La Responsabilidad Social, la Sustentabilidad y la Etica, son los Valores básicos para las

La Responsabilidad Social, la Sustentabilidad y la Etica, son los Valores básicos para las
En 1953, Howard R. Bowen definió a la Responsabilidad Social del Empresario como “…las obligaciones de los empresarios para seguir políticas, tomar decisiones o adoptar líneas de acción deseables en términos de los objetivos y valores de la sociedad”. ETICA Y SUSTENTABILIDAD: VALORES BASICOS PARA LAS EMPRESAS

19 de abril de 2008

La Responsabilidad Social y la Competitividad

Si bien es cierto que la empresa tiene la finalidad de generar un rendimiento económico para sus inversionistas, su responsabilidad va más allá de de buscar meramente objetivos financieros para un grupo determinado, y evolucionar para convertirse en una organización rentable desde el punto de vista económico para toda la sociedad.

Esto significa que la empresa tiene la responsabilidad social de ser competitiva, puesto que además de ser una entidad de la misma sociedad, obtiene de ella los insumos y recursos para generar su riqueza, y por lo tanto implica el que haga buen uso de dichos recursos al menor costo posible.

En otras palabras, la Competitividad Responsable significa integrar metas y resultados sociales y ambientales en el corazón mismo de la competitividad. Se trata de un enfoque diferente a la práctica que predomina actualmente, en la que se busca un ‘equilibrio’ entre las necesidades de la competitividad y otros intereses societarios, como si fueran metas distintas, que requieren distintos instrumentos.

Por el contrario, una estrategia de Competitividad Responsable apunta a mejorar la productividad, a través de la reformulación de estrategias y prácticas de negocios, y del contexto en el que operan las empresas, para tener en cuenta en forma explícita, sus impactos sociales, económicos y ambientales.

La Competitividad Responsable implica entonces, que los mercados recompensen de manera sistemática e integral, a las empresas que desarrollan prácticas más responsables y penalicen a aquéllas que hagan lo contrario.

Deepak Sood de la Confederación de Industria India sostiene que: “El desarrollo de la responsabilidad empresarial sirve para que las empresas aumenten su participación de mercado, controlen riesgos, atraigan personal, estimulen la innovación, obtengan acceso a recursos financieros, reduzcan costos y mejoren su competitividad. Una mayor responsabilidad empresarial puede desempeñar un papel importante en la formación de los mercados globales del futuro”.

Sean de Cleene, director ejecutivo del Instituto Africano de Ciudadanía Corporativa (AICC, por sus siglas en inglés), en su presentación en Johannesburgo en 2004, planteó que los países buscan factores de diferenciación, tanto para atraer inversiones entrantes como para impulsar sus exportaciones. Citó el caso de Malawi, que se encuentra en el proceso de adopción de un marco de responsabilidad dentro de su estrategia de desarrollo económico. “Malawi reconoce que, en realidad, no se halla en ningún radar, por lo que su única opción consiste en convertirse en un líder a través de mejoras en su gobierno corporativo para relacionarlo con temas sociales y ambientales y de esfuerzos para erradicar la corrupción. Lo mismo se aplica a la creación de mercados. El futuro para países como Malawi pasa por los mercados de nichos, y, tal vez, un mejor desempeño social y ambiental puede resultar de valor agregado: el mercado pagará un precio superior por un producto que concuerda con los valores de la gente.”

Esto significa que se generan cadenas productivas al igual que con las ISO, lo que hace necesario el mejorar las practicas de Responsabilidad Social. Y ya se empieza a ver que las fuerzas del mercado le otorgan mayor prioridad a la producción que incorpora prácticas laborales y ambientales adecuadas.

Como sugiere Michael Porter, la competitividad se basa en lo que es local y no en lo que se puede comprar. La geografía, el idioma, la cultura y la diversidad de un país o de una región son imposibles o difíciles de comercializar, por lo que pueden convertirse en fuentes importantes de ventajas o desventajas competitivas. Por lo tanto, los beneficios de la competitividad de un país podrían no resultar sostenibles a menos que se encuentren anclados en prácticas empresarias responsables. Es decir, el aumento consistente de competitividad depende de una mayor responsabilidad de la sociedad en general, las empresas, el gobierno y la sociedad civil.

Estrategias de Competitividad Responsable
Mientras que la responsabilidad empresarial continúe siendo una actividad paralela para la misma comunidad empresarial, no generará ventajas competitivas sostenibles a nivel de empresas, y mucho menos a nivel de sectores o países. Por lo que es conveniente que los intereses comerciales de largo plazo, se puedan alinear con ciertas prácticas responsables a través de la integración operativa, y mediante iniciativas de colaboración con organismos públicos, y con organizaciones de la sociedad civil.

Los enfoques de colaboración constituyen un ingrediente esencial de la Competitividad Responsable, y pueden ser mediante estrategias sectoriales, o bien nacionales y regionales, aprovechando las sinergias multisectoriales para el logro de la Competitividad Responsable.

Otros factores a considerar son que las reglas de comercio, inversión y competencia deben sensibilizarse para alentar la Competitividad Responsable; y que las normas de responsabilidad deben estar mejor alineadas con las oportunidades de competitividad.

En suma, Competencia y Responsabilidad Social son los factores clave en el actual siglo XXI, y que son plenamente compatibles en el mundo de los negocios.

6 de abril de 2008

La Responsabilidad Social y el Desarrollo Sustentable

El término desarrollo sustentable que cada vez se escucha con mayor frecuencia si bien no es nuevo en la historia, si ha venido adquiriendo más fuerza en los últimos años por una mayor conciencia ecológica en el más amplio de los sentidos, lo que sin duda está íntimamente ligado a la Responsabilidad Social.

Específicamente, el término de sustentabilidad se empezó a utilizar con mayor frecuencia a partir de 1987 al publicarse el informe de la Comisión Mundial del Medio Ambiente y el Desarrollo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), conocido como “Nuestro futuro común”, documento que se pronuncia por la preservación y salvaguarda de los recursos naturales del planeta y un crecimiento económico continuado.

En dicho informe, el desarrollo sustentable quedó definido por la ONU como “El desarrollo que resuelve las necesidades del presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para resolver sus propias necesidades”; tomándose desde entonces esta definición como base a nivel mundial.

En otras palabras, el concepto implica tener conciencia del impacto que pueden tener en el futuro las actividades que se están realizando en el presente; pero no solamente al cuidado del ambiente; sino además a la equidad social, buscando brindar prosperidad económica a las generaciones actuales, y haciendo lo posible para que las futuras generaciones tengan al menos iguales oportunidades de desarrollo que las existentes actualmente.

La tarea no es fácil, pero al menos es un buen comienzo el empezar a generar una conciencia que busque un desarrollo económico y social de toda la humanidad, sin comprometer el cuidado del medio ambiente.

Sin duda es el primer intento a escala planetaria que paulatinamente empieza hacer presión en forma consistente, puesto que implica que las acciones locales tienen un efecto a nivel global, lo que resalta la importancia de comprender la conectividad ambiental entre las naciones, pues todas ellas comparten y son responsables de los recursos naturales.

Su efecto ya llega inclusive a la creación de diferentes legislaciones que regulan el uso de energéticos contaminantes, y por consiguiente obliga a la búsqueda de nuevas alternativas de las llamadas “energías limpias”, de bajo costo y con un impacto mínimo en los diferentes ecosistemas.

La Empresa Socialmente Responsable
En un primer momento, una empresa socialmente responsable es conciente de los efectos ecológicos que tienen o pueden llegar sus procesos de producción, al menos en la comunidad donde se encuentra; pero sin olvidar además que la sustentabilidad habla también de un crecimiento económico continuado, implica entonces el buscar un avance armónico en lo socioeconómico con lo ambiental.

Esto significa entonces, el desarrollo de políticas, planes y programas dentro de las empresas, para asegurar que los aspectos ambientales son evaluados integralmente en conjunto con los aspectos económico y social.

Es importante mencionar que la incorporación de los conceptos de sustentabilidad y responsabilidad social en la gestión empresarial, marca una nueva tendencia que contribuye a un mejor desempeño económico de las compañías, a un aumento de su competitividad, y por ende de su valor. Ello es posible observarlo en la trayectoria de distintos índices bursátiles especializados como el Dow Jones Sustainability Index (DJSI) y el FTSE 4 Good que ha diseñado indicadores que permiten mostrar el desempeño ambiental y social de las empresas.

Otro ejemplo de la importancia que ha venido adquiriendo el concepto, es el Acuerdo de Libre Comercio entre Estados Unidos y Chile recientemente firmado, el cual por primera vez incluye una cláusula sobre Responsabilidad Social en el capítulo ambiental, que aunque no tiene un carácter obligatorio en cuanto no obliga a las partes al cumplimiento de estándares, si marca un precedente respecto al tipo de comportamiento que se busca en los negocios entre empresas de ambos países.

Todo lo señalado significa que las acciones que se hagan en las empresas para el cuidado del medio ambiente, tiene beneficios tangibles que pueden ir desde el ahorro de multas, hasta el valor mismo de la propia empresa, además de ganarse una buena reputación y confianza, ganancias intangibles que cada vez adquieren mayor valor ante una sociedad que está adquiriendo una mayor conciencia ecológica, y que por lo tanto aprecia mejor a todas aquellas empresas que están haciendo mejoras en sus procesos productivos para reducir su impacto en la naturaleza.

Es indudable al menos en un horizonte de mediano plazo, el que una empresa ya sea grande mediana o pequeña, pueda sobrevivir si no tiene implementadas desde el presente políticas o planes concretos que fomenten o promuevan la sustentabilidad dentro de sus actividades, ya que tanto los gobiernos, clientes o la sociedad en general, la presionarán de alguna manera para que tome conciencia de su responsabilidad social con el medio ambiente.