Como una marea que de manera paulatina va creciendo en su fuerza y alcance, se podría describir el desarrollo y aplicación de la Responsabilidad Social en México, ímpetu que ha venido adquiriendo una mayor velocidad en los últimos años.
Si bien el concepto de Responsabilidad Social como
actualmente se le conoce en prácticamente todo el mundo, se inició
prácticamente en la década de los noventa del siglo pasado. En el caso de
México me atrevo a decir que ha tenido tres momentos o estadios que en alguna
forma convergen en este 2016.
Un primer momento se puede ubicar entre fines del siglo XIX
y principios del XX en la ciudad de Monterrey, ubicada al noreste de México, a
200 kilómetros de la frontera con Estados Unidos y lejano a mil kilómetros de
la ciudad de México, capital del país. Esta referencia a la distancia a la
capital la menciono porque en esos tiempos por los pocos medios de comunicación
existentes, los empresarios regiomontanos (gentilicio de Monterrey), tomaron su
propio camino en cuanto al manejo y administración de sus empresas, sin tomar
mucho en cuenta a lo que sucedía en el resto del país.
En el período antes mencionado, se registró un fuerte auge
industrial en esa zona, que inclusive llega a nuestros días. Inicialmente se
instaló la Cervecería Cuauhtémoc que aún existe, se construyó también la
Fundidora de Acero de Monterrey, primera acerera de Latinoamérica que cerró en
1986; y una tercera empresa de nombre Vitro quien viene siendo un Spin-off
de
Cervecería, dedicada a la fabricación de productos de vidrio.
Estas tres empresas de importantes dimensiones se
convirtieron en el ícono de la ciudad y la región. Pero lo importante en este
caso, es que ellas pusieron en práctica lo que ahora se maneja dentro de la
Responsabilidad Social, primordialmente con sus grupos de interés internos, sus
empleados. Siendo esto algo totalmente nuevo tanto en Monterrey como en el
resto del país.
En 1918 en la Cervecería se constituye la Sociedad
Cooperativa de Ahorros e Inversiones para los Empleados y Operarios de la
Cervecería Cuauhtémoc, S.A., para fomentar el desarrollo integral de su
personal y sus familiares. Sus objetivos eran proporcionar despensas, así como
ofrecer servicios médicos que incluía tanto al propio personal como para sus
familias, caja de ahorros, descuentos, deportes, cursos y becas, entre otras
prestaciones. Además de otorgar créditos para vivienda en casas construidas por
la propia empresa.
Aunque ya no existe como cooperativa, la Sociedad se
mantiene hasta la actualidad.
También a comienzos del siglo XX tanto Vitro como Fundidora
inician modelos de otorgamiento de créditos de vivienda para su personal, así
como servicios de atención médica.
Estas empresas de alguna manera se convierten en íconos de
este tipo de atenciones a su personal, ejemplo que va cundiendo en el resto del
país en diversos grados y modalidades, ya sea en atención médica o en otros
servicios. Condicionado a las características de las empresas, su tamaño y la
visión o actitud de los dueños y directivos.
Un segundo momento en atención a la Responsabilidad Social
vino por parte del gobierno, cuando en la Constitución de 1917 que actualmente
sigue vigente, su artículo 123 consagra el derecho al trabajo, mencionando los
principales derechos y obligaciones tanto de los trabajadores y de los ahora
llamados empleadores (patrones). En ese artículo se establece también la figura
del Salario Mínimo.
Textualmente el texto sobre dicho salario decía lo
siguiente: “deberá ser suficiente para satisfacer las necesidades normales de
la vida del obrero, su educación y sus placeres honestos, considerándolo como
jefe de familia”. Sin embargo al paso del tiempo aunque sigue existiendo,
solamente se usa como punto de referencia, ya que su monto es muy bajo para las
necesidades actuales de cualquier persona.
En cualquier caso, su sola mención implica el pago mínimo
que debe recibir el empleado por parte de una empresa.
Posteriormente se promulga la Ley Federal del Trabajo en
1931, la cual reglamenta todos los aspectos del artículo 123 de la
Constitución. Esta ley fue derogada cuando se promulgó la nueva Ley Federal del
Trabajo en 1970, la cual actualiza la anterior y agrega nuevos elementos que no
consideraba la legislación laboral previa.
Uno de esos aspectos que no consideraba la ley anterior era
la seguridad social principalmente en materia de salud, aspecto que fue
atendido con la creación del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS),
una Institución del gobierno federal, autónoma y tripartita (Estado,
Empleadores (Patrones) y Trabajadores), dedicada a brindar servicios de salud y
seguridad social a la población que cuente con afiliación al propio instituto.
Está considerada como la institución de seguridad social más
grande de América Latina; fundada el 19 de enero de 1943.
La ley del Seguro Social es el marco legislativo bajo el que
rige sus operaciones el IMSS. Señalando que la seguridad social tiene como
finalidades:
- La asistencia médica.
- La protección de los medios de subsistencia.
- Los servicios sociales necesarios para el bienestar individual y colectivo.
- El otorgamiento de una pensión que, en su caso y previo cumplimiento de los requisitos legales, será garantizada por el Estado.
Cabe señalar que actualmente esta institución pasa por
serios problemas financieros, sin embargo, es inimaginable su desaparición por
ser el servicio médico prácticamente gratuito para todos los empleados formales
del país, además de contar con una gran cantidad de servicios como guarderías,
talleres y cursos de diversa índole en prácticamente todo el país.
Posteriormente el gobierno del país creó el Instituto del
Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit).
Siendo fundado el 21 de abril de 1972, e inicia actividades el 1 de mayo, fecha
en que se celebra en México el “Día del Trabajo”.
Es una institución tripartita donde participa el sector
obrero, el sector empresarial y el gobierno, dedicada a otorgar crédito para la
obtención de vivienda a los trabajadores, y brindar rendimientos al ahorro que
está en el Fondo Nacional de Vivienda para las pensiones de retiro.
Está considerado como el mayor prestamista hipotecario en
América Latina, con más de 5 millones de hipotecas en sus libros y una nueva
agregada cada 53 segundos.
Cabe señalar que ambas instituciones previamente
mencionadas, tomaron como modelo para su creación, las organizaciones creadas
por las empresas de Monterrey antes señaladas.
En esas fechas nadie hablaba en el país de Responsabilidad
Social, concepto prácticamente desconocido.
Tercer Momento
El tercero y último momento se inicia cuando el Centro
México para la Filantropía (Cemefi), asociación civil fundada en diciembre de
1988, inicia a fines de la década de los noventa del siglo pasado, la promoción
de la gestión responsable de las empresas.
Cemefi es miembro de AliaRSE (la Alianza para la
Responsabilidad Social Empresarial), que agrupa a Cámaras y Asociaciones
empresariales para la promoción de la gestión responsable y sustentable de las
empresas.
Para la promoción de la Responsabilidad Social Cemefi
utiliza dos sistemas: El Distintivo ESR (Empresa Socialmente Responsable), que
se entrega a las empresas que cumplen los requisitos de la evaluación
respectiva y el Intercambio de Mejores Práctica para alentar la sinergia entre
dichas empresas.
El Distintivo que celebró sus XV años el pasado 20015, es
considerado como un parteaguas para el desarrollo y fortalecimiento de la RSE
en México y Latinoamérica. En esta ocasión se otorgó a 1,126 empresas, y de
ellas 213 lo alcanzaron por primera vez.
Una empresa que obtiene el Distintivo ESR ha sustentado con
documentos (evidencias comprobatorias), que cuenta con un alto índice de
responsabilidad social.
Este reconocimiento se otorga anualmente y es buscado de
manera voluntaria por cualquier tipo de empresa y requiere refrendarse también
anualmente.
Existen además unos certificados promovidos por el gobierno
también voluntarios enfocados al aspecto ecológico; el de Industria limpia y de
Industria segura. Ambos son otorgados por la Procuraduría Federal de Protección
al Ambiente.
Adicionalmente, desde el año 2007, Empresa Responsable, A.C.
en alianza con el Consejo Latinoamericano de Calidad Humana y Responsabilidad
Social, A.C., han impulsado la implantación de la Norma CRESE y la obtención
del certificado CRESE de calidad humana y responsabilidad social en las
empresas de México principalmente.
Todo esto ha servido para que cada vez sea mayor el número
de empresas gestionen su operación en forma socialmente responsable.
Si bien estas acciones mencionadas han servido para promover
la Responsabilidad Social, todavía falta mucho por hacer según diversos
analistas.
Lo primero que deben hacer las empresas mexicanas, es
alinear sus acciones socialmente responsables con sus objetivos de negocios.
En una encuesta levantada en 2013 por la consultora
Responsable, más de 60% de los trabajadores respondió que, para su compañía, la
responsabilidad social es importante, aunque 85% considera que el sector aún no
madura.
Bryan Husted, profesor de Negocios y Sustentabilidad en
Schulich, dice que las prácticas más comunes de responsabilidad tienen que ver
con los procesos internos de las compañías, y al exterior, las empresas
nacionales se enfocan más en los temas sociales y medio ambientales.
En suma, el principal reto para las empresas mexicanas
coinciden los especialistas es que la responsabilidad social empresarial se
convierta en parte del día a día del funcionamiento de las compañías, además de
poder atraer a las Pymes a este modelo de gestión que lo ven lejano por
considerarlo de elevado costo.