La Responsabilidad Social, la Sustentabilidad y la Etica, son los Valores básicos para las

La Responsabilidad Social, la Sustentabilidad y la Etica, son los Valores básicos para las
En 1953, Howard R. Bowen definió a la Responsabilidad Social del Empresario como “…las obligaciones de los empresarios para seguir políticas, tomar decisiones o adoptar líneas de acción deseables en términos de los objetivos y valores de la sociedad”. ETICA Y SUSTENTABILIDAD: VALORES BASICOS PARA LAS EMPRESAS

26 de enero de 2010

Propuesta de Obama; un cambio de paradigma

El pasado jueves 21 de enero Barack Obama dio a conocer su propuesta para regular las operaciones financieras, con el propósito de evitar una situación similar que provocara la enorme crisis que se presentara durante los pasados dos años; al margen de las bondades y/o dificultades de dicha propuesta, el hecho es que los mercados han manifestado su desacuerdo a través de la caída registrada en las bolsas en los primeros días subsiguientes a su presentación.

La razón de tal desaprobación es simple y sencillamente que se están proponiendo cambios a las reglas del juego en la forma de operar de las grandes instituciones financieras. Hasta ahora la gran regla ha sido la especulación, ya que como lo señalan las cifras del Fondo Monetario Internacional, de cada dólar de ganancia obtenido por el sistema financiero mundial, 60 centavos provienen de actividades especulativas. Y es contra este modelo de operación por donde va la propuesta del presidente estadounidense.

En palabras llanas, el sistema financiero internacional buscó y aceptó la ayuda de los gobiernos cuando se presentó la crisis, pero quiere que el modelo de operación siga como estaba antes, como si no hubiera pasado nada, y continuar jugando a la especulación con poca o ninguna responsabilidad.

Esto último me recuerda lo señalado por Muhammad Yunus en la reunión del Foro Mundial de Davos, cuando dijo que el mundo no debería seguir operando igual después de la crisis, ya que esta puso de manifiesto la poca actitud ética de quienes participaron ella, y con una visión cortoplacista totalmente egoísta para beneficio de unos cuantos.

En perspectiva, nos encontramos viendo el inicio de una batalla de ideas y conceptos entre la posición del gobierno de Obama que pretende reordenar el sistema con fondos reales existentes, contra la posición especulativa y de un ultraliberalismo asentado durante al menos los pasados 30 años.

El campo de batalla será el congreso estadounidense entre quienes buscaran dejar el status quo vigente, contra aquellos que pretenden reordenar los modelos de financiamiento; situación similar ya sucedió de alguna manera en Inglaterra en donde el gobierno ya estableció una serie de medidas en la forma de operar de los bancos, aprovechando su posición como último prestamista que intervino para evitar la quiebra de su sistema bancario.

Con lo dicho hasta ahora no pretendo decir que lo propuesto por Obama sea lo mejor, sino que al menos sus intenciones son positivas, el que funcionen o no sus propuestas solo el tiempo lo dirá, en cualquier caso, lo importante es que realmente se está poniendo en juego el modelo seguido hasta ahora, en donde existen pocas reglas y poca vigilancia del estado.

Ahora lo que se pretende es generar un modelo de mayor responsabilidad social dentro de los agentes financieros en donde la regla del juego ha sido hasta ahora la especulación, buscando darle una mayor sustentabilidad al modelo, pensando en el mediano y largo plazo.

Esto implica un cambio de paradigma, que si bien no se tiene la certeza de que vaya a funcionar de manera adecuada, si implica un cambio no solo en la forma de operar, sino un cambio de mentalidad que busca una mayor responsabilidad de todos quienes operen en el sistema financiero a escala mundial.

El mundo tiene que cambiar su forma de operar, y la crisis registrada y su magnitud es la causa que obliga a dicho cambio, de lo contrario, significará que no se aprendió de la lección vivida en el pasado reciente.

Seguiremos platicando …

21 de enero de 2010

Los terremotos de Haití y financiero: ¿tienen algo en común?

Dentro del trágico panorama que presenta la situación de Haití por el fuerte terremoto registrado la semana pasada, es positivo ver el tamaño de la respuesta a escala internacional que se ha presentado, lo cual habla de alguna forma de la solidaridad y responsabilidad social todavía existente en el ser humano.

Equipos para rescatar a quienes se encuentran atrapados entre las ruinas, agua, alimentos y ropa llegan de todas partes del mundo, junto con barcos hospitales para atender a la población del país más pobre del continente americano.

La capital Puerto Príncipe está convertida en una inmensa Torre de Babel tanto de idiomas como de culturas, en donde todos los que han llegado en su auxilio están hablando ahora el mismo idioma y respondiendo a un mismo llamado, atendiendo el reclamo de sobrevivencia de una nación desolada y devastada ante la fuerza de la naturaleza; tal vez en la historia reciente, solamente el tsunami en el Océano Pacífico de hace algunos años y ahora este trágico evento, sean los que han logrado una atención del resto del mundo de tal magnitud.

Al margen de las posibilidades tecnológicas actuales, es posible que haya habido otras tragedias humanas de las mismas dimensiones en alguna de las grandes guerras mundiales del siglo pasado, pero no tuvieron un origen natural y seguramente no fueron atendidas con la misma prontitud como lo estamos viendo ahora.

Pero la intención del comentario anterior no se trata únicamente de hacer comparaciones en términos cuantitativos, sino de resaltar que tal vez sean las mismas causas del desastre, lo que ha provocado el tamaño y tipo de respuesta.

Y en este mismo aspecto comparativo, no creo exagerar que el terremoto natural que destruyo cientos o posiblemente miles de edificaciones y mató a miles de personas en esta pequeña isla del Caribe, sea de la misma proporción del terremoto financiero que sacudió al mundo desde prácticamente septiembre del 2008 hasta ya entrado el 2009.

Y si bien en este mencionado terremoto financiero no hubo destrucciones físicas ni fallecidos; si fue prácticamente a escala mundial, hubo una inmensa cantidad de empresas desaparecidas y de muertos y heridos socioeconómicos que ahora están desempleados o subempleados con una importante escasez de recursos económicos para sobrevivir.

Sería muy positivo (en el terreno de los hubiera), que las empresas y sociedades del mundo respondieran con la misma rapidez y espontaneidad para atender los reclamos de pobreza que se han presentado en todo el planeta.

Así, de la misma manera que se está buscando atender a los sobrevivientes del terremoto haitiano, es necesario también ayudar a los damnificados del terremoto económico-financiero que impacto a una gran parte de la humanidad.

Y para lograr lo anterior, se requiere solamente de la voluntad para poner en práctica una Responsabilidad Social en donde además de ayudar a los afectados, a la larga la sociedad mundial toda saldría beneficiada.

Puede que suene como una quimera trasnochada lo antes señalado, o algo muy lejano todavía pero; ¿por qué no empezar desde ahora?

Seguiremos platicando …

12 de enero de 2010

¿Qué será del siglo XXI?

Ya estamos aquí otra vez, deseándole un Feliz Año 2010

Sin duda una de las lecciones que ha dejado esta crisis ha sido la falta de solidaridad entre todos los agentes económicos, que ante la búsqueda de ganancias rápidas y sin evaluar en forma clara los riesgos inherentes de dicha búsqueda, menospreciaron o ignoraron a la sociedad en general.

El pensar que el mercado como ente exógeno podría por sí solo resolver todos los problemas sociales y económicos, consideró a la ya célebre “mano invisible” como algo mágico que pondría todas las cosas en su lugar, dejándole a ella toda la Responsabilidad (así con mayúsculas) del bienestar de la sociedad.

Sin embargo, creo que no se consideró que dicha “fuerza mágica” es una invención del propio ser humano, y que su fuerza y efecto proviene de lo que hagan y dejen de hacer los actores sociales en su papel como entidades económicas, y no es un elemento ajeno que actúa por su propia cuenta al margen de lo que hace la propia sociedad en su conjunto.

En relación a lo anterior, se ha venido hablando de redimensionar al estado, acudiendo muchos a él, como si fuera una especie de salvavidas en medio del naufragio, volviéndole a conceder muchas de las atribuciones que hasta hace muy poco se pensaban que fueran únicamente del mercado.

El “Dios Mercado” que se pensaba tenía todos los poderes sagrados para mejorar a la sociedad, está siendo movido del altar mayor, para sustituirlo por el estado, la otrora entidad divina que fuera exaltada y venerada en gran parte del siglo XX, y que fue destruida simbólicamente con la caída del Muro de Berlín hace ya veinte años.

Prueba de lo anterior son los grandes rescates de millones de dólares por parte de los gobiernos estadounidense e inglés para salvar de la bancarrota a las grandes entidades financieras, con el pretexto de salvar al sistema financiero mundial; pero se necesitan también otros tantos millones de dólares para ayudar a los también millones de desempleados generados por la falta de solidaridad y por la adorada veneración a los mercados.

Ahora la gran pregunta es: ¿Qué sigue? Ni el mercado ni el estado en sus posiciones puras han funcionado adecuadamente, posiblemente tenga que ser la propia sociedad que actuando responsablemente pueda funcionar mejor, usando tanto al mercado y al estado como instrumentos, como medios pero no como fines.

Pero la condición para que la sociedad funcione como tal se requieren principios éticos, ya que sin ellos lo que funcionará será la ley de la selva; una sociedad con mucha tecnología pero en donde predominará la ley del más fuerte.

En este sentido resuena de nuevo las palabras de Amartya Sen dichas a fines de la década de los noventa: “El siglo XXI será de la ética, sino quien sabe de qué será”.

Seguiremos platicando …