Si bien es cierto que en por lo menos los pasados cinco años el gran tema ha sido la crisis económico-financiera, y todo lo que se habla es en torno a ella; poco se habla de las denominadas causas raíz que la provocaron, y que no tienen nada que ver con aspectos económicos.
Se dice que una de esas principales causas que provocaron la hecatombe financiera mundial fue el gran valor que se le ha dado al individualismo; un egoísmo exagerado aunado a una codicia que no tiene límites, es decir, buscar una ganancia continua a costa de los demás.
Y aunque la crisis financiera puede resolverse con herramientas técnicas y la emisión de más dinero como lo están haciendo los estadounidenses, la persistencia de que siga la crisis o aparezca otra de nuevo en el corto o mediano plazo, se mantendrá a menos de que haya un verdadero cambio de paradigma en el comportamiento humano.
Lo anterior significa terminar con ese egoísmo llevado a los extremos y que es premiado y apoyado por los medios de comunicación o las películas con mayor promoción.
Es necesario crear un modelo de desarrollo donde los aspectos claves sean la Compasión (así con mayúsculas), en donde los instrumentos para poderla desarrollar sean por lo menos la empatía y la cooperación.
A riesgo de sonar obvio, los seres humanos somos entes sociales, vivimos en sociedad, y somos lo que somos en términos de nuestra identidad, triunfos, logros y fracasos por nuestra vida en sociedad.
Y una forma de poner en práctica esa relación social es por medio de la compasión, aspecto que posiblemente solo se toma en cuenta en las cercanas relaciones familiares, pero en aspectos laborales o de negocios no se toma en cuenta, posiblemente por considerarla como sinónimo de debilidad, o solamente aplicable en el terreno religioso o espiritual.
En otras palabras, se depende de las redes sociales para mejorar la situación económica de cualquier persona e inclusive de las empresas, y esto se logrará a medida en que esas redes sociales sean más grandes y sólidas a través de la empatía y la cooperación.
El que alguien, ya sea como persona o empresa quiera y pueda mejorar es ético en la medida en que lo haga con los demás y no por encima o bien acosta de los demás. Esa persona debe de darse cuenta que necesita de la sociedad en general tanto para operar su proyecto como para que se lo compre, y por muy capaz y autosuficiente que sea, no podrá llevarlo a cabo sólo o de manera aislada.
Poco se advierte o señala que cualquier mercado depende de la participación de la sociedad, y esta aunque no lo advierta, tiene la capacidad de premiar o castigar a cualquier empresa.
Todo lo anterior implica en pocas palabras tener y desarrollar una responsabilidad social, pero no como un extra o elemento adicional, sino como una parte esencial en el comportamiento ya sea como persona o como empresa.
Hasta ahora el término valores tiene una connotación económica o financiera, pero esta acepción no es exclusiva ni única para esos aspectos, hay previamente a ellos valores humanos, los cuales no están sujetos a situaciones externas o temporales.
La crisis financiera terminará cuando se restaure la confianza, y este valor humano surgirá de nuevo y podrá hacerlo de manera sólida cuando la compasión, la empatía y la cooperación imperen de nuevo en el quehacer humano de forma sólida y consistente.
Seguiremos platicando …
Empresa: Una Institución Social encargada del Desarrollo Humano, a través de la Inversión y el Trabajo