Recientemente en Estados Unidos se publicó una encuesta sobre la confianza, en donde se reporta que el 84 por ciento de la población americana sostiene que las empresas son las causantes de la crisis financiera, y un cercano 81 por ciento considera a su vez que el gobierno es el principal responsable, por no haberla prevenido.
Si bien esto sucede en dicho país y de acuerdo a su propio modelo político y económico, en México y Latinoamérica, sin tener una base objetiva para afirmarlo, seguramente se considera responsable principalmente a los gobiernos de los problemas económicos actuales, y como los principales responsables para salir del difícil momento actual.
Si bien es cierto también que los empresarios no son unas “hermanas de la caridad”; las políticas económicas imperantes en nuestros países son creadas y conformadas principalmente por los gobiernos, a través de funcionarios públicos que no necesariamente políticos.
Y como lo afirma la encuesta antes mencionada que existe ahora un fuerte problema de falta de confianza en la Unión Americana, esto seguramente también está sucediendo en Hispanoamérica, siendo esta realmente una verdadera crisis, en donde la población está fuertemente desencantada de las políticas públicas aplicadas, que no logran mejorar la calida de vida de las diferentes poblaciones.
Por lo anterior, lo que la crisis económica ha hecho es simplemente poner en evidencia las tremendas desigualdades existentes, al ampliarlas todavía más por la poca generación de riqueza que se está dando, y que continuará en diversos grados en el ya cercano 2010.
La situación vivida en este 2009, ha provocado una pérdida de algunos logros alcanzados en los últimos años en cuanto al bienestar socioeconómico, por lo que ahora hay que detener ese regreso e iniciar un camino cuesta arriba, cargado con una inmensa desconfianza como lastre, la cual se vio incrementada por lo poco que pudieron hacer los diferentes gobiernos para que el golpe de la crisis fuera mínimo.
En este punto la pregunta es: ¿qué harán los gobiernos para rescatar al menos la desconfianza perdida en este último año de esta crisis? Una respuesta concreta no la tengo, pero al menos podrían buscar diseñar y ejecutar políticas que puedan ser percibidas por la población como acciones palpables que buscan mejorar su situación como el empleo, educación y salud.
No solamente declaraciones sino acciones como se mencionó antes, algo que es posible tanto para el corto como para el largo plazo. En pocas palabras, una verdadera Responsabilidad Social.
Seguiremos platicando …
Empresa: Una Institución Social encargada del Desarrollo Humano, a través de la Inversión y el Trabajo
La Responsabilidad Social, la Sustentabilidad y la Etica, son los Valores básicos para las
29 de octubre de 2009
21 de octubre de 2009
La obligatoriedad de la futura Norma ISO 26000
Con la distribución del último borrador de la Norma ISO 26000 sobre Responsabilidad Social para su revisión, con miras para aprobarse y entrar en vigor en el ya cercano 2010, vale la pena reconsiderar su obligatoriedad en función del tremendo cambio del entorno que se ha dado en estos dos últimos dos años a raíz de la crisis financiera internacional.
Desde el anuncio de la quiebra de Lehman Brothers el 15 de septiembre del 2008, se abrió la “Caja de Pandora” de todas las corruptelas y comportamientos poco o nada éticos y faltos totalmente de responsabilidad, dentro de un marco de visión plenamente cortoplacista, menospreciando o desdeñando los riesgos y las potenciales consecuencias que tuvieron por parte de todos quienes participaron en mayor o menor grado en las complicadas operaciones financieras, las cuales han provocado la profunda recesión en este 2009, y los elevados índices de desempleo en prácticamente todo el mundo.
Consecuencias que están provocando un déficit de prácticamente un diez por ciento en las cuentas de Estados Unidos, y una reducción en el Producto Interno Bruto de México en el 2009 estimado en alrededor del siete y medio por ciento, el más grande desde 1932 cuando la gran depresión.
Ante este entorno severamente complicado que si bien es cuantificable en su pérdida en términos económicos; la falta de ética y de un comportamiento irresponsable son conceptos que no pueden medirse en cuanto a su repercusión en términos de confianza.
Es en este último aspecto de la confianza donde la Norma 26000 puede tomar una dimensión importante, y puede ser un elemento clave para generar un nuevo entorno que propicie un desarrollo ético y sustentable tanto en la parte económica como ecológica.
Tal vez suene exagerado pero hay que dimensionar en toda su magnitud lo que implicó la crisis para todo el mundo, e igual o inclusivamente más importante es el considerar que la forma de operar los negocios en el mundo no puede ser como fue antes de la crisis; esto debe manejarse como un cambio de paradigma para no crear condiciones similares a las que provocaron la gran crisis.
Y si bien ahora los gobiernos han apoyado con inmensas cantidades de dinero tanto a los sectores bancarios, manufactureros como a la población afectada, esto no será suficiente ni sustentable; por lo tanto lo que se requiere es crear un entorno ético y responsable, y en esto puede ayudar enormemente la Norma 26000.
Aunque se ha dicho repetidamente que su aplicación será totalmente voluntaria, pues que mejor que las empresas hagan lo necesario para aplicarlas en ellas, con el ánimo de generar esa confianza que tanto hace falta en estos momentos.
Hasta ahora la Responsabilidad Social ha sido adoptada en forma voluntaria, pero con un sinfín de enfoques que si bien todos son válidos y loables, ha faltado un punto de referencia universal aplicable en cualquier latitud, y en eso puede ayudar plenamente la Norma, algo que sea válido y confiable para cualquiera.
En este sentido la obligatoriedad en la adopción de la ISO 26000 no necesariamente debe ser implantada por alguna institución específica, sino por voluntad propia de las empresas, de ellas mismas depende el poder salir de las secuelas de la crisis buscando una nueva forma de operar, y no esperar a que los gobiernos o una tercera identidad indique el camino a seguir.
Tal vez suene quimérico lo mencionado, pero es necesario tomar conciencia que ni la globalización y todos los avances en las TIC, no serán suficientes para una recuperación y avance real de la economía, si no existe un comportamiento sustentable de todos los agentes económicos y de los gobiernos.
Hay que recordar que al fondo de la Caja de Pandora se encuentra la esperanza, y a ella acudo en busca de una sociedad con Responsabilidad Social.
Seguiremos platicando ...
Desde el anuncio de la quiebra de Lehman Brothers el 15 de septiembre del 2008, se abrió la “Caja de Pandora” de todas las corruptelas y comportamientos poco o nada éticos y faltos totalmente de responsabilidad, dentro de un marco de visión plenamente cortoplacista, menospreciando o desdeñando los riesgos y las potenciales consecuencias que tuvieron por parte de todos quienes participaron en mayor o menor grado en las complicadas operaciones financieras, las cuales han provocado la profunda recesión en este 2009, y los elevados índices de desempleo en prácticamente todo el mundo.
Consecuencias que están provocando un déficit de prácticamente un diez por ciento en las cuentas de Estados Unidos, y una reducción en el Producto Interno Bruto de México en el 2009 estimado en alrededor del siete y medio por ciento, el más grande desde 1932 cuando la gran depresión.
Ante este entorno severamente complicado que si bien es cuantificable en su pérdida en términos económicos; la falta de ética y de un comportamiento irresponsable son conceptos que no pueden medirse en cuanto a su repercusión en términos de confianza.
Es en este último aspecto de la confianza donde la Norma 26000 puede tomar una dimensión importante, y puede ser un elemento clave para generar un nuevo entorno que propicie un desarrollo ético y sustentable tanto en la parte económica como ecológica.
Tal vez suene exagerado pero hay que dimensionar en toda su magnitud lo que implicó la crisis para todo el mundo, e igual o inclusivamente más importante es el considerar que la forma de operar los negocios en el mundo no puede ser como fue antes de la crisis; esto debe manejarse como un cambio de paradigma para no crear condiciones similares a las que provocaron la gran crisis.
Y si bien ahora los gobiernos han apoyado con inmensas cantidades de dinero tanto a los sectores bancarios, manufactureros como a la población afectada, esto no será suficiente ni sustentable; por lo tanto lo que se requiere es crear un entorno ético y responsable, y en esto puede ayudar enormemente la Norma 26000.
Aunque se ha dicho repetidamente que su aplicación será totalmente voluntaria, pues que mejor que las empresas hagan lo necesario para aplicarlas en ellas, con el ánimo de generar esa confianza que tanto hace falta en estos momentos.
Hasta ahora la Responsabilidad Social ha sido adoptada en forma voluntaria, pero con un sinfín de enfoques que si bien todos son válidos y loables, ha faltado un punto de referencia universal aplicable en cualquier latitud, y en eso puede ayudar plenamente la Norma, algo que sea válido y confiable para cualquiera.
En este sentido la obligatoriedad en la adopción de la ISO 26000 no necesariamente debe ser implantada por alguna institución específica, sino por voluntad propia de las empresas, de ellas mismas depende el poder salir de las secuelas de la crisis buscando una nueva forma de operar, y no esperar a que los gobiernos o una tercera identidad indique el camino a seguir.
Tal vez suene quimérico lo mencionado, pero es necesario tomar conciencia que ni la globalización y todos los avances en las TIC, no serán suficientes para una recuperación y avance real de la economía, si no existe un comportamiento sustentable de todos los agentes económicos y de los gobiernos.
Hay que recordar que al fondo de la Caja de Pandora se encuentra la esperanza, y a ella acudo en busca de una sociedad con Responsabilidad Social.
Seguiremos platicando ...
12 de octubre de 2009
La Etica se convierte en factor para la toma de decisiones
A raíz del primer aniversario de la quiebra de Lehman Brothers el pasado 15 de septiembre, fecha que se maneja ya como el reconocimiento de la existencia de la crisis financiera, se han venido publicando una innumerable cantidad artículos y análisis respecto a la trascendencia de dicho suceso, y algo que percibí de lo que alcancé a leer, es que en forma directa o indirecta todos abordan la ética como un factor clave en todo lo acontecido.
Buscando entender más porqué se presentó la crisis y sus efectos que hemos visto en los pasados doce meses, no en los aspectos financieros y económicos, sino en cuanto a la confianza de invertir o no invertir, o en materia de credibilidad, tal vez esta sean estos aspectos la verdadera y real crisis.
En los artículos publicados en estas pasadas cuatro semanas, de alguna manera se señala que se confió a que se ganaría tal o cual cantidad de dinero en un lapso de tiempo determinado, y por eso el volumen de las inversiones, sin embargo, esa que podría llamarse ahora exceso de confianza, se basó en un comportamiento ético que se daba por descontado, es decir, que todos confiaron en todos, o que los riesgos estaban bien calculados y por lo tanto no había necesidad de mostrar más cautela o ser suspicaz de alguna manera.
Como consecuencia de lo sucedido en la fecha mencionada, el inversionista y el empresario se fueron al extremo contrario, y ahora estamos inmersos en una desconfianza generalizada, enarbolando la ética como un elemento clave antes de decidirse por tal o cual inversión, dejando a un segundo punto el margen de las proyecciones de rentabilidad estimadas.
Por ello, seguramente la ética será la piedra de toque para generar la confianza necesaria para la toma de decisiones; en este sentido y viendo en retrospectiva, no recuerdo haber visto desde mi época de estudiante universitario, hace ya algunos años, el que se considerara como un elemento de análisis para las inversiones tanto la ética como la confianza y no solamente la tasa de retorno; ya que seguramente se daba por descontado el cumplimiento del paradigma del mercado libre, o que estos aspectos mencionados no eran significativos.
Ahora estamos viendo también que las escuelas de negocios ya le están poniendo más énfasis al tema, creando cursos y seminarios dedicados exclusivamente a la ética. ¿Quién hubiera pensado hace algunos años considerar la ética como un tema importante en estas escuelas? Vaya que estamos viendo y siendo parte también de un gran proceso de cambio.
Si bien el futuro por definición está marcado por la incertidumbre, este futuro podrá ser más confiable en su percepción en el presente si partimos de un marco ético en el comportamiento de todos los agentes económicos; de no ser así, difícilmente podrán lograrse un verdadero avance en los aspectos sociales y económicos.
Seguiremos platicando …
Buscando entender más porqué se presentó la crisis y sus efectos que hemos visto en los pasados doce meses, no en los aspectos financieros y económicos, sino en cuanto a la confianza de invertir o no invertir, o en materia de credibilidad, tal vez esta sean estos aspectos la verdadera y real crisis.
En los artículos publicados en estas pasadas cuatro semanas, de alguna manera se señala que se confió a que se ganaría tal o cual cantidad de dinero en un lapso de tiempo determinado, y por eso el volumen de las inversiones, sin embargo, esa que podría llamarse ahora exceso de confianza, se basó en un comportamiento ético que se daba por descontado, es decir, que todos confiaron en todos, o que los riesgos estaban bien calculados y por lo tanto no había necesidad de mostrar más cautela o ser suspicaz de alguna manera.
Como consecuencia de lo sucedido en la fecha mencionada, el inversionista y el empresario se fueron al extremo contrario, y ahora estamos inmersos en una desconfianza generalizada, enarbolando la ética como un elemento clave antes de decidirse por tal o cual inversión, dejando a un segundo punto el margen de las proyecciones de rentabilidad estimadas.
Por ello, seguramente la ética será la piedra de toque para generar la confianza necesaria para la toma de decisiones; en este sentido y viendo en retrospectiva, no recuerdo haber visto desde mi época de estudiante universitario, hace ya algunos años, el que se considerara como un elemento de análisis para las inversiones tanto la ética como la confianza y no solamente la tasa de retorno; ya que seguramente se daba por descontado el cumplimiento del paradigma del mercado libre, o que estos aspectos mencionados no eran significativos.
Ahora estamos viendo también que las escuelas de negocios ya le están poniendo más énfasis al tema, creando cursos y seminarios dedicados exclusivamente a la ética. ¿Quién hubiera pensado hace algunos años considerar la ética como un tema importante en estas escuelas? Vaya que estamos viendo y siendo parte también de un gran proceso de cambio.
Si bien el futuro por definición está marcado por la incertidumbre, este futuro podrá ser más confiable en su percepción en el presente si partimos de un marco ético en el comportamiento de todos los agentes económicos; de no ser así, difícilmente podrán lograrse un verdadero avance en los aspectos sociales y económicos.
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