La Responsabilidad Social, la Sustentabilidad y la Etica, son los Valores básicos para las

La Responsabilidad Social, la Sustentabilidad y la Etica, son los Valores básicos para las
En 1953, Howard R. Bowen definió a la Responsabilidad Social del Empresario como “…las obligaciones de los empresarios para seguir políticas, tomar decisiones o adoptar líneas de acción deseables en términos de los objetivos y valores de la sociedad”. ETICA Y SUSTENTABILIDAD: VALORES BASICOS PARA LAS EMPRESAS

25 de marzo de 2010

Ser humano vs consumidor II

“La Era del Ser Humano”


En el artículo anterior, se hablaba sobre la primacía que ha tenido el consumidor como concepto eminentemente económico sobre el Ser Humano como tal, en donde todos somos reducidos a dicho concepto y como tal, vivimos para consumir y no consumimos para vivir.

Sin embargo, la importancia que se le ha venido dando tanto a la ética como a la responsabilidad social en esta primera década del siglo XXI, es muy posible que estemos entrando en otra era de pensamiento, revaluando ideas y conceptos; en suma, modificando paradigmas; en donde el ser humano es visto y considerado en todas sus dimensiones.

Volviendo por enésima vez al clásico Adam Smith, recordemos nuevamente que él era profesor de ética, y que si bien consideraba el mercado como la forma más adecuada como modelo económico, lo hizo partiendo del propio ser humano; a lo anterior hay que considerar además el entorno en el cual vivió, en donde la Monarquía (el estado) y la religión tenían gran preponderancia en el pensamiento de sus contemporáneos. En otras palabras, Smith consideraba que el ser humano era el centro de todo, y no lo que dijera el estado o las ideas religiosas.

Pero en aquel entonces (siglo XVIII) como ahora, el mercantilismo que tiene como base el capital fue una doctrina preponderante, que se aprovecho de la entonces iniciante Revolución Industrial que había creado la máquina de vapor, y la utilizó como instrumento para la creación y formación de capital.

Así, ese gran desarrollo tecnológico, la máquina de vapor, pasó al “altar mayor”, y se convirtió en el gran dios que sirve para la creación de capital; esta mentalidad llegó hasta principios del siglo XX, cuando Frederick Taylor, considerado el padre de la administración científica, llegó a considerar inclusive al hombre como una extensión de la máquina en los procesos productivos.

En conjunto, ambas ideas; mercantilismo y máquina, se convirtieron en los paradigmas del siglo XX, y utilizaron al mercado como un instrumento, reduciendo con ello al ser humano solamente como consumidor, fomentando la idea de que al tener más dinero o riqueza se puede ser un consumidor mayor y por lo tanto se alcanza más felicidad.

Pero la crisis financiera que comenzara en el 2007 y en la cual todavía nos encontramos, está mostrando a las claras que esa vertiginosa carrera para tener más dinero, aunada a los grandes fraudes previos como el de Enron, no logran la felicidad prometida, genera mayor pobreza e insatisfacción, y están volviendo a poner en su lugar al ser humano a través de la ética, algo que Amartya Sen viene diciendo desde mediados de la última década del siglo XX, reinterpretando el pensamiento de Adam Smith que fue mal utilizado.

Por lo tanto, es posible pensar que la crisis financiera y/o económica es más que eso solamente, y estamos realmente en una crisis paradigmática, en donde el consumidor no lo es todo, y ahora el ser humano se está convirtiendo en la verdadera razón de ser de las empresas.

De manera metafórica, la máquina como medio para ganar más dinero está empezando a ser removida del altar mayor, para colocar ahora al Ser Humano como propósito final, y la tecnología y el dinero como medios.

Seguiremos platicando …

17 de marzo de 2010

Ser humano vs consumidor

El pasado 15 de marzo se celebró el llamado “Día del Consumidor” a escala mundial, fecha en la cual en 1962, el presidente de Estados Unidos John F. Kennedy, anunció los derechos de todos los consumidores e invitó a convocar este día como Día Mundial del Consumidor.

Desde entonces, ese día supone una llamada de atención a todos los ciudadanos, sobre la idea de que sólo un consumo responsable es bueno, algo por lo que trabajan tanto las asociaciones de consumidores como todos los organismos públicos de consumo.

Inclusive el 9 de abril de 1985, la Asamblea General de Naciones Unidas adoptó las Directrices de Naciones Unidas para la Protección de los Consumidores, quedando así los derechos de éstos elevados a una posición de reconocimiento y legitimidad internacional.

Si bien posiblemente el entonces presidente de Estados Unidos y posteriormente de las Naciones Unidas, tuvieron buenas intenciones en ese llamado, concediéndoles el beneficio de la duda, considero que a la luz de los tiempos actuales el concepto tal vez se esté volviendo anacrónico, paso a explicarme.

El concepto de consumidor esta dentro del marco del Mercado (así con mayúsculas), en donde existen oferentes y demandantes, o productores y consumidores, y estos últimos son sujetos al comportamiento estrictamente económico en el sentido que son los que buscan los bienes y servicios ofrecidos para su uso, pagando la parte monetaria correspondiente por ellos.

En este sentido, todos como demandantes somos reducidos al papel de consumir, solamente cumpliendo un papel económico en el gran teatro del mercado.

Sin embargo, esta denominación de consumidor no considera que detrás de ella se encuentra un ser humano que como tal, al adquirir algún artículo, lo hace por motivaciones esencialmente humanas, y no por el solo acto de consumir. Y si bien para contrarrestar lo anterior alguien podría decir que se utiliza ahora el término de Consumidor Responsable, finalmente se le sigue dejando la etiqueta de consumidor.

La crisis recientemente vivida nos deja también la tarea de redefinir el capitalismo, y con ello los conceptos de mercado, productores y consumidores; y sobretodo cuestionar la prácticamente sacralización del consumismo, considerado ya casi como una forma de ser y de vivir.

Inclusive dentro de la última sesión en el pasado Foro Económico Mundial de Davos, en donde se planteaba la ruta crítica a seguir en un nuevo orden mundial a través de una lluvia de ideas, se planteó y aceptó eliminar el concepto de consumidor, y cambiarlo por el de ser humano, quien es el fin último de todas las actividades de tipo económico.

Pero este cambio de término implica un cambio de mentalidad de todos los involucrados en el mercado, en donde el demandante o adquiriente conocido ahora como consumidor, no solamente obtiene un bien o un servicio para su uso, sino lo que realmente pretende al comprar es tener un satisfactor, algo que le proporcione una emoción o sentimiento de alegría o bienestar.

Lo anterior, es algo que la mayor parte de las empresas es posible no consideren, y vean a la población como un ente económico que compra y compra solamente, es decir, su único fin es consumir.

Tal vez suene muy descabellado lo anterior, pero si la intención es tener empresas socialmente responsables, debemos generar una sociedad responsable que como tal considere al ser humano como tal, y no solo un adquiriente con poder de compra o de consumo.

Dicho en otras palabras: consumimos para vivir, o vivimos para consumir.

Seguiremos platicando ...

8 de marzo de 2010

La mujer en el siglo XXI

El pasado ocho de marzo se celebró el “Día Internacional de la Mujer”, aspecto del cual vale la pena reflexionar, considerando el rol que ha venido desempeñando la mujer en los últimos tiempos, muy diferente al que tuvo tanto en el pasado reciente como en el pasado remoto.

Sin ir muy lejos en el tiempo, el papel de la mujer que nació en la década de los cuarenta del pasado siglo XX, tanto en el plano social, todavía tenía muchas reminiscencias de cómo debería educarse y comportarse lo que se calificaba como “una señorita decente”, o una madre de familia.

En ese entonces la mujer por su condición sexual, se le educaba para el matrimonio; saber lavar, cocinar, planchar, coser y bordar; y primordialmente para tener hijos y ser madres, su biología predeterminaba su destino y su papel en la sociedad.

Así la mujer nunca saldría de la casa, y su papel era principalmente en la cocina y en el cuidado de los hijos; y si estudiaba, solo era una carrera corta, ya que el matrimonio era su destino fatal, y por lo tanto no requería de mayor preparación académica.

Tal visión con diferentes matices fue similar en todo el mundo tanto en el pasado antigüo como en el reciente; el tan solo pensar que la mujer casada saliera a trabajar era una afrenta social para el marido, que destacaba así su incompetencia para poder cubrir las necesidades económicas familiares.

Todo esto sin embargo, ha venido cambiando en forma acelerada en por lo menos los pasados veinte años, de manera paulatina pero constante hemos visto una mayor participación de la mujer tanto en el mundo laboral como escolar; como experiencia personal, hace poco menos de un año ya tuve un grupo a mi cargo a nivel de maestría en que la mayoría eran mujeres, y en licenciatura otros grupos en que prácticamente la mitad fueron también mujeres.

En la actualidad, la mujer se ha emancipado del rol tradicional que mantuvo durante generaciones, y su participación laboral en todos los aspectos de la vida económica ya son más comunes; inclusive en algunas empresas o en ciertas legislaciones de diversos países, ya se marca una cuota mínima de mujeres en los rangos directivos.

Pero este nuevo papel femenino todavía tiene muchos obstáculos en el mundo laboral Latinoamericano, ya sea en trabas para obtener algún empleo, o bien en posibles ascensos por la maternidad, o peor todavía, el tener sueldos menores por su condición de mujer.

Es en estos aspectos en donde puede ponerse en práctica la verdadera responsabilidad social, el trato que le dan a las empleadas dentro de la propia empresa, antes de considerar aspectos externos como la filantropía y otros.

Hay que recordar que aún sin quererlo las empresas marcan pautas sociales dentro de la actividad económica, y requieren sensibilizarse de lo que sucede en el mundo real fuera de la misma empresa, al margen de los aspectos económicos.

Las empresas pueden ser causa de estos enormes cambios que ya se están viendo a escala mundial, y recibir también los efectos de dichos cambios, por lo tanto requiere actuar en consecuencia, siendo más responsables socialmente en este importante aspecto.

Sin duda, la mujer del siglo XXI será una muy diferente a la que vivió en épocas anteriores.

Seguiremos platicando …