La Responsabilidad Social, la Sustentabilidad y la Etica, son los Valores básicos para las

La Responsabilidad Social, la Sustentabilidad y la Etica, son los Valores básicos para las
En 1953, Howard R. Bowen definió a la Responsabilidad Social del Empresario como “…las obligaciones de los empresarios para seguir políticas, tomar decisiones o adoptar líneas de acción deseables en términos de los objetivos y valores de la sociedad”. ETICA Y SUSTENTABILIDAD: VALORES BASICOS PARA LAS EMPRESAS

28 de octubre de 2015

La Responsabilidad Social y la generación de Valor Social

Por la forma como se manejan las empresas, es realmente difícil saber cuándo la Responsabilidad Social dejará de verse como un costo o una inversión económica, y sea vista como una inversión social que es la forma como realmente debe ser vista.

Si bien es un tema que ya ha sido visto una multitud de veces, creo que vale la pena ser reiterativo en esto y no dejarse llevar por la corriente mayoritaria que tiene una mentalidad económica, la cual todo lo ve como costo o inversión en términos monetarios.

En el mejor de los casos considero que todo el aspecto económico requiere ser considerado como un medio para cumplir con la Responsabilidad Social, y ese cumplimiento debe llevarnos a la Generación de Valor Social (GVS).

Al respecto quiero mencionar lo que dicho por Agustín Llamas Mendoza profesor del IPADE en artículo que leí recientemente: “Ya no hablemos de RSE y de los costos que representan para cualquier empresa. Hablemos desde la perspectiva de GVS, de cómo todos mis procesos, políticas, acciones y procedimientos en la empresa generan valor social. De hecho, la GVS nunca debería ser considerada como costo o como algo adicional a la gestión de negocios”.

Complementando lo mencionado por el profesor, el punto clave es que toda organización que legalmente está constituida con propósitos de lucro, estos deben generar Valor Social, de esta forma se estará cumpliendo con la Responsabilidad Social.

A lo anterior cualquiera puede decir que establece un negocio o empresa para ganar dinero, lo cual es válido, pero debe de considerar que las utilidades que obtiene son gracias a la sociedad a la cual le proporciona un bien o servicio que esta necesita. Ese tradicionalmente visto como un bien económico que produce la empresa, eventualmente puede considerarse como un bien social en la medida que satisface una necesidad de la sociedad.

Como bien dice también el profesor, la empresa misma es un Valor Social, y la manera como se conduce de forma interna y los bienes o servicios que produce son aún sin quererlo de Valor Social.

Dicho en otras palabras, todo lo que hacemos como empresas o como individuos lo hacemos para la sociedad, no podemos desligarnos de ella por la simple y sencilla razón por ser parte de ella, solamente un anacoreta pueda ser considerado como un ente aparte, pero su misma definición es en relación a la misma sociedad.

Por lo antes dicho es por lo que tenemos una Responsabilidad Social y no podemos desligarnos de ella por simple omisión; en otras palabras es intrínseca a todos nosotros; y considero que la forma más completa de cumplir esa Responsabilidad es generar ese Valor Social ya mencionado.

Por lo tanto no es cuestión de costos en términos contables o económicos, es más bien una cuestión de cumplir de la mejor manera posible nuestra función o papel como miembros de la sociedad, ya sea como individuos o como empresas.

Esos costos son una inversión para mejor cumplir la Responsabilidad que se tiene, o dicho de otra forma, es lo que se invertirá para generar ese Valor Social al que se está comprometiendo.

Al final no es cuánto dinero se tiene, sino qué tan bien se está cumpliendo el papel que se está desempeñando en la sociedad.

Seguiremos platicando …

14 de octubre de 2015

La desigualdad social; una práctica común

Es común hacer referencia a la desigualdad solamente en aspectos económicos, algo que de suyo es importante, pero también está inmersa dentro de la cultura organizacional, generando por ello barreras interpersonales en el trato diario dentro de misma empresa.

Recuerdo que hace tiempo conversando con el directivo de una importante organización, a propósito de cómo estaban manejando la filosofía de la calidad desde la perspectiva humana, me comentó que en sus relaciones profesionales internas entre todo el personal sin considerar su jerarquía en el organigrama, se le hablaba a todo el mundo por su nombre o su apellido.

Todo ello fue establecido prácticamente como una política de trabajo, consideraba inclusive que en la correspondencia interna nunca se utilizaran los títulos académicos, oficialmente se usaba el primer apellido y nombre de las personas, nada más.

Esto mencionado que pudiera parecer algo trivial para algunos, lo considero una clara muestra de terminar o reducir al menos las desigualdades entre todo el personal, por otro lado el dirigirse a la persona por su nombre de manera directa, se le está dando el reconocimiento como tal y su valor por sus conocimientos profesionales, dejando al margen sus estudios académicos.

No tengo nada en contra de los conocimientos o títulos académicos obtenidos, inclusive busco el promover el seguir estudiando y preparándose a mis alumnos, pero es importante reconocer que detrás de dichos reconocimientos se encuentra una persona que debe ser reconocida como tal.

Además, al menos en la cultura latinoamericana creo, se marca y se realza el título académico cuando se habla de alguien, más aún cuando son funcionarios públicos de elevada jerarquía. Esto que tal vez en sus inicios se señalaba para darle un reconocimiento público a quien era poseedor de un grado académico, se ha desvirtuado utilizándose para marcar las diferencias y con ello las desigualdades entre los empleados de alguna empresa.

Lo anterior por lo que he visto, no sucede dentro de la cultura estadounidense, algo que me tocó vivir personalmente mientras trabajé en una empresa de ese origen. Se les llama a las personas por su nombre sin más, y no se le agregan sus méritos académicos.

Vale recordar que la Responsabilidad Social está basada en valores éticos, los cuales señalan el considerar a la persona como tal, valorarla inicialmente por su condición humana y dejando en un segundo lugar sus títulos. Claro que hay que reconocer a la persona por sus capacidades, conocimientos y experiencias, pero eso viene después y eso es una forma de distinguirlo.

Esto ya puede observarse en algunas organizaciones que inclusive están desapareciendo los organigramas tradicionales y con ello las jerarquías, buscando el trabajo en equipo en donde solamente hay un coordinador o facilitador. Todo implica considero, una reevaluación de la persona, donde no hay superiores ni subordinados, solamente responsables de alguna determinada función.

Estas formas de mencionar alguien inicialmente por sus grados y jerarquías que ya posiblemente son anacrónicas, seguramente provienen de los tiempos cuando se hablaba de la llamada “alta nobleza”, al mencionar a un rey se decían todos rangos y títulos para diferenciarlo del resto de los mortales e intrínsecamente diciendo que era superior y por lo tanto no es igual que todos los demás.

Espero que llegue un momento en que todos nos consideremos iguales por la sencilla razón que todos somos seres humanos, y sea el punto de partida de todas las relaciones interpersonales dentro de las organizaciones.

Seguiremos platicando ….

1 de octubre de 2015

La Responsabilidad Social: ¿una utopía?

El título de esto tal vez pueda sonar exagerado para algunos, sin embargo lo sucedido con la empresa Volkswagen provoca sin quererlo una severa reflexión sobre lo que está sucediendo con la Responsabilidad Social.

Desde hace mucho tiempo se dice que este concepto es usado como un concepto de marketing por algunas empresas y que por lo tanto se debe tener cuidado con ello. Y esa es la razón por la cual algunos vemos con recelo lo que dicen ciertas organizaciones. Aunque por otro lado hay que reconocer que si puede haber y hay empresas que si consideren la Responsabilidad Social de manera seria y profunda en su manera de operar.

Ahora la duda está empezando a imperar y permear entre todos los dedicados al estudio y práctica de este modelo pero: ¿esto es bueno? Creo que es necesario. Lo sucedido con empresas de alcance mundial como esta automotriz está sirviendo para cuestionar lo que mucho que se dice de tal o cual empresa, y prácticamente cualquiera se cuelga el título de ser socialmente responsable, con el ánimo de dar una buena imagen ante la sociedad.

Esto que sucede con la Volkswagen me ha servido sin quererlo para hacer una retrospectiva de mis primeras andanzas en esta temática. Recuerdo que hace poco más de diez años cuando estaba inmerso en el mundo laboral-sindical, conocí su existencia y gratamente me sorprendió al encontrar un pensamiento que veía a la empresa en un contexto diferente al que ha existido desde prácticamente el siglo XIX, en el cual se ve a estas organizaciones dedicadas exclusivamente a la búsqueda de su utilidad sin considerar al ser humano y su entorno ecológico y social.

Me parecía algo sorprendente que por fin en el siglo XXI se empezaba a cambiar este paradigma que había prevalecido por más de cien años. El mundo de los negocios se encontraba en un proceso de cambio drástico en su forma de pensar y actuar, colocando el aspecto utilitario en su lugar correspondiente y poniendo al ser humano en un lugar primordial. De esta forma se empezaba hablar de una ética empresarial y de los negocios. Unir así dos términos que siempre se manejaron de manera antagónica; la ética y los negocios.

En los pasados diez años ya se ha hablado mucho de estos términos en conjunto y se ha satanizado a Milton Friedman en todas sus formas posibles, pero, vuelvo a lo planteado al inicio: ¿Quiénes pugnamos por la Responsabilidad Social estamos tras una utopía? ¿El hombre de negocios es capaz realmente de pensar en términos éticos?

Hace tiempo me hice una pregunta en el mismo sentido: ¿Cuándo dejará de ser noticia la Responsabilidad Social?

Ante los cuestionamientos anteriores me respondo que la Responsabilidad Social no es una utopía, pero que significa cambiar una mentalidad utilitaria que ha penetrado hasta el fondo e imperado por siglos, por lo que todavía falta mucho por hacer, una educación ética que modifique los estándares de negocios fuertemente establecidos.

En suma lo sucedido con la multimentada empresa automotriz, más que una decepción, es una alerta que debe servir para ser más cautelosos y no creer todo lo que se dice; sin importar el tamaño y tipo de empresa.

No es fácil, pero tampoco es imposible.

Seguiremos platicando …