Ir en búsqueda de una utopía o de un sueño, es para muchos
el peor error que puede cometer un ser humano o una sociedad entera, es una
pérdida de tiempo.
Sin embargo, para otros el ir en la búsqueda de esa misma
utopía, le da la posibilidad de ser posible y por consiguiente alcanzable,
aunque lograrla no sea fácil.
Todo lo anterior lo menciono por la reiterada percepción que
hay sobre lo que implica y significa la responsabilidad social, la que es percibida
por algunos como un sueño, un bello sueño sí, pero solamente un sueño que nunca
será una realidad.
Si repasamos un poco la historia, está llena de casos y
situaciones que en su momento fueron vistos como una utopía, algo que solamente
puede darse en la imaginación; un ejemplo concreto es la esclavitud, todavía
hace menos de dos siglos, en Estados Unidos se consideraba algo normal, a pesar
que en otros países ya había sido abolida. Ahora en este siglo XXI está plena y
prácticamente abolida; no solo desde el punto de vista legal sino también
cultural, y aunque desafortunadamente todavía se práctica, se hace en forma
clandestina y en zonas y lugares muy específicos.
De la misma forma puede estar sucediendo en la actualidad,
así como en algún momento se percibió como algo anormal el que la gente
trabajara solamente ocho horas al día y que tuviera días de descanso, lo mismo
puede estar sucediendo cuando ahora hablamos de la responsabilidad social que
tiene una empresa, una entidad que fue concebida sobre la marcha, que no fue
ideada, diseñada o concebida de manera teórica, como fue pensada la sociedad y
el gobierno por Carlos Marx en su obra El Capital.
La empresa como la vemos y se maneja en el mundo,
seguramente fue creándose bajo una óptica mercantilista y con fines meramente
económicos para quienes fueron considerados sus únicos dueños, los que aportan
el capital. La sociedad como la concebimos y la manejamos ahora no existía;
consideremos que la empresa como actualmente se entiende surge en plena revolución
industrial, viendo la tecnología desde una visión económica que por lo tanto
pretende incrementar la productividad, siendo ese su única razón de ser.
En función de lo anterior me atrevo a decir que la empresa
es más bien un producto de dicha revolución industrial, como un instrumento
como antes se mencionó también para incrementar la productividad, es decir,
ganar más dinero. Y desde entonces el paradigma ha sido desarrollar la
tecnología para ganar más dinero, siendo el ser humano y la sociedad en general,
el medio o el instrumento para ganar más dinero.
Pero bien, todo lo antes dicho es pasado que nos guste o no
está ahí y por ello no se puede cambiar. Sin embargo, nos sirve como lección
para diseñar un futuro donde se cambie el paradigma y sea el ser humano el fin
y no el medio.
Un futuro con mucha tecnología, pero más y mejor humano.
Creo que este es el compromiso de las generaciones actuales que tienen una
mejor y mayor conciencia del pasado y tienen en sus manos la posibilidad de
crear un mejor mañana.
Seguiremos platicando ….