La Responsabilidad Social, la Sustentabilidad y la Etica, son los Valores básicos para las

La Responsabilidad Social, la Sustentabilidad y la Etica, son los Valores básicos para las
En 1953, Howard R. Bowen definió a la Responsabilidad Social del Empresario como “…las obligaciones de los empresarios para seguir políticas, tomar decisiones o adoptar líneas de acción deseables en términos de los objetivos y valores de la sociedad”. ETICA Y SUSTENTABILIDAD: VALORES BASICOS PARA LAS EMPRESAS

31 de mayo de 2010

Habemus Norma de Responsabilidad Social

Después de más de cinco años de deliberaciones y definiciones, el pasado mes de mayo se concretó la Norma ISO 26000 dedicada a la Responsabilidad Social, y si bien esto ya es de todos conocido, lo importante de ello ahora es su significado y lo que representa para el futuro.

Un primer aspecto a considerar es que al formalizarse la Responsabilidad Social como una norma a nivel internacional, deja de verse como un sistema de gestión pasajero o de moda, para convertirse en un modelo de administración que seguramente se convertirá en el arquetipo de las empresas en este siglo XXI.

Implica dejar atrás también el tradicional concepto de empresa que viene desde las épocas de la Revolución Industrial de hace poco más de 200 años, en el cual se le considera como una entidad dedicada únicamente a la obtención de riqueza, con una actitud autista de solo preocuparse por sus ingresos, y de ellos solamente para sus propietarios.

Ahora con la norma la empresa es, en términos de concepto, una entidad con un comportamiento ético que considera a sus grupos de interés, inicialmente a sus empleados, a toda la comunidad donde se encuentra, y en general con todos con quien opera.

Con lo anterior queda establecido que la ética y los negocios no son términos contrapuestos, sino por el contrario, que pueden convivir juntos en donde a la larga todos, empresa y sociedad, pueden salir ganando en términos económicos y de sustentabilidad.

La norma ISO 26000 viene a ser también la culminación de diversos movimientos sociales a escala internacional, que vienen desde la época de los llamados “socialistas utópicos” del siglo XIX como Robert Owen en Inglaterra, y Henri de Saint-Simon, Charles Fourier y Étienne Cabet en Francia. Estos conceptos de reformas sociales y otros parecidos con diversas modalidades que aparecieron durante todo el pasado siglo XX, fueron plenamente desplazados con el triunfo del liberalismo radical que vino predominando desde prácticamente inicios de los mil novecientos setenta, hasta la actual crisis financiera que estamos viviendo en está primera década de la actual centuria en la que nos encontramos.

Implica un cambio de paradigmas que seguramente estarán plenamente establecidos en las próximas generaciones, que tendrán una mayor conciencia de su responsabilidad social, buscando hacer negocios no a costa de la sociedad, sino con y para la misma sociedad.

Y si bien, es probable que para algunos la norma no es lo deseable, hay que considerar que como toda obra humana es perfectible, y lo importante ahora es que ya hay por lo menos un consenso a nivel mundial, y que será el punto de referencia para los cambios o modificaciones que se requieran en el futuro.

En conclusión, con esta norma se está fijando el inicio de una nueva era, en la cual la Responsabilidad Social adquiere vida y ciudadanía plena a escala global.

Tal vez por una curiosa coincidencia de la historia, su nacimiento se realiza al mismo tiempo en que se establecen sustanciales cambios en la forma de operar de los sistemas financieros mundiales, que buscan una actitud responsable, terminando con la inversión especulativa de alto riesgo que fue una de las causas principales de la actual crisis mundial, afectando con ello el nivel de vida de millones de personas en el mundo.

Seguiremos platicando …

26 de mayo de 2010

Una crisis que no termina

Aunque no lo parezca, la situación por la que está pasando actualmente Europa, y en particular Grecia, España y Portugal, es la siguiente fase de la crisis financiera mundial que comenzara a presentarse desde el 2007; por lo cual esta gran crisis todavía no termina y desafortunadamente no sabemos cuándo y cómo acabará.

Tal vez actualmente haya una sobrerreacción de los mercados ante la situación de Grecia particularmente, ya que lo que está sucediendo en dicho país no comenzó apenas hace unos cuantos meses, y en retrospectiva a principios de 2009 nadie pensaba en él ni en los otros antes mencionados; así que esta situación de nerviosismo de mediados de mayo del 2010, se puede decir que apenas comenzó prácticamente con este año.

Esta súbita y enorme desconfianza, es la resultante de los grandes préstamos que se hicieron tal vez un tanto cuanto de manera irresponsable, y que seguramente se pensaba que el mercado, como por arte de magia, todo lo compondría en el futuro.

Ahora el castigo es contra los grandes déficits fiscales de los gobiernos, y se generaliza la mencionada desconfianza y la duda.

Pero viendo todo esto desde una perspectiva más alejada, es sin duda el resultado del gran paradigma que menciona que el mercado todo lo puede, y por lo tanto, todo lo podrá solucionar, y con ello darles grandes beneficios a los prestamistas.

Esta situación permite traer al momento una de las conclusiones de la reunión del G-20 en Pittsburg el pasado mes de septiembre, en donde se plantearon aspectos importantes que ahora implica llevarlos de la letra a la acción.

Específicamente, en el preámbulo del documento de conclusiones finales de la cumbre de líderes del G20 celebrada en Pittsburg en septiembre de 2009, se afirma de manera solemne que debe pasarse página de una era, que es calificada de irresponsable, y adoptar un conjunto de políticas, regulaciones y reformas para satisfacer las necesidades de la economía mundial del siglo XXI.

Considero que los acontecimientos actuales con Grecia, España y otros más, son precisamente un resultado más de dicha era calificada como irresponsable; y si bien es cierto que el país helénico se excedió de manera por demás cuantiosa, también es cierto que no faltaron quienes le ofrecieron cuantiosas sumas a tasas de interés que pensaron les daría grandes ganancias, y ahora, están pagando las consecuencias.

La manera como se maneje esta fuerte crisis europea, pondrá a prueba otra de las conclusiones del G20 cuando dijo: se buscará “establecer una economía mundial justa”, así como con la necesidad de “un nuevo consenso global sobre los valores y los principios” que deben inspirar la concepción de las actividades productivas y económicas, apoyando y fomentando, entre otras medidas, la responsabilidad social de todas las empresas.

También en el 2009 las Naciones Unidas hablaron del mismo tema, emitiendo una resolución donde se reafirma en los principios del desarrollo sostenible y se subraya, prácticamente en los mismos términos que el G20; “la necesidad de alcanzar “un consenso mundial sobre los valores y los principios fundamentales en pro de un desarrollo económico sostenible, justo y equitativo”.

Concluyendo, con la forma como se maneje la situación de los países europeos, considerando en ello poner realmente en práctica los postulados del G20 y de las Naciones Unidas, es probable que estemos siendo testigos de un gran cambio a escala global, que puede tener repercusiones el resto del siglo.

Seguiremos platicando …

20 de mayo de 2010

Responsabilidad social y confianza; valores devaluados

A principios del presente año se percibía un ambiente de distensión en los aspectos financieros y políticos tanto a escala mundial como nacional, parecía que con la entrada del 2010 se iniciaba un etapa de recuperación que dejaba atrás los aciagos años 2008 y principalmente 2009, cuando no se sentía el piso de la debacle, no solo financiera, sino principalmente de confianza entre los agentes económicos y políticos.

Sin embargo, ya casi a la mitad del actual 2010, dicha sensación de que quedaba en el pasado la gran crisis se ha venido desvaneciendo por los problemas financieros de los países europeos, encabezados por Grecia, país de donde proviene la mayor parte de la cultura occidental que predomina en gran parte del mundo.

Sería interesante saber que pensarían los “platones”, los “sócrates”, los “aristóteles” de la gran época de la filosofía sobre lo que está pasando actualmente con su país, pero no concretándolo al aspecto financiero, sino en el aspecto filosófico, en cuanto al comportamiento ético de sus líderes y de su sociedad en general.

Pero dejando al margen la anterior disgregación, la realidad actual nos está diciendo que “los mercados”, los dioses del actual Olimpo que gobiernan al mundo, están castigando a los mortales griegos y también a otros pueblos por su mal manejo del dinero que les prestaron, y por lo tanto deberán pagar con creces los recursos que se les facilitaron, y recibirán un castigo adicional por su mal desempeño manejándose ahora con una disciplina espartana, que sirva de lección y de ejemplo para otros pueblos que puedan llegar a tener las mismas tentaciones de despilfarro.

Este pago extra por parte de los griegos por ahora, y que puede extenderse a otros países, es una forma concreta y material para ser de nuevo sujeto de crédito, o dicho en otras palabras, recuperar la confianza de los dioses actuales del Olimpo, el mercado.

En otros términos, y sin menospreciar los miles de millones de dólares que se están manejando en este recate, lo que está realmente en juego es la confianza, término que si bien no tiene un valor económico cuantificable, viene a ser la unidad de medida clave y que está detrás de todos los vaivenes que hemos visto en al menos los pasados tres meses.

Así, ya casi a finales de mayo, en retrospectiva se ve ya muy lejos esa sensación de distensión de enero, volviendo a imperar de nuevo la incertidumbre en forma preponderante, y minando con ello la confianza que todavía quedaba hace tan solo unos cuantos meses.

Pero esta creciente incertidumbre seguramente no terminará disponiendo de enormes cantidades de dinero, y aunque sirva de paliativo se requiere mucho más de conductas que vayan más allá de lo espartano y disciplinado que se quiera ser.

Específicamente me refiero a conductas responsables, pero no solo de los mortales que reciben los créditos, sino también de los dioses del Olimpo, o sea de los mercados que ofrecen el dinero; recordemos que aún en el mitológico Olimpo griego sus dioses tenían las mismas pasiones humanas, y por lo tanto estaban sujetos a estas mismas pasiones y defectos que los mortales.

Y la principal conducta que se requiere de los líderes políticos tanto de la antigua Grecia como ahora en el siglo XXI es su responsabilidad social; y considerar también que los mercados no son entidades autónomas y etéreas, sino que están formadas por seres mortales que si bien se erigen como dioses, también están sujetos a tener un comportamiento socialmente responsable.

Vale la pena señalar que tanto los líderes políticos como los que manejan los mercados, son representantes de diversos grupos sociales, no dueños de los recursos que manejan, por lo que a ellos son a quienes hay que exigirles una mayor dosis de responsabilidad social.

Si a las empresas privadas se les pide una responsabilidad con la sociedad, creo que tal vez a dichos representantes sociales se les debe exigir esta multimencionada responsabilidad.

Y en la medida que cumplan realmente la mencionada responsabilidad, será la forma en que se pueda ir recuperando la confianza perdida.

Seguiremos platicando …

12 de mayo de 2010

La madre en la empresa

A propósito de la celebración del “Día de las Madres” en el actual mes de mayo en diferentes países latinoamericanos, vale la pena hablar ahora del cambio de papel que tiene ahora la madre en las diferentes sociedades, dejando ya para la historia la tal vez idealizada y romántica imagen de la “madrecita” con su cabello blanco, dedicada por completo a las labores de la casa y al cuidado y crianza de los hijos.

La madre de hoy es una mujer que además de cumplir sus labores domésticas y de crianza, sale a trabajar y aportando de manera importante para el sostén económico de la familia, dejando atrás las labores de coser, lavar y planchar como las únicas dedicadas a la mujer.

En el caso de México en particular, se hace cada vez más presente la participación de la mujer, ya sea soltera o casada, dejando de ser un impedimento su estado civil de casada para ingresar al mercado de trabajo.

Específicamente, de acuerdo al último censo, vale destacar lo siguiente:
En el mercado laboral nacional su participación es:
• De 14 a 29 años, 37.2% de los mujeres
• Entre 30 y 49 años, 52.2%
• De 50 años y más, 29.3%
• Madres solteras 70.5%
• Separadas, divorciadas y viudas, 46.2%
• Casadas o en unión libre, 37.3%

Esto que para muchos podría haber sido ya evidente, pone claramente de manifiesto la creciente participación de la mujer, ya sea como soltera, y también como madre, con todo lo que con ello implica.

Y es en este último aspecto en lo que quiero detenerme, viéndolo desde el papel que hacen las empresas en este sentido.

Con el riesgo que llevan las generalizaciones, es posible decir que una gran cantidad de empresas, si bien saben que tienen como empleadas y obreras a madres de familia de diferentes edades, poco o nada hacen para tomar en cuenta su condición como tales.

Inclusive muchas de esas empresas hacen alarde a través de la mercadotecnia de su preocupación por la sociedad, haciendo labores filantrópicas en el marco de la responsabilidad social, pero descuidando a su propio personal, enfocándose más al cuidado de su imagen pública.

Con relación a esto es de llamar la atención una de las cifras antes mencionadas, la que señala que el 70 por ciento de las mujeres en el mercado laboral son madres solteras. La pregunta en este caso es: ¿Qué hacen o están haciendo las empresas para atenderlas de manera adecuada?

El pensar en horarios flexibles al menos en México es algo que todavía suena como exótico, o bien en el de proporcionar apoyos de algún tipo como guarderías son cosas ajenas a la realidad cotidiana.

Y si bien se cuenta con guarderías del Instituto Mexicano del Seguro Social, esto en muchos casos no es suficiente.

Y peor aún, que por su condición de madres se limita o restringe su desarrollo laboral y profesional, separando de tajo la actividad productiva con su condición social de mujer y madre.

Es en estos casos específicos de la realidad cotidiana es donde se debe de poner en práctica la verdadera responsabilidad social empresarial, el darse cuenta que hay una persona humana en cada uno de los puestos de la empresa, y buscar la forma de atenderla de la mejor forma posible, y no discriminarla o definitivamente no contratarla, en aras de la productividad de la organización.

En este como en muchos otros casos, la empresa debe de considerar su fundamental función social.

Seguiremos platicando …