Considerando todo lo leído y estudiado sobre la
Responsabilidad Social, una de las conclusiones a las que he llegado dice que
para lograr su funcionamiento es el estudio y la aplicación de la ética,
buscando sea de la manera más práctica posible.
Esto lo comento porque hace unos días tuve la oportunidad de
convivir con un sobrino de 13 años de edad, al cual busco influir para que
tenga un comportamiento responsable socialmente, considerando que los ya no
niños y casi jóvenes de esa edad, tienen, por lo que él me comentaba, una
actitud egoísta y algo hostil para con sus amigos y compañeros, aunque no me lo
dijo con esas palabras, buscan presumir a los demás y tener artículos como un
reloj de ciertas características para ser más o al menos igual que los demás.
La pregunta aquí es el cómo poder lograr una influencia en
él, considerando que los chicos de esa edad viven en un entorno en el que
amigos, películas y series de televisión, enaltecen el egoísmo y el
individualismo como las mejores formas de vida y que por lo tanto hay que
hacerlas parte de su propia vida.
Lo anterior me llevó a pensar que quienes estamos
involucrados en este tema, y que algunos conocimos inicialmente como una forma
de gestión en las empresas, tenemos la responsabilidad social de buscar la
manera de influir en la juventud, para que esta (la responsabilidad social) se
convierta en una de sus normas de vida, desdeñando ese individualismo antes
mencionado.
Si bien ha sido posible influir en los adultos jóvenes y
mayores para que consideren este tema en su vida personal y profesional, lo
cual es obviamente benéfico para la sociedad, considero que es en la juventud y
más todavía en la niñez, donde se tiene que hacer más todavía.
Ahora bien, el hacer algo con los niños en los temas de
ética y responsabilidad social, tiene la gran dificultad que muchos mayores
apoyados inconscientemente en las series de televisión, películas y en formas
de ser muy arraigadas, consideran que un comportamiento ético, de ayuda y apoyo
a los demás, es algo que no tiene ningún valor y por lo tanto no vale la pena
apoyarlo.
Algo ya se ha empezado a lograr en términos de
sustentabilidad, las campañas de cuidado del planeta como por ejemplo el poner
la basura en su lugar, de alguna forma han creado una inquietud entre los
jóvenes y niños y eso es bueno, pero eso no llega todavía a lo que se refiere a
la relación humana.
Es cierto que en toda la historia de la humanidad los
conflictos entre personas han sido la tónica, y que posiblemente la aplicación
de la ética y con ella la responsabilidad social sea algo quijotesco y por lo
tanto nunca se aplique plenamente; sin embargo, creo que vale la pena el
esfuerzo de lograrlo, buscando que el futuro de los ahora niños y jóvenes sea
en un mundo mejor al actual; empresas y personas socialmente responsables y con
un planeta sustentable en todos los sentidos.
La motivación para buscar ese mundo socialmente responsable,
son precisamente esos ahora niños y jóvenes.
Seguiremos platicando …
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