargo es necesario recordarlo y hacer énfasis en ello y tal vez, la responsabilidad social sea la base de las relaciones económicas que en su base son sociales.

Seguiremos platicando …

27 de octubre de 2016

Empresa: un concepto estigmatizado

La mentalidad de ganancia unida a una actitud individualista es algo que imperado prácticamente desde tiempos inmemoriales, y que actualmente en el pleno siglo XXI sigue igual y plenamente vigente.

Y es con esta concepción con la que surgió el concepto empresa que en la actualidad se utiliza, uno o unos (los socios), son los que buscan la ganancia solamente para ellos, siendo el resto de los participantes o involucrados en esa empresa, el medio para obtener la pretendida y mencionada ganancia.

Luego entonces, la empresa se ha convertido en el estigma para la obtención de riqueza para unos cuantos, pocos han sido los grandes pensadores en al menos los pasados dos siglos, en considerarla como una organización de beneficio social en el más amplio de los sentidos.

Con este esquema de apoyo a un sector social determinado o para la sociedad en conjunto, se pueden clasificar las llamadas empresas sociales. Empresas sí, pero que requieren tener el “apellido” social para estén fuera de la clasificación tradicional.

En estas empresas su propósito es al revés de lo que tradicionalmente se ha considerado, la ganancia obtenida es el medio para un fin social, y su personal y todos los involucrados es el instrumento para alcanzar una utilidad para un grupo social determinado o para la sociedad en conjunto.

Este nuevo tipo de organizaciones buscan modificar el estigma tradicional de lo que se considera una empresa, una entidad como se mencionó al inicio, para la obtención de ganancias para solamente unos cuantos.

¿Llegará un día en que el pensar en una empresa lleve implícito el concepto social sin tener que ponerle el “apellido social”? O dicho de otra forma: ¿Pensar en términos sociales?

Es un hecho evidente que vienen creciendo en forma significativa los llamados “negocios sociales” en todo el mundo, los cuales vienen a representar un cambio de mentalidad tradicional de lo que es y para qué sirve una empresa. Empresarios que buscan la ganancia o riqueza de manera muy diferente a lo que viene siendo el estigma de la empresa imperante durante muchos, muchos años.

Esta dicotomía entre lo individual y lo social se viene presentando de manera clara en lo que se entiende como empresa, siendo por ello necesario hablar de empresas o negocios sociales, para diferenciarlas de aquellas que buscan lucrar para un solo dueño o nos cuantos que no toman en cuenta a la sociedad pero que si logran su utilidad a través de ella.

Tal vez ahora nos encontremos en el umbral de una nueva era en la cual el componente social sea más considerado, y por ese mismo hecho de estar en el comienzo, la mentalidad individualista se resiste a desvanecerse.

Los estigmas no tienen que ser necesariamente eternos, y así como llegaron pueden irse. De la misma sociedad depende no quedarse en el umbral y convertirse en una sociedad donde todos sean socialmente responsables en el amplio sentido del término.

Darse cuenta que la responsabilidad social es un concepto que siempre ha existido, pero que en esta nueva era está siendo revalorado, pensando que somos personas que aunque suene tautológico somos sociales.

Seguiremos platicando …

6 de octubre de 2016

Las cadenas productivas

Si bien es cierto que se vive en una cultura que exalta el individualismo en todos los ámbitos de la vida humana, también es cierto que existe otra cultura que fomenta la relación en todas sus expresiones.

En el mundo de los negocios en donde se vive con mayor intensidad la competencia, se ha venido demostrando reiteradamente que una mejor forma para estar preparado para enfrentarla es a través de una mejor relación con los proveedores y clientes. Pero esa mejor relación no se queda solamente en el estrecho conducto de los negocios, se requiere ir más allá.

En los últimos años se ha venido viendo con mayor intensidad un crecimiento en esa relación cliente-proveedor, en la que ambas partes se percatan que es necesaria mejorarla o incrementarla en beneficio de ambas partes, abandonando en diversos grados esa mentalidad individualista o de aislamiento en donde la organización se califica como autosuficiente, y es a quien ella deben de buscar tanto sus potenciales proveedores y clientes.

Esta mentalidad de trabajar de manera cooperativa y unida lleva consigo la idea de crear y/o desarrollar una cadena de proveeduría, que eventualmente alcance al proveedor del proveedor por un lado, y por otro, al cliente del cliente.

Esta cadena involucra la responsabilidad social, aspecto que si bien inicialmente no se consideraba, ahora ya es una parte importante en la relación de negocios. Esto dicho es considerado en las auditorias que se realizan sobre este tema, en donde se investiga que tanta se atiende por parte de los proveedores su responsabilidad con sus grupos de interés internos y externos.

Si bien lo antes dicho no es ninguna novedad para las empresas que han sido ya auditadas, considero que viendo esto en perspectiva, está provocando un efecto contagio por un lado, y por otro, el darse cuenta que es mejor para ambas partes (cliente-proveedor), el trabajar y colaborar juntos no solamente en el aspecto del negocio como puede ser precio o calidad, sino también en los criterios o mentalidades en la forma de ser y actuar de la organización con sus grupos de interés.

Empresas que consideran a la ética en su manera de hacer negocios, que si bien en su inicio solamente lo hagan para lograr un proveedor o cliente específico, con el tiempo se van percatando que esa forma de actuar les puede incrementar su valor social, aspecto que cada vez va adquiriendo mayor importancia.

De continuar este encadenamiento en el largo plazo, es posible que veamos redes de negocios que tengan a la responsabilidad social como un factor esencial en su integración y que les dé una mayor solidez; redes que se preocupen por la sustentabilidad en todos sus aspectos, y por lo tanto sean un elemento básico en las sociedades donde se encuentran, gestando en estas últimas una conciencia de la importancia del valor social.

Hay que fomentar esta interrelación y contrarrestar ese individualismo que se presenta también en el aspecto político que únicamente fomenta un hedonismo en su peor acepción.

Seguiremos platicando ….

20 de septiembre de 2016

Lo intangible suma a lo tangible

Si bien el valor de una empresa se mide en gran parte por la contabilidad, sistema creado por el franciscano Luca Paccioli en el ya muy lejano 1494, en donde se asientan valores concretos y materiales de las transacciones monetarias y financieras, es posible considerar que ese valor de la empresa está empezando a tomar en cuenta factores intangibles que también suman.

En retrospectiva, tal vez en los últimos 20 ó 25 años y de manera creciente, se han ido agregando aspectos que antes se desdeñaban o simplemente ignoraban por considerarse que no daban ninguna aportación; y por otra parte, algunos que se manejaban como vitales o muy importantes han comenzado a desvalorarse.

En el primer caso se encuentran factores eminentemente humanos, concretamente son la confianza, la ética y todo lo relacionado al compromiso social; en otras palabras, el valor de una empresa ya no es solamente los activos fijos o las inversiones monetarias, aspectos que se han ido desvalorizando en gran medida por los cada vez más rápidos avances tecnológicos.

Por esto que hemos visto en el pasado reciente, es ya un hecho que el valor de una empresa está cada vez más ligado en mucho por la forma como es percibida por la sociedad en general, por los inversionistas en particular, y primordialmente por su grado de compromiso con sus grupos de interés, ya sean proveedores, personal y clientes.

Esa percepción se refiere concretamente a los aspectos antes mencionados como la confianza y el compromiso social principalmente, estos temas primordialmente generan algo llamado Valor Social, así en mayúsculas, valor que ha venido adquiriendo más importancia con el paso de los años, y que ni siquiera era considerado en los libros de administración o economía en el siglo pasado.

Este Valor Social que no aparece en el estado de resultados ni tiene ninguna partida contable, y que es algo intangible, también suma o aumenta el valor monetario de cualquier organización. Esto que ya se empieza a ver con cierta naturalidad, puede ser considerado como algo distorsionado, es decir: ¿Cómo algo intangible puede aumentar el valor monetario de la empresa?

Tal vez esto se deba a que ahora ya se ha empezado a revalorar ese compromiso social y la responsabilidad que surge de este compromiso. En retrospectiva nuevamente, durante muchos años que abarcan siglos, lo material y su valor en dinero fue y todavía sigue siendo el paradigma imperante, pero, aspectos como la confianza que no pueden ser vistos de manera tridimensional, de alguna manera indirecta puede ser vista de manera concreta a través de la forma como es reconocida y aceptada una organización a través de sus ventas por ejemplo, o bien por el valor monetario que le otorgan los inversionistas. Algo similar sucede con el compromiso social.

Ese compromiso social considera además de la responsabilidad como antes se mencionó, también la aportación por parte de la misma empresa de los valores que maneja en su operación como la ética, y que son asimilados por la sociedad en general a través de sus grupos de interés.

De forma optimista, es posible que estemos entrando en una época en que lo social sea lo primordial y no solamente lo monetario.

Seguiremos platicando …

12 de agosto de 2016

¿Seguiremos viviendo en el pasado?

La globalización y la sustentabilidad en sus tres aspectos, el ecológico, el social y la rentabilidad, obligan a modificar las instituciones que existen desde por lo menos desde hace 200 años, verlos en el contexto actual, y no seguirlas viendo y operando como cuando fueron creadas.

Dentro de dichas instituciones me refiero específicamente la empresa cuando fue formalizada por allá en el siglo XVIII. Dicha formalización se hizo tomando en cuenta los antecedentes más cercanos en el tiempo y con la mentalidad desarrollada en aquel entonces. En retrospectiva creo que es válido decir que fue creada tal vez sin quererlo, sin conciencia clara de su causa y efecto y por consiguiente sin una visión a futuro.

Tal vez, y pensando en Adam Smith entre otros, hubo algunos pensadores que notaron la trascendencia de dichas instituciones, pero poco se tomó en cuenta sus apreciaciones y reflexiones e imperó más una mentalidad mercantilista sin reparar en sus efectos a futuro.

Durante el siglo XIX y gran parte del siglo XX, se manejo sólo o primordialmente con la idea de la rentabilidad para sus dueños y nunca o muy poco en el mejor de los casos, se tomaron en cuenta las llamadas externalidades, sus efectos para y con la sociedad.

Este último término, la sociedad, fue visto como un concepto etéreo, vago, difuso, sin origen y destino que abarca a toda la población que no es propietaria de alguna empresa, pero que vive de la empresa como trabajador o empleado, y adquiere los productos y servicios que salen de dicha empresa.

En otras palabras, lo importante fue y sigue siendo en muchos casos solamente la empresa por su rentabilidad. Concepto este último como la causa y efecto de todo el quehacer humano.

Mentalidad un tanto cuanto distorsionada que tiene lo económico como el único ideal a seguir, que inclusive ha sido separado de lo social y que puede y debe moverse por sí mismo. Siendo el paradigma que mueve a las empresas.

Es innegable que la economía es básica e imprescindible, pero como un medio y no un fin. Siendo esta nueva mentalidad en la que se inspira el concepto de sustentabilidad en el aspecto de la rentabilidad. Mentalidad también en donde se encuentra la responsabilidad social.

Es por ello como se señaló en un principio, la necesidad de modificar las mentalidades que originaron a esta institución (empresa, verla desde una perspectiva diferente, que sea de avanzada y no un ancla que frena el desarrollo de la sociedad en su conjunto.

Una empresa que se preocupa por el bienestar de la sociedad, pero no en forma solamente altruista o filantrópica. Es necesario percatarse que es la única creación humana hasta ahora, que además de producir los bienes y servicios necesarios, puede ser quien ayude al bienestar de la sociedad tanto en la parte social como económica.

La experiencia humana adquirida en al menos los pasados dos siglos, debe ser aprovechada para lograr un avance real en lo económico y social en el actual siglo XXI, de lo contrario, seguiremos viviendo en el pasado.

Seguiremos platicando …

21 de julio de 2016

El dinero visto como un bien social

La posibilidad de poder conseguir dinero de manera rápida, accesible y con un costo moderado, es tal vez una de las principales maneras como se puede poner en práctica la Responsabilidad Social.

Creo que es válido decir que cualquier persona requiere de más dinero en algún momento de su vida, ya sea para atender una emergencia, para vacacionar, estudiar o para adquirir una casa. Situación semejante sucede en el ámbito de los negocios, ya sea para la creación de una empresa, o para las ya establecidas; la obtención de dinero siempre es una constante en su vida.

Estoy cierto que lo antes dicho no es ninguna novedad, pero en este caso mi intención es obviarlo en el sentido de su necesidad prácticamente constante, y es aquí donde resalta el tema del crédito.

La búsqueda y obtención de crédito se registra en toda la historia desde tiempos inmemoriales. Lo que nos lleva a decir que siempre se ha registrado el hecho de que alguien tiene dinero, y por contraparte alguien que lo necesita.

Por lo anterior, el crédito es de alguna manera una necesidad que tal vez se pueda considerar básica en la vida de cualquiera, ya sea persona y/o empresa, y por eso mismo como se dijo al inicio, se requiere obtenerlo de manera rápida y primordialmente también que su costo (tasa de interés), no implique una condena perpetua para quien lo recibe.

Algo que hasta ahora no visto o leído de manera sencilla, es que la crisis financiera del 2008, y posiblemente todas las anteriores fue precisamente por el manejo del crédito; recordemos que todo empezó cuando se otorgaron créditos o financiamiento hipotecarios de manera poco cautelosa, y de ahí surgieron otros créditos más que la resultante fue una escalera de créditos en donde finalmente la base de la escalera se rompió y con ella los financiamientos que estaban atados a dicha base.

A mi manera de ver todo lo sucedido, fue una falta de responsabilidad social por quienes los otorgaron por una clara codicia, y por otro lado también de quienes obtuvieron el dinero que no consideraron la posibilidad de no poder pagar.

El dinero es finalmente otro bien en el mercado, y por lo tanto se comporta económicamente como cualquier otro, pero, se le puede considera como de primera necesidad ya que nadie puede prescindir de él, y por lo tanto se le debe manejar bajo este criterio, es bien básico.

En términos de responsabilidad social considero que nadie debe usufructuar con el dinero a través de la especulación, como tampoco quien produce y comercializa productos como el pan.

Se requiere, lo cual no es fácil, ver el dinero como un medio y no como un fin en sí mismo. Sirve para la obtención de bienes y servicio pero no para sencillamente acumularlo, esto último cualquier economista sabe que es totalmente improductivo.

Por todo lo anterior, el crédito debe estar al alcance de cualquiera y con costo accesible; el ejemplo de Yunus y su banca social es una clara muestra de lo que debe ser cualquier organización que brinde financiamiento, es una evidente demostración de su responsabilidad social en práctica, el apoyar a otros para que estén mejor.

Seguiremos platicando …

1 de julio de 2016

La empresa del siglo XXI

En una forma tal vez imperceptible pero de manera paulatina la empresa ha venido cambiando tanto en su concepto como en su percepción, una entidad muy diferente a como era percibida en el pasado siglo XX, y que tiene un papel significativo al menos para el presente y en el futuro.

Recordemos que desde sus inicios hasta al menos la década de los setenta su papel principal fue visto eminentemente económico, la producción de bienes o servicios tenía como finalidad principal el generar riqueza y siendo esta únicamente para los socios o accionistas; al respecto vale recordar la ya convertida en un ícono o símbolo la aseveración de Milton Friedman, cuando sentenció que la responsabilidad social de la empresa era el generar utilidad para los propietarios de la empresa. Expresión que fue considerada por muchos, como la culmine de la razón de la empresa.

Sin embargo, el concepto empresa vino transformándose viéndose esto inicialmente en cuanto a su relación con el personal. Baste recordar que durante muchos años el área encargada del personal se denominaba como “recursos humanos”, lo cual como se dijo después, se equiparaba al ser humano como un recurso más, o un factor adicional de los factores de la producción.

Posteriormente, queriéndole dar un estatus diferente y que lo separa de los mencionados factores de producción, a esta área se le comenzó a llamar “departamento de personal”, es decir, la gente que trabaja en las empresas son personas con todo lo que ello implica, entrando en su atención la ahora conocida como sicología laboral; entendiendo además que esta persona tiene derechos, objetivos y metas personales, que busca lograrlos dentro de la empresa.

Así llegamos ahora al departamento de capital humano. En al menos los pasados cincuenta años se pasó de ser un recurso a convertirse en capital, pero teniendo siempre una connotación económica. Pero en la actualidad al menos desde el pasado reciente, se ha venido entendiendo que esta capital además de requerir un ingreso monetario, necesita ser visto como una persona en todas sus dimensiones, viéndose que esa responsabilidad social que se consideraba solamente para los accionistas debe ser también para quienes trabajan en ella; luego entonces la empresa no solamente es una entidad productora de bienes y servicios, sino vista más ampliamente, es un centro social en el que acuden las personas y que conviven para realizar actividades para generar un bien o servicio.

Pero esa misma empresa, es el objetivo de cualquier estudiante que busca en ella la forma de realizarse como ser humano y como profesionista, y que en alguna forma también es ya una escuela que entrena y capacita a quienes laboran en ella.

Y en una dimensión más amplia, esa misma empresa tiene ahora la obligación de ayudar a crear una mejor sociedad, tanto en los bienes que produzca, como en su quehacer y relación con la sociedad, tiene entonces una responsabilidad social que considera lo ecológico y la sustentable, y esto es porque su crecimiento y desarrollo se lo debe a la sociedad en general.

Esta es la empresa del siglo XXI.

Seguiremos platicando …

3 de junio de 2016

¿Son sociales las redes sociales?

Gracias a las aplicaciones que cualquiera puede tener en su teléfono y la facilidad de estar conectado a internet, ahora ya se ha vuelto parte del paisaje cotidiano el encontrarse a la gente caminando con sus audífonos puestos.

Si bien es positivo en términos económicos que prácticamente cualquiera pueda tener a su alcance esas facilidades tecnológicas que hace al menos tres lustros eran algo solamente para la imaginación, de alguna forma tal vez ha venido provocando un aislamiento, es decir, pueden haber dos o más personas juntas físicamente pero al mismo tiempo están aisladas por estar conectadas vía los audífonos mencionados. En otras palabras no se genera una sociabilidad entre ellas.

En contra de lo antes dicho alguien puede argumentar que la sociabilidad si se está dando porque cada una de las personas está conversando con alguien, lo cual es cierto, pero es claro que no existe una relación entre las personas que está físicamente juntas.

La inmensa cantidad de aplicaciones que ahora existen en el mercado, permiten ya la posibilidad de poner en contacto a un sinnúmero de personas sin importar su ubicación física, algo totalmente nuevo en historia de la humanidad, y todo esto a un costo prácticamente mínimo.

Es evidente entonces como alguien ya lo ha dicho, que estamos en la era de las redes sociales, por tener esta posibilidad de interrelación con una o más personas al mismo tiempo sin importar su ubicación y distancia.

Sin embargo, mi inquietud como antes lo dije, es si realmente estas facilidades nos convierten en personas más sociales, o por el contrario provoca un cierto aislamiento. Si a través de estas redes convivimos solamente con las mismas personas con las que estamos físicamente, o si las aprovechamos para conocer a más gente.

¿Estas redes permiten una mayor y mejor convivencia? ¿Estas nuevas tecnologías han provocado una mayor integración social, o solamente trasladamos las mismas formas de convivencia de siempre a estas nuevas aplicaciones?

Algunos investigadores en el pasado han dicho que los avances tecnológicos no van a la par del desarrollo social, estando dicho desarrollo rezagado en relación a la tecnología; y que esta última de alguna manera forza o presiona a los avances sociales.

Es evidente que no tengo la respuesta, pero creo que es necesario dimensionar estos impresionantes avances en las llamadas Tecnologías de la Información, y considerar si han servido o ayudado para ser más humanas y sociales a las personas.

Qué bueno el poder comunicarnos más y tener la posibilidad de tener más información pero: ¿nos comunicamos mejor realmente? ¿Cuánta y qué tipo de información fluye por toda la electrónica involucrada?

Es posible considerar que mientras los seres humanos no desarrollemos una verdadera relación social, una sincera compasión teniendo a la ética como punto de partida, los avances tecnológicos serán solamente eso, avances prodigiosos pero que no ayudan a desarrollar una responsabilidad y por lo tanto un valor social.

Seguiremos platicando ….

20 de mayo de 2016

Tierra de nadie

La convivencia en lugares públicos como puede ser el centro de trabajo, un aeropuerto, o el medio de transporte, no desarrolla o genera realmente una relación social, sino más bien un aislamiento.

Creo que prácticamente todos hemos tenido esta experiencia de encontrarnos en algún lugar público como los antes mencionados, y no buscamos una convivencia mínima de siquiera un saludo, sino al contrario, nos encerramos en nosotros mismos, evitando el tener algún intercambio con quienes se encuentran junto a nosotros.

De alguna manera hemos sido educados para evitar alguna relación con un tercero, tener una desconfianza inicial y procurar mantenernos en dicha actitud mientras estemos en ese lugar público. Y esto ya se ha convertido en algo normal, el no confiar en nadie y mucho menos de un desconocido.

Es válido reconocer que siempre es necesario tener alguna reserva ante alguien que nunca hemos visto, pero creo que se ha llevado al exceso fomentando una actitud de aislamiento, en lugar de buscar establecer una verdadera convivencia social.

El extremo de esto o al menos donde es muy evidente son los aeropuertos, en donde a pesar de la cantidad de personal de las diferentes empresas ahí establecidas, nadie se preocupa realmente por el pasajero; quien tiene que estar preguntando sobre alguna necesidad que tenga, y nadie o muy pocos tienen la atención de ayudarlo a resolver su problema, muchos lo ignoran, habrá alguien que medio le ayuda, y tal vez alguien “se apiade” de él. Y esto lo vemos en un lugar cerrado, lo cual todavía es peor en la calle cuando estamos en calidad de peatón.

Sucede algo similar cuando se conduce un automóvil, el civismo, la cortesía, las buenas maneras no son evidentes, al contrario, pensamos que somos quienes tenemos la prioridad en el avance y en la circulación y por ello, el resto de los automóviles deben abrirnos el paso.

En estos aspectos mencionados que pueden calificarse de cotidianos es cuando debe surgir la responsabilidad social, el percatarnos aunque suene obvio, que nuestra relación con el resto de los seres humanos es social sin importar el ámbito donde se desarrolla, y en esa mínima relación “debe” de estar presente la responsabilidad social.

Entendiendo ese debe entrecomillado del párrafo anterior, como una necesidad mínima, no porque alguien lo ordene, sino sencillamente por nuestra condición de seres humanos.

Nuestra humanidad por decirlo de alguna manera, no viene dada únicamente por nuestra condición biológica, sino por nuestra capacidad de convivencia sana con quienes nos cohabitamos; comenzando esto desde la casa, la escuela, el centro de trabajo y finalmente cualquier espacio público donde no se conoce a nadie.

La convivencia no es un accidente, es el factor principal en la relación social, por lo tanto es necesario gestar una convivencia responsable en donde busquemos el bienestar de todos; esto es un principio ético que es necesario fomentar. A final de cuentas, todos saldremos beneficiados.

Seguiremos platicando ….

6 de mayo de 2016

Moneda de Valor No Financiero

El sello distintivo de esta década ha sido nuestra obsesión en el "impacto". Como por ejemplo el impacto de las políticas fiscales, el impacto de internet y de los teléfonos celulares en nuestras vidas, o el impacto del cambio climático; la lista es interminable.

Ya no queremos saber sus orígenes, pero si saber la forma en que se percibe y sus ramificaciones en nuestras vidas y nuestros sentimientos. De hecho, siempre hacemos inversiones no sobre beneficios concretos en activos, sino a través de algo llamado “confianza financiera”. Compramos productos y servicios a través de la confianza social, cómo otros sienten, recomiendan tasa, y damos nuestra retroalimentación a través de 'likes', o seguidores en nuestras redes sociales. Por todo esto, la medición del valor se ha vuelto menos dependiente del valor de la moneda, y se ha desplazado hacia el valor intangible.

Esto no es un concepto esotérico, puede decirse que a partir de la recesión que se presentara después de la crisis del 2008, los gobiernos han buscado tener un impacto social de todas sus operaciones financieras, buscando generar un beneficio y poder evaluarlo. Todo esto ha generado una industria en torno a la medición del impacto, tanto de las actividades del gobierno como de las empresas y ONG´s, buscando evaluar ese impacto, y más aún, que ese impacto que viene a ser un sentimiento se traduzca en un valor financiero.

A la cabeza de esta nueva industria se encuentra la empresa llamada Seratio (www.seratio.com). Platicando con su fundador y presidente, el profesor Olinga Ta'eed, comenta que es una organización internacional sin fines de lucro, un think tank de académicos en el Centro para la Ciudadanía, la Empresa y Gobierno (www.cceg.org.uk), que han desarrollado un modelo para medir los impactos de la legislación en torno al Valor Social (www.publicvalue.online), el impacto de la esclavitud moderna (www.modernslavery.uk), así como para desarrollar el valor personal del individuo (www.serat.io), midiendo liderazgo ético, salud y bienestar; así como un benchmarking de evaluación de las empresas de toda Europa (www.socialvalue.eu). Además han creado una publicación “Social Value & Intangibles Review”, que cuenta ya con más de 41mil suscriptores (http://ow.ly/4mZ6Lp).

El profesor Olinga Ta'eed, menciona también que: “Es importante considerar que en Estados Unidos hay 35 millones de empresas, 165 millones en Europa y 40 millones en China, digamos más de 240 millones. Su valor total es no sólo su valor financiero, sino también su valor no financiero ... su valor social”.

Agrega que han creado el “Ford modelo T de valor no financiero”, que tarda 10 segundos para obtener un valor, y puede ser implementado en cualquier organización. “Ahora podemos articular y vincular el valor de nuestros pensamientos con el valor que tenemos como ciudadano, familia, comunidad, organización, región, nación y el mundo ", finaliza el profesor.

Seguiremos platicando …

25 de abril de 2016

Es cada vez más conocida y aplicada la Responsabilidad Social en México

Este artículo se publicó en el número de abril de la revista europea Social Value & Intangibles Review (página 35). http://ow.ly/4mZ8HM

Como una marea que de manera paulatina va creciendo en su fuerza y alcance, se podría describir el desarrollo y aplicación de la Responsabilidad Social en México, ímpetu que ha venido adquiriendo una mayor velocidad en los últimos años.

Si bien el concepto de Responsabilidad Social como actualmente se le conoce en prácticamente todo el mundo, se inició prácticamente en la década de los noventa del siglo pasado. En el caso de México me atrevo a decir que ha tenido tres momentos o estadios que en alguna forma convergen en este 2016.

Un primer momento se puede ubicar entre fines del siglo XIX y principios del XX en la ciudad de Monterrey, ubicada al noreste de México, a 200 kilómetros de la frontera con Estados Unidos y lejano a mil kilómetros de la ciudad de México, capital del país. Esta referencia a la distancia a la capital la menciono porque en esos tiempos por los pocos medios de comunicación existentes, los empresarios regiomontanos (gentilicio de Monterrey), tomaron su propio camino en cuanto al manejo y administración de sus empresas, sin tomar mucho en cuenta a lo que sucedía en el resto del país.

En el período antes mencionado, se registró un fuerte auge industrial en esa zona, que inclusive llega a nuestros días. Inicialmente se instaló la Cervecería Cuauhtémoc que aún existe, se construyó también la Fundidora de Acero de Monterrey, primera acerera de Latinoamérica que cerró en 1986; y una tercera empresa de nombre Vitro quien viene siendo un Spin-off de Cervecería, dedicada a la fabricación de productos de vidrio.

Estas tres empresas de importantes dimensiones se convirtieron en el ícono de la ciudad y la región. Pero lo importante en este caso, es que ellas pusieron en práctica lo que ahora se maneja dentro de la Responsabilidad Social, primordialmente con sus grupos de interés internos, sus empleados. Siendo esto algo totalmente nuevo tanto en Monterrey como en el resto del país.

En 1918 en la Cervecería se constituye la Sociedad Cooperativa de Ahorros e Inversiones para los Empleados y Operarios de la Cervecería Cuauhtémoc, S.A., para fomentar el desarrollo integral de su personal y sus familiares. Sus objetivos eran proporcionar despensas, así como ofrecer servicios médicos que incluía tanto al propio personal como para sus familias, caja de ahorros, descuentos, deportes, cursos y becas, entre otras prestaciones. Además de otorgar créditos para vivienda en casas construidas por la propia empresa.

Aunque ya no existe como cooperativa, la Sociedad se mantiene hasta la actualidad.

También a comienzos del siglo XX tanto Vitro como Fundidora inician modelos de otorgamiento de créditos de vivienda para su personal, así como servicios de atención médica.

Estas empresas de alguna manera se convierten en íconos de este tipo de atenciones a su personal, ejemplo que va cundiendo en el resto del país en diversos grados y modalidades, ya sea en atención médica o en otros servicios. Condicionado a las características de las empresas, su tamaño y la visión o actitud de los dueños y directivos.

 Segundo Momento
Un segundo momento en atención a la Responsabilidad Social vino por parte del gobierno, cuando en la Constitución de 1917 que actualmente sigue vigente, su artículo 123 consagra el derecho al trabajo, mencionando los principales derechos y obligaciones tanto de los trabajadores y de los ahora llamados empleadores (patrones). En ese artículo se establece también la figura del Salario Mínimo.

Textualmente el texto sobre dicho salario decía lo siguiente: “deberá ser suficiente para satisfacer las necesidades normales de la vida del obrero, su educación y sus placeres honestos, considerándolo como jefe de familia”. Sin embargo al paso del tiempo aunque sigue existiendo, solamente se usa como punto de referencia, ya que su monto es muy bajo para las necesidades actuales de cualquier persona.

En cualquier caso, su sola mención implica el pago mínimo que debe recibir el empleado por parte de una empresa.

Posteriormente se promulga la Ley Federal del Trabajo en 1931, la cual reglamenta todos los aspectos del artículo 123 de la Constitución. Esta ley fue derogada cuando se promulgó la nueva Ley Federal del Trabajo en 1970, la cual actualiza la anterior y agrega nuevos elementos que no consideraba la legislación laboral previa.

Uno de esos aspectos que no consideraba la ley anterior era la seguridad social principalmente en materia de salud, aspecto que fue atendido con la creación del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), una Institución del gobierno federal, autónoma y tripartita (Estado, Empleadores (Patrones) y Trabajadores), dedicada a brindar servicios de salud y seguridad social a la población que cuente con afiliación al propio instituto.

Está considerada como la institución de seguridad social más grande de América Latina; fundada el 19 de enero de 1943.

La ley del Seguro Social es el marco legislativo bajo el que rige sus operaciones el IMSS. Señalando que la seguridad social tiene como finalidades:
  • La asistencia médica.
  • La protección de los medios de subsistencia.
  • Los servicios sociales necesarios para el bienestar individual y colectivo.
  • El otorgamiento de una pensión que, en su caso y previo cumplimiento de los requisitos legales, será garantizada por el Estado.

Cabe señalar que actualmente esta institución pasa por serios problemas financieros, sin embargo, es inimaginable su desaparición por ser el servicio médico prácticamente gratuito para todos los empleados formales del país, además de contar con una gran cantidad de servicios como guarderías, talleres y cursos de diversa índole en prácticamente todo el país.

Posteriormente el gobierno del país creó el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit). Siendo fundado el 21 de abril de 1972, e inicia actividades el 1 de mayo, fecha en que se celebra en México el “Día del Trabajo”.

Es una institución tripartita donde participa el sector obrero, el sector empresarial y el gobierno, dedicada a otorgar crédito para la obtención de vivienda a los trabajadores, y brindar rendimientos al ahorro que está en el Fondo Nacional de Vivienda para las pensiones de retiro.

Está considerado como el mayor prestamista hipotecario en América Latina, con más de 5 millones de hipotecas en sus libros y una nueva agregada cada 53 segundos.

Cabe señalar que ambas instituciones previamente mencionadas, tomaron como modelo para su creación, las organizaciones creadas por las empresas de Monterrey antes señaladas.

En esas fechas nadie hablaba en el país de Responsabilidad Social, concepto prácticamente desconocido.


Tercer Momento
El tercero y último momento se inicia cuando el Centro México para la Filantropía (Cemefi), asociación civil fundada en diciembre de 1988, inicia a fines de la década de los noventa del siglo pasado, la promoción de la gestión responsable de las empresas.

Cemefi es miembro de AliaRSE (la Alianza para la Responsabilidad Social Empresarial), que agrupa a Cámaras y Asociaciones empresariales para la promoción de la gestión responsable y sustentable de las empresas.

Para la promoción de la Responsabilidad Social Cemefi utiliza dos sistemas: El Distintivo ESR (Empresa Socialmente Responsable), que se entrega a las empresas que cumplen los requisitos de la evaluación respectiva y el Intercambio de Mejores Práctica para alentar la sinergia entre dichas empresas.

El Distintivo que celebró sus XV años el pasado 20015, es considerado como un parteaguas para el desarrollo y fortalecimiento de la RSE en México y Latinoamérica. En esta ocasión se otorgó a 1,126 empresas, y de ellas 213 lo alcanzaron por primera vez.

Una empresa que obtiene el Distintivo ESR ha sustentado con documentos (evidencias comprobatorias), que cuenta con un alto índice de responsabilidad social.

Este reconocimiento se otorga anualmente y es buscado de manera voluntaria por cualquier tipo de empresa y requiere refrendarse también anualmente.

Existen además unos certificados promovidos por el gobierno también voluntarios enfocados al aspecto ecológico; el de Industria limpia y de Industria segura. Ambos son otorgados por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente.

Adicionalmente, desde el año 2007, Empresa Responsable, A.C. en alianza con el Consejo Latinoamericano de Calidad Humana y Responsabilidad Social, A.C., han impulsado la implantación de la Norma CRESE y la obtención del certificado CRESE de calidad humana y responsabilidad social en las empresas de México principalmente.

Todo esto ha servido para que cada vez sea mayor el número de empresas gestionen su operación en forma socialmente responsable.

 Conclusiones
Si bien estas acciones mencionadas han servido para promover la Responsabilidad Social, todavía falta mucho por hacer según diversos analistas.

Lo primero que deben hacer las empresas mexicanas, es alinear sus acciones socialmente responsables con sus objetivos de negocios.

En una encuesta levantada en 2013 por la consultora Responsable, más de 60% de los trabajadores respondió que, para su compañía, la responsabilidad social es importante, aunque 85% considera que el sector aún no madura.

Bryan Husted, profesor de Negocios y Sustentabilidad en Schulich, dice que las prácticas más comunes de responsabilidad tienen que ver con los procesos internos de las compañías, y al exterior, las empresas nacionales se enfocan más en los temas sociales y medio ambientales.

En suma, el principal reto para las empresas mexicanas coinciden los especialistas es que la responsabilidad social empresarial se convierta en parte del día a día del funcionamiento de las compañías, además de poder atraer a las Pymes a este modelo de gestión que lo ven lejano por considerarlo de elevado costo.


11 de abril de 2016

Cultura, Economía y Responsabilidad Social

Es poco común el ver relacionado o ligado el tema de Responsabilidad Social con aspectos culturales y económicos, como si dichas temáticas pertenecieran a mundos diferentes y más todavía distantes, sin embargo considero que tienen mucho que ver entre ellas.

El hablar de la Responsabilidad Social ya sea empresarial o individual, lleva implícito el tener clara conciencia de la existencia de los demás como lo dice la más común de sus definiciones, percatarse del impacto que tienen las propias actividades sobre el resto de la sociedad o en parte de ella.

Pero la generación de esa conciencia no se da porque sí, implica el generar y desarrollar una cultura en la cual tanto las personas como las empresas además de percatarse de la existencia de “los otros”, fomente esa habilidad para medir y reconocer con pleno conocimiento y libertad, de las consecuencias de todo lo que se hace.

Tal vez suene obvio lo expresado en el párrafo anterior, pero quiero remarcarlo porque con el tiempo y su uso continuo algunas palabras como que se “desgastan” y se devalúan o se desvalorizan y pierden su significado real o su impacto en toda su dimensión.

Por lo anterior es necesario desde la casa y en la escuela procurar una cultura de percatarse de las consecuencias de todo lo que se hace y dice también, y esto, aunque suene tautológico lleva implícita la parte social.

Esto que en palabras puede sonar muy bonito, no es para quedarse únicamente en la parte filosófica o etérea, su implicación práctica implica de suyo el generar una convivencia sana tanto con amigos, extraños, clientes, proveedores y con la sociedad en general.

Al tener esa cultura responsable va permitir provocar la confianza, concepto clave en toda relación social; y permitirá también propiciar la cooperación, donde, ya sea individuos y/o empresas, trabajarán de manera conjunta y compartida para alcanzar un objetivo común.

Lo último mencionado se refiere también a la parte económica, ciencia social que ha perdido esta connotación original, enfilándose ahora únicamente a la búsqueda de las utilidades sin considerar sus repercusiones sociales.

Es así que ahora la Responsabilidad Social tiene ese hándicap, esa mentalidad económica pervertida donde el valor supremo es la utilidad, la obtención de ganancias en primera persona, a costa e inclusive en perjuicio de alguno sector o de países enteros. Las crisis financieras y el grave problema del calentamiento global son claras pruebas de esa degeneración o perversión mencionada.

La lección es clara, se requiere desaprender esa cultura egoísta e individualista, y rehacer el tejido social teniendo como hilo conductor la responsabilidad que genere y fomente la confianza y la cooperación y con ello una mejor convivencia social y también económica.

Poco o nada servirán los impresionantes avances tecnológicos y las llamadas redes sociales si no propician una verdadera integración social.

Seguiremos platicando …

29 de marzo de 2016

La diferencia entre lo dicho y lo hecho

La Responsabilidad Social implica ponerse en práctica dentro de la misma empresa con sus grupos de interés internos, y no publicitarse por medio de la mercadotecnia para que se conozca por el público en general.

Lo anterior lo menciono, porque desafortunadamente he conocido algunas empresas que hacen campañas de sus productos utilizando argumentos de sustentabilidad inclusive, pero en sus operaciones diarias en algunas ocasiones se convierte en letra muerta lo que señalan sus políticas de atención a su capital humano.

Concretamente en un caso existe de manera formal y claramente escrita, las políticas en torno al cómo, cuándo y bajo qué condiciones puede haber una promoción, y los requisitos que debe tener el candidato en su historia laboral dentro de la organización para ser eventual candidato a una promoción determinada, algo que dentro de una auditoría puede calificarse como excelente en donde se tengan establecidas todas las condiciones necesarias para cualquier movimiento del personal.

Sin embargo en la práctica no siempre, y esto es lo negativo, se cumple con lo establecido en las reglas formales. Se esgrimen diversos argumentos para justificar el saltarse o evadirse las normas y actuando de manera indiferente ante tal agravio, y sin tomar en cuenta que el personal puede percatarse fácilmente de tal anomalía.

Esta manera de actuar se convierte en la norma aunque sea informal, teniendo más peso o autoridad que la misma norma formal, trazando así una línea de acción y de comportamiento principalmente entre los directivos que se pueden “dar el lujo” de saltarse la regla establecida sin temer un castigo por su manera de actuar, utilizando el clásico argumento “no pasa nada”.

Pero realmente algo si pasa, y es el sentir del personal que empieza a desconfiar de sus jefes y de los jefes de sus jefes que con cualquier justificación violan las políticas establecidas. Por lo que puede convertirse en algo común buscar una promoción o cambio de área a través de caminos informales o extralegales, ya que: “al fin y al cabo todos los usan”.

Con todo lo dicho hasta ahora es fácil imaginarse el ambiente de trabajo dentro de este tipo de organizaciones, el bajo ánimo imperante, y la muy posible falta de entusiasmo que se presenta porque el personal considera que las influencias son el camino para lograr un ascenso sin considerar las reglas vigentes para ello.

Es en este tipo de situaciones donde está uno de los principios o propósitos básicos de la Responsabilidad Social, es tener una actitud coherente con los empleados, el establecimiento en forma clara de las reglas para la atención del personal y su cabal cumplimiento. Vale mencionarse una vez más que la empresa no son los edificios ni los directivos, sino los empleados, los que le dan vida y razón de ser a esa empresa.

Por eso último mencionado, es en esa relación personal donde se requiere poner en práctica la Responsabilidad Social.

Seguiremos platicando …

14 de marzo de 2016

La Responsabilidad Social en acción

Se habla mucho de responsabilidad social pero me da la impresión que se le observa como algo ajeno o distante y solamente aplicable en un tipo de organización o ente determinado, pero no como algo que nos involucra a todos.

Inclusive en algunas escuelas o empresas, se dan cursos de este tema explicando de clara y detallada la importancia de la responsabilidad como tal y lo que implica en la parte social, sin embargo, terminado el curso, la comunidad en cuestión sigue funcionando y operando sin reflexionar de manera personal lo que significa esta responsabilidad y como ponerla en práctica.

Si bien estos cursos son buenos para conocer el concepto, es necesario generar una cultura socialmente responsable, y esto creo que la mejor manera de hacerlo es a través del ejemplo. Un primer paso es el cumplir las reglas o leyes establecidas, partiendo de la base que éstas están hechas para todos y pensando en el beneficio de todos los miembros de la comunidad. La creación de la legislación o reglamentación deben estar formuladas en términos éticos, es decir, reconocer la existencia de la persona como tal, estableciendo sus derechos y obligaciones dentro de la comunidad, considerando lo que se espera de él o ella como miembro de esa comunidad. Insisto, antes de estudiante de una escuela o empleado de una empresa es una persona y por ello tratársele como tal, y en función de ello crear las reglas del juego.

Estas reglas deben estar pensadas y formuladas en función de la persona quien en su papel de estudiante o trabajador le dará sentido a la organización. Esta organización no es un ente aparte no es un tercero, son las mismas personas quienes le dan el sentido y razón de ser. Esto significa que en la medida en que el personal cumpla con las reglas, mejor estará ejerciendo y poniendo en práctica su responsabilidad social.

Estas reglas formales deben fomentar la creación de una cultura de confianza, de cooperación, en suma, de capital social. Las reglas y los valores mencionados (confianza y cooperación), no pueden ir por caminos divergentes, al contrario, deben de converger hacia una cultura que propicie un sentido de comunidad que es socialmente responsable entre sus miembros inicialmente y como consecuencia con sus grupos de interés externos.

En que respecta a la confianza, se podrá generar e incrementar en la medida en que todos los involucrados respeten inicialmente los valores humanos como por ejemplo la honestidad, el respeto, la compasión y la humildad; cumplan lo mejor posible el papel que desempeñan en la organización buscando llevarlo lo mejor y más lejos posible de acuerdo a los valores humanos. Mientras mejor lo haga será en beneficio de la persona misma y de la comunidad en general.

Se trata de sentir orgullo por la organización, en la cual todos buscan poner en práctica lo mejor posible los valores humanos y sus obligaciones como empleado o estudiante.

Para que el empleado o el estudiante se “pongan la camiseta” y sienta ese orgullo mencionado, los directivos deben también aplicar, respetar las reglas establecidas y modificarlas cuando sea necesario, en función de los miembros de la organización, quienes son los que le dan vida. Y también fomentar el desarrollo de los valores humanos.

Aunque pueda sonar utópico todo lo anteriormente dicho, o sea inalcanzable, si puede al menos buscar ponerse en práctica lo más o mejor posible, todo depende de la actitud de las personas sin importar su papel dentro de la organización. Esto permitirá generar un ambiente de confianza y de cooperación, en suma una cultura de responsabilidad social.

Seguiremos platicando ….

29 de febrero de 2016

El Capital Social como base de la Responsabilidad Social

El desarrollo de la Responsabilidad Social depende en gran medida del Capital Social existente en una comunidad, una ciudad o de una sociedad entera.

Si bien la gestión de la Responsabilidad Social se ha acentuado en relación principalmente a la empresa, esta idea se ha complementado diciendo que esta misma empresa por sí sola no puede ser responsable, requiere que sus directivos sean socialmente responsables, y de esta manera estos últimos busquen que la organización también ponga en práctica dicha responsabilidad, sin soslayarla, buscando que sus actividades económicas sean realizadas de forma responsable en relación a la sociedad donde operan.

En otras palabras, la Responsabilidad Social no surge de forma espontánea en la empresa por si sola ni tampoco en sus dirigentes, esta crece y se desarrolla cuando existe el suficiente Capital Social en una determinada comunidad o ciudad; es decir, este último viene a ser como el “caldo de cultivo” en donde se generan las condiciones necesarias para que nazca y se tome en cuenta de forma importante, la responsabilidad que se tiene con el resto de los miembros de la sociedad, tanto como personas por sí mismas, como por el papel que desempeñan en el ámbito económico.

Por lo anterior, considero que sea muy difícil el que se geste y desarrolle la Responsabilidad Social Empresaria (o empresarial), en una comunidad o sociedad donde exista poco Capital Social. Vendría a ser como una isla totalmente aislada inmersa en un ambiente donde dicha responsabilidad no es valorada ni considerada en forma destacada.

De ahí la importancia de generar ese Capital Social, que viene siendo como una especie de pegamento que une e integra a los miembros de la sociedad, generándose una cohesión en la comunidad.

Y este multimencionado Capital Social surge de una cultura que respeta y cumple la legislación formal en todos sus aspectos, como puede ser la lucha contra la corrupción por ejemplo; y primordialmente en la existencia de valores que no están inscritos en ninguna legislación como son la ética, y con ella la confianza y la cooperación.

El primero de los tres mencionados, la ética, implica el ser responsable socialmente, involucra el reconocer la existencia del otro y de la forma como se va a relacionarse con ese otro. Y si existe una buena relación se genera confianza y también la cooperación.

Luego entonces si los miembros de una sociedad tienen una cultura lo suficientemente desarrollada que contenga todos los aspectos señalados, la Responsabilidad Social estará integrada en todos ellos y de esta manera será llevada a las empresas donde se gestionará en el ámbito productivo.

Existen países como Japón y Suecia por ejemplo, donde tienen mucho Capital Social (si puede hablarse de cantidades), basado en una cultura que cumple en forma amplia con los valores antes mencionados.

Se requiere entonces que esos valores además de fomentarlos en nuestras relaciones sociales personales, los llevemos también a las empresas, respetar las reglas de la organización, respetar a los demás miembros, y con ello generar un ambiente de confianza y de cooperación.

Seguiremos platicando ….

15 de febrero de 2016

Colaboración: es el nombre del juego

Tal vez uno de los aspectos que mucho ha servido para el desarrollo de las redes sociales, del cual se habla poco de ello de manera expresa y clara es la colaboración.

Esta acción, que según el diccionario se refiere al hecho de trabajar en conjunto con otra u otras personas para realizar una obra, me atrevo a decir que es un elemento clave en la ya plena globalización en la que nos encontramos, tanto en los aspectos de negocios, comerciales y claro está, también en los sociales.

En abundancia de lo anterior, Thomas Friedman en su libro titulado “La Tierra es Plana”, menciona claramente que una de las fuerzas que ha venido “aplanando al planeta (obviamente en sentido figurado), es la colaboración; y esta se ha venido reforzando por los avances en materia de internet, visto esto desde el punto de vista de negocios primordialmente según su tesis del libro mencionado.

Pero estos nuevos modelos de negocios que se han venido gestando hasta ahora y seguramente otros más que se crearán en el futuro, tienen como base ese trabajo en conjunto; consideremos al menos por un momento que los avances tecnológicos por sí solos no tienen ningún sentido si no tiene la acción humana de por medio, y esa acción humana pretende el trabajar de manera conjunta, y para hacerlo se cuenta de principio aunque sea en forma tácita con la colaboración de la o las contrapartes.

A lo anterior podemos añadir los temas de crowdsourcing y crowdfunding”,·en los cuales su principal características es ese trabajo colaborativo o en conjunto, para el logro de algún objetivo en específico.

A manera de reflexión, y con el antecedente de venir de una cultura preponderantemente individualista tanto en el ámbito personal o empresarial, estos nuevos modelos de negocios en conjunto con las estrictamente llamadas redes sociales, han venido propiciando el que tanto las empresas como personas busquen alcanzar metas que tengan beneficios para todos los involucrados, ya sean estos monetarios o emocionales y porqué no, tal vez hasta sentimentales.

Hay que considerar que si bien la colaboración siempre ha existido en todas sus formas, el “acercamiento” virtual de personas y empresas que ha propiciado el internet mediante al menos por las modalidades antes mencionadas, ha propiciado su notable aumento, siendo posiblemente ya ahora un aspecto clave en todas las interacciones que se realicen por la llamada red de redes.

Y en esta mencionada interacción es cuando la responsabilidad social adquiere una mayor relevancia, que se presenta o manifiesta aunque sea en forma tácita a través de la confianza. El hecho de poder realizar un negocio o transacción comercial con alguien que se encuentra lejos del lugar de residencia, o poner en práctica el crowdsourcing para el desarrollo de un producto o servicio, requiere necesariamente de ella.

Por ello, me atrevo a señalar que en esta nueva era eminentemente tecnológica, la responsabilidad social, considerando en esto por supuesto a la ética, es cuando es más necesaria su aplicación y poderla ejercer de una forma plena.

La tecnología si bien nos puede unir más de manera virtual, de nada servirá si no existe la ética como elemento clave de cohesión, unión y con ello darse la colaboración.

Seguiremos platicando ….

1 de febrero de 2016

La importancia que se le otorga a “lo que se dice”

Tal vez uno de los aspectos básicos de la responsabilidad social es todo lo relacionado a la cultura, pero viéndola esta dentro de la propia organización y su puesta en práctica en su cotidianeidad interna, lo que de alguna forma se proyecta con sus proveedores, clientes y en general con su entorno. 

Y un aspecto específico al que me refiero en esta ocasión es lo relacionado a lo que se habla y cómo se habla de las actividades y las personas; concretamente el rumor, un “deporte” que se convierte en algo cotidiano y hasta normal como una parte de las actividades laborales.

De acuerdo al diccionario, un rumor es una información cuya veracidad está en duda o no puede corroborarse. En otras palabras, es algo que se dice de algo o de una persona, soportado principalmente por la expresión “dicen …”, y con ello darle cierto grado de veracidad, y mientras más personas “lo dicen”, adquiere rasgos de mayor veracidad, en otras palabras, si son “muchos quienes lo dicen”, entonces es muy posible que sea cierto.

Esto dicho que si bien puede anotarse en el anecdotario e inclusive como algo lúdico, puede ser parte de una forma de ser dentro de una organización, siendo más importante lo que se habla y se comunica en “radio pasillo”, generando un ambiente estresante y perspicaz (capacidad de descubrir cosas que están ocultas o de comprender situaciones que, en principio, parecen muy confusas), entre todo el personal, y por lo tanto darle poca credibilidad a lo que se dice oficialmente por parte de los directivos de la organización.

Si bien la existencia del rumor puede ser algo inherente a la naturaleza humana, no lo sé, lo cierto es que su “crecimiento y desarrollo”, es fomentado por los propios seres humanos dentro de una organización, la cual permite que se generen y se propaguen comentarios que no tienen fundamentos claros y se basan en suposiciones o bien, por algún suceso acaecido en el pasado.

Tanto el que escribe como alguien más, seguramente le ha tocado laborar en alguna organización donde el rumor está a la orden del día, generando con ello un ambiente laboral muy pesado, en donde no se sabe a quién creerle, a la información oficial o lo que se dice entre los compañeros que dicen tener datos fidedignos sobre la misma situación; y esta duda crece más cuando se tiene algún antecedente que permite darle cabida a lo que se menciona en el “radio pasillo” antes mencionado.

Un ejemplo concreto es cuando “parece” que la situación de la empresa en el mercado está difícil y se empieza a generar el rumor que habrá recortes de personal, el quienes y cuándo provoca inclusive la generación de apuestas siendo así el tema durante muchos días, y la dirección de la empresa que conoce la existencia de dicho rumor, poco o nada hace para evitarlo o bien al menos reducirlo, diciendo realmente lo que se está pensando hacer en relación al momento que está viviendo la empresa.

En este caso como en muchos otros, es cuando se requiere que la directiva tome una actitud socialmente responsable con su personal, buscando cerrar los espacios de vacío de información que permiten la creación y difusión de los rumores, y para ello creo, es necesario fomentar una cultura en la cual la comunicación descendente sea clara, continua y primordialmente veraz, que inhiba la generación de rumores.

Seguiremos platicando ….

18 de enero de 2016

Sustentabilidad y Etica: los hitos del siglo XXI

El 2015 podrá ser recordado como el año en que la humanidad se pudo poner de acuerdo para salvar su planeta.

Si bien ya estamos en la segunda parte del mes de enero de 2016, no quiero dejar de mencionar el importante y gran evento que se realizó en diciembre del año pasado en Francia, en relación a los acuerdos para disminuir y eventualmente eliminar la contaminación que genera el incremento de la temperatura del planeta.

La califico de importante por la trascendencia del evento que desafortunadamente solo se comentó en el apartado de sustentabilidad de los medios, sin considerar el efecto que debe tener en todas las actividades humanas, ya sean económicas, tecnológicas y políticas, por tan solo mencionar algunas. La velocidad y cantidad de información de la que se dispone actualmente gracias a las tecnologías de información, relativiza ciertos acontecimientos como al que ahora me refiero, y se deja pasar como tantos otros.

En primer lugar y como lo mencioné al principio, la humanidad, o gran parte de ella se pone de acuerdo en un tema específico, y toma conciencia de lo que significa el vivir en este planeta, el único que se tiene. El no cuidarlo significa poner en juego la supervivencia de todos los seres vivos que lo habitan.

Haciendo un poco de historia, son tan solo unos cuantos años, 40 a lo sumo, considerando los más de dos mil años de acuerdo al calendario gregoriano, en que el tema ecológico ha venido creciendo en importancia de manera seria y documentada; el mismo término de sustentabilidad es prácticamente nuevo en el vocabulario político, académico y tecnológico.

Si antes ambos vocablos, ecología y sustentabilidad, eran solamente usados por los investigadores y académicos, ahora ya se han venido popularizando y hasta los jóvenes ya los conocen y los utilizan. En otras palabras, se ha venido tomando conciencia de lo que significa cuidar el planeta, ahora llamado también “la casa de todos”.

Considero, salvo el mejor conocimiento de algunos más, que han sido pocos los acuerdos a escala mundial, como fueron los realizados al término de la  Segunda Guerra mundial en aspectos políticos y económicos; sin embargo uno que considere aspectos ecológicos y sustentables de este nivel creo que no hay antecedentes.

Además estos mismos acuerdos sirven de alguna manera para consolidar los realizados en el mes de septiembre, cuando en el marco de las Naciones Unidas se estableció la Agenda del Desarrollo Sostenible para los próximos veinte años.

Por esto digo antes que el año 2015 pasará a la historia, porque se logran acuerdos trascendentales en aspectos de sustentabilidad.

Si como seres humanos logramos que la sustentabilidad sea el referente a todas nuestras actividades, y junto con ella también la Etica y la Responsabilidad Social, es posible que este siglo sea el punto de inflexión para tener una vida humana que logre como sociedad el mayor bienestar de toda su historia.

Seguiremos platicando …

4 de enero de 2016

El personal y la Responsabilidad Social

No sé cómo fue para los demás, pero en mi caso la Responsabilidad Social es la respuesta a lo que debe ser el comportamiento de la empresa con su personal.

Mi encuentro con ella fue casual e inesperado, y me la topé sin querer y de manera causal.

Debo aclarar que desde mi época de estudiante universitario, de la cual ya pasaron “algunos años”, me surgió la inquietud de qué era realmente una empresa además del concepto económico que mayoritariamente se maneja, todo esto después de haber visto los análisis de los grandes maestros de la administración como Taylor y Mayo por mencionar algunos.

Los años pasaron, y al estar involucrado en los temas laborales-sindicales y buscando temas de capacitación para dirigentes de dichas organizaciones de trabajadores, fue cuando me encontré con la Responsabilidad Social Empresarial (o empresaria como la llaman en Sudamérica), un modelo de gestión que da cuenta de la responsabilidad que tiene la empresa con este grupo de interés y que lo ubica en el radar de la dirección, no como un costo adicional en el proceso productivo, sino más bien como una persona que debe ser tratada como tal en todas sus dimensiones, no solo en la parte económica o productiva como siempre ha sido.

Recordemos que para Taylor era prácticamente una extensión de la máquina y se le necesitaba como una “mano de obra” y por lo tanto pagarle como tal, posteriormente ya se le empezó a ver como una persona que tiene sentimientos; después de eso se percató la empresa que con dicha mano de obra viene incluido un cerebro “gratis”, que como tal piensa, y con ello ya se inicia la integración de lo que viene siendo una persona en toda su extensión.

Lo anterior puede ser obvio para todos aquellos inmersos en el tema, sin embargo, todavía hay mucha gente dentro de la empresa que tiene bien establecido el paradigma de Taylor que está cumpliendo los cien años de existencia, y dentro de este pensamiento hay tanto directivos como supervisores en la línea de producción que su relación laboral o de trabajo con el operario sigue siendo como en aquel entonces.

Desconozco como sea en otras partes del mundo, pero en el caso de México no entiendo cómo todavía existe en la legislación esa división entre “empleados de confianza” y trabajadores. Se entiende entonces que los segundos no son de confianza y por lo tanto hay que tratarlos con recelo y con muchas limitantes.

Bajo este concepto la empresa es de los dueños, patrones (término que persiste en la legislación), y que todos los demás están para servirle a ella, algo que considero plenamente anacrónico.

Por lo anterior, la empresa es solamente un ente económico y no tiene ninguna responsabilidad social con su personal. Esto significa entonces que cada quien trabaja para sí mismo, directivos, empleados y trabajadores, que solamente existe una responsabilidad laboral porque es una asociación forzada para la producción de un bien o servicio, y la parte humana o social es accidental y por lo tanto secundaria.

Con el comentario anterior no estoy de acuerdo, primero somos seres humanos y por ello tenemos una relación ética y social, y después se dan las relaciones laborales, y aún en estas últimas no dejamos nuestra humanidad y por lo tanto nuestra responsabilidad entre nosotros.

Seguiremos platicando ….