Si bien cualquier organización tiene la responsabilidad de cumplir plenamente con las expectativas de sus clientes en función de lo que ofrece en el mercado, ya sea un bien o un servicio, este compromiso es posible que sea mayor (si es que puede medirse en cantidades), para las instituciones educativas, ya sean estas públicas o privadas.
Durante los meses de junio y julio, la publicidad de la oferta educativa se incrementa significativamente, pensando en el enorme número de estudiantes que inician un nuevo clico en septiembre.
En esta publicidad es común escuchar frases como el de “asegura tu futuro”, o bien otras más audaces en las que prácticamente certifican la posibilidad de obtener un empleo bien remunerado si se logra un título de tal o cual escuela, o se ingresa a determinada profesión.
Esta idea de querer vender un futuro que por definición es incierto seguramente raya en la irresponsabilidad, ya que nadie que sepa hasta ahora, le puede asegurar a nadie lo que sucederá en el futuro; en el mejor de los casos, lo que se puede ofrecer es una mayor probabilidad de lograr un mejor futuro económico, pero en esto se tiene que tener mucho cuidado en lo que se ofrece, y me sirve para hablar de un punto que tal vez sea igual o más importante que lo mencionado hasta ahora.
Y ese punto es el referente a la profesión universitaria a estudiar, es decir, el prácticamente asegurarle a alguien que al estudiar una serie de materias se obtiene un título, y con él ya tiene las calificaciones necesarias para desempeñarse en forma plena en tal profesión.
En este sentido hay dos aspectos que señalar: uno es que la profesión a estudiar no se adquiere solamente por el pasar las materias, pero más importante todavía es la calidad de la enseñanza recibida en dichas materias cursadas.
Por experiencia he podido constatar que existen muchos ingenieros o contadores porque les dieron el título, pero su preparación y formación profesional desafortunadamente deja mucho que desear.
Muchas escuelas que se conocen con el peyorativo mote de “patito”, dan con una facilidad pasmosa títulos universitarios, haciéndole creer al recién titulado que ya es un profesional en toda la extensión de la palabra, y que por ello no tendrá mayor problema para conseguir un empleo bien remunerado.
Esto sabemos muchos que está muy alejado de la realidad, y sin embargo es algo que vemos todos los días.
En la búsqueda de lucrar y ganar dinero rápido y fácilmente, existe poca ética en estas instituciones que desafortunadamente proliferan en muchas ciudades, siendo en realidad un fraude que juega con las expectativas de alguien, cobrándole en el presente.
Y como se sucede en muchos aspectos, no es algo que se pueda arreglar haciendo más leyes, sino más bien fomentando una responsabilidad social en toda la sociedad (valga la redundancia), que castigue a estas pseudoescuelas no inscribiendo a sus jóvenes en ellas.
Se requiere una educación que inculque realmente los conocimientos entre los estudiantes, y que tales conocimientos los transformen en verdaderos profesionales en el más amplio sentido del término.
Y esta profesionalización que es un proceso continuo, es un medio para mejorar su nivel y calidad de vida, y no una llave para volverse millonario de manera instantánea.
Seguiremos platicando ….
Empresa: Una Institución Social encargada del Desarrollo Humano, a través de la Inversión y el Trabajo
La Responsabilidad Social, la Sustentabilidad y la Etica, son los Valores básicos para las
28 de junio de 2011
11 de junio de 2011
Una Responsabilidad Social más que empresarial
Aunque pueda sonar exagerado, es posible que la Responsabilidad Social que se requiere actualmente tenga que aplicarse mucho más allá del ámbito empresarial, y sea necesario convertirla en el paradigma de la sociedad en al menos en estas primeras décadas del siglo XXI.
En México país, y principalmente en su zona norte, actualmente se está viviendo una escalada de violencia sin precedente al menos en las dos últimas generaciones; mucho se habla que es por la lucha contra los grupos de narcos, además de la guerra entre ellos por territorios.
Sin embargo, cualquiera que sea, el caso es que en esta violencia los grupos de narcos están utilizando a jóvenes de bajos recursos como mercenarios que rondan mayoritariamente entre los 18 y 30 años; jóvenes sí que tienen como motivación principal para involucrarse en estas actividades, la obtención de ingentes cantidades de dinero sin importar el elevado riesgo de morir. Al respecto, hace poco escuche que uno de sus lemas con el que se justifican dice que: “Prefiero vivir cinco años como rey, que vivir 50 años como buey”. Haciendo referencia a la forma de vida que han tenido sus padres, laborando sin parar y sin poder mejorar sustancialmente su forma de vida.
Ante esta mentalidad claramente cortoplacista y que muestra a las claras el que dichos jóvenes no perciben ningún futuro para ellos, es realmente dramático el percibir esta forma de pensar en esta generación que no encuentra una mejor alternativa de vida; vivir el presente lo mejor que se pueda porque no hay un futuro alcanzable ni posible.
Ahora bien, de ser cierto lo antes mencionado surgen las siguientes preguntas: ¿Qué ha hecho u omitido la generación adulta para que este sea el mundo concebible para estos jóvenes? ¿Qué valores o antivalores se han transmitido de manera consciente o inconsciente para que aflore con tal fuerza y magnitud dicha mentalidad en esta inmensa cantidad de jóvenes que no les importa morir ahora?
Con ellos es claro que el valor del dinero como fuente de felicidad y poder en el aquí y ahora lo es todo, y todo lo demás como la perseverancia y el esfuerzo no tienen ningún sentido.
Tal vez ellos sean el resultado de una sociedad que no ha permitido la mejora sostenible de una generación que en los pasados cuarenta años no pudo mejorar realmente su nivel de vida.
O es posible también que sean el producto de unos medios de comunicación que a través de diversas series de televisión magnifiquen a quienes por métodos violentos y poco éticos, se convierten en los líderes e imágenes a seguir; en detrimento de aquellos que siguen los causes de la honradez y el trabajo continuo respetando a los demás en su ámbito escolar, laboral y social en general.
No tengo respuestas plenas a los cuestionamientos antes mencionados; sin embargo pensando a futuro, posiblemente como sociedad tengamos como una de nuestras principales Responsabilidades Sociales, el generar y fomentar una sociedad que cultive y enaltezca los valores de convivencia y respeto, premiando el esfuerzo y el trabajo honesto, y no considerar el dinero como el máximo valor y como último fin para cualquier ser humano.
En abono a lo anterior, baste considerar que una ciudad o sociedad en general, es más segura no por la cantidad de policías existentes, sino por el fomento de incentivos positivos y la creación de mecanismos socioeconómicos que permiten la instrumentación real de dichos incentivos, los países nórdicos como Suecia y Finlandia son un claro ejemplo de ello.
Tal vez pueda sonar utópico lo anterior, pero la historia nos habla de personajes que pueden ser tomados como ejemplos, hablo desde un Gandhi, o un Martin Luther King, que sin fomentar la violencia lograron sus metas.
En cualquier caso, de no hacer nada, la actual llamada narcoviolencia será solamente el primer paso para llegar a una sociedad donde impere la llamada ley de la selva, algo que ya vemos desafortunadamente en Ciudad Juárez o en Caracas.
Seguiremos platicando …
En México país, y principalmente en su zona norte, actualmente se está viviendo una escalada de violencia sin precedente al menos en las dos últimas generaciones; mucho se habla que es por la lucha contra los grupos de narcos, además de la guerra entre ellos por territorios.
Sin embargo, cualquiera que sea, el caso es que en esta violencia los grupos de narcos están utilizando a jóvenes de bajos recursos como mercenarios que rondan mayoritariamente entre los 18 y 30 años; jóvenes sí que tienen como motivación principal para involucrarse en estas actividades, la obtención de ingentes cantidades de dinero sin importar el elevado riesgo de morir. Al respecto, hace poco escuche que uno de sus lemas con el que se justifican dice que: “Prefiero vivir cinco años como rey, que vivir 50 años como buey”. Haciendo referencia a la forma de vida que han tenido sus padres, laborando sin parar y sin poder mejorar sustancialmente su forma de vida.
Ante esta mentalidad claramente cortoplacista y que muestra a las claras el que dichos jóvenes no perciben ningún futuro para ellos, es realmente dramático el percibir esta forma de pensar en esta generación que no encuentra una mejor alternativa de vida; vivir el presente lo mejor que se pueda porque no hay un futuro alcanzable ni posible.
Ahora bien, de ser cierto lo antes mencionado surgen las siguientes preguntas: ¿Qué ha hecho u omitido la generación adulta para que este sea el mundo concebible para estos jóvenes? ¿Qué valores o antivalores se han transmitido de manera consciente o inconsciente para que aflore con tal fuerza y magnitud dicha mentalidad en esta inmensa cantidad de jóvenes que no les importa morir ahora?
Con ellos es claro que el valor del dinero como fuente de felicidad y poder en el aquí y ahora lo es todo, y todo lo demás como la perseverancia y el esfuerzo no tienen ningún sentido.
Tal vez ellos sean el resultado de una sociedad que no ha permitido la mejora sostenible de una generación que en los pasados cuarenta años no pudo mejorar realmente su nivel de vida.
O es posible también que sean el producto de unos medios de comunicación que a través de diversas series de televisión magnifiquen a quienes por métodos violentos y poco éticos, se convierten en los líderes e imágenes a seguir; en detrimento de aquellos que siguen los causes de la honradez y el trabajo continuo respetando a los demás en su ámbito escolar, laboral y social en general.
No tengo respuestas plenas a los cuestionamientos antes mencionados; sin embargo pensando a futuro, posiblemente como sociedad tengamos como una de nuestras principales Responsabilidades Sociales, el generar y fomentar una sociedad que cultive y enaltezca los valores de convivencia y respeto, premiando el esfuerzo y el trabajo honesto, y no considerar el dinero como el máximo valor y como último fin para cualquier ser humano.
En abono a lo anterior, baste considerar que una ciudad o sociedad en general, es más segura no por la cantidad de policías existentes, sino por el fomento de incentivos positivos y la creación de mecanismos socioeconómicos que permiten la instrumentación real de dichos incentivos, los países nórdicos como Suecia y Finlandia son un claro ejemplo de ello.
Tal vez pueda sonar utópico lo anterior, pero la historia nos habla de personajes que pueden ser tomados como ejemplos, hablo desde un Gandhi, o un Martin Luther King, que sin fomentar la violencia lograron sus metas.
En cualquier caso, de no hacer nada, la actual llamada narcoviolencia será solamente el primer paso para llegar a una sociedad donde impere la llamada ley de la selva, algo que ya vemos desafortunadamente en Ciudad Juárez o en Caracas.
Seguiremos platicando …
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