Empresa: Una Institución Social encargada del Desarrollo Humano, a través de la Inversión y el Trabajo
La Responsabilidad Social, la Sustentabilidad y la Etica, son los Valores básicos para las

En 1953, Howard R. Bowen definió a la Responsabilidad Social del Empresario como “…las obligaciones de los empresarios para seguir políticas, tomar decisiones o adoptar líneas de acción deseables en términos de los objetivos y valores de la sociedad”. ETICA Y SUSTENTABILIDAD: VALORES BASICOS PARA LAS EMPRESAS
4 de diciembre de 2015
20 de noviembre de 2015
12 de noviembre de 2015
El Valor Social del Cliente
En lo personal, una de las cosas que más me inquietan es el uso de la responsabilidad social como parte de la mercadotecnia de una empresa, lo que de alguna manera desprestigia y empaña el verdadero sentido y propósito de dicha responsabilidad.
De alguna manera todos hemos sido testigos pasivos de cómo ciertas empresas (sin decir nombres, no es necesario), a través de programas como el voluntariado o donaciones de algún tipo, lo etiquetan como parte de su responsabilidad social, siendo en el mejor de los casos altruismo lo cual es plenamente válido, pero no se enmarca dentro de un modelo de gestión de la empresa.
O bien, otras veces desafortunadamente el concepto queda etéreo, en el aire, cuando se habla del tema como si fuera solamente para las grandes empresas o para cierto tipo de ellas, cuando la realidad puede ser totalmente “aterrizable” si se me permite la expresión, y abarca tanto a empresas sin importar su tamaño y también a las personas.
Y todo esto lo digo porque desafortunadamente todavía sigue viéndose la responsabilidad social como algo elitista cuando es todo lo contrario.
De manera concreta, este modelo de gestión debe inicialmente ponerse en práctica con los clientes y empleados de cualquier empresa.
Con los clientes en cuanto a no engañarlos en la calidad del producto o servicio que se ofrece, cumplir plenamente con el contrato realizado y en pocas palabras ser ético en la relación de negocios, algo que para muchos suena raro al juntar el concepto ético con el de negocios.
El cliente, ya sea una persona en lo individual o una empresa, es un ser humano y por ese simple hecho debe ser tratado como tal. En el negocio que se está realizando, se le ofrecen una serie de características del producto y servicio a un precio determinado que el cliente espera que se cumplan cabalmente.
Si bien lo anterior está definido en cualquier código de comercio, entonces la responsabilidad social implica por lo tanto cumplir al menos lo establecido en la correspondiente legislación, pero si también se le da el trato adecuado como puede ser un precio justo a ese cliente se gana la confianza, un valor social que es realmente el que permite tener una cartera de clientes leales.
Es obvio decir que el cliente es básico para cualquier empresa, pero el cuidado y atención adecuada en función de valores éticos es el elemento indispensable para obtener y preservar la lealtad de ese cliente.
Seguramente todos hemos tenido la mala experiencia como clientes al adquirir un bien o servicio que cuando nos lo ofrecieron nos prometieron “el sol, la luna y las estrellas”, creyéndonos esas promesas, pero después de adquirido nos salen con mil excusas para no cumplirlo, o las famosas “letras chiquitas” en los contratos firmados. Pero eso sí, la empresa “realiza labores de responsabilidad social” plantando arbolitos en alguna zona.
Esto desafortunadamente es muy común, es por eso que una gran parte de la población piensa que la responsabilidad social es una estrategia publicitaria degradándola en esa forma sin saber que es un concepto ético en su concepción real.
Considero que cualquier transacción comercial, ya sea con un banco, almacén de ropa, con una agencia de autos o en el supermercado, está fundamentada en relaciones personales, entre seres humanos, y por lo tanto es una relación social que está sujeta a la responsabilidad que existe entre todos, y si bien dicha responsabilidad no se menciona expresamente, está presente de una manera tácita y se requiere cumplir en beneficio de toda la sociedad.
Lo anterior no es solamente palabrería, pensemos tan solo en la desconfianza que existe con algún banco o con algún otro establecimiento comercial, dicha desconfianza se presenta precisamente por ese incumplimiento de su responsabilidad social, algo que desafortunadamente impera en nuestras sociedades.
Seguiremos platicando …
De alguna manera todos hemos sido testigos pasivos de cómo ciertas empresas (sin decir nombres, no es necesario), a través de programas como el voluntariado o donaciones de algún tipo, lo etiquetan como parte de su responsabilidad social, siendo en el mejor de los casos altruismo lo cual es plenamente válido, pero no se enmarca dentro de un modelo de gestión de la empresa.
O bien, otras veces desafortunadamente el concepto queda etéreo, en el aire, cuando se habla del tema como si fuera solamente para las grandes empresas o para cierto tipo de ellas, cuando la realidad puede ser totalmente “aterrizable” si se me permite la expresión, y abarca tanto a empresas sin importar su tamaño y también a las personas.
Y todo esto lo digo porque desafortunadamente todavía sigue viéndose la responsabilidad social como algo elitista cuando es todo lo contrario.
De manera concreta, este modelo de gestión debe inicialmente ponerse en práctica con los clientes y empleados de cualquier empresa.
Con los clientes en cuanto a no engañarlos en la calidad del producto o servicio que se ofrece, cumplir plenamente con el contrato realizado y en pocas palabras ser ético en la relación de negocios, algo que para muchos suena raro al juntar el concepto ético con el de negocios.
El cliente, ya sea una persona en lo individual o una empresa, es un ser humano y por ese simple hecho debe ser tratado como tal. En el negocio que se está realizando, se le ofrecen una serie de características del producto y servicio a un precio determinado que el cliente espera que se cumplan cabalmente.
Si bien lo anterior está definido en cualquier código de comercio, entonces la responsabilidad social implica por lo tanto cumplir al menos lo establecido en la correspondiente legislación, pero si también se le da el trato adecuado como puede ser un precio justo a ese cliente se gana la confianza, un valor social que es realmente el que permite tener una cartera de clientes leales.
Es obvio decir que el cliente es básico para cualquier empresa, pero el cuidado y atención adecuada en función de valores éticos es el elemento indispensable para obtener y preservar la lealtad de ese cliente.
Seguramente todos hemos tenido la mala experiencia como clientes al adquirir un bien o servicio que cuando nos lo ofrecieron nos prometieron “el sol, la luna y las estrellas”, creyéndonos esas promesas, pero después de adquirido nos salen con mil excusas para no cumplirlo, o las famosas “letras chiquitas” en los contratos firmados. Pero eso sí, la empresa “realiza labores de responsabilidad social” plantando arbolitos en alguna zona.
Esto desafortunadamente es muy común, es por eso que una gran parte de la población piensa que la responsabilidad social es una estrategia publicitaria degradándola en esa forma sin saber que es un concepto ético en su concepción real.
Considero que cualquier transacción comercial, ya sea con un banco, almacén de ropa, con una agencia de autos o en el supermercado, está fundamentada en relaciones personales, entre seres humanos, y por lo tanto es una relación social que está sujeta a la responsabilidad que existe entre todos, y si bien dicha responsabilidad no se menciona expresamente, está presente de una manera tácita y se requiere cumplir en beneficio de toda la sociedad.
Lo anterior no es solamente palabrería, pensemos tan solo en la desconfianza que existe con algún banco o con algún otro establecimiento comercial, dicha desconfianza se presenta precisamente por ese incumplimiento de su responsabilidad social, algo que desafortunadamente impera en nuestras sociedades.
Seguiremos platicando …
28 de octubre de 2015
La Responsabilidad Social y la generación de Valor Social
Por la forma como se manejan las empresas, es realmente difícil
saber cuándo la Responsabilidad Social dejará de verse como un costo o una inversión
económica, y sea vista como una inversión social que es la forma como realmente
debe ser vista.
Si bien es un tema que ya ha sido visto una multitud de
veces, creo que vale la pena ser reiterativo en esto y no dejarse llevar por la
corriente mayoritaria que tiene una mentalidad económica, la cual todo lo ve
como costo o inversión en términos monetarios.
En el mejor de los casos considero que todo el aspecto económico
requiere ser considerado como un medio para cumplir con la Responsabilidad
Social, y ese cumplimiento debe llevarnos a la Generación de Valor Social (GVS).
Al respecto quiero mencionar lo que dicho por Agustín Llamas
Mendoza profesor del IPADE en artículo que leí recientemente: “Ya no hablemos
de RSE y de los costos que
representan para cualquier empresa. Hablemos desde la perspectiva de GVS, de cómo todos mis procesos,
políticas, acciones y procedimientos en la empresa generan valor social. De
hecho, la GVS nunca debería ser
considerada como costo o como algo adicional a la gestión de negocios”.
Complementando lo mencionado por el profesor, el punto clave
es que toda organización que legalmente está constituida con propósitos de
lucro, estos deben generar Valor Social, de esta forma se estará cumpliendo con
la Responsabilidad Social.
A lo anterior cualquiera puede decir que establece un
negocio o empresa para ganar dinero, lo cual es válido, pero debe de considerar
que las utilidades que obtiene son gracias a la sociedad a la cual le
proporciona un bien o servicio que esta necesita. Ese tradicionalmente visto
como un bien económico que produce la empresa, eventualmente puede considerarse
como un bien social en la medida que satisface una necesidad de la sociedad.
Como bien dice también el profesor, la empresa misma es un
Valor Social, y la manera como se conduce de forma interna y los bienes o
servicios que produce son aún sin quererlo de Valor Social.
Dicho en otras palabras, todo lo que hacemos como empresas o
como individuos lo hacemos para la sociedad, no podemos desligarnos de ella por
la simple y sencilla razón por ser parte de ella, solamente un anacoreta pueda
ser considerado como un ente aparte, pero su misma definición es en relación a
la misma sociedad.
Por lo antes dicho es por lo que tenemos una Responsabilidad
Social y no podemos desligarnos de ella por simple omisión; en otras palabras
es intrínseca a todos nosotros; y considero que la forma más completa de
cumplir esa Responsabilidad es generar ese Valor Social ya mencionado.
Por lo tanto no es cuestión de costos en términos contables
o económicos, es más bien una cuestión de cumplir de la mejor manera posible
nuestra función o papel como miembros de la sociedad, ya sea como individuos o
como empresas.
Esos costos son una inversión para mejor cumplir la
Responsabilidad que se tiene, o dicho de otra forma, es lo que se invertirá
para generar ese Valor Social al que se está comprometiendo.
Al final no es cuánto dinero se tiene, sino qué tan bien se está
cumpliendo el papel que se está desempeñando en la sociedad.
Seguiremos platicando …
14 de octubre de 2015
La desigualdad social; una práctica común
Es común hacer referencia a la desigualdad solamente en
aspectos económicos, algo que de suyo es importante, pero también está inmersa
dentro de la cultura organizacional, generando por ello barreras
interpersonales en el trato diario dentro de misma empresa.
Recuerdo que hace tiempo conversando con el directivo de una
importante organización, a propósito de cómo estaban manejando la filosofía de
la calidad desde la perspectiva humana, me comentó que en sus relaciones
profesionales internas entre todo el personal sin considerar su jerarquía en el
organigrama, se le hablaba a todo el mundo por su nombre o su apellido.
Todo ello fue establecido prácticamente como una política de
trabajo, consideraba inclusive que en la correspondencia interna nunca se
utilizaran los títulos académicos, oficialmente se usaba el primer apellido y
nombre de las personas, nada más.
Esto mencionado que pudiera parecer algo trivial para algunos,
lo considero una clara muestra de terminar o reducir al menos las desigualdades
entre todo el personal, por otro lado el dirigirse a la persona por su nombre
de manera directa, se le está dando el reconocimiento como tal y su valor por
sus conocimientos profesionales, dejando al margen sus estudios académicos.
No tengo nada en contra de los conocimientos o títulos
académicos obtenidos, inclusive busco el promover el seguir estudiando y
preparándose a mis alumnos, pero es importante reconocer que detrás de dichos
reconocimientos se encuentra una persona que debe ser reconocida como tal.
Además, al menos en la cultura latinoamericana creo, se
marca y se realza el título académico cuando se habla de alguien, más aún
cuando son funcionarios públicos de elevada jerarquía. Esto que tal vez en sus
inicios se señalaba para darle un reconocimiento público a quien era poseedor
de un grado académico, se ha desvirtuado utilizándose para marcar las
diferencias y con ello las desigualdades entre los empleados de alguna empresa.
Lo anterior por lo que he visto, no sucede dentro de la
cultura estadounidense, algo que me tocó vivir personalmente mientras trabajé
en una empresa de ese origen. Se les llama a las personas por su nombre sin más,
y no se le agregan sus méritos académicos.
Vale recordar que la Responsabilidad Social está basada en
valores éticos, los cuales señalan el considerar a la persona como tal,
valorarla inicialmente por su condición humana y dejando en un segundo lugar
sus títulos. Claro que hay que reconocer a la persona por sus capacidades,
conocimientos y experiencias, pero eso viene después y eso es una forma de
distinguirlo.
Esto ya puede observarse en algunas organizaciones que
inclusive están desapareciendo los organigramas tradicionales y con ello las
jerarquías, buscando el trabajo en equipo en donde solamente hay un coordinador
o facilitador. Todo implica considero, una reevaluación de la persona, donde no
hay superiores ni subordinados, solamente responsables de alguna determinada
función.
Estas formas de mencionar alguien inicialmente por sus
grados y jerarquías que ya posiblemente son anacrónicas, seguramente provienen
de los tiempos cuando se hablaba de la llamada “alta nobleza”, al mencionar a
un rey se decían todos rangos y títulos para diferenciarlo del resto de los
mortales e intrínsecamente diciendo que era superior y por lo tanto no es igual
que todos los demás.
Espero que llegue un momento en que todos nos consideremos
iguales por la sencilla razón que todos somos seres humanos, y sea el punto de
partida de todas las relaciones interpersonales dentro de las organizaciones.
Seguiremos platicando ….
1 de octubre de 2015
La Responsabilidad Social: ¿una utopía?
El título de esto tal vez pueda sonar exagerado para
algunos, sin embargo lo sucedido con la empresa Volkswagen provoca sin quererlo
una severa reflexión sobre lo que está sucediendo con la Responsabilidad Social.
Desde hace mucho tiempo se dice que este concepto es usado
como un concepto de marketing por algunas empresas y que por lo tanto se debe
tener cuidado con ello. Y esa es la razón por la cual algunos vemos con recelo
lo que dicen ciertas organizaciones. Aunque por otro lado hay que reconocer que
si puede haber y hay empresas que si consideren la Responsabilidad Social de
manera seria y profunda en su manera de operar.
Ahora la duda está empezando a imperar y permear entre todos
los dedicados al estudio y práctica de este modelo pero: ¿esto es bueno? Creo que
es necesario. Lo sucedido con empresas de alcance mundial como esta automotriz está
sirviendo para cuestionar lo que mucho que se dice de tal o cual empresa, y
prácticamente cualquiera se cuelga el título de ser socialmente responsable, con
el ánimo de dar una buena imagen ante la sociedad.
Esto que sucede con la Volkswagen me ha servido sin quererlo
para hacer una retrospectiva de mis primeras andanzas en esta temática.
Recuerdo que hace poco más de diez años cuando estaba inmerso en el mundo
laboral-sindical, conocí su existencia y gratamente me sorprendió al encontrar
un pensamiento que veía a la empresa en un contexto diferente al que ha
existido desde prácticamente el siglo XIX, en el cual se ve a estas
organizaciones dedicadas exclusivamente a la búsqueda de su utilidad sin
considerar al ser humano y su entorno ecológico y social.
Me parecía algo sorprendente que por fin en el siglo XXI se
empezaba a cambiar este paradigma que había prevalecido por más de cien años. El
mundo de los negocios se encontraba en un proceso de cambio drástico en su
forma de pensar y actuar, colocando el aspecto utilitario en su lugar
correspondiente y poniendo al ser humano en un lugar primordial. De esta forma
se empezaba hablar de una ética empresarial y de los negocios. Unir así dos
términos que siempre se manejaron de manera antagónica; la ética y los
negocios.
En los pasados diez años ya se ha hablado mucho de estos términos
en conjunto y se ha satanizado a Milton Friedman en todas sus formas posibles,
pero, vuelvo a lo planteado al inicio: ¿Quiénes pugnamos por la Responsabilidad
Social estamos tras una utopía? ¿El hombre de negocios es capaz realmente de pensar
en términos éticos?
Hace tiempo me hice una pregunta en el mismo sentido: ¿Cuándo
dejará de ser noticia la Responsabilidad Social?
Ante los cuestionamientos anteriores me respondo que la
Responsabilidad Social no es una utopía, pero que significa cambiar una
mentalidad utilitaria que ha penetrado hasta el fondo e imperado por siglos,
por lo que todavía falta mucho por hacer, una educación ética que modifique los
estándares de negocios fuertemente establecidos.
En suma lo sucedido con la multimentada empresa automotriz,
más que una decepción, es una alerta que debe servir para ser más cautelosos y
no creer todo lo que se dice; sin importar el tamaño y tipo de empresa.
No es fácil, pero tampoco es imposible.
Seguiremos platicando …
7 de septiembre de 2015
Una forma diferente de practicar la Responsabilidad Social
Es muy posible que al pensar en crear un negocio, la mayor
parte de las veces se piensa primero en la utilidad buscada, en cómo ganar más,
dejando al final el beneficio que se genera a la sociedad o bien a una parte de
ella con dicho negocio pretendido.
En otras palabras, se tiene una actitud egoísta pensando en
el beneficio propio inicialmente. Mentalidad que es común y muchas veces
calificada como normal, siendo este el paradigma imperante durante muchos,
muchos años.
Sin embargo, recientemente me enteré de un tipo de negocio
que considero no es común en cuanto a su giro y perspectiva.
Concretamente este negocio en cuestión está dedicado a la
atención de personas con problemas de diabetes. Específicamente se venden
productos alimenticios, dulces y pasteles inclusive, además de otros de diverso
tipo para quienes tienen este padecimiento.
Además como parte del mismo establecimiento, se hacen
pruebas de azúcar en la sangre para cualquier persona, inclusive a quienes no
tienen esta enfermedad, y se aplican inyecciones de insulina; todo esto a
precios accesibles a personas de escasos recursos.
Quien me lo platicó, me comentó además que el propietario no
tenía el capital para instalarlo, pero que pudo conseguir uno de los llamados
“inversionistas ángel”, quienes le diseñaron el modelo de negocio incluyendo un
plan financiero para la recuperación de la inversión.
Cuando me lo comentaron realmente me impresioné y también me
dio gusto el pensar que hay empresarios que desarrollan estos llamados negocios
sociales. Con este tipo de mentalidad que si bien buscan y es totalmente válido
que pretendan una utilidad, consideren primero ofrecer un servicio a una
comunidad importante de la sociedad, atendiendo no solamente a los diabéticos
sino además a sus familiares, facilitándoles los servicios médicos primarios
para su atención así como los alimentos que pueden ingerir sin mayor problema.
Pero además de los empresarios, también hay que reconocer la
existencia de estos inversionistas ángel que están dispuestos en arriesgar su
capital en giros poco convencionales.
Este tipo de ejemplos los considero plenamente de
Responsabilidad Social en el más amplio de los sentidos, que no están reñidos
con la rentabilidad y que ven esta última como un medio para atender un fin que
es la atención de personas con algún tipo de trastorno en salud.
Por todo lo anteriormente citado pregunto: ¿Qué tan
diferente sería el mundo y la sociedad en general si al crear negocio se
pensara primero en atender un problema social? en cómo resolverlo o al menos
atenderlo, pensando en su rentabilidad como un medio para su mantenimiento y
eventualmente su crecimiento.
Es un hecho, como se señaló en un principio, que la
mentalidad egoísta es la que ha imperado, y que al encontrarse con ejemplos
como el mencionado sean vistos como raros, no solamente por ser poco comunes,
sino por tener una perspectiva de negocio muy diferente a la gran mayoría.
Creo que de eso se trata la Responsabilidad Social, de
ayudarnos y apoyarnos como sociedad, utilizando todos los recursos inclusive
los económicos para mejorar el bienestar de todos los seres humanos.
Seguiremos platicando ….
13 de agosto de 2015
Buscando que el Desarrollo Sostenible sea sustentable
Pues no hay fecha que no se llegue ni plazo que no se
cumple. Y en este aspecto el mundo se encuentra a prácticamente a un mes de la
llamada Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible. Y dejo en mayúsculas las
dos últimas palabras, para realzar el significado que implican ambas para el
futuro de la humanidad.
Esta cumbre viene a ser una segunda parte de lo que se
conoce como los Objetivos del Milenio que se establecieron al inicio del presente
milenio. Buscando ampliarlos y profundizarlos en aras de mejorar la vida de
toda la humanidad, y buscar la reconciliación con los ecosistemas que dan y
prolongan todos los modelos de vida que coexisten en este pedazo de piedra que
llamamos planeta tierra.
Si bien las metas que se fijaron hace 15 años no se han
cumplido en su totalidad, quiero ver el “vaso medio lleno” y reconocer que se
han logrado algunos avances significativos.
En términos numéricos y de acuerdo a información de la
Naciones Unidas, el primer objetivo, por ejemplo, fue erradicar la pobreza
extrema, la cual se ha reducido de un 47 al 14% en los pasados tres lustros. Y
si bien es cierto que ese 14% son personas y todavía son muchas, es innegable
que algo se ha logrado.
Pero más que las cifras duras, es importante considerar que
un avance significativo es la toma de conciencia en todos los aspectos de los
multimencionados Objetivos del Milenio. De alguna manera ha venido permeando en
la sociedad mundial la conciencia de terminar con esta situación.
En otras palabras se ha venido despertando la
responsabilidad social en un aspecto básico; tomar en cuenta la existencia del
“otro”. Aspectos que muchas veces se devalúa por quienes piensan solamente en
el presente, sin tomar en cuenta que este tipo de aspectos no se encontraban
presentes en las agendas de las Naciones Unidas hace más de 20 años.
Igualmente sucede con los otros objetivos como la educación
primaria para todos los niños, el empoderamiento de la mujer o terminar con el
sida.
En esta misma línea vienen los 17 Objetivos de Desarrollo
Sostenible propuestos, que se presentarán en el ya próximo mes de septiembre.
Los cuales además de profundizar en los objetivos anteriores y añadir lo
relacionado a los ecosistemas. Considero que lo más importante es precisamente
la “Sostenibilidad” en todos los temas que abarca.
En una palabra, toda la humanidad requiere considerar la
Sostenibilidad como elemento básico en todas sus actividades; ya sea en los
negocios, en los aspectos productivos, en el bienestar humano en su situación
socieconómica y obviamente en el cuidado del planeta, tomando en cuenta que es
el único que tenemos.
Ojalá los medios de comunicación le dieran la difusión y
resonancia que ameritan este tipo de eventos por su trascendencia mundial, de
la misma manera que atienden los escándalos políticos o los eventos deportivos
como el futbol. Aunque aquellos no son rentables económicamente, si lo son en
términos de nuestro permanencia y bienestar como humanidad.
Esperemos también que todos los convocantes a la cumbre, no
se dejen llevar por intereses particulares, y apliquen en forma plena su
responsabilidad social como individuos y como representantes de la humanidad.
Seguiremos platicando …
Los 17 Objetivos de
Desarrollo Sostenible propuestos
1. Erradicar la pobreza en todas sus formas en todo el
mundo
2. Poner fin al hambre, seguridad alimentaria y una mejor
nutrición, y promover la agricultura sostenible
3. Garantizar una vida saludable y promover el bienestar
para todos para todas las edades
4. Garantizar una educación de calidad inclusiva y
equitativa, y promover las oportunidades de aprendizaje permanente para todos
5. Alcanzar la igualdad entre los géneros y empoderar a
todas las mujeres y niñas
6. Garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible
del agua y el saneamiento para todos
7. Asegurar el acceso a energías asequibles, fiables,
sostenibles y modernas para todos
8. Fomentar el crecimiento económico sostenido, inclusivo
y sostenible, el empleo pleno y productivo, y el trabajo decente para todos
9. Desarrollar infraestructuras resilientes, promover la
industrialización inclusiva y sostenible, y fomentar la innovación
10. Reducir las desigualdades entre países y dentro de
ellos
11. Conseguir que las ciudades y los asentamientos humanos
sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles
12. Garantizar las pautas de consumo y de producción
sostenibles
13. Tomar medidas urgentes para combatir el cambio
climático y sus efectos
14. Conservar y utilizar de forma sostenible los océanos,
mares y recursos marinos para lograr el desarrollo sostenible
15. Proteger, restaurar y promover la utilización
sostenible de los ecosistemas terrestres
16. Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el
desarrollo sostenible
17. Fortalecer los medios de ejecución y reavivar la
alianza mundial para el desarrollo sostenible
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28 de julio de 2015
Una sociedad más participativa
Aunque parezca un contrasentido, es necesario contar con una
sociedad más participativa para tener más y mejores empresas socialmente
responsables.
Hasta ahora, por lo que me ha tocado ver, gran parte de la
literatura dedicada a la Responsabilidad Social, esta principalmente dedicada a
la empresa, lo que puede o debe hacer para poder ser calificada dentro de esta
categoría.
Sin embargo, en esa literatura se menciona poco a la
sociedad, y cuando se habla de ella, parece que sea un ente pasivo y más aún, aislado
y sujeto a lo que haga o deje de hacer la empresa. En suma dos entidades
diferentes, distanciadas y con pocos aspectos que las unan, a lo sumo el
mercado, una es el cliente y el otro el proveedor.
Y bajo esta óptica se le recarga todo el peso de la
responsabilidad social a la empresa, la cual debe hacer por sí sola todo lo
necesario. Pero si bien es cierto que la empresa tiene que hacer lo conducente
para adquirir el calificativo de responsable, también la sociedad en este
aspecto tiene mucho que hacer.
En otras palabras se requiere que esta sociedad tenga un
papel más activo para que la empresa se conduzca en la forma deseada, tomando
en cuenta inicialmente que la empresa surge de la sociedad, vive y crece por
ella; y lo más importante adquiere todos los recursos que requiere, el
personal, materia prima y dinero de esa misma sociedad.
Y por esos recursos mencionado, la empresa es responsable
del uso positivo y productivo de todos ellos, por la sencilla razón que no son
de ella; es cierto que por decirlo de alguna manera los compra y los transforma
en bienes y servicios, lo que significa que su valor agregado es precisamente
esa transformación, pero de alguna manera siguen siendo de la sociedad.
Y desde esa perspectiva es precisamente que se requiere una
sociedad más activa que haga sentir su presencia en la empresa, y no dejar a
esta última que actúe de manera aislada y de acuerdo a sus propios intereses.
De alguna manera la sociedad misma ha permitido el
desarrollo de empresas egocéntricas y autistas que funcionen y operen sin tomar
en cuenta a la sociedad. Ahora se le reclama a la empresa el por qué no ha sido
responsable, cuando es la misma sociedad que ha permitido y dejado el que la
empresa se mueva y crezca como ella quiera.
En otras palabras se crean y desarrollan empresas legales
desde el punto de vista legal, pero qué tan legítimas son, tomando en cuenta
que dicha legitimidad es otorgada por la sociedad.
Muchas veces se le concede al gobierno el poder para conceder
esta legitimidad, cuando es precisamente una facultad de la sociedad el
otorgarla.
Hay que recordar el hecho de que aun siendo legal la
empresa, esta depende de la sociedad o del mercado por decirlo en términos
económicos, y es este (mercado o sociedad), el que finalmente decide si la
empresa triunfa o fracasa. Y es en base a este poder al menos, por el que se
ejerce la autoridad sobre la empresa.
Reitero, es aquí donde se requiere una sociedad más activa
que reclame la responsabilidad social a la empresa, la cual en términos
prácticos implica desde ofrecer productos con calidad, precios accesibles, del
trato justo y adecuado de su personal y ser consciente de su acción ecológica.
No solamente cumpliendo lo que la legislación señala, ya que esta señala lo
mínimo a realizar, sino ir más allá pensando en el beneficio de la sociedad por
ser de ella de quien recibe todos los recursos para su existencia.
Seguiremos platicando …
14 de julio de 2015
La enseñanza de la Responsabilidad Social
Si bien algunos como el que escribe conocimos la
Responsabilidad Social como un modelo de gestión de las empresas, con el tiempo
he ido adquiriendo la convicción que es algo que va más allá del concepto de
negocios.
No es algo que implique solamente el aplicar un modelo como
se hace con la contabilidad o el utilizar cierto sistema para el proceso
productivo. La Responsabilidad Social es algo que va directamente a la persona
en su forma de pensar y de relacionarse con sus semejantes.
Lo dicho hasta ahora surgió debido a lo que me ha tocado ver
en algunas universidades, en donde se imparten clases de este tema, pero como
una técnica, algo impersonal en donde se habla de la empresa como punto de
referencia para desarrollarla pero no del factor o elemento humano que es el
que la ejecuta o pone en marcha.
A manera de metáfora, se me figura como si pusiera como
director de orquesta a alguien que conoce y sabe leer el pentagrama pero no es
músico y por lo tanto no siente la melodía que pretende dirigir. ¿Los miembros
de la orquesta podrían realizar una buena ejecución? Tal vez toquen bien la melodía
porque son profesionales pero: ¿será una buena interpretación?
Creo que lo mismo sucede con la enseñanza de la
Responsabilidad Social como una materia más en la currícula de la profesión que
se estudia en cualquier profesión.
Algo similar sucede con el civismo que se enseñó para
algunos desde la primaria. ¿Vivimos el civismo en nuestro quehacer diario y en
nuestra convivencia con el resto de los ciudadanos?
En este sentido haciendo la misma pregunta sería: ¿Vivimos y
practicamos la Responsabilidad Social? ¿Sentimos esta responsabilidad?
Y si bien considero que se pueden enseñar prácticas y
modelos para ponerla en práctica y aplicarla, es importante previamente que el
alumno perciba, sienta y tome conciencia de dicha responsabilidad y después
aprenda el cómo puede ponerla en práctica tanto en su vida personal y
profesional.
Algo similar creo que sucede con la música, primero tiene
que ser alguien que le guste y después aprender la técnica para aprender a
tocar algún instrumento. Pero antes, insisto, tiene que sentirla, disfrutarla,
de lo contrario poco o nada servirá la técnica de aprendizaje que utilice.
Igual sucede con la Responsabilidad Social, el alumno tiene
que sentir primero que esa responsabilidad permea en la escuela como un modelo
de vida de la institución, que dicho alumno es considerado como persona y que
la escuela tiene el compromiso y la responsabilidad de prepararlo de manera
adecuada en la profesión que está estudiando.
Y como contrapartida que el alumno es responsable de su
papel como estudiante y que está también comprometido con la propia
institución.
En cualquier caso estamos hablando de valores en la
convivencia entre personas, las que manejan la escuela, los maestros y por
consiguiente del estudiante. Que cada quien cumpla el papel que tiene: de
profesor y de estudiante.
En suma la Responsabilidad Social hay que vivirla tomando en
cuenta sus bondades y las repercusiones positivas que tiene, tanto en la vida
personal como la sociedad en general.
Seguiremos platicando ….
Blog: http://atamayon.blogspot.com
11 de junio de 2015
La Responsabilidad Social y la Competitividad
Si bien es cierto que la empresa tiene la finalidad de
generar un rendimiento económico para sus inversionistas, su responsabilidad va
más allá de buscar meramente objetivos financieros para un grupo determinado, y
evolucionar para convertirse en una organización rentable desde el punto de
vista económico para toda la sociedad.
Esto significa que la empresa tiene la responsabilidad
social de ser competitiva, puesto que además de ser una entidad de la misma
sociedad, obtiene de ella los insumos y recursos para generar su riqueza, y por
lo tanto implica el que haga buen uso de dichos recursos al menor costo
posible.
En otras palabras, la Competitividad Responsable significa
integrar metas y resultados sociales y ambientales en el corazón mismo de la
competitividad. Se trata de un enfoque diferente a la práctica que predomina
actualmente, en la que se busca un ‘equilibrio’ entre las necesidades de la competitividad
y otros intereses societarios, como si fueran metas distintas, que requieren
distintos instrumentos.
Por el contrario, una estrategia de Competitividad
Responsable apunta a mejorar la productividad, a través de la reformulación de
estrategias y prácticas de negocios, y del contexto en el que operan las
empresas, para tener en cuenta en forma explícita, sus impactos sociales,
económicos y ambientales.
La Competitividad Responsable implica entonces, que los
mercados recompensen de manera sistemática e integral, a las empresas que
desarrollan prácticas más responsables y penalicen a aquéllas que hagan lo
contrario.
Deepak Sood de la Confederación de Industria India sostiene
que: “El desarrollo de la responsabilidad empresarial sirve para que las
empresas aumenten su participación de mercado, controlen riesgos, atraigan
personal, estimulen la innovación, obtengan acceso a recursos financieros,
reduzcan costos y mejoren su competitividad. Una mayor responsabilidad
empresarial puede desempeñar un papel importante en la formación de los
mercados globales del futuro”.
Mientras que la responsabilidad empresarial continúe siendo
una actividad paralela para la misma comunidad empresarial, no generará
ventajas competitivas sostenibles a nivel de empresas, y mucho menos a nivel de
sectores o países. Por lo que es conveniente que los intereses comerciales de
largo plazo, se puedan alinear con ciertas prácticas responsables a través de
la integración operativa, y mediante iniciativas de colaboración con organismos
públicos, y con organizaciones de la sociedad civil.
Los enfoques de colaboración constituyen un ingrediente
esencial de la Competitividad Responsable, y pueden ser mediante estrategias
sectoriales, o bien nacionales y regionales, aprovechando las sinergias
multisectoriales para el logro de la Competitividad Responsable.
En suma, Competencia y Responsabilidad Social son los
factores clave en el actual siglo XXI, siendo plenamente compatibles en el
mundo de los negocios.
Seguiremos platicando …
27 de mayo de 2015
Bienestar laboral
A juzgar por las apariencias, la responsabilidad social es
manejada y vista como una acción al exterior de la empresa, pero poco a su
interior.
Como una apreciación personal y sin el rigor de un estudio
académico o algo similar, en los diversos medios que hablan sobre este tema, la
gran mayoría de las organizaciones que ahí aparecen es con información sobre sus
actividades que realizan al exterior, que si bien es algo positivo, también
desafortunadamente en algunos casos es solo mercadotecnia con el propósito de
crear o aumentar su buena imagen.
Y por el contrario, poco se habla o menciona sobre como
gestionan la responsabilidad social dentro de la empresa, primordialmente con
los denominados grupos de interés internos los cuales vienen a ser sus
empleados.
Siendo más específicos, el cómo se manejan y desarrollan las
relaciones laborales que impactan finalmente en el bienestar laboral.
Es lamentable que todavía existan empresas con el modelo
Tayloriano, en donde además el dinero es el medio que se maneja como el único o
el más importante incentivo para la administración del personal. Se rigen con
el paradigma que el único interés del empleado es la retribución y el monto de
la misma, considerando todo el aspecto social como algo de menor importancia.
Todo lo anterior lo replanteo en forma de pregunta: ¿Qué
importancia se le otorga al bienestar laboral? O más aún: ¿Es el bienestar
parte de la responsabilidad social?
Sobre la respuesta a la primera pregunta hay que considerar
la cantidad de horas que se está físicamente en el centro de trabajo, las
presiones que existen para la realización del trabajo, los logros alcanzados y
las frustraciones por algo que no se pudo realizar, el reconocimiento por esos
logros, el ánimo para acudir diario, el ambiente que se gesta con los
compañeros y el jefe. ¿Qué tanta atención ponen los directivos y jefes de
cualquier organización a los aspectos antes mencionados?
Por lo antes señalado, considero en respuesta a la segunda
pregunta que el bienestar laboral es un aspecto medular de la responsabilidad
social, precisamente porque se refiere a la parte social aunque suene
tautológico. La empresa está integrada por seres humanos, es un lugar de
convivencia social, en donde el dinero debe ser un medio para el logro de
objetivos, y no un fin en sí mismo.
El bienestar laboral que comúnmente es medido mediante el
clima laboral es lo que de alguna manera le da sentido a la empresa como
organización humana, algo que frecuentemente es olvidado por considerar el
aspecto pecuniario como la principal unidad de medida para las relaciones
humanas, incluyendo en ellas las relaciones laborales.
Y si bien es cierto que cualquier empresa tiene diversos
grupos de interés, el primordial es seguramente su personal, ya que las
acciones u omisiones que realice esté último, tendrán repercusiones en todos
los grupos externos a la empresa.
Por todo lo antes señalado, la responsabilidad social es
necesario que empiece dentro de la empresa, y la forma como se gestione y
aplique seguramente repercutirá en el exterior, tanto en el aspecto social como
ecológico, lo que finalmente la llevará a la sustentabilidad.
Seguiremos platicando …
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7 de mayo de 2015
El valor del ser humano en la empresa
El valor del trabajo humano se busca generalmente pagarlo en
términos económicos, sin embargo, cualquier persona busca otras formas de
retribución además del dinero.
Sin pretender necesariamente ser una segunda parte del texto
publicado previamente (¿Es medida de manera adecuada la productividad?), este
va por el mismo camino en cuanto a la revaloración de la persona dentro de las
organizaciones.
En términos prácticos, generalmente al entrar a trabajar en
una empresa se firma un contrato en donde se establecen las reglas de la
relación laboral, siendo todas ellas establecidas en términos monetarios: el
valor de la jornada laboral, vacaciones, incapacidades, bono de productividad
por mencionar algunos, y en caso de contratos colectivos se incluye el pago de horas
extras cuando las hubiere.
Normas o estándares que están establecidos en su forma pecuniaria
desde por lo menos el siglo XIX. Ajustando todo lo anterior en términos de
mercado, es decir, todo visto desde la perspectiva oferta y demanda. Paradigma
que establece que las mencionadas relaciones laborales se pueden o más aún,
deben ser establecidas bajo estos conceptos.
Y si bien es cierto que todos necesitamos el dinero para al
menos sobrevivir, también es cierto que se requieren considerar factores que
vayan dirigidos a la persona, que aunque suene tautológico espera recibir
aunque sea de forma tácita reconocimientos que vayan dirigidos a la persona
como ser humano que es.
Posiblemente muchos hemos tenido la oportunidad de ver en
algunas empresas el lema que dice: “eres más que un número en la nómina”, y sea
que lo practiquen o no, todos requerimos ser valorados y tratados como persona
y no como un elemento más de los factores de producción.
Seguramente uno de los esos elementos más importantes para ser
considerado como persona es la confianza. Que los jefes y directivos en general
tengan y digan de manera explícita que se le tiene esa confianza a su personal
y no dejarlo como algo obvio y de manera tácita.
Se requiere de la “palmadita en la espalda” pero no
solamente desde el punto de vista sicológico, sino el considerar a la persona
como tal, decírselo y generar algún tipo de reconocimiento que haga evidente
esa confianza.
Éticamente hablando, la empresa no es la reunión de algunos
factores de producción, es un conjunto de seres humanos que se reúnen para
generar algún bien o servicio, y se convive en ella de manera diaria al menos
ocho horas y por muchos años.
En otras palabras, somos seres humanos conviviendo con seres
humanos y todos buscamos ser tratados como tales. Y si bien el dinero puede ser
un mecanismo para reconocer el trabajo realizado, no es este únicamente lo que
se busca.
En este sentido, la responsabilidad social empresarial es
por donde debe iniciar, manejarse con valores éticos con su personal y no
solamente considerando a sus stakeholders externos.
En resumen, se ha dejado a la economía y por ende al mercado
el evaluar al ser humano constriñéndolo a los valores económicos, cuando en
realidad sus valores son éticos y que son básicos en cualquier convivencia.
Seguiremos platicando ….
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23 de abril de 2015
¿Es medida de manera adecuada la productividad?
A mi entender, la Responsabilidad Social ha servido para
poner en el centro al ser humano, considerándolo como un todo y para quien debe
servir la economía y no al revés como ha sido hasta ahora.
El comentario anterior surge de una inquietud que me ha seguido
por mucho tiempo y que ahora la expongo a la luz pública, a riesgo de cometer
un “sacrilegio” o en el menor de los casos un desatino de “un sueño de verano”.
El caso en concreto es que hasta ahora el monto del salario es
fijado en términos generales por la productividad obtenida del trabajo
realizado, regla o sentencia establecida prácticamente desde el siglo XIX y que
se ha convertido en el paradigma para fijar los salarios en prácticamente
cualquier organización.
Sin embargo, si nos situamos en aquellos años, la máquina de
vapor que vino a sustituir el trabajo humano, su labor era y sigue siendo
medida en función de la productividad obtenida por su trabajo. De esta manera y
desde entonces la regla para fijar el salario del trabajo humano se equipara
también a la productividad obtenida, similar a como se mide el rendimiento de
una máquina.
Recordemos también en ese contexto de hace dos siglos que no
existía un departamento dedicado al personal, lo más que hubo fue una sección
de nóminas a fines de dicha centuria. Cronológicamente después llegó el célebre
modelo de “tiempos y movimientos”, que también toma como referencia a la
máquina para medir la cantidad de trabajo realizado por el ser humano, siendo
este concepto el que se consideró a principios del siglo XX.
Más adelante vino lo conocido como el departamento de
recursos humanos, que si bien ya habla del ser humano como tal, lo sigue considerando
como un recurso más para la producción. Este concepto sigue perdurando como tal
aunque ya se maneja también el término de “Capital Humano”, que toma a la
persona como un activo de la empresa.
Este último término implica ya un gran avance al hablar ya
del ser humano y que representa un valor monetario; es decir, es un activo y no
un pasivo.
Pero todos estos calificativos tienen su origen en la
contabilidad y en la economía, pero como lo menciono a un inicio, el ser humano
no es un elemento que deba constreñirse dentro de esta nomenclatura.
Este multimencionado ser humano no se deprecia ni se debe
medir su rendimiento en términos similares a un artefacto mecánico. Es aunque
suene obvio eso: “un ser humano”.
Ahora el cómo medir su rendimiento es la gran pregunta, pero
seguramente hay que tomar en cuenta inicialmente que es un ser humano y que
necesita unos ingresos mínimos para vivir no solamente sobrevivir, que tiene
sentimientos, ideas, días buenos y malos y el trabajo se convierte en una forma
de vida. También pueden ser necesarios evaluar aspectos como por ejemplo el ambiente
laboral, expectativas de desarrollo personal y profesional, factores que están
en función de la misma empresa y que son parte de la Responsabilidad Social de
la organización.
En otras palabras y con esto termino: ¿El hombre está al
servicio de la empresa o la empresa al servicio del hombre?
Seguiremos platicando …
6 de abril de 2015
Civismo Empresarial
Hasta ahora, la idea mayoritaria sobre lo que significa la
Responsabilidad Social Empresarial, consiste básicamente en atender los
impactos que tiene la empresa en sus llamados grupos de interés. Sin embargo existe
un concepto que busca ir más allá de dicha idea mencionada.
Y ese concepto es el llamado “civismo empresarial”, el cual,
palabras más palabras menos, es cuando la empresa se ocupa de atender a la
sociedad ante la falta de un gobierno eficaz y eficiente. Al margen de
cuestiones políticas sobre cuándo un gobierno cumple con tales calificativos,
lo que pretendo resaltar es precisamente el papel que cumple la empresa en la
sociedad con este calificativo.
Desde el siglo XIX cuando se implantó el precepto totalmente
egoísta y autista de lo que es una empresa, basada en una idea deformada de
Adam Smith y que fue ratificada en la segunda mitad del siglo XX por Milton
Friedman. Se estableció como paradigma el que la empresa se dedicara única y
exclusivamente en satisfacer sus intereses económicos sin tomar en cuenta sus
impactos sociales, ecológicos ni económicos.
Con la Responsabilidad Social lo antes mencionado ha sido
plenamente rebasado, pero ahora con el civismo empresarial la empresa como
organización socioeconómica toma un papel tal vez nunca considerado como una
posibilidad real, y si bien alguien lo llegó a pensar en el pasado, tal vez fue
considerado como el “sueño de una noche de verano”, algo que ahora ya suena
factible.
Considerar el que una empresa aprovechando su capacidad
económica, sus nexos comerciales y posiblemente sus relaciones con el gobierno,
se preocupe y ocupe en tener en cuenta las necesidades sociales que el gobierno
no puede o no tiene las capacidades para atender.
No se trata de una posición del “Buen Samaritano” ni en el
otro extremo el pensar que lo hace solamente por hacer negocio y ganar dinero y
puede que en cierta medida tengan razón. Sin embargo el hacer negocio no está
reñido con la Responsabilidad Social. Lo que lo hace diferente creo, es que a
través del negocio está satisfaciendo una necesidad que no es exclusivamente con
sus grupos de interés.
Esta posición elimina la actitud autista y egoísta antes
mencionada, ubicando a la empresa en función de su giro y especialidad como un
instrumento para atender las carencias que pueda tener la sociedad donde se
encuentra.
De hecho algunas empresas ya están actuando de alguna manera
bajo este concepto aunque no lo mencionan de manera explícita.
El civismo no se refiere únicamente a la convivencia social
ni a los aspectos de índole política en el más amplio de sus sentidos, es algo
que puede aplicarse a las relaciones comerciales y de negocios y el ejemplo de
estas empresas es una muestra clara de ello.
Ante la evidencia de estas empresas con esta actitud cívica,
tal vez estemos en el umbral de una nueva era donde la Responsabilidad Social
entra al mundo de los negocios de una manera diferente, donde la economía
cumpla un papel social, papel en el que la situó Adam Smith y del cual nunca
debió haber salido.
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18 de marzo de 2015
Día mundial del Agua
El 20 de marzo es el día designado como el “Día Mundial del
Agua”, el cual fue establecido por las Naciones Unidas desde 1993, fecha que
sirve tanto para celebrar su existencia, como para tener en cuenta los retos
que implica el estar mejor preparados para su cuidado en el presente y en el
futuro.
Este año, el tema de manera específica es el “Desarrollo
Sustentable del Agua”, el cual busca el recordarnos la necesidad de administrar
de la mejor forma posible y de manera responsable este vital líquido para la
vida, para los ecosistemas y para el crecimiento económico; y si es abundante
por cubrir el 70 por ciento de la superficie del planeta, solo una cantidad
pequeña es la que existe para el consumo humano.
En términos numéricos, se estimado que existen alrededor de
mil 400 millones de kilómetros cúbicos de agua en el planeta, de los cuales
sólo 2.5% corresponden a agua dulce. Este pequeño porcentaje se localiza
principalmente en los ríos, lagos, glaciares, mantos de hielo y acuíferos del
mundo. Y casi tres cuartas partes del agua dulce están contenidas en los
glaciares y mantos de hielo, de los cuales alrededor de 97% son prácticamente
inaccesibles para su uso.
En principio la mayoría de los países tienen el agua
suficiente para su crecimiento, sin embargo no la están administrando
apropiadamente, lo que implica importantes costos por un lado, y por otro no
procurar los beneficios adecuados donde se localizan los mantos acuíferos,
resultando por ello lo que se denominada situaciones de “estrés” de agua.
Por lo anterior, el Foro Económico Mundial en el 2014,
señaló la “crisis del agua”, como una de las diez más importantes
preocupaciones para la economía global.
Por otro lado, de acuerdo al estudio a escala mundial realizado
por la Consultora SustainAbility, menciona que la mayor demanda de agua
proviene de la agricultura la cual requiere del 70% del recurso, y se espera
que para el 2030 la demanda se incremente de manera significativa para cubrir
las necesidades por el crecimiento de la población. Al mismo tiempo el sector
industrial muestre un incremento significativo, siendo aún más en los países en
desarrollo.
Para algunos especialistas, el
problema real no es la falta de agua, sino de cómo se utiliza, generando así su
escasez, y estos se debe a que la mayor parte de la población está ubicada en
áreas donde quizás están exterminando el recurso y no hay mucho ya por
aprovechar.
Por todo lo antes citado, es importante que la sociedad en
una actitud responsable y sustentable recuerde que tenemos un solo planeta y
una cantidad fija de agua que si bien es mucha, se requiere cuidarla y
aprovecharla de la mejor forma posible para la sobrevivencia de todas las
especies vivas incluyendo al ser humano.
En suma, terminar con esa “cultura de desperdicio” que heredamos
y que hemos seguido manteniendo, por la simple razón que está en juego nuestra
sobrevivencia y que como seres con conciencia somos responsables de los
recursos de la naturaleza.
Seguiremos platicando …
4 de marzo de 2015
¿Cuándo la Responsabilidad Social dejará de ser noticia?
Es necesario generar una conciencia social y responsable en
las generaciones de niños y jóvenes, para que esta sirva de vehículo para
desarrollar la Responsabilidad Social Empresarial de manera plena en las
organizaciones y en el ámbito de los negocios.
Si bien es muy válido y loable lo que ya muchas empresas
están haciendo en este aspecto en su ámbito local, nacional e internacional
inclusive, todavía desafortunadamente son pocas en relación al universo total,
teniendo que actuar como especímenes raros por estar inmersas en un ambiente
que todavía no le interesa tener una actuación socialmente responsable.
En perspectiva es impresionante el observar que el modelo
mercantilista e individualista que se gestó hace aproximadamente 150 años,
todavía sigue en plena vigencia; si bien esto se da en diversas modalidades se
sigue considerando como el modelo paradigmático tanto en el aspecto social como
comercial.
Tecnológicamente es evidente que el mundo ha cambiado
radicalmente en el siglo y medio antes señalado, algo que a todas luces es
positivo, sin embargo en el plano social los señalamientos morales y sociales
de Adam Smith y Carlos Marx siguen plenamente vigentes
En lo que va de este siglo XXI, la Responsabilidad Social se
sigue viendo como una novedad y buscando abrirse paso de manera forzada en un
ambiente que le es hostil que en el mejor de los casos es vista como una
quimera, un “lindo sueño” que como tal es irrealizable
Modelos de negocios como el de Yunus por ejemplo son
desafortunadamente vistos como casos aislados y por lo tanto difíciles de
replicar. Igual sucede con los distintos pronunciamientos de Amartya Sen, que
busca el utilizar la economía como un medio para mejorar el nivel de vida de la
población, y no como un fin para el enriquecimiento de unos cuantos.
Es por estas razones que señalo lo mencionado en el inicio,
el empezar a educar a los niños y jóvenes en la Responsabilidad Social, el
inculcarles que viven en sociedad y que son ya responsables desde su temprana
edad de la sociedad en general en la que viven. Pero no ver dicha
responsabilidad como una penalidad, condena o un “pecado original”, sino como
una oportunidad de lograr una convivencia sana con el resto de las personas.
En la medida que vaya permeando en las generaciones de
jóvenes esta mentalidad responsable, se empezará a ver como algo normal,
llegando así al mundo de las empresas y los negocios.
Lo anterior es plenamente posible. Cualquier conocedor de la
historia sabe que en la llamada “edad media” las poblaciones vivían en
comunidades teniendo lo que ahora se llama una conciencia social, pero el
cambio de mentalidad se dio plenamente hace 200 años, por ello surgieron
personajes como el antes citado Adam Smith, que como profesor de ética que era,
se percató del surgimiento de un individualismo que ha imperado de manera
contundente hasta ahora.
Con una educación socialmente responsable y con el arribo
desde hace unos pocos años de las llamadas redes sociales gracias a los avances
tecnológicos, es posible ser algo optimistas. Generar a manera de virus en
dichas redes, una epidemia de la importancia de ser conscientes de la
responsabilidad social, la cual existe sencillamente porque se vive en sociedad,
algo de lo que nadie puede sustraerse, y que es benéfico y positivo para todos.
De no lograrse un cambio de paradigma, la Responsabilidad
Social Empresarial todavía tiene un largo camino por recorrer para poder
convertirse en un modelo gestión común y no por excepción como sigue siendo
hasta ahora.
Seguiremos platicando …
12 de febrero de 2015
¿Hacer negocios puede significar ser solidario?
Aunque pueda sonar raro, creo que la solidaridad puede
generarse al hacerse negocios, conceptos que no necesariamente deben estar
reñidos o ser antagónicos.
Creo que existe en el ambiente empresarial, al menos en mi
país, la idea de que hacer negocios significa de alguna forma el jugar el
llamado “juego suma-cero”, es decir, gano o pierdo todo. Y por lo tanto los
participantes en cualquier negociación siempre buscan la manera de cuidarse del
otro y al mismo tiempo tratar de llevarse todo a su favor.
Ambas partes no alcanzan a comprender plenamente que en una
relación comercial que afín de cuentas es una relación social, se trata de que
ambas partes ganen en la transacción, generando con ello una solidaridad que se
puede convertir en una sociedad, que implica una solidaridad en la que juntos
ambas partes obtienen una ganancia.
Lo anterior lo comento por un suceso que me tocó presenciar
hace poco, y creo que es muy común desafortunadamente. El caso es que una
persona renta un local comercial a un precio determinado, en una edificación en
la que los locales estaban desocupados por más de seis meses.
Al poco tiempo de haber empezado el alquiler, el negocio
instalado empieza con éxito, por lo cual el inquilino renta un local contiguo
para ampliarlo. A los seis meses de dicha ampliación y el negocio avanzando
prósperamente, el dueño de los locales pretende aumentar un 60% el valor de la
renta por ambos locales.
Ante esta actitud, el inquilino se ve impedido de poder aceptar
el incremento planteado, por lo que se ve en la necesidad de desocupar ambos
locales. Por lo que la edificación vuelve ahora a encontrarse vacía.
Reconozco que no conozco al dueño de dicha edificación, pero
por los comentarios del ahora ex-inquilino, parece que el propietario quería
también participar de la prosperidad del negocio instalado y por ello cobrar
una mayor renta. Y es en este aspecto cuando hago mención de la solidaridad y del
verdadero valor de hacer negocio.
¿Qué ha sucedido? Unos locales que estuvieron desocupados
mucho tiempo logran alquilarse dos ellos en un lapso corto y con estabilidad,
pero con el pretendido aumento ahora están nuevamente desocupados.
Ahí pudo haberse realizado un buen negocio generando una
relación ganar-ganar, pero se buscó un juego suma-cero y finalmente ambas partes
perdieron.
¿Por qué el dueño de los locales no se percató que si el
negocio alquilado estaba funcionando tenía una renta segura y que probablemente
esto ayudaría a que sus otros locales también se rentarán? ¿Es un exceso de
ambición y no querer compartir ganancias?
Uno tiene el local, el otro tiene un giro comercial que
aprovecha el local. ¿Por qué no trabajar juntos y beneficiarse, trabajar como
socios en forma solidaria.
Reconozco que no tengo respuestas, pero si planteo la
situación en la que percibo un fuerte egoísmo en donde no se busca una relación
socio-comercial positiva y pareja, sino de preponderancia de uno sobre otro.
Seguiremos platicando …
29 de enero de 2015
¿Algún día terminará la corrupción?
Uno de los métodos muy extendidos para luchar contra la
corrupción son los llamados códigos de ética en todas sus modalidades. Y si
bien su intención a todas luces es positiva, pregunto: ¿Estos es suficiente
para terminar con este problema?
Sin querer ser pesimista creo que la respuesta es negativa.
Sin embargo creo que es un buen principio para que las empresas e instituciones
en general, tengan un documento que en forma explícita rechacen este tipo de
comportamiento entre sus miembros.
Y creo que la respuesta es negativa, ya que la corrupción no
se podrá detener con un escrito. Dicen por ahí que el “camino al infierno está
lleno de buenas intenciones”. La corrupción nos remite a los valores y la
cultura en general.
Tanto en México como en muchos otros países, este modelo de
comportamiento se ha vuelto por así decirlo en algo natural; es decir, todos de
alguna manera y en algún momento hemos realizado un acto corrupto; y si bien
sabemos que no es lo correcto, lo pasamos por alto justificándolo por el
objetivo que se busca. En otras palabras: “el fin justifica los medios”.
Y si bien son “actos pequeños” (quién sabe qué sea eso), si
sumamos los de todos entonces nos encontramos en una sociedad corrupta.
Y si esto es un problema, creo que hay uno mayor cuando la
corrupción se convierte en un modo de vida para una persona o una organización,
definiendo a esa persona, organización o sector social corrupta por
antonomasia, tal es el caso de los políticos que de entrada son etiquetados con
dicho calificativo.
Y si esto es el caso: ¿Será un código de ética suficiente
para que un político no sea corrupto, corruptible y corruptor? De no nuevo
insisto, no creo que esto sea suficiente.
Si este es el caso. ¿Qué se requiere hacer para evitar que
surja la corrupción antes de que nazca? Se dice que los países nórdicos son
poco corruptos o corruptibles, por lo tanto: ¿Qué han hecho en esos países para
que la población se comporte de acuerdo a las reglas establecidas sin tener a
un policía a un lado
Hablando como cualquier ciudadano sin ser experto en la
materia, creo que la respuesta a la última pregunta es a través de inculcar
valores con el ejemplo; si los padres de familia, los maestros y las figuras
públicas ya sean músicos, actores, actrices y políticos tienen un
comportamiento ético, esto será aprendido por las nuevas generaciones. Esto no
es fácil ni rápido, pero es necesario generar un ambiente social en donde la
corrupción sea vista como algo raro, poco común y que no sea considerada como
algo normal, tal como actualmente sucede.
Hay que llegar al momento en que cualquier relación
comercial o de negocios, los involucrados no desconfíen desde el inicio de su
relación de su contraparte, o bien, el sentirse engañados simplemente por
alguien que proviene de un sector ya etiquetado de corrupto.
Tal vez lo mencionado en los dos últimos párrafos suene a
utopía y lo reconozco, pero en cualquier caso hay que hacer algo para reducir a
su mínima expresión este problema que tiene enferma a toda la sociedad, que de
continuar creciendo, terminará con nuestra vida social en todos los órdenes. O
en otras palabras, terminará con lo sociedad en el más amplio de sus sentidos.
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16 de enero de 2015
La falta de Responsabilidad Social provocó los sucesos de Francia
Es común considerar la Responsabilidad Social como algo
exclusivo a las empresas, sin embargo, es algo que abarca a toda persona por su
condición de ser humano y por consiguiente a la sociedad en general.
Lo anterior lo señalo por los desafortunados hechos que se
vivieron en Francia en días pasados, con el atentado a los periodistas de una
publicación, la cual se distingue por su estilo sarcástico de manejar ciertas
informaciones, y en especial a su manera de tratar al Islam y en especial al profeta
Mahoma.
Si bien a todas sus luces es condenable el atentado, es
válido también considerar cuáles fueron las causas que los motivaron, sin que
ello justifique dicho atentado.
Un primer aspecto, considerando la responsabilidad social en
el sentido más amplio del término, es el respeto a los demás en general y en
específico sus creencias. En otras palabras nadie tiene derecho a burlarse o
mofarse de la fe de un tercero.
En el caso del Islam, se dice que no debe de representarse
en ninguna forma la imagen y figura de Mahoma, el fundador de dicha religión. Algo
similar ocurre con el Judaísmo, que no maneja ninguna imagen o representación
de Dios ni de Moisés por ejemplo, siendo este uno de sus máximos profetas. Algo
muy diferente sucede con el Cristianismo en muchas de sus vertientes, en el
cual las imágenes de Jesús y la Virgen María han sido representadas en innumerables
imágenes y figuras a lo largo de los siglos.
Pues esta revista del atentado ha representado a Mahoma
varias veces y con distintos gestos, algo que atenta a las creencias de todos
los musulmanes. Siendo en este aspecto donde entra la responsabilidad social,
la que en su esencia ética señala el respeto que se debe tener a toda persona
por su condición humana.
En otras palabras, la publicación ha tenido una conducta
irresponsable socialmente.
Hasta ahora, solamente he podido encontrar un comentario en
este sentido que fue hecho por el propio Papa, quien dijo que no se vale
burlarse de la fe de los demás. Recordando que la misma Iglesia Católica ha
realizado ese mismo tipo de actos criminales en el pasado: “"Lo que pasa
ahora nos asombra, pero pensemos en nuestra historia: ¿cuántas guerras de
religión tuvimos?", se preguntó, al evocar, como ejemplo, la Noche de San
Bartolomé, es decir, el asesinato en masa de hugonotes (protestantes franceses)
por parte de católicos, durante la guerra de religión de Francia del siglo XVI”.
Reitero que no apruebo el atentado contra los periodistas franceses,
pero tampoco se vale que ellos o quien sea, se burle de las creencias ajenas.
Ese tipo de burlas tanto a los musulmanes como a cualquier religión
se podrán terminar cuando se ejerza una real Responsabilidad Social. Siendo
esta tal vez una de las bases para la convivencia humana tanto en los aspectos
básicos como simplemente seres humanos, como en las relaciones comerciales y de
negocios.
En suma, el respeto creo, es un elemento sustancial de la
Responsabilidad Social.
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6 de enero de 2015
La Responsabilidad Social versus la rentabilidad
La empresa, esta entidad artificial creada por el ser humano
que ha logrado convertirse en términos legales en una figura jurídica e
inclusive en una persona moral, sigue sin ser definida en forma plena y unánime
en muchos otros ámbitos.
Y esto lo menciono porque lo mismo parece que sucede en lo
que se refiere a la Responsabilidad Social Empresarial y por ende, a los
aspectos y ámbitos en donde ésta se encuentra presente. Confrontándola con el
aspecto económico, es decir, discutiéndose si es más o menos importante esta
responsabilidad en relación a la rentabilidad que se espera tenga cualquier
organización denominada empresa.
Esto tal vez se deba a que se confunden o se enredan los
fines con los medios, llegándose a señalar inclusive que la Responsabilidad
Social debe de ser parte de la planeación estratégica para lograr una mayor
rentabilidad; dejando a la parte social supeditada a la parte económica o
pecuniaria.
Considero que ambos aspectos son distintos entre sí pero de
alguna forma se complementan, me explico: Cualquier empresa debe por necesidad
de sobrevivencia buscar la rentabilidad, pero esta ganancia es un medio y no un
fin en sí mismo.
El fin es precisamente cumplir su papel social, el cual va
desde su relación con sus proveedores, su personal y sus clientes por decirlo
de una manera rápida. Relación que se manifiesta de manera primaria en el
aspecto económico, la cantidad que paga y como lo hace a sus proveedores y empleados,
así como la calidad de sus productos y los precios que ofrece en el mercado.
La manera como hace lo antes mencionado es como manifiesta
su Responsabilidad Social. Es decir, aunque el directivo señale de manera
expresa que su empresa no tiene ningún plan de Responsabilidad Social, solo por
su relación directa con los actores antes referidos, ya está manifestando su
responsabilidad de manera tácita.
De manera expresa se conocen las responsabilidades legales,
fiscales y laborales por mencionar algunas, y para ellas existen sendas
legislaciones en prácticamente todos los países, pero en relación a las
responsabilidades sociales no existe una legislación expresa ni mucho menos
punitiva, tal vez sea esta la razón por la que se dice que es algo voluntario.
Sin embargo, hay que tener claro que la primera
Responsabilidad Social que tiene cualquier empresa es el cumplir las
legislaciones a la que se encuentra sujeta, algo que no es voluntario.
Lo mismo sucede a título individual o personal, todos
tenemos la responsabilidad de pagar nuestros impuestos y de cumplir con el
reglamento de tránsito por ejemplo, y estas responsabilidades son sociales
porque involucran a toda la sociedad en donde estamos inmersos.
Por todo lo antes señalado, debemos recordar y tener
presente que la empresa es un ente social, que realiza una actividad económica
que busca una ganancia que no está reñida ni divorciada con su Responsabilidad
Social.
Por ende, esta multimencionada Responsabilidad Social de la
que ahora tanto se habla, no es un agregado o una moda, sino sencillamente el
poner en la palestra lo que es evidente pero que ha sido soslayado o disminuido
por una mentalidad plenamente economicista.
Seguiremos platicando …
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