Por el perfil y características de las llamadas Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes), la Responsabilidad Social tiene una enorme área de oportunidad para ser utilizada en la gestión de estas organizaciones.
Y su importancia se incrementa aún más al considerar la cantidad de ellas, ya que de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en México existen poco más de cuatro millones de unidades empresariales, de las cuales 99.8 por ciento son Micro Pequeñas y Medianas Empresas, que generan 52 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), y 72 por ciento del empleo en el país.
Diversos analistas dicen que la Responsabilidad Social no es exclusiva para organizaciones de determinado tamaño o características; ya que como sucede con cualquier legislación fiscal o ecológica, todas las empresas sin importar su tamaño tienen que cumplirlas; y lo mismo sucede con los diversos modelos de gestión empresarial; el célebre pensador Peter Drucker nunca hizo una distinción entre grandes y pequeñas en sus análisis y reflexiones sobre el llamado managment, aunque sí distinguió la manera de operar según el perfil en las dimensiones de las organizaciones.
Además, como lo señala Bernardo Kliksberg, las Pymes practican naturalmente dimensiones básicas de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC). Por ejemplo, cuidan especialmente a su personal, y en muchos casos una parte del mismo son miembros de su propia familia. Saben, además, que tienen que asegurarle una vida digna y respetan los equilibrios familia-empresa, porque están muy vinculadas a los acontecimientos familiares de su personal.
Agrega también que desarrollan lazos personales con sus clientes y proveedores. De tal manera que construyen con ellos confianza, intimidad, y disfrutan de esos vínculos personales. Son su mercado, pero también su red social.
Por su parte, Robert Putnam, profesor de la Universidad de Harvard y pionero en la teoría de capital social, postula que este capital que genera la responsabilidad social, comprende la conciencia cívica, la solidaridad, la ética y la confianza primordialmente.
Y las Pymes, por sus características mencionadas por Kliksberg, son un enorme crisol para la creación y desarrollo de dicho capital social. Factor que además se multiplica por el número e impacto económico de estas organizaciones como son por su número y cantidad de empleo generado como antes se mencionó.
A lo anterior se puede agregar que muchas de ellas son familiares, aspecto que propicia todavía más la generación de capital social. A escala mundial, la empresa familiar representa alrededor del 90 por ciento de las empresas; en Estados Unidos por ejemplo, el 90 de las empresas son familiares, y representan el 40 por ciento del Producto Nacional Bruto. En suma, la tercera parte de las empresas que aparecen en la revista Fortune dentro de las 500 más grandes, son de propiedad familiar o controladas familiarmente, incluyendo empresas como Levi-Strauss, Marriot y Ford, entre otras.
En el caso de México aunque no hay una cifra exacta del porcentaje de empresas familiares. El Tecnológico de Monterrey estima que el 85 por ciento de las empresas son administradas por sus dueños y familiares, mientras que el IPADE considera que el 98 por ciento de las empresas son familiares. Caracterizadas por tener una identidad colectiva que se manifiesta en interdependencia, solidaridad y cooperación.
Y como un aspecto clave de la responsabilidad social, a lo anterior puede sumarse el que la mayoría de empresas, y sobre todo las más pequeñas, siempre han estado cerca de su comunidad y han intentado ser buenos miembros de ella; se considera que son capaces de gestionar con gran habilidad las relaciones con los vecinos, autoridades públicas, y diversos grupos, ya que son una parte íntegra y visible de la colectividad en la que actúan.
Un elemento adicional e igualmente importante, es que las Pymes tienen mayor posibilidad de realizar cambios, de ser flexibles y reinventarse más rápido, adaptándose con mayor facilidad a demandas de la sociedad donde operan.
Por el receso de fin de año, reanudaremos las colaboraciones en la primera quincena de enero de 2013. Gracias
Empresa: Una Institución Social encargada del Desarrollo Humano, a través de la Inversión y el Trabajo
La Responsabilidad Social, la Sustentabilidad y la Etica, son los Valores básicos para las
12 de diciembre de 2012
21 de noviembre de 2012
La empresa: una entidad que opera gracias a sus grupos de interés
La empresa empieza a ser vista como una entidad social, dejando en el pasado el paradigma de definirla como una entidad puramente económica y con fines utilitarios, concepto que ha imperado en los últimos tiempos, y que ha servido como punto de referencia en su forma de administrarla.
Esta interpretación egoísta que se fortaleció con la radical interpretación del ahora ya célebre artículo que escribió Milton Friedman en 1970 en el New York Times Magazine, reclamando que la única responsabilidad social de las empresas era obtener los mayores beneficios posibles.
Y aunque según ahora se dice, la forma como se manejo tal idea no fue correcta, lo cierto es que ha sido el lema de lo que es una empresa, una entidad autista y con propósitos solamente de rentabilidad económica.
Ahora comienza a ser definida con un concepto nuevo; el cual dice que la empresa es una entidad social, y las utilidades son el medio para lograr objetivos que otorguen algún beneficio a toda la sociedad o parte de ella, y además, que para su operación depende de sus grupos de interés (stakeholders): su personal, proveedores y sus clientes.
Esta definición de empresa para la responsabilidad social, como lo mencionan algunos autores expertos en el tema, está expresando de manera enfática algo que no se había manejado de esta manera, y es que la empresa no funciona sola de manera independiente, sino que opera y existe gracias a sus grupos de interés. En otras palabras es con ellos con quien tiene que cumplir su inicialmente responsabilidad social, y después con la sociedad en general.
Licencia Social
Gran parte de la nueva concepción de empresa, considera la parte económica como un medio para lograr sus objetivos que están dirigidos a cumplir un papel social, ya sea produciendo o distribuyendo un servicio o un producto que requiere la sociedad en general o una parte de ella.
Es en esta parte donde se considera otro aspecto que requiere mayor relevancia; la empresa requiere de la aprobación y apoyo de sus grupos de interés; y para contar con dicho apoyo se habla ahora de un concepto que es el de “licencia social”; este término significa que aún cumpliendo todos los requisitos legales para establecer una empresa, esta necesita al menos para sobrevivir, la aprobación de la sociedad, es decir, de una licencia social para operar.
Esta licencia social va desde el hecho de obtener proveedores, personas que quieran trabajar en ella, y finalmente pero igual de importante, que la sociedad quiera adquirir sus productos o servicios ofrecidos, estos factores al menos, son los que influyen y otorgan dicha licencia, que algunos denominan licencia moral.
Al respecto, Felipe Cajiga Director de RSE del Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi), señala: “Para la que aún no existe un precio o formato de solicitud, es para la licencia moral. “Es la más difícil de obtener y, paradójicamente, es la más fácil de perder. Y esta licencia moral sólo la otorga la responsabilidad social”, sentencia. El motivo: porque se trata de actuar a favor de la comunidad por encima de intereses económicos y políticos”.
Y agrega que no basta con ser una unidad sustentable, sino que el éxito económico, legal y moral radica en la capacidad de desarrollar iniciativas que vayan más allá de las obligaciones a favor del bien común.
La población en la actualidad, o si quiere llamarse “los mercados”, se ha vuelto más consciente de los productos (servicios) elaborados por cualquier empresa, el cómo los produce, la relación con sus proveedores, su comportamiento ecológico, y la forma como administra su capital humano; y esto ya decide en mucho si adquiere los bienes o servicios que ofrece cualquier organización.
Por lo anterior, esta licencia social, que siempre ha existido pero poca atención se le ha puesto en el pasado, ha venido adquiriendo mayor relevancia precisamente porque la sociedad cada vez más le pide a las empresas que cumplan su responsabilidad social; y el empresario del presente y mucho más el del futuro, no podrán ignorarla o soslayarla.
Seguiremos platicando ….
Esta interpretación egoísta que se fortaleció con la radical interpretación del ahora ya célebre artículo que escribió Milton Friedman en 1970 en el New York Times Magazine, reclamando que la única responsabilidad social de las empresas era obtener los mayores beneficios posibles.
Y aunque según ahora se dice, la forma como se manejo tal idea no fue correcta, lo cierto es que ha sido el lema de lo que es una empresa, una entidad autista y con propósitos solamente de rentabilidad económica.
Ahora comienza a ser definida con un concepto nuevo; el cual dice que la empresa es una entidad social, y las utilidades son el medio para lograr objetivos que otorguen algún beneficio a toda la sociedad o parte de ella, y además, que para su operación depende de sus grupos de interés (stakeholders): su personal, proveedores y sus clientes.
Esta definición de empresa para la responsabilidad social, como lo mencionan algunos autores expertos en el tema, está expresando de manera enfática algo que no se había manejado de esta manera, y es que la empresa no funciona sola de manera independiente, sino que opera y existe gracias a sus grupos de interés. En otras palabras es con ellos con quien tiene que cumplir su inicialmente responsabilidad social, y después con la sociedad en general.
Licencia Social
Gran parte de la nueva concepción de empresa, considera la parte económica como un medio para lograr sus objetivos que están dirigidos a cumplir un papel social, ya sea produciendo o distribuyendo un servicio o un producto que requiere la sociedad en general o una parte de ella.
Es en esta parte donde se considera otro aspecto que requiere mayor relevancia; la empresa requiere de la aprobación y apoyo de sus grupos de interés; y para contar con dicho apoyo se habla ahora de un concepto que es el de “licencia social”; este término significa que aún cumpliendo todos los requisitos legales para establecer una empresa, esta necesita al menos para sobrevivir, la aprobación de la sociedad, es decir, de una licencia social para operar.
Esta licencia social va desde el hecho de obtener proveedores, personas que quieran trabajar en ella, y finalmente pero igual de importante, que la sociedad quiera adquirir sus productos o servicios ofrecidos, estos factores al menos, son los que influyen y otorgan dicha licencia, que algunos denominan licencia moral.
Al respecto, Felipe Cajiga Director de RSE del Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi), señala: “Para la que aún no existe un precio o formato de solicitud, es para la licencia moral. “Es la más difícil de obtener y, paradójicamente, es la más fácil de perder. Y esta licencia moral sólo la otorga la responsabilidad social”, sentencia. El motivo: porque se trata de actuar a favor de la comunidad por encima de intereses económicos y políticos”.
Y agrega que no basta con ser una unidad sustentable, sino que el éxito económico, legal y moral radica en la capacidad de desarrollar iniciativas que vayan más allá de las obligaciones a favor del bien común.
La población en la actualidad, o si quiere llamarse “los mercados”, se ha vuelto más consciente de los productos (servicios) elaborados por cualquier empresa, el cómo los produce, la relación con sus proveedores, su comportamiento ecológico, y la forma como administra su capital humano; y esto ya decide en mucho si adquiere los bienes o servicios que ofrece cualquier organización.
Por lo anterior, esta licencia social, que siempre ha existido pero poca atención se le ha puesto en el pasado, ha venido adquiriendo mayor relevancia precisamente porque la sociedad cada vez más le pide a las empresas que cumplan su responsabilidad social; y el empresario del presente y mucho más el del futuro, no podrán ignorarla o soslayarla.
Seguiremos platicando ….
8 de noviembre de 2012
La empresa del siglo XXI con elevados estándares éticos
La ética, un concepto que poco se había usado en la economía en general y particularmente en el mundo de los negocios, ha venido creciendo en su interés e importancia en tiempos recientes, y esto ha sucedido principalmente desde el caso Enron a principios del milenio, y más aún en la crisis que se generó desde el 2007.
Específicamente Bernardo Kliksberg señala: Su interés en la economía viene alimentado por el peso que el vacío de valores éticos ha tenido en la generación de la crisis económica de Wall Street en 2007-2008, propagada a todo el orbe en un mundo globalizado”.
Esto ha provocado el que ya se mencione y se pida una ética empresarial a todos los agentes económicos, entendiendo esto como la define la especialista Adela Cortina, como el tomar decisiones prudentes y justas, creando un clima ético; y este clima se genera cuando los distintos niveles de la empresa saben que las decisiones suelen tomarse atendiendo a unos valores y existe la convicción generalizada de que eso es así.
Lo anterior se complementa con lo dicho por el premio Nobel de economía Amartya Sen, que la tarea de la empresa no es solamente generar riqueza material interna y externa, sino también ayudar a crear una sociedad decente. Todo esto habla de una empresa muy diferente a lo que tradicionalmente se ha venido entendiendo.
De manera concreta, una empresa con valores, sea cual sea su sector de actividad, puede y debe tratar, no sólo de ganar dinero, sino también tener en cuenta el medio ambiente y su responsabilidad social; en esto se basa la triple cuenta de resultados, en tener en positivo las cuentas económica, medioambiental y social.
Y todos estos conceptos hacen recordar al profesor Adam Smith, el fundador de la economía moderna cuando en 1759 decía desde entonces que una economía sin ética puede ser un peligro; resaltaba que los mercados debían estar presididos por ciertos valores, porque, si no, había graves riesgos. Destacaba en forma muy concreta los siguientes valores: “prudencia, humanidad, justicia, generosidad y espíritu público”.
Al respecto vale redefinir de manera clara el término de “mano invisible” acuñado por el mencionado profesor Adam Smith, quien decía que no es un principio sino una consecuencia de la acción propia del ser humano; es decir, palabras más palabras menos; que es preciso introducir dispositivos institucionales en favor del diseño de un mercado, que utilice los recursos y la fuerza de trabajo en forma apropiada; y en la medida que esto mejor se realice, “se propiciará la acción de una mano invisible”, que coadyuve de forma efectiva a “civilizar la civilización humana”.
Así, por lo antes expresado por Bernardo Kliksberg, es posible que se pueda llegar a convertir en profecía lo mencionado por la Revista The Economist, cuando señala que crece la demanda de que las empresas se fijen estándares éticos elevados y los cumplan cabalmente, precisando que: “la responsabilidad social corporativa ha ganado la batalla de las ideas y será “el único modo de hacer negocios en el siglo XXI”.
Seguiremos platicando ....
Específicamente Bernardo Kliksberg señala: Su interés en la economía viene alimentado por el peso que el vacío de valores éticos ha tenido en la generación de la crisis económica de Wall Street en 2007-2008, propagada a todo el orbe en un mundo globalizado”.
Esto ha provocado el que ya se mencione y se pida una ética empresarial a todos los agentes económicos, entendiendo esto como la define la especialista Adela Cortina, como el tomar decisiones prudentes y justas, creando un clima ético; y este clima se genera cuando los distintos niveles de la empresa saben que las decisiones suelen tomarse atendiendo a unos valores y existe la convicción generalizada de que eso es así.
Lo anterior se complementa con lo dicho por el premio Nobel de economía Amartya Sen, que la tarea de la empresa no es solamente generar riqueza material interna y externa, sino también ayudar a crear una sociedad decente. Todo esto habla de una empresa muy diferente a lo que tradicionalmente se ha venido entendiendo.
De manera concreta, una empresa con valores, sea cual sea su sector de actividad, puede y debe tratar, no sólo de ganar dinero, sino también tener en cuenta el medio ambiente y su responsabilidad social; en esto se basa la triple cuenta de resultados, en tener en positivo las cuentas económica, medioambiental y social.
Y todos estos conceptos hacen recordar al profesor Adam Smith, el fundador de la economía moderna cuando en 1759 decía desde entonces que una economía sin ética puede ser un peligro; resaltaba que los mercados debían estar presididos por ciertos valores, porque, si no, había graves riesgos. Destacaba en forma muy concreta los siguientes valores: “prudencia, humanidad, justicia, generosidad y espíritu público”.
Al respecto vale redefinir de manera clara el término de “mano invisible” acuñado por el mencionado profesor Adam Smith, quien decía que no es un principio sino una consecuencia de la acción propia del ser humano; es decir, palabras más palabras menos; que es preciso introducir dispositivos institucionales en favor del diseño de un mercado, que utilice los recursos y la fuerza de trabajo en forma apropiada; y en la medida que esto mejor se realice, “se propiciará la acción de una mano invisible”, que coadyuve de forma efectiva a “civilizar la civilización humana”.
Así, por lo antes expresado por Bernardo Kliksberg, es posible que se pueda llegar a convertir en profecía lo mencionado por la Revista The Economist, cuando señala que crece la demanda de que las empresas se fijen estándares éticos elevados y los cumplan cabalmente, precisando que: “la responsabilidad social corporativa ha ganado la batalla de las ideas y será “el único modo de hacer negocios en el siglo XXI”.
Seguiremos platicando ....
18 de octubre de 2012
Un nuevo tipo de empresario y de empresa
La Responsabilidad Social Empresarial ha comenzado a tomar un nuevo giro en cuanto a la forma de entenderla y operarla, situación que eventualmente puede significar la aparición en el horizonte de un nuevo tipo de empresario y de empresa.
Esta afirmación que puede sonar tal vez exagerada para algunos, surge de algo que mencionó a principios del actual mes de octubre Michael Porter en una conferencia que dio en la Universidad de Monterrey, específicamente en una parte de su exposición señaló que: “Hay muchas necesidades que no están siendo cubiertas por nadie, y en esto las empresas están mejor posicionadas que cualquier otro sector para ayudar, debido a que tienen los recursos y las cadenas de logística”.
A lo anterior agregó además que las empresas tienen que pensar cuáles problemas sociales pueden impactar a través de su negocio, no como un agregado del departamento de responsabilidad social o la fundación, sino por medio del negocio mismo, rematando esto con la siguiente frase: “Atacarlos como capitalistas y no como donadores”.
Creo que estamos empezando a escuchar frases y conceptos que todavía hace algunos años podrían parecer impensables o en el mejor de los casos como una quimera de un “sueño de verano”, ya que el mismo Porter expresó; “Empresas que producen beneficios sociales y a la vez hacen negocio”.
Beneficios sociales y negocios, son términos que tal vez ni el mismo Carlos Marx pensó que fueran juntos, y siempre han sido manejados inclusive como polos opuestos que se rechazan. Dejando lo social a la donación y a la filantropía, y el negocio a quienes buscan la ganancia o utilidad por sí misma y para sí mismo.
El que Michael Porter de la Universidad de Harvard hablé en estos términos, creo que dice mucho de lo que seguramente se habla en los corredores académicos de esa y otras importantes universidades, y de lo que también comparten e intercambian con las empresas con las que tienen relaciones.
Y posiblemente lo más importante en el contexto mencionado, es que se mencione lo anterior dentro de las aulas con las generaciones actuales de estudiantes; jóvenes que para ellos será algo “normal” el considerar a la empresa no como la entidad autista y codiciosa que busca solamente las utilidades para sí misma, sino que es copartícipe y promotora en la solución de los problemas sociales de su comunidad, región o su país.
Pensando que se puede hacer negocio apoyando a la sociedad en general o una parte de ella.
La educación y formación de los futuros empresarios con este modelo de pensamiento, seguramente tendrá un impacto en la forma como operen y se tomen decisiones dentro de cada organización, y cambiará muy posiblemente también como vea el personal a la propia empresa, logrando con ello un mayor compromiso, ya que se podrá percibir que está involucrada en la sociedad en que vive; lo que considero es uno de los principales propósitos de la responsabilidad social empresarial.
Seguiremos platicando …
Esta afirmación que puede sonar tal vez exagerada para algunos, surge de algo que mencionó a principios del actual mes de octubre Michael Porter en una conferencia que dio en la Universidad de Monterrey, específicamente en una parte de su exposición señaló que: “Hay muchas necesidades que no están siendo cubiertas por nadie, y en esto las empresas están mejor posicionadas que cualquier otro sector para ayudar, debido a que tienen los recursos y las cadenas de logística”.
A lo anterior agregó además que las empresas tienen que pensar cuáles problemas sociales pueden impactar a través de su negocio, no como un agregado del departamento de responsabilidad social o la fundación, sino por medio del negocio mismo, rematando esto con la siguiente frase: “Atacarlos como capitalistas y no como donadores”.
Creo que estamos empezando a escuchar frases y conceptos que todavía hace algunos años podrían parecer impensables o en el mejor de los casos como una quimera de un “sueño de verano”, ya que el mismo Porter expresó; “Empresas que producen beneficios sociales y a la vez hacen negocio”.
Beneficios sociales y negocios, son términos que tal vez ni el mismo Carlos Marx pensó que fueran juntos, y siempre han sido manejados inclusive como polos opuestos que se rechazan. Dejando lo social a la donación y a la filantropía, y el negocio a quienes buscan la ganancia o utilidad por sí misma y para sí mismo.
El que Michael Porter de la Universidad de Harvard hablé en estos términos, creo que dice mucho de lo que seguramente se habla en los corredores académicos de esa y otras importantes universidades, y de lo que también comparten e intercambian con las empresas con las que tienen relaciones.
Y posiblemente lo más importante en el contexto mencionado, es que se mencione lo anterior dentro de las aulas con las generaciones actuales de estudiantes; jóvenes que para ellos será algo “normal” el considerar a la empresa no como la entidad autista y codiciosa que busca solamente las utilidades para sí misma, sino que es copartícipe y promotora en la solución de los problemas sociales de su comunidad, región o su país.
Pensando que se puede hacer negocio apoyando a la sociedad en general o una parte de ella.
La educación y formación de los futuros empresarios con este modelo de pensamiento, seguramente tendrá un impacto en la forma como operen y se tomen decisiones dentro de cada organización, y cambiará muy posiblemente también como vea el personal a la propia empresa, logrando con ello un mayor compromiso, ya que se podrá percibir que está involucrada en la sociedad en que vive; lo que considero es uno de los principales propósitos de la responsabilidad social empresarial.
Seguiremos platicando …
8 de octubre de 2012
Empresa Responsablemente Ciudadana
El desarrollo y evolución de la responsabilidad social está permitiendo generar nuevos modelos de empresa, que están dejando cada vez más atrás el solo concepto de entidad económica.
Lo antes dicho es el resultado de un nuevo concepto surgido entre un grupo de empresas de Monterrey en México, las cuales integran lo que ellos mismas llaman: “Empresa Responsablemente Ciudadana”, modelo que según mencionan, reconoce que el verdadero rol de una empresa es para el beneficio de la sociedad.
Esto a mi entender, termina con la típica empresa autista que busca su propio beneficio en términos egoístas, que considera a la sociedad como un medio para sus fines lucrativos.
Y en este sentido puede entenderse la definición que manejan de empresa: “Organización de personas que sirven a otras”; tal vez una definición corta y sencilla, pero con enormes implicaciones en cuanto a su papel socioeconómico.
De manera complementaria definen al ciudadano como la persona que se dedica a promover el bien de la sociedad.
Por lo tanto; “una Empresa Responsablemente Ciudadana es un actor que gestiona la evolución de la civilización y no incrementa la desigualdad social ni descompone su tejido, más bien lo regenera y proyecta para lograr una mejor humanidad, además de ser competitiva, sustentable y exitosa”.
El modelo, según sus creadores, cuenta con lo que ellos denominan tres elementos fundamentales: Cultura organizacional; Compromiso con la legalidad e Involucramiento con la comunidad; esto significa que comienza dentro de la propia empresa, para después proyectarse hacia la sociedad en general.
En lo que se refiere a la Cultura organizacional, señalan que permite al colaborador no se siente utilizado para propósitos ajenos, sino que encuentra una forma de lograr su trascendencia personal donde aplica sus talentos. Agregan que no es posible conseguir la competitividad sostenible, si no se toma en cuenta el aspecto de la cultura organizacional.
En lo que se refiere al Compromiso con la legalidad, se refiere a la relación de la empresa con su entorno, y se plantea la necesidad de establecer mecanismos que aseguren la transparencia en las operaciones de la empresa, y el cumplimiento con la legislación y normatividad aplicable.
Y en el tercer punto referente al Compromiso con la comunidad, se establece que no puede ser omiso con la realidad y las necesidades de la comunidad de influencia, por lo tanto, requiere participar en la mejora de las condiciones de vida actuales y futuras de su entorno inmediato.
Esta propuesta ya está siendo seguida por un grupo de empresas de la región, cada una de acuerdo a su tamaño, modelo y giro de negocio, por lo que es aplicable en cualquier caso.
Con este modelo, junto con la llamada “Economía del bien común” y las “B Corporations”, me atrevo a decir que estamos en el umbral de una nueva época en donde la Etica y la responsabilidad social serán los parámetros de los modelos de negocio que se desarrollen.
Seguiremos platicando …
Lo antes dicho es el resultado de un nuevo concepto surgido entre un grupo de empresas de Monterrey en México, las cuales integran lo que ellos mismas llaman: “Empresa Responsablemente Ciudadana”, modelo que según mencionan, reconoce que el verdadero rol de una empresa es para el beneficio de la sociedad.
Esto a mi entender, termina con la típica empresa autista que busca su propio beneficio en términos egoístas, que considera a la sociedad como un medio para sus fines lucrativos.
Y en este sentido puede entenderse la definición que manejan de empresa: “Organización de personas que sirven a otras”; tal vez una definición corta y sencilla, pero con enormes implicaciones en cuanto a su papel socioeconómico.
De manera complementaria definen al ciudadano como la persona que se dedica a promover el bien de la sociedad.
Por lo tanto; “una Empresa Responsablemente Ciudadana es un actor que gestiona la evolución de la civilización y no incrementa la desigualdad social ni descompone su tejido, más bien lo regenera y proyecta para lograr una mejor humanidad, además de ser competitiva, sustentable y exitosa”.
El modelo, según sus creadores, cuenta con lo que ellos denominan tres elementos fundamentales: Cultura organizacional; Compromiso con la legalidad e Involucramiento con la comunidad; esto significa que comienza dentro de la propia empresa, para después proyectarse hacia la sociedad en general.
En lo que se refiere a la Cultura organizacional, señalan que permite al colaborador no se siente utilizado para propósitos ajenos, sino que encuentra una forma de lograr su trascendencia personal donde aplica sus talentos. Agregan que no es posible conseguir la competitividad sostenible, si no se toma en cuenta el aspecto de la cultura organizacional.
En lo que se refiere al Compromiso con la legalidad, se refiere a la relación de la empresa con su entorno, y se plantea la necesidad de establecer mecanismos que aseguren la transparencia en las operaciones de la empresa, y el cumplimiento con la legislación y normatividad aplicable.
Y en el tercer punto referente al Compromiso con la comunidad, se establece que no puede ser omiso con la realidad y las necesidades de la comunidad de influencia, por lo tanto, requiere participar en la mejora de las condiciones de vida actuales y futuras de su entorno inmediato.
Esta propuesta ya está siendo seguida por un grupo de empresas de la región, cada una de acuerdo a su tamaño, modelo y giro de negocio, por lo que es aplicable en cualquier caso.
Con este modelo, junto con la llamada “Economía del bien común” y las “B Corporations”, me atrevo a decir que estamos en el umbral de una nueva época en donde la Etica y la responsabilidad social serán los parámetros de los modelos de negocio que se desarrollen.
Seguiremos platicando …
17 de septiembre de 2012
La Responsabilidad Social y la propuesta de nueva ley del trabajo
Una nueva propuesta de Ley Federal del Trabajo en México, que parece no considerar la responsabilidad social de manera explícita y clara.
Durante las semanas recientes, se ha venido incrementando la discusión en torno a esta nueva propuesta de ley presentada por el presidente del país al poder legislativo; y por las declaraciones realizadas por los diputados de todos los partidos políticos, están entrando a una discusión bizantina en cuanto al pago por hora; aspecto que si bien es importante, es solamente una parte de todo lo que implica una legislación de este tipo.
La ley actual, que se remonta al año de 1970, que se a su vez tiene su antecedente a la promulgada en 1936, requiere ser revisada y actualizada en el contexto económico y social de lo que es el siglo XXI, reconociendo que si bien la legislación sostiene principios que son válidos antes y ahora, tienen que ser conceptualizados a la época actual, y porqué no considerar aspectos que involucren a todo lo que se relaciona al ámbito laboral.
Por ejemplo me pregunto: ¿Por qué no considerar en esta nueva ley lo que se entiende por empresa? Concepto que se deja indefinido. ¿Por qué no considerar la responsabilidad social de la empresa? No es un tema menor, y sirve para definir en mucho el cómo debe operar y su propósito tanto económico como social.
Y de manera específica en este último aspecto es la relación de la empresa con sus principales stakeholders que es su personal, su relación laboral. ¿Cuál debe ser el criterio de base para dicha relación? Y si bien el aspecto económico en torno a los salarios es básico, hay muchos aspectos más a revisar y reconsiderar.
Un aspecto a reconsiderar por ejemplo y que tiene su reminiscencia en la ley de 1936, es hablar del patrón como sinónimo de la empresa; este término es del siglo XIX y se refiere a una persona o grupos de personas. Ahora se habla del empleador, un término que si no es el mejor, es más adecuado en el sentido que le da a la figura de la empresa una conceptualización diferente.
Ahora la empresa es definida como una entidad donde participan algunos como directivos y otros como operarios, y todos trabajando en beneficio de la empresa, y no unos a beneficio de otros.
Esta relación laboral entre directivos y operarios que se ha manejado como lucha de clases y que sirvió para la creación de los sindicatos en el siglo XIX, considero que ha evolucionado, y que los sindicatos requieren trabajar en conjunto con los directivos en beneficio de la empresa, beneficio que debe ser repartido entre dichos participantes.
Y no se trata de una quimera lo antes mencionado, ejemplos de lo anterior hay muchos en distintos países, y la legislación puede ser un instrumento para crear una nueva cultura laboral.
Tal vez la coyuntura creada con esta propuesta de ley, pueda ser la gran oportunidad para crear una legislación que considere el presente y el futuro de la empresa como un ente socioeconómico, con una expresada y clara responsabilidad social que se proyecte inicialmente en la relación laboral entre sus directivos y empleados, fomentando e incentivando una posición conciliadora y no afianzar esa otrora lucha de clases.
La empresa del siglo XXI requiere ser administrada bajo la premisa de la responsabilidad social, y que en ella se incluye tanto lo sustentable como lo económico.
Seguiremos platicando …
Blog: http://atamayon.blogspot.com
Durante las semanas recientes, se ha venido incrementando la discusión en torno a esta nueva propuesta de ley presentada por el presidente del país al poder legislativo; y por las declaraciones realizadas por los diputados de todos los partidos políticos, están entrando a una discusión bizantina en cuanto al pago por hora; aspecto que si bien es importante, es solamente una parte de todo lo que implica una legislación de este tipo.
La ley actual, que se remonta al año de 1970, que se a su vez tiene su antecedente a la promulgada en 1936, requiere ser revisada y actualizada en el contexto económico y social de lo que es el siglo XXI, reconociendo que si bien la legislación sostiene principios que son válidos antes y ahora, tienen que ser conceptualizados a la época actual, y porqué no considerar aspectos que involucren a todo lo que se relaciona al ámbito laboral.
Por ejemplo me pregunto: ¿Por qué no considerar en esta nueva ley lo que se entiende por empresa? Concepto que se deja indefinido. ¿Por qué no considerar la responsabilidad social de la empresa? No es un tema menor, y sirve para definir en mucho el cómo debe operar y su propósito tanto económico como social.
Y de manera específica en este último aspecto es la relación de la empresa con sus principales stakeholders que es su personal, su relación laboral. ¿Cuál debe ser el criterio de base para dicha relación? Y si bien el aspecto económico en torno a los salarios es básico, hay muchos aspectos más a revisar y reconsiderar.
Un aspecto a reconsiderar por ejemplo y que tiene su reminiscencia en la ley de 1936, es hablar del patrón como sinónimo de la empresa; este término es del siglo XIX y se refiere a una persona o grupos de personas. Ahora se habla del empleador, un término que si no es el mejor, es más adecuado en el sentido que le da a la figura de la empresa una conceptualización diferente.
Ahora la empresa es definida como una entidad donde participan algunos como directivos y otros como operarios, y todos trabajando en beneficio de la empresa, y no unos a beneficio de otros.
Esta relación laboral entre directivos y operarios que se ha manejado como lucha de clases y que sirvió para la creación de los sindicatos en el siglo XIX, considero que ha evolucionado, y que los sindicatos requieren trabajar en conjunto con los directivos en beneficio de la empresa, beneficio que debe ser repartido entre dichos participantes.
Y no se trata de una quimera lo antes mencionado, ejemplos de lo anterior hay muchos en distintos países, y la legislación puede ser un instrumento para crear una nueva cultura laboral.
Tal vez la coyuntura creada con esta propuesta de ley, pueda ser la gran oportunidad para crear una legislación que considere el presente y el futuro de la empresa como un ente socioeconómico, con una expresada y clara responsabilidad social que se proyecte inicialmente en la relación laboral entre sus directivos y empleados, fomentando e incentivando una posición conciliadora y no afianzar esa otrora lucha de clases.
La empresa del siglo XXI requiere ser administrada bajo la premisa de la responsabilidad social, y que en ella se incluye tanto lo sustentable como lo económico.
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11 de agosto de 2012
Los mercados, los estados y la Responsabilidad Social
Los acontecimientos de las últimas semanas en relación a la situación financiera de España, Italia y Grecia principalmente, han mostrado de manera muy evidente el poder que tienen los mercados en la actualidad, los cuales de alguna manera, ya sea de manera directa o indirecta, deciden el comportamiento y las acciones de los gobiernos.
Estos mercados, que como se mencionó en una colaboración anterior se han convertido en la entidad etérea “sagrada” que tiene la suficiente sabiduría para darle a cada quien lo que le corresponde, ya han decidido el presente y futuro de las sociedades de los países antes mencionados
Pero estos mercados que al menos en los pasados veinte años han invocado y logrado la desregulación por considerarse autosuficientes y auto regulados, son en realidad oligarquías que mediante su poder monetario se dedican a dirigir y regular el mundo financiero con propósitos meramente especulativos.
Para ellas el rentismo al grado de usura se ha convertido en su único y principal fin, y consideran a los estados nacionales y sus gobiernos como solamente agentes financieros que participan en el mercado mundial. Cuando en realidad estos gobiernos lo que buscan es una fuente de financiamiento que les ayude a sus objetivos sociales.
Esta situación ha convertido a los países en general en actores que sirven a los intereses de quienes son dueños del dinero, tergiversando en forma total la verdadera función que tienen los gobiernos y el mercado financiero en su sentido básico.
Lo anterior ha provocado que los estados hayan de alguna forma dejado de atender adecuadamente las que se consideran sus responsabilidades esenciales, como impartición de justicia, seguridad, defensa nacional, proveer servicios básicos (educación, salud) e infraestructura básica. Por lo que, al decirlo de otra manera, los gobiernos han dejado de atender debidamente su principal responsabilidad, su Responsabilidad Social (así con mayúsculas), por obedecer las exigencias y castigos de los mercados porque parece que se han sobre endeudado.
Y digo que parece porque ese exceso de deuda fue propiciado precisamente por esos mercados que facilitaron ese dinero que ahora piden de regreso con elevadas tasas de interés, sin tomar en cuenta el costo social para los habitantes de dichos países.
El panorama mencionado en conjunto, nos muestra un mundo en el que las oligarquías controlan a los estados; y estos solamente le sirven a ellos; por lo anterior es necesario redimensionar y redefinir las funciones básicas de los estados y que los mercados sean un medio para el bienestar económico de la sociedad.
Los estados tienen que cumplir cabalmente su responsabilidad social, lo cual implica que cumplan sus funciones básicas pero sin endeudarse de manera excesiva; pero no porque los mercados lo exijan, sino por ser una obligación ética en cuanto a su comportamiento.
Todo lo anterior que pueden solamente palabras, son precisamente las principales causas que han provocado la gran crisis financiera que se comenzara a presentar desde el 2007, y no terminará hasta que se redefinan las reglas del juego, y entre ellas, las funciones básicas y responsabilidades de los gobiernos y redimensionar los mercados, viendo a estos últimos como lo que son meros instrumentos, y que no sean controlados por unos cuantos como ha sido hasta ahora.
Seguiremos platicando …
Estos mercados, que como se mencionó en una colaboración anterior se han convertido en la entidad etérea “sagrada” que tiene la suficiente sabiduría para darle a cada quien lo que le corresponde, ya han decidido el presente y futuro de las sociedades de los países antes mencionados
Pero estos mercados que al menos en los pasados veinte años han invocado y logrado la desregulación por considerarse autosuficientes y auto regulados, son en realidad oligarquías que mediante su poder monetario se dedican a dirigir y regular el mundo financiero con propósitos meramente especulativos.
Para ellas el rentismo al grado de usura se ha convertido en su único y principal fin, y consideran a los estados nacionales y sus gobiernos como solamente agentes financieros que participan en el mercado mundial. Cuando en realidad estos gobiernos lo que buscan es una fuente de financiamiento que les ayude a sus objetivos sociales.
Esta situación ha convertido a los países en general en actores que sirven a los intereses de quienes son dueños del dinero, tergiversando en forma total la verdadera función que tienen los gobiernos y el mercado financiero en su sentido básico.
Lo anterior ha provocado que los estados hayan de alguna forma dejado de atender adecuadamente las que se consideran sus responsabilidades esenciales, como impartición de justicia, seguridad, defensa nacional, proveer servicios básicos (educación, salud) e infraestructura básica. Por lo que, al decirlo de otra manera, los gobiernos han dejado de atender debidamente su principal responsabilidad, su Responsabilidad Social (así con mayúsculas), por obedecer las exigencias y castigos de los mercados porque parece que se han sobre endeudado.
Y digo que parece porque ese exceso de deuda fue propiciado precisamente por esos mercados que facilitaron ese dinero que ahora piden de regreso con elevadas tasas de interés, sin tomar en cuenta el costo social para los habitantes de dichos países.
El panorama mencionado en conjunto, nos muestra un mundo en el que las oligarquías controlan a los estados; y estos solamente le sirven a ellos; por lo anterior es necesario redimensionar y redefinir las funciones básicas de los estados y que los mercados sean un medio para el bienestar económico de la sociedad.
Los estados tienen que cumplir cabalmente su responsabilidad social, lo cual implica que cumplan sus funciones básicas pero sin endeudarse de manera excesiva; pero no porque los mercados lo exijan, sino por ser una obligación ética en cuanto a su comportamiento.
Todo lo anterior que pueden solamente palabras, son precisamente las principales causas que han provocado la gran crisis financiera que se comenzara a presentar desde el 2007, y no terminará hasta que se redefinan las reglas del juego, y entre ellas, las funciones básicas y responsabilidades de los gobiernos y redimensionar los mercados, viendo a estos últimos como lo que son meros instrumentos, y que no sean controlados por unos cuantos como ha sido hasta ahora.
Seguiremos platicando …
2 de agosto de 2012
Todos somos prisioneros
Aunque poco se menciona, tal vez por considerarse evidente, los seres humanos estamos prácticamente dependientes de lo que hagan o no hagan el resto de los seres humanos, por lo que sin quererlo, todos nos encontramos sujetos al “Dilema del prisionero”.
Es necesario percatarse que dicho dilema no es un simple ejemplo, sino más bien representa en forma muy sucinta la realidad en que nos encontramos; si consideramos a la humanidad como un ser vivo solamente, se vive en un ecosistema cerrado, es decir no puede salirse del planeta.
Lo mismo sucede en otros planos, en el país, la ciudad, la empresa donde se labora y la familia; y si bien eventualmente se puede salir de estos planos, no se logra ni al instante en que se quisiera, y de salir se entrará a otro modelo cerrado similar a los demás.
En otras palabras, todos los miembros de un grupo social, como una ciudad o una empresa, estamos dentro de un sistema cerrado, por lo que nos conviene trabajar de forma cooperativa, siendo su incentivo principal el poder mejorar tanto individual como colectivamente.
Es considerar por conveniencia propia, que “nos conviene” que los demás mejoren, ya que esto servirá para que todos mejoremos. Un egoísmo que sabe que se podrá estar mejor cuando tome en cuenta a todos los involucrados.
Como complemento a lo anterior, la sicología menciona que gran parte de la actuación del ser humano es en función de los incentivos existentes, más que por valores en sí mismos. Y en el caso del dilema esto se puede ver claramente, pensar en que conviene más según los incentivos creados, sin embargo, y si bien esto puede ser egoísta, dicho egoísmo no resulta conveniente ni en el corto ni mediano plazo.
Todo lo mencionado va en relación al comportamiento ético que se tenga. Es decir, si bien ha resultado totalmente reprobable la forma como han actuado algunos de los directivos de grandes instituciones financieras en Estados Unidos y Europa, esta forma de actuar, según diversas investigaciones persiste en el actuar diario de la gran mayoría principalmente por alguna de las siguientes tres razones:
1. Frente a un dilema que implica elegir entre dos cursos, uno que corresponde a hacer lo correcto y el otro a hacer lo más fácil, se elige esta última opción.
2. Se prefiere elegir un curso que nos haga aparecer como ganadores, cueste lo que cueste, antes que elegir la opción ética que podría conducirnos a ser perdedores.
3. Se toman las decisiones sobre la base de una racionalización que se genera de acuerdo con el contexto particular de cada caso. Esto deriva en un tipo particular de relativismo, de acuerdo con el cual aquello que resulta bueno para quien toma la decisión es aquello que se considera “bueno” para todos.
En suma, es necesario percatarse, que tanto los individuos, como las empresas y los países, se encuentran en un sistema cerrado, y como tales todos se encuentran prisioneros, y por lo tanto el actuar en forma egoísta tendrá efectos negativos y por lo tanto todos los involucrados saldrán perjudicados.
La solución para esto es el desarrollar la cooperación, buscando una relación ganar-ganar; esto es una forma clara de generar y desarrollar la Responsabilidad Social.
Seguiremos platicando …
Es necesario percatarse que dicho dilema no es un simple ejemplo, sino más bien representa en forma muy sucinta la realidad en que nos encontramos; si consideramos a la humanidad como un ser vivo solamente, se vive en un ecosistema cerrado, es decir no puede salirse del planeta.
Lo mismo sucede en otros planos, en el país, la ciudad, la empresa donde se labora y la familia; y si bien eventualmente se puede salir de estos planos, no se logra ni al instante en que se quisiera, y de salir se entrará a otro modelo cerrado similar a los demás.
En otras palabras, todos los miembros de un grupo social, como una ciudad o una empresa, estamos dentro de un sistema cerrado, por lo que nos conviene trabajar de forma cooperativa, siendo su incentivo principal el poder mejorar tanto individual como colectivamente.
Es considerar por conveniencia propia, que “nos conviene” que los demás mejoren, ya que esto servirá para que todos mejoremos. Un egoísmo que sabe que se podrá estar mejor cuando tome en cuenta a todos los involucrados.
Como complemento a lo anterior, la sicología menciona que gran parte de la actuación del ser humano es en función de los incentivos existentes, más que por valores en sí mismos. Y en el caso del dilema esto se puede ver claramente, pensar en que conviene más según los incentivos creados, sin embargo, y si bien esto puede ser egoísta, dicho egoísmo no resulta conveniente ni en el corto ni mediano plazo.
Todo lo mencionado va en relación al comportamiento ético que se tenga. Es decir, si bien ha resultado totalmente reprobable la forma como han actuado algunos de los directivos de grandes instituciones financieras en Estados Unidos y Europa, esta forma de actuar, según diversas investigaciones persiste en el actuar diario de la gran mayoría principalmente por alguna de las siguientes tres razones:
1. Frente a un dilema que implica elegir entre dos cursos, uno que corresponde a hacer lo correcto y el otro a hacer lo más fácil, se elige esta última opción.
2. Se prefiere elegir un curso que nos haga aparecer como ganadores, cueste lo que cueste, antes que elegir la opción ética que podría conducirnos a ser perdedores.
3. Se toman las decisiones sobre la base de una racionalización que se genera de acuerdo con el contexto particular de cada caso. Esto deriva en un tipo particular de relativismo, de acuerdo con el cual aquello que resulta bueno para quien toma la decisión es aquello que se considera “bueno” para todos.
En suma, es necesario percatarse, que tanto los individuos, como las empresas y los países, se encuentran en un sistema cerrado, y como tales todos se encuentran prisioneros, y por lo tanto el actuar en forma egoísta tendrá efectos negativos y por lo tanto todos los involucrados saldrán perjudicados.
La solución para esto es el desarrollar la cooperación, buscando una relación ganar-ganar; esto es una forma clara de generar y desarrollar la Responsabilidad Social.
Seguiremos platicando …
20 de julio de 2012
El mercado y la Responsabilidad Social Empresarial
Existe la idea generalizada de que la Responsabilidad Social Empresarial es una especie de concesión por parte de las empresas para con la sociedad en general, mostrando así algo de su buena disposición o altruismo pensando positivamente, cuando en realidad el concepto tiene que ver con la vida en sociedad de este ente social llamado empresa.
En una perspectiva histórica, es interesante observar las modificaciones y hasta distorsiones que se han hecho de diversos conceptos, que ya alterados se convierten en paradigmas que como tales deben ser seguidos de manera rígida e inalterable sin cuestionarlos.
Ejemplo de lo anterior es la Responsabilidad Social Empresarial que se considera como una acción voluntaria, y su valor entonces reside en el grado en que se pone en práctica esa voluntariedad, pero, ¿Acaso no es contradictorio que una responsabilidad sea voluntaria?. Como individuos tenemos legalmente derechos y obligaciones (responsabilidades) que están establecidos en la Constitución, y por lo tanto las mencionadas obligaciones nos comprometen a cumplirlas invariablemente sin dejarlas a nuestra a criterio para su pleno cumplimiento.
Ahora bien, las empresas legalmente son personas morales y por lo tanto también tienen sus derechos y obligaciones, teniendo que cumplir plenamente estos últimos ya que de lo contrario están sujetos a ser amonestados o castigados de acuerdo a la ley.
Tomemos por caso el salario mínimo establecido anualmente por una institución del gobierno, al determinarse, todas las empresas están obligadas a pagar al menos dicho importe a su personal, pero no menos; pero como contraparte no existe legalmente un salario máximo, dejando entonces este último a lo que señale el mercado, es decir, a lo que diga la oferta y la demanda.
Y este mercado se ha convertido en la entidad etérea “sagrada” que tiene la suficiente sabiduría para darle a cada quien lo que le corresponde; es como antes se mencionó, uno de esos conceptos que con el paso del tiempo han adquirido un nivel superior, un paradigma, que seguramente los historiadores del futuro hablarán de esta época (siglo XX principalmente y su secuela en el actual XXI), cuando el mercado se convirtió en el objeto de culto para una gran parte de la humanidad, siendo “su voluntad” inquebrantable e inobjetable; puede sonar muy sarcástico todo esto señalado, pero lo relaciono precisamente con la Responsabilidad Social.
Para el mercado no existe la Responsabilidad Social, y por eso esta responsabilidad es voluntaria, porque no tiene nada que ver con las leyes de la oferta y la demanda. Y como la sociedad en general ha sido formada y educada para comportarse de acuerdo al mercado, vemos a la Responsabilidad Social como algo ajeno, algo raro que no cumple con el paradigma establecido.
Pero si lo mencionado antes como se dijo es sarcástico y pueda ser discutido y objetado, lo que sí es plenamente vigente y totalmente irónico es lo sucedido con Adam Smith, personaje que siendo considerado como el padre de la economía era profesor de ética, y todo su legado sobre el funcionamiento del sector productivo está basado en preceptos éticos, y uno de ellos, es la Responsabilidad Social, aunque no lo dice de esta manera.
Por lo tanto el mercado y la economía en general, que por cierto esta última es una ciencia social, deberían funcionar como lo mencionó Adam Smith, de acuerdo a normas éticas, normas que buscan finalmente el bien común y la mejora de la sociedad en general. Tal vez pueda decirse que esto sea en última instancia el propósito de la Responsabilidad Social.
Seguiremos platicando …
En una perspectiva histórica, es interesante observar las modificaciones y hasta distorsiones que se han hecho de diversos conceptos, que ya alterados se convierten en paradigmas que como tales deben ser seguidos de manera rígida e inalterable sin cuestionarlos.
Ejemplo de lo anterior es la Responsabilidad Social Empresarial que se considera como una acción voluntaria, y su valor entonces reside en el grado en que se pone en práctica esa voluntariedad, pero, ¿Acaso no es contradictorio que una responsabilidad sea voluntaria?. Como individuos tenemos legalmente derechos y obligaciones (responsabilidades) que están establecidos en la Constitución, y por lo tanto las mencionadas obligaciones nos comprometen a cumplirlas invariablemente sin dejarlas a nuestra a criterio para su pleno cumplimiento.
Ahora bien, las empresas legalmente son personas morales y por lo tanto también tienen sus derechos y obligaciones, teniendo que cumplir plenamente estos últimos ya que de lo contrario están sujetos a ser amonestados o castigados de acuerdo a la ley.
Tomemos por caso el salario mínimo establecido anualmente por una institución del gobierno, al determinarse, todas las empresas están obligadas a pagar al menos dicho importe a su personal, pero no menos; pero como contraparte no existe legalmente un salario máximo, dejando entonces este último a lo que señale el mercado, es decir, a lo que diga la oferta y la demanda.
Y este mercado se ha convertido en la entidad etérea “sagrada” que tiene la suficiente sabiduría para darle a cada quien lo que le corresponde; es como antes se mencionó, uno de esos conceptos que con el paso del tiempo han adquirido un nivel superior, un paradigma, que seguramente los historiadores del futuro hablarán de esta época (siglo XX principalmente y su secuela en el actual XXI), cuando el mercado se convirtió en el objeto de culto para una gran parte de la humanidad, siendo “su voluntad” inquebrantable e inobjetable; puede sonar muy sarcástico todo esto señalado, pero lo relaciono precisamente con la Responsabilidad Social.
Para el mercado no existe la Responsabilidad Social, y por eso esta responsabilidad es voluntaria, porque no tiene nada que ver con las leyes de la oferta y la demanda. Y como la sociedad en general ha sido formada y educada para comportarse de acuerdo al mercado, vemos a la Responsabilidad Social como algo ajeno, algo raro que no cumple con el paradigma establecido.
Pero si lo mencionado antes como se dijo es sarcástico y pueda ser discutido y objetado, lo que sí es plenamente vigente y totalmente irónico es lo sucedido con Adam Smith, personaje que siendo considerado como el padre de la economía era profesor de ética, y todo su legado sobre el funcionamiento del sector productivo está basado en preceptos éticos, y uno de ellos, es la Responsabilidad Social, aunque no lo dice de esta manera.
Por lo tanto el mercado y la economía en general, que por cierto esta última es una ciencia social, deberían funcionar como lo mencionó Adam Smith, de acuerdo a normas éticas, normas que buscan finalmente el bien común y la mejora de la sociedad en general. Tal vez pueda decirse que esto sea en última instancia el propósito de la Responsabilidad Social.
Seguiremos platicando …
12 de julio de 2012
La Responsabilidad Social y la Sustentabilidad; las bases para un New Deal a escala mundial
A prácticamente la mitad del año 2012, la atmósfera de crisis sigue imperando en los países europeos y de alguna manera también en Estados Unidos, y si bien en este último no es tan marcado, el no poder lograr una franca recuperación económica sigue vigente.
Si bien pueden existir razones técnico económicas que expliquen tal situación mencionada, posiblemente, y esto lo digo a manera de hipótesis, la causa inicial de esto no avance o clara mejora, es porque se quieren mantener las mismas reglas que provocaron esta grave crisis a escala mundial.
En otras palabras, la situación de crisis no termina, porque se busca que todo se encamine a seguir el mismo modelo como estaba antes del 2008. Mantener un sistema que ya se ha visto claramente que no logra los objetivos y resultados buscados.
Connotados economistas premiados con el Nobel, ya han manifestado claramente que esta crisis vino a ser al capitalismo el equivalente a la caída del Muro de Berlín, el cual fue el inicio del fin del comunismo en la antigua URSS.
Por lo tanto, siguiendo con la analogía, parece que en este 2012, a cuatro años de la “caída del Muro del capitalismo de mercado”, se quiere volver a reconstruir este tal como estaba en el 2007. Persistir en su reconstrucción con unas mejoras pensando que estará más sólido y que por lo tanto será muy difícil que si no imposible que se caiga de nuevo.
Pero si este nuevo muro se construye solamente con más vigilancia y controles de tipo tradicional, significa entonces que permanece el sistema que provocó la crisis.
Y más que nuevos controles, se requiere un nuevo modelo con dos elementos claves que por mucho tiempo fueron soslayados; y ellos son la ética y la confianza.
Siguiendo con ejemplos a escala internacional, se requiere un “New Deal” a nivel mundial, como el establecido por Roosevelt para Estados Unidos; en donde se diseñe un modelo que tenga como base la Responsabilidad Social, siendo la ética y la confianza, los elementos que se sirvan para la cohesión de este nuevo modelo.
Que tenga a la sustentabilidad en el más amplio sentido del término, como una de sus bases y pilares, y que sea el argumento principal para todas las acciones tanto del sector privado como del gobierno.
Hasta ahora, la codicia y el consumo desmedidos no terminan, parece que todo quiere encaminarse a seguir todo como estaba antes.
Es evidente que todo lo planteado hasta ahora suene como una utopía más, sin embargo, lo que no es una utopía es que si se mantiene el modelo seguido hasta ahora con solo algunos ajustes, además de estar propensos a crisis más agudas, lo más grave será que no se entendió ni aprendió realmente de la lección vivida en los pasados tres años (2008-2011).
En suma, se requiere de un nuevo modelo a nivel mundial en donde la Responsabilidad Social junto con la Sustentabilidad (así con mayúsculas), sean los puntos de referencia para todas las instituciones públicas y para las empresas del sector privado.
El mundo necesita cambiar y mejorar.
Seguiremos platicando …
Si bien pueden existir razones técnico económicas que expliquen tal situación mencionada, posiblemente, y esto lo digo a manera de hipótesis, la causa inicial de esto no avance o clara mejora, es porque se quieren mantener las mismas reglas que provocaron esta grave crisis a escala mundial.
En otras palabras, la situación de crisis no termina, porque se busca que todo se encamine a seguir el mismo modelo como estaba antes del 2008. Mantener un sistema que ya se ha visto claramente que no logra los objetivos y resultados buscados.
Connotados economistas premiados con el Nobel, ya han manifestado claramente que esta crisis vino a ser al capitalismo el equivalente a la caída del Muro de Berlín, el cual fue el inicio del fin del comunismo en la antigua URSS.
Por lo tanto, siguiendo con la analogía, parece que en este 2012, a cuatro años de la “caída del Muro del capitalismo de mercado”, se quiere volver a reconstruir este tal como estaba en el 2007. Persistir en su reconstrucción con unas mejoras pensando que estará más sólido y que por lo tanto será muy difícil que si no imposible que se caiga de nuevo.
Pero si este nuevo muro se construye solamente con más vigilancia y controles de tipo tradicional, significa entonces que permanece el sistema que provocó la crisis.
Y más que nuevos controles, se requiere un nuevo modelo con dos elementos claves que por mucho tiempo fueron soslayados; y ellos son la ética y la confianza.
Siguiendo con ejemplos a escala internacional, se requiere un “New Deal” a nivel mundial, como el establecido por Roosevelt para Estados Unidos; en donde se diseñe un modelo que tenga como base la Responsabilidad Social, siendo la ética y la confianza, los elementos que se sirvan para la cohesión de este nuevo modelo.
Que tenga a la sustentabilidad en el más amplio sentido del término, como una de sus bases y pilares, y que sea el argumento principal para todas las acciones tanto del sector privado como del gobierno.
Hasta ahora, la codicia y el consumo desmedidos no terminan, parece que todo quiere encaminarse a seguir todo como estaba antes.
Es evidente que todo lo planteado hasta ahora suene como una utopía más, sin embargo, lo que no es una utopía es que si se mantiene el modelo seguido hasta ahora con solo algunos ajustes, además de estar propensos a crisis más agudas, lo más grave será que no se entendió ni aprendió realmente de la lección vivida en los pasados tres años (2008-2011).
En suma, se requiere de un nuevo modelo a nivel mundial en donde la Responsabilidad Social junto con la Sustentabilidad (así con mayúsculas), sean los puntos de referencia para todas las instituciones públicas y para las empresas del sector privado.
El mundo necesita cambiar y mejorar.
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28 de junio de 2012
Responsabilidad Social Individual
Es evidente que la responsabilidad social en sus diversos grados y manifestaciones cada día se expande más, diferentes eventos como congresos, seminarios y cursos se realizan en gran cantidad en muchos países, y si bien esto es positivo, tal vez sea necesario hacer algo más para que la responsabilidad social “empresaria” tenga mayor consistencia y solidez.
Vale la pena recordar que la empresa, esta figura de creación humana que no tiene una definición única y universal, no tiene vida por sí misma, sino que existe por y para la sociedad en general, y por lo tanto se requiere hacerla y formarla por quienes la integran.
Y quienes la integran son precisamente seres humanos, por lo que inicialmente hay que inculcar en ellos que por vivir en una sociedad, tienen una responsabilidad para con ella.
Una forma posiblemente básica para ir gestando dicha responsabilidad social individual, es el educar y formar en civismo, es decir, ir haciendo a los individuos desde niños o jóvenes unos buenos ciudadanos, entendiendo esto último como el hacerlos conscientes de la importancia de tener un comportamiento adecuado en la sociedad en que viven.
Y un comportamiento adecuado no se sujeta al solo hecho de cumplir con las leyes de la comunidad en que viven, sino el que se entienda que por vivir en una sociedad son responsables ante ella de sus propias acciones.
En otras palabras, desarrollar una responsabilidad social individual en donde todos los habitantes de una comunidad, saben que una conducta adecuada con el prójimo, es positiva tanto para sí mismo como para los demás.
Si las personas son educadas de esta forma, al llegar a las empresas buscarán que esta actúe de la misma manera, y entonces si podríamos hablar plenamente de la responsabilidad social empresarial.
Tal vez suene muy utópico o idealista lo dicho hasta ahora, pero pensemos en lo que ha sucedido en esta crisis financiera que se iniciara desde el 2007; en su afán de codicia y en una actitud plenamente individualista, empresas como Lehman Brothers, fueron dirigidas por personas que si bien eran altamente competentes, por las evidencias de su actuación fueron poco o nada responsables socialmente; en otras palabras, no mostraron mayor preocupación por las consecuencias que podría tener su actuación.
Este modelo de Lehman Brothers se repitió en una gran cantidad de empresas, bancos específicamente, tanto en Europa como en Estados Unidos, convirtiéndose antes de la crisis como el modelo a seguir por todas las empresa y por la sociedad en general.
En conclusión es necesario desarrollar sociedades responsables que sean conformadas por individuos socialmente responsables, promover íconos que los hay, de personas que como individuos son responsables y dirigen sus empresas de manera responsable.
Educar en civismo y en ética a toda la población y así llevarlo a la empresa para operarla ética y responsablemente.
Seguiremos platicando …
Vale la pena recordar que la empresa, esta figura de creación humana que no tiene una definición única y universal, no tiene vida por sí misma, sino que existe por y para la sociedad en general, y por lo tanto se requiere hacerla y formarla por quienes la integran.
Y quienes la integran son precisamente seres humanos, por lo que inicialmente hay que inculcar en ellos que por vivir en una sociedad, tienen una responsabilidad para con ella.
Una forma posiblemente básica para ir gestando dicha responsabilidad social individual, es el educar y formar en civismo, es decir, ir haciendo a los individuos desde niños o jóvenes unos buenos ciudadanos, entendiendo esto último como el hacerlos conscientes de la importancia de tener un comportamiento adecuado en la sociedad en que viven.
Y un comportamiento adecuado no se sujeta al solo hecho de cumplir con las leyes de la comunidad en que viven, sino el que se entienda que por vivir en una sociedad son responsables ante ella de sus propias acciones.
En otras palabras, desarrollar una responsabilidad social individual en donde todos los habitantes de una comunidad, saben que una conducta adecuada con el prójimo, es positiva tanto para sí mismo como para los demás.
Si las personas son educadas de esta forma, al llegar a las empresas buscarán que esta actúe de la misma manera, y entonces si podríamos hablar plenamente de la responsabilidad social empresarial.
Tal vez suene muy utópico o idealista lo dicho hasta ahora, pero pensemos en lo que ha sucedido en esta crisis financiera que se iniciara desde el 2007; en su afán de codicia y en una actitud plenamente individualista, empresas como Lehman Brothers, fueron dirigidas por personas que si bien eran altamente competentes, por las evidencias de su actuación fueron poco o nada responsables socialmente; en otras palabras, no mostraron mayor preocupación por las consecuencias que podría tener su actuación.
Este modelo de Lehman Brothers se repitió en una gran cantidad de empresas, bancos específicamente, tanto en Europa como en Estados Unidos, convirtiéndose antes de la crisis como el modelo a seguir por todas las empresa y por la sociedad en general.
En conclusión es necesario desarrollar sociedades responsables que sean conformadas por individuos socialmente responsables, promover íconos que los hay, de personas que como individuos son responsables y dirigen sus empresas de manera responsable.
Educar en civismo y en ética a toda la población y así llevarlo a la empresa para operarla ética y responsablemente.
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15 de junio de 2012
Lecciones de la crisis
Dentro de las muchas lecciones que está dejando la gran crisis financiera en la que se encuentra actualmente el mundo, es que los más importantes actores como son los gobiernos y las empresas, se están percatando que no pueden seguir actuando solos de manera aislada.
Los paradigmas que han imperado en al menos las tres décadas pasadas como el que los gobiernos nada más están para gobernar, y el que las empresas pueden operar por sí solas, dejando todo en manos del mercado, están siendo severamente cuestionados.
Y este cuestionamiento clave surge precisamente porque una de las que se dice principales causas de esta crisis, es el que cada una de estas entidades buscó su propio beneficio y conveniencia, pensando que cada uno podría actuar por sí solo sin la intervención del otro.
En otras palabras, cada quien era responsable por sí mismo, dejando la responsabilidad por la sociedad en general en manos del mercado.
Este autismo por llamarlo de alguna manera, motivó que nadie se preocupara por ejemplo por la ecología ni mucho menos por la sustentabilidad; la muestra clara del pensamiento que imperó por mucho tiempo y todavía busca de alguna manera permanecer, fue la ya célebre frase de Milton Friedman pronunciada en 1970, cuando publicó un artículo en New York Times titulado "La responsabilidad social de las empresas consiste en elevar sus beneficios".
Y si bien esta idea fue la imperante durante mucho tiempo, su vigencia ha ido perdiendo validez en el tiempo, y posiblemente más aún ahora con la crisis en la que se encuentra una parte importante del mundo.
La buena noticia puede ser que con los altibajos económicos de la primera década de este siglo, y la profunda y larga crisis que comenzara en el 2009 y que todavía no tiene para cuando concluir plenamente, ha permitido repensar y dar entrada a reflexiones y pensamientos que si bien no son nuevos, si pueden ser un camino más sólido para lograr un mejor desarrollo económico y social.
Y este nuevo pensamiento considera la ecología, la responsabilidad social y la ética, como los marcos generales en donde se desenvuelvan los negocios; o en otras palabras, las utilidades y las ganancias se conviertan en el medio para lograr mejoras en el bienestar social.
Y la gran lección que está dejando esta crisis, es que empresas y gobiernos requieren trabajar juntos; y ese laborar en conjunto es percatarse que tienen una responsabilidad compartida, una responsabilidad con la sociedad, y no por cuestiones filantrópicas, sino por su propia conveniencia en función de su supervivencia.
Aunque con sus riesgos, es posible pensar que estamos en el umbral de una era donde las premisas claves son la ética y la ecología; muestra de esto es que cada vez surgen legislaciones que apuntan en este sentido, y en las grandes escuelas de negocios ya la ética y la responsabilidad social están formando parte de las asignaturas a estudiar.
Es cierto que falta mucho por avanzar en este campo, y que sea precisamente la mayor responsabilidad social de la generación actual, formar a las ahora generaciones de jóvenes estudiantes con una nueva mentalidad, en donde este tipo de crisis como en la que ahora nos encontramos sean cosas del pasado.
Seguiremos platicando …
Blog: http://atamayon.blogspot.com
Los paradigmas que han imperado en al menos las tres décadas pasadas como el que los gobiernos nada más están para gobernar, y el que las empresas pueden operar por sí solas, dejando todo en manos del mercado, están siendo severamente cuestionados.
Y este cuestionamiento clave surge precisamente porque una de las que se dice principales causas de esta crisis, es el que cada una de estas entidades buscó su propio beneficio y conveniencia, pensando que cada uno podría actuar por sí solo sin la intervención del otro.
En otras palabras, cada quien era responsable por sí mismo, dejando la responsabilidad por la sociedad en general en manos del mercado.
Este autismo por llamarlo de alguna manera, motivó que nadie se preocupara por ejemplo por la ecología ni mucho menos por la sustentabilidad; la muestra clara del pensamiento que imperó por mucho tiempo y todavía busca de alguna manera permanecer, fue la ya célebre frase de Milton Friedman pronunciada en 1970, cuando publicó un artículo en New York Times titulado "La responsabilidad social de las empresas consiste en elevar sus beneficios".
Y si bien esta idea fue la imperante durante mucho tiempo, su vigencia ha ido perdiendo validez en el tiempo, y posiblemente más aún ahora con la crisis en la que se encuentra una parte importante del mundo.
La buena noticia puede ser que con los altibajos económicos de la primera década de este siglo, y la profunda y larga crisis que comenzara en el 2009 y que todavía no tiene para cuando concluir plenamente, ha permitido repensar y dar entrada a reflexiones y pensamientos que si bien no son nuevos, si pueden ser un camino más sólido para lograr un mejor desarrollo económico y social.
Y este nuevo pensamiento considera la ecología, la responsabilidad social y la ética, como los marcos generales en donde se desenvuelvan los negocios; o en otras palabras, las utilidades y las ganancias se conviertan en el medio para lograr mejoras en el bienestar social.
Y la gran lección que está dejando esta crisis, es que empresas y gobiernos requieren trabajar juntos; y ese laborar en conjunto es percatarse que tienen una responsabilidad compartida, una responsabilidad con la sociedad, y no por cuestiones filantrópicas, sino por su propia conveniencia en función de su supervivencia.
Aunque con sus riesgos, es posible pensar que estamos en el umbral de una era donde las premisas claves son la ética y la ecología; muestra de esto es que cada vez surgen legislaciones que apuntan en este sentido, y en las grandes escuelas de negocios ya la ética y la responsabilidad social están formando parte de las asignaturas a estudiar.
Es cierto que falta mucho por avanzar en este campo, y que sea precisamente la mayor responsabilidad social de la generación actual, formar a las ahora generaciones de jóvenes estudiantes con una nueva mentalidad, en donde este tipo de crisis como en la que ahora nos encontramos sean cosas del pasado.
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5 de junio de 2012
Epoca de Cambios vs Cambio de Epoca
Los acontecimientos que se han venido desarrollando por la ya muy mencionada crisis, parecen indicar que sin ser señalado de manera expresa por alguien, se está conformando una nueva forma de operar de empresas y gobiernos, en donde la ética y la responsabilidad social adquieren mayor relevancia.
Dentro de lo mucho que se habla de la crisis en cuanto sus efectos presentes y los posibles en el futuro en los aspectos económico-financieros, se ha venido gestando también una mayor conciencia en cuanto a: ¿Cómo fue posible que se gestara un problema de estas dimensiones y que tendrá severas repercusiones al menos en el mediano plazo?
Y como causas principales se mencionan con mayor insistencia la codicia y el dejar al mercado (entelequia creada por el ser humano), como los artífices de la situación actual.
El despersonalizar al mercado de la acción humana como si fuera un ente ajeno al mismo, y pensar en la codicia sin mencionarla como tal, se convirtieron en los paradigmas claves para la mejora de toda la sociedad; pero como se ha estado viendo en los pasados cuatro años, esto no ha sido así.
Y si bien algunos quieren resolver el problema pensando en que todo quede como estaba antes, muchos más piensan realmente en modificar este modelo de pensamiento.
Estos muchos son tanto los movimientos sociales de protesta que se han creado tanto en España, Estados Unidos y en otras partes del mundo, como lo mencionado por diversos analistas que reclaman a políticos y también a las grandes instituciones financieras y empresariales, un cambio drástico en su forma de operar.
En pocas palabras, tal vez se podría resumir que los llamados “Indignados” por decirlo en términos generales, no quieren una vuelta al pasado como si nada hubiera ocurrido, que lo sucedido no fue un hecho aislado, sino más bien un gran efecto de las causas antes mencionadas.
Y si bien es cierto que este clamor es general con distintas intensidades en todo el mundo, marcan sin quererlo, un antes y después de la crisis actual.
Por un lado, la crisis financiera actualmente en Europa ha llegado a tal grado, que se tienen que repensar en forma seria y profunda la forma de operar hasta ahora, y modificar las reglas del juego de manera drástica; en otras palabras, no hay un vuelta atrás.
Estados Unidos por su lado, requiere de modificar su modelo para terminar con problemas financieros y sociales como su todavía elevado desempleo.
Y en las distintas formas que se plantean para resolver el problema se marca como un requisito clave restaurar la confianza, y para poderla restaurar al margen de cualquier nueva regla o disposición, se necesita la ética y con ella la responsabilidad social.
De nada servirán nuevas leyes o instituciones si junto con ellas no se modifican también los modelos de pensamiento individualista y de codicia, que menosprecian o relegan la responsabilidad social.
Tal vez pueda sonar romántico para algunos lo dicho previamente, pero los políticos hablan reiteradamente de recobrar la confianza, y esta no volverá hasta que se modifiquen las reglas del juego.
Es posible entonces, que nos encontremos en el umbral de una nueva era, la cual como ha sido en otros momentos de la historia, su avance sea lento y poco visible por las mayorías, recordemos por ejemplo la Revolución Industrial que comenzara en el siglo XVIII y siguió al menos durante la siguiente centuria, y muy pocos fueron los que se percataron en su momento de lo que estaba pasando.
Un fenómeno similar seguramente ahora se está viviendo, y la crisis es precisamente por el agotamiento de un modelo que no ha servido plenamente, y que está siendo el origen o nacimiento de una nueva época.
Una nueva época en donde la ética y la responsabilidad social serán los marcos de referencia para las decisiones económico-financieras; y esto será ya sea por convencimiento propio, o principalmente porque esta sociedad del siglo XXI con los nuevos modelos de comunicación como las redes sociales y con una mayor educación, exige ya y exigirá en el futuro un modelo donde puedan desarrollarse y crecer en forma segura y sustentable.
Seguiremos platicando …
Dentro de lo mucho que se habla de la crisis en cuanto sus efectos presentes y los posibles en el futuro en los aspectos económico-financieros, se ha venido gestando también una mayor conciencia en cuanto a: ¿Cómo fue posible que se gestara un problema de estas dimensiones y que tendrá severas repercusiones al menos en el mediano plazo?
Y como causas principales se mencionan con mayor insistencia la codicia y el dejar al mercado (entelequia creada por el ser humano), como los artífices de la situación actual.
El despersonalizar al mercado de la acción humana como si fuera un ente ajeno al mismo, y pensar en la codicia sin mencionarla como tal, se convirtieron en los paradigmas claves para la mejora de toda la sociedad; pero como se ha estado viendo en los pasados cuatro años, esto no ha sido así.
Y si bien algunos quieren resolver el problema pensando en que todo quede como estaba antes, muchos más piensan realmente en modificar este modelo de pensamiento.
Estos muchos son tanto los movimientos sociales de protesta que se han creado tanto en España, Estados Unidos y en otras partes del mundo, como lo mencionado por diversos analistas que reclaman a políticos y también a las grandes instituciones financieras y empresariales, un cambio drástico en su forma de operar.
En pocas palabras, tal vez se podría resumir que los llamados “Indignados” por decirlo en términos generales, no quieren una vuelta al pasado como si nada hubiera ocurrido, que lo sucedido no fue un hecho aislado, sino más bien un gran efecto de las causas antes mencionadas.
Y si bien es cierto que este clamor es general con distintas intensidades en todo el mundo, marcan sin quererlo, un antes y después de la crisis actual.
Por un lado, la crisis financiera actualmente en Europa ha llegado a tal grado, que se tienen que repensar en forma seria y profunda la forma de operar hasta ahora, y modificar las reglas del juego de manera drástica; en otras palabras, no hay un vuelta atrás.
Estados Unidos por su lado, requiere de modificar su modelo para terminar con problemas financieros y sociales como su todavía elevado desempleo.
Y en las distintas formas que se plantean para resolver el problema se marca como un requisito clave restaurar la confianza, y para poderla restaurar al margen de cualquier nueva regla o disposición, se necesita la ética y con ella la responsabilidad social.
De nada servirán nuevas leyes o instituciones si junto con ellas no se modifican también los modelos de pensamiento individualista y de codicia, que menosprecian o relegan la responsabilidad social.
Tal vez pueda sonar romántico para algunos lo dicho previamente, pero los políticos hablan reiteradamente de recobrar la confianza, y esta no volverá hasta que se modifiquen las reglas del juego.
Es posible entonces, que nos encontremos en el umbral de una nueva era, la cual como ha sido en otros momentos de la historia, su avance sea lento y poco visible por las mayorías, recordemos por ejemplo la Revolución Industrial que comenzara en el siglo XVIII y siguió al menos durante la siguiente centuria, y muy pocos fueron los que se percataron en su momento de lo que estaba pasando.
Un fenómeno similar seguramente ahora se está viviendo, y la crisis es precisamente por el agotamiento de un modelo que no ha servido plenamente, y que está siendo el origen o nacimiento de una nueva época.
Una nueva época en donde la ética y la responsabilidad social serán los marcos de referencia para las decisiones económico-financieras; y esto será ya sea por convencimiento propio, o principalmente porque esta sociedad del siglo XXI con los nuevos modelos de comunicación como las redes sociales y con una mayor educación, exige ya y exigirá en el futuro un modelo donde puedan desarrollarse y crecer en forma segura y sustentable.
Seguiremos platicando …
25 de mayo de 2012
La Responsabilidad Social es una realidad en las nuevas generaciones
La persistente insistencia de la importancia y necesaria aplicación de la Responsabilidad Social, ha provocado que esté empezando a ser ya considerada como algo normal para las jóvenes generaciones.
Esto que puede sonar tal vez algo exagerado, lo señalo al rememorar lo que se veía y se encontraba de información sobre este tema hace una década; era relativamente poco que se encontraba de ella en los buscadores de internet.
El mencionarla inclusive en alguna conversación, parecía dar cierto aire de superioridad intelectual, como si fuera un tema para “Grandes Iniciados”, y algo muy etéreo o filosófico.
Y no se diga en las décadas de los setenta u ochenta del siglo pasado, me atrevo a decir en base a mi experiencia personal que era algo desconocido en términos generales.
Me topé con el término por primera vez allá por el año 2001, dentro del tema de relaciones laborales, enfocado en el papel que juega la empresa en relación con el sindicalismo, esto implicaba su manejo en un ámbito muy cerrado.
Ahora, a poco más de una década de aquel primer encuentro, ya se habla mucho más de ella, a la que se le suman además el gobierno corporativo y la sustentabilidad; y las bolsas de valores como la de Nueva York y de México por mencionar algunas, ya tienen su propio índice de sustentabilidad.
También en las universidades el tema ya se incluye en la curricula de las materias, por lo que los egresados de al menos los últimos tres años, seguramente en algún momento de su formación profesional se les habló o escucharon el término, con lo que deja de sonar como algo exótico para ellos, como lo fue para quienes venimos de épocas universitarias anteriores.
Esta persistente mención del término, empieza ya a formar conciencia en la sociedad, la cual ya la pide y en algunos casos la exige tanto a las empresas como a los gobiernos, y esto sucede en diversas formas, intensidades y frecuencias en todos los países.
Así las empresas empiezan a ser vistas con otra perspectiva, pidiéndoles ya rendir cuentas a la misma sociedad, y no siendo vistas como entidades ajenas a la misma sociedad; todo esto claro también difiere en función de cada país, pero la misma mayor comunicación a nivel mundial por medio de internet, permite saber que sucede en otros lugares, y con ello buscar una mayor uniformidad en esa misma rendición de cuentas y por consiguiente también una mayor responsabilidad social.
Creo que es válido decir que este movimiento de la Responsabilidad Social que ha venido creciendo de menos a más como una bola de nieve ya nadie lo podrá detener. Qué llegó para quedarse y por consiguiente está echando raíces cada vez más fuertes y profundas que se ven ya en normas como la ISO 26000 o legislaciones locales y nacionales.
Por lo tanto, no es difícil empezar a imaginar ya una empresa diferente en al menos la década de los veinte de este siglo XXI, empresa que ya ahora se está gestando y que nacerá plenamente para entonces, con dirigentes empresariales con una mentalidad y perspectiva muy diferente a la que todavía existe en la actualidad.
Seguiremos platicando ….
Esto que puede sonar tal vez algo exagerado, lo señalo al rememorar lo que se veía y se encontraba de información sobre este tema hace una década; era relativamente poco que se encontraba de ella en los buscadores de internet.
El mencionarla inclusive en alguna conversación, parecía dar cierto aire de superioridad intelectual, como si fuera un tema para “Grandes Iniciados”, y algo muy etéreo o filosófico.
Y no se diga en las décadas de los setenta u ochenta del siglo pasado, me atrevo a decir en base a mi experiencia personal que era algo desconocido en términos generales.
Me topé con el término por primera vez allá por el año 2001, dentro del tema de relaciones laborales, enfocado en el papel que juega la empresa en relación con el sindicalismo, esto implicaba su manejo en un ámbito muy cerrado.
Ahora, a poco más de una década de aquel primer encuentro, ya se habla mucho más de ella, a la que se le suman además el gobierno corporativo y la sustentabilidad; y las bolsas de valores como la de Nueva York y de México por mencionar algunas, ya tienen su propio índice de sustentabilidad.
También en las universidades el tema ya se incluye en la curricula de las materias, por lo que los egresados de al menos los últimos tres años, seguramente en algún momento de su formación profesional se les habló o escucharon el término, con lo que deja de sonar como algo exótico para ellos, como lo fue para quienes venimos de épocas universitarias anteriores.
Esta persistente mención del término, empieza ya a formar conciencia en la sociedad, la cual ya la pide y en algunos casos la exige tanto a las empresas como a los gobiernos, y esto sucede en diversas formas, intensidades y frecuencias en todos los países.
Así las empresas empiezan a ser vistas con otra perspectiva, pidiéndoles ya rendir cuentas a la misma sociedad, y no siendo vistas como entidades ajenas a la misma sociedad; todo esto claro también difiere en función de cada país, pero la misma mayor comunicación a nivel mundial por medio de internet, permite saber que sucede en otros lugares, y con ello buscar una mayor uniformidad en esa misma rendición de cuentas y por consiguiente también una mayor responsabilidad social.
Creo que es válido decir que este movimiento de la Responsabilidad Social que ha venido creciendo de menos a más como una bola de nieve ya nadie lo podrá detener. Qué llegó para quedarse y por consiguiente está echando raíces cada vez más fuertes y profundas que se ven ya en normas como la ISO 26000 o legislaciones locales y nacionales.
Por lo tanto, no es difícil empezar a imaginar ya una empresa diferente en al menos la década de los veinte de este siglo XXI, empresa que ya ahora se está gestando y que nacerá plenamente para entonces, con dirigentes empresariales con una mentalidad y perspectiva muy diferente a la que todavía existe en la actualidad.
Seguiremos platicando ….
4 de mayo de 2012
¿Quién es el responsable finalmente?
Es un hecho indudable que la empresa, entidad creada y desarrollada por el ser humano, se ha convertido en esta época ya en un sujeto con vida propia y pareciera que se mueve por y para sí misma.
Esta entidad que legalmente tiene la categoría moral, se le dice que tiene derechos y obligaciones, además de premiársele o castigársele legal o socialmente.
Haciendo algo de historia, es claro ver que al menos en las pasadas cinco décadas la empresa se ha hecho cada vez más independiente de su creador, y para ciertos grupos sociales ha tomado un cariz inclusive hasta de índole religiosa, a quien hay que cuidar y rendirle pleitesía.
En otras palabras, el personal está para servir a la empresa y no al revés como debiera ser.
Esta autonomía aunque artificial, se ha desarrollado a tal grado que se le pide que sea socialmente responsable, es decir que tenga un comportamiento igual o semejante a su creador.
Pero la realidad es que la empresa no es autónoma ni nace, ni se reproduce por sí misma, y es más bien un conjunto organizado de personas que laboran en conjunto con un propósito determinado.
Además hay que tener presente también, que es manejada y dirigida por personas, que estas si son reales y con las características propias de los seres humanos.
Todo esto mencionado aunque pareciera banal o redundante, lo hago por la forma en que considero se ha manejado el caso de los sobornos de WalMart en México.
Se habla de WalMart y de lo que hizo como si actuara como una persona, y se le piden cuentas como si fuera una persona, y si bien es una persona moral en términos jurídicos, valdría preguntarse si todos los miembros de la organización, tanto su personal como sus accionistas ¿conocían y aceptarían los sobornos que se le imputan?
Sin tener la respuesta a la pregunta planteada, en este punto quiero traer a cuenta la de alguna forma polémica que se gestó hace unas semanas en cuanto a la Responsabilidad Social Individual.
Me atrevo a decir que si los sobornos mencionados son ciertos, esto es una falta de responsabilidad social de quienes lo hicieron y los autorizaron, y que si ellos tienen elevados niveles jerárquicos, de alguna manera están generando y cultivando una forma de corrupción dentro de la comunidad de personas en la organización y la están trasminando a la sociedad en general.
Además hay algo que no he visto en la información hasta ahora publicada; ¿fueron los sobornos pedidos u ofrecidos? Y si fueron pedidos, quienes así lo hicieron. ¿No deben ser también penalizados?
Estos funcionaron públicos que recibieron los sobornos son también seres humanos, personas que faltaron a su Responsabilidad Social, y que en ellos su falta puede eventualmente calificarse de mayor por ser precisamente funcionarios públicos.
Termino haciendo otra pregunta en relación a sabe en donde recae la responsabilidad. ¿el arma que dispara a alguien es responsable por la acción, o bien de la persona que utilizó dicha arma?
Seguiremos platicando ….
Esta entidad que legalmente tiene la categoría moral, se le dice que tiene derechos y obligaciones, además de premiársele o castigársele legal o socialmente.
Haciendo algo de historia, es claro ver que al menos en las pasadas cinco décadas la empresa se ha hecho cada vez más independiente de su creador, y para ciertos grupos sociales ha tomado un cariz inclusive hasta de índole religiosa, a quien hay que cuidar y rendirle pleitesía.
En otras palabras, el personal está para servir a la empresa y no al revés como debiera ser.
Esta autonomía aunque artificial, se ha desarrollado a tal grado que se le pide que sea socialmente responsable, es decir que tenga un comportamiento igual o semejante a su creador.
Pero la realidad es que la empresa no es autónoma ni nace, ni se reproduce por sí misma, y es más bien un conjunto organizado de personas que laboran en conjunto con un propósito determinado.
Además hay que tener presente también, que es manejada y dirigida por personas, que estas si son reales y con las características propias de los seres humanos.
Todo esto mencionado aunque pareciera banal o redundante, lo hago por la forma en que considero se ha manejado el caso de los sobornos de WalMart en México.
Se habla de WalMart y de lo que hizo como si actuara como una persona, y se le piden cuentas como si fuera una persona, y si bien es una persona moral en términos jurídicos, valdría preguntarse si todos los miembros de la organización, tanto su personal como sus accionistas ¿conocían y aceptarían los sobornos que se le imputan?
Sin tener la respuesta a la pregunta planteada, en este punto quiero traer a cuenta la de alguna forma polémica que se gestó hace unas semanas en cuanto a la Responsabilidad Social Individual.
Me atrevo a decir que si los sobornos mencionados son ciertos, esto es una falta de responsabilidad social de quienes lo hicieron y los autorizaron, y que si ellos tienen elevados niveles jerárquicos, de alguna manera están generando y cultivando una forma de corrupción dentro de la comunidad de personas en la organización y la están trasminando a la sociedad en general.
Además hay algo que no he visto en la información hasta ahora publicada; ¿fueron los sobornos pedidos u ofrecidos? Y si fueron pedidos, quienes así lo hicieron. ¿No deben ser también penalizados?
Estos funcionaron públicos que recibieron los sobornos son también seres humanos, personas que faltaron a su Responsabilidad Social, y que en ellos su falta puede eventualmente calificarse de mayor por ser precisamente funcionarios públicos.
Termino haciendo otra pregunta en relación a sabe en donde recae la responsabilidad. ¿el arma que dispara a alguien es responsable por la acción, o bien de la persona que utilizó dicha arma?
Seguiremos platicando ….
21 de abril de 2012
Gobiernos socialmente responsables
El concepto de Responsabilidad Social es generalmente aplicado a las empresas, y con cierta regularidad se aplica también al individuo, pero; y el gobierno como también un elemento clave en toda sociedad: ¿Debe ser también socialmente responsable?
La pregunta para alguien puede ser obvia, sin embargo para otros puede ser sorprendente como me sucedió hace tiempo con alguien que es conocido como especialista en este tema.
El comentario surgió al cuestionarse cuáles son los deberes principales de una entidad de gobierno, o dicho en otras palabras; ¿Para qué sirve un gobierno?
Y sin entrar en cuestiones dogmáticas ni en términos ideológicos de izquierdas o derechas, me atrevo a decir que cualquiera está de acuerdo en que mínimamente el gobierno sirve para mejorar la calidad de vida de la población, entendiendo esto que cuente con las condiciones mínimas en términos económicos, o inclusive como lo dice la propia constitución de Estados Unidos, que la función del gobierno es que todos los habitantes alcancen la felicidad, sin especificar que significa esta última.
En cualquier caso y sin entrar en terrenos filosóficos, si entendemos como la función principal del gobierno el de preocuparse por el bienestar socioeconómico de la población, considero que tiene por su propia razón de ser la responsabilidad social como su responsabilidad básica, y ahondando más, que los otros actores sociales, empresas e individuos, cumplan también su responsabilidad social.
En otras palabras debe ser socialmente responsable y ser su principal promotor, haciendo lo que le corresponde, y generar los incentivos necesarios y adecuados para que crear una sociedad socialmente responsable, aunque suene redundante.
Ejemplos de ese actuar responsable se puede ver relativamente fácil en los gobiernos de los países nórdicos como Suecia y Dinamarca, en donde sus gobernantes y sus leyes han gestado unas sociedades donde las leyes son adecuadas a su mentalidad e idiosincracia, y prácticamente toda la población cumple con sus deberes sociales.
Japón es otro país donde también se puede observar esa responsabilidad social en acción; y en todos estos casos mencionados su calidad de vida es en términos generales mejor que en el resto de los países.
Recordemos que estas actuaciones de gobierno se remontan a la época de Platón y de Aristóteles, cuando ellos usaron el término política como esa acción que busca el bienestar común de todos los ciudadanos. Luego entonces puede interpretarse que la política es el cómo poner en operación esa responsabilidad social.
Puede que esto último pueda sonar utópico, pero creo que vale la pena considerar que la Utopía como la concibió Tomás Moro hace cinco siglos, y antes Platón en la República, 500 años antes de Cristo, pensaban ya en una sociedad donde todos sus participantes consideran el bien común. Y quien sabe; tal vez algún día la utopía deje de serlo, y sea una plena realidad.
Seguiremos platicando ….
La pregunta para alguien puede ser obvia, sin embargo para otros puede ser sorprendente como me sucedió hace tiempo con alguien que es conocido como especialista en este tema.
El comentario surgió al cuestionarse cuáles son los deberes principales de una entidad de gobierno, o dicho en otras palabras; ¿Para qué sirve un gobierno?
Y sin entrar en cuestiones dogmáticas ni en términos ideológicos de izquierdas o derechas, me atrevo a decir que cualquiera está de acuerdo en que mínimamente el gobierno sirve para mejorar la calidad de vida de la población, entendiendo esto que cuente con las condiciones mínimas en términos económicos, o inclusive como lo dice la propia constitución de Estados Unidos, que la función del gobierno es que todos los habitantes alcancen la felicidad, sin especificar que significa esta última.
En cualquier caso y sin entrar en terrenos filosóficos, si entendemos como la función principal del gobierno el de preocuparse por el bienestar socioeconómico de la población, considero que tiene por su propia razón de ser la responsabilidad social como su responsabilidad básica, y ahondando más, que los otros actores sociales, empresas e individuos, cumplan también su responsabilidad social.
En otras palabras debe ser socialmente responsable y ser su principal promotor, haciendo lo que le corresponde, y generar los incentivos necesarios y adecuados para que crear una sociedad socialmente responsable, aunque suene redundante.
Ejemplos de ese actuar responsable se puede ver relativamente fácil en los gobiernos de los países nórdicos como Suecia y Dinamarca, en donde sus gobernantes y sus leyes han gestado unas sociedades donde las leyes son adecuadas a su mentalidad e idiosincracia, y prácticamente toda la población cumple con sus deberes sociales.
Japón es otro país donde también se puede observar esa responsabilidad social en acción; y en todos estos casos mencionados su calidad de vida es en términos generales mejor que en el resto de los países.
Recordemos que estas actuaciones de gobierno se remontan a la época de Platón y de Aristóteles, cuando ellos usaron el término política como esa acción que busca el bienestar común de todos los ciudadanos. Luego entonces puede interpretarse que la política es el cómo poner en operación esa responsabilidad social.
Puede que esto último pueda sonar utópico, pero creo que vale la pena considerar que la Utopía como la concibió Tomás Moro hace cinco siglos, y antes Platón en la República, 500 años antes de Cristo, pensaban ya en una sociedad donde todos sus participantes consideran el bien común. Y quien sabe; tal vez algún día la utopía deje de serlo, y sea una plena realidad.
Seguiremos platicando ….
9 de abril de 2012
Empresas y gobiernos, instrumentos para el bienestar social
Para un mayor desarrollo de la responsabilidad social es posible que se requiera redimensionar en su importancia y papel tanto a las empresas como al gobierno con relación a la sociedad misma.
Tal vez parezca una tautología lo antes mencionado, sin embargo, la ocurrencia de crisis económico-financieras cada vez más frecuentes y de mayor alcance y profundidad como la que actualmente se vive, son posiblemente el resultado de un distorsionado posicionamiento de los sectores económicos y gubernamentales frente a la sociedad en sí misma.
Por ejemplo, el concepto de mercado por sí solo se ha colocado con el paso de los años en el ente principal que dirige y sostiene a toda la sociedad, pensando que él solo será el mecanismo que resolverá el bienestar general.
A lo anterior se le ha llamado la ya célebre “mano invisible” de Adam Smith, pero este no fue el mensaje real de este filósofo, tal término solamente lo utiliza tres veces en toda su obra escrita, y lo maneja como una consecuencia, un efecto, y no un concepto causal de toda la estructura socioeconómica.
Como parte de esta distorsión las empresas y el gobierno, se han convertido en los agentes protagonistas que tienen el poder de “entenderse” con la mano invisible, siendo los actores activos, y dejando a la sociedad en general como un actor pasivo sujeto a los efectos que ambos actores realizan.
En otras palabras, los gobiernos primero y después lo que conocemos como empresas que surgieron prácticamente durante la Revolución Industrial hace poco más de 200 años, nacieron con el propósito de servir a la sociedad, en ser unos instrumentos para lograr la mejoría de esta en el más amplio sentido del término.
Esto significa que los papeles se han cambiado, de ser un medio ahora son un fin, teniendo al mercado como su razón de ser.
Desde esta perspectiva, la Responsabilidad Social debía ser consustancial para ambas entidades, nacen, crecen y se desarrollan en función de la sociedad y para la sociedad.
Luego entonces, pedirles a las empresas que sean socialmente responsables no es pedirles algo más, sino simplemente cumplir algo que les es inherente por sí mismas; ya que aun siendo entidades particulares y personas jurídicas, son finalmente un instrumento de la sociedad en general. Y aunque tienen el derecho de tener utilidades para ellas mismas, tienen una función social que cumplir.
Algo similar sucede con los gobiernos, también tienen una función social básica que cumplir, dicho esto sin un sentido demagógico.
Todo esto ha salido a discutirse en los ámbitos académicos, empresariales y gubernamentales, precisamente por la gravedad de la crisis que surgió desde hace cuatro años.
Las lecciones que está dejando esta crisis van más lejos que solamente los aspectos financieros, y que posiblemente como se dijo antes, sea necesario redimensionar los papeles y funciones de los sectores económicos y gubernamentales.
Seguiremos platicando ….
Tal vez parezca una tautología lo antes mencionado, sin embargo, la ocurrencia de crisis económico-financieras cada vez más frecuentes y de mayor alcance y profundidad como la que actualmente se vive, son posiblemente el resultado de un distorsionado posicionamiento de los sectores económicos y gubernamentales frente a la sociedad en sí misma.
Por ejemplo, el concepto de mercado por sí solo se ha colocado con el paso de los años en el ente principal que dirige y sostiene a toda la sociedad, pensando que él solo será el mecanismo que resolverá el bienestar general.
A lo anterior se le ha llamado la ya célebre “mano invisible” de Adam Smith, pero este no fue el mensaje real de este filósofo, tal término solamente lo utiliza tres veces en toda su obra escrita, y lo maneja como una consecuencia, un efecto, y no un concepto causal de toda la estructura socioeconómica.
Como parte de esta distorsión las empresas y el gobierno, se han convertido en los agentes protagonistas que tienen el poder de “entenderse” con la mano invisible, siendo los actores activos, y dejando a la sociedad en general como un actor pasivo sujeto a los efectos que ambos actores realizan.
En otras palabras, los gobiernos primero y después lo que conocemos como empresas que surgieron prácticamente durante la Revolución Industrial hace poco más de 200 años, nacieron con el propósito de servir a la sociedad, en ser unos instrumentos para lograr la mejoría de esta en el más amplio sentido del término.
Esto significa que los papeles se han cambiado, de ser un medio ahora son un fin, teniendo al mercado como su razón de ser.
Desde esta perspectiva, la Responsabilidad Social debía ser consustancial para ambas entidades, nacen, crecen y se desarrollan en función de la sociedad y para la sociedad.
Luego entonces, pedirles a las empresas que sean socialmente responsables no es pedirles algo más, sino simplemente cumplir algo que les es inherente por sí mismas; ya que aun siendo entidades particulares y personas jurídicas, son finalmente un instrumento de la sociedad en general. Y aunque tienen el derecho de tener utilidades para ellas mismas, tienen una función social que cumplir.
Algo similar sucede con los gobiernos, también tienen una función social básica que cumplir, dicho esto sin un sentido demagógico.
Todo esto ha salido a discutirse en los ámbitos académicos, empresariales y gubernamentales, precisamente por la gravedad de la crisis que surgió desde hace cuatro años.
Las lecciones que está dejando esta crisis van más lejos que solamente los aspectos financieros, y que posiblemente como se dijo antes, sea necesario redimensionar los papeles y funciones de los sectores económicos y gubernamentales.
Seguiremos platicando ….
27 de marzo de 2012
La educación y la Responsabilidad Social
Tal vez uno de los aspectos que menos atención ha tenido en cuanto a la promoción y difusión de la Responsabilidad Social es el de la Educación, y principalmente entre los jóvenes universitarios, y si bien es loable y encomiable la labor que realizan tanto empresarios que de alguna manera la practican en sus organizaciones, como algunos académicos en su labor docente y de investigación, es posible que falte mucho por hacer para generar y desarrollar el concepto entre las jóvenes generaciones.
Y no me refiero solamente a la Responsabilidad Social Empresarial, sino más bien a la Responsabilidad Social en el más amplio de los sentidos; es relativamente fácil darse cuenta que la preparación y formación universitaria en cualquiera de sus disciplinas está mayormente inclinada al conocimiento y manejo de técnicas, el saber manejar y operar datos duros y muchas veces además abstractos, como son el mercado, el consumidor o el cliente, entes sin nombre ni rasgos específicos.
Más aún cuando las llamadas “materias sociales” son calificadas en el ámbito estudiantil como “materias de relleno”, que se piensa que no sirven para nada y es una forma que utiliza la escuela para obtener más ingresos.
Dicha materias sociales que llevan en mucho el humanismo en general, como son por ejemplo la ética, se les considera sin ninguna utilidad práctica ni en el corto plazo, y de acuerdo a mucho de la mentalidad actual, no generan ingresos, es decir en pocas palabras, su utilidad es intrascendente.
Mucho se dice que la causa de esta mentalidad poco atenta a los aspectos humanistas y sociales se debe a los medios de comunicación, los cuales en poco o nada enaltecen con sus personajes policiacos y súper héroes el valor de la ética por ejemplo; y aunque esto pudiera ser cierto, es en donde precisamente hace falta la Responsabilidad Social de las escuelas, que tienen como un aspecto importante, el formar profesiones completos, es decir, personas con conciencia y responsabilidad social, y expertos en el dominio de una técnica.
La escuela, como institución educativa, tiene que ser la formadora de esta conciencia social responsable entre los jóvenes de la actualidad, que se percaten de que son parte de una sociedad, que su identificación como individuos y todos sus logros son precisamente dentro de una sociedad, y que ellos son también responsables de lo que sucede dentro de ella.
Que la escuela misma es un grupo social y lo es no solamente porque en ella participan seres humanos, sino por su interacción y convivencia, y todos los que pertenecen a ese grupo son responsables de su desarrollo.
Estos jóvenes ahora estudiantes y futuros profesionales, son los que lograrán, si nos lo proponemos ahora, el cambiar y cimentar el cambio esperado en la sociedad en general, y promover el crear verdaderas empresas socialmente responsables en donde el desarrollo humano sea el valor supremo, considerando el dinero como lo que realmente es, un recurso económico, un medio y no un fin.
En suma, darse cuenta de que somos seres sociales, y requerimos aprender a ser socialmente responsables.
Seguiremos platicando ....
Y no me refiero solamente a la Responsabilidad Social Empresarial, sino más bien a la Responsabilidad Social en el más amplio de los sentidos; es relativamente fácil darse cuenta que la preparación y formación universitaria en cualquiera de sus disciplinas está mayormente inclinada al conocimiento y manejo de técnicas, el saber manejar y operar datos duros y muchas veces además abstractos, como son el mercado, el consumidor o el cliente, entes sin nombre ni rasgos específicos.
Más aún cuando las llamadas “materias sociales” son calificadas en el ámbito estudiantil como “materias de relleno”, que se piensa que no sirven para nada y es una forma que utiliza la escuela para obtener más ingresos.
Dicha materias sociales que llevan en mucho el humanismo en general, como son por ejemplo la ética, se les considera sin ninguna utilidad práctica ni en el corto plazo, y de acuerdo a mucho de la mentalidad actual, no generan ingresos, es decir en pocas palabras, su utilidad es intrascendente.
Mucho se dice que la causa de esta mentalidad poco atenta a los aspectos humanistas y sociales se debe a los medios de comunicación, los cuales en poco o nada enaltecen con sus personajes policiacos y súper héroes el valor de la ética por ejemplo; y aunque esto pudiera ser cierto, es en donde precisamente hace falta la Responsabilidad Social de las escuelas, que tienen como un aspecto importante, el formar profesiones completos, es decir, personas con conciencia y responsabilidad social, y expertos en el dominio de una técnica.
La escuela, como institución educativa, tiene que ser la formadora de esta conciencia social responsable entre los jóvenes de la actualidad, que se percaten de que son parte de una sociedad, que su identificación como individuos y todos sus logros son precisamente dentro de una sociedad, y que ellos son también responsables de lo que sucede dentro de ella.
Que la escuela misma es un grupo social y lo es no solamente porque en ella participan seres humanos, sino por su interacción y convivencia, y todos los que pertenecen a ese grupo son responsables de su desarrollo.
Estos jóvenes ahora estudiantes y futuros profesionales, son los que lograrán, si nos lo proponemos ahora, el cambiar y cimentar el cambio esperado en la sociedad en general, y promover el crear verdaderas empresas socialmente responsables en donde el desarrollo humano sea el valor supremo, considerando el dinero como lo que realmente es, un recurso económico, un medio y no un fin.
En suma, darse cuenta de que somos seres sociales, y requerimos aprender a ser socialmente responsables.
Seguiremos platicando ....
9 de marzo de 2012
La responsabilidad social individual antes que la empresarial
¿Cómo le pedimos a la empresa que sea socialmente responsable, si esta entidad es administrada por individuos que se formaron en una cultura carente de solidaridad en el más amplio de los sentidos?
Es necesario considerar que ese ente jurídico-socioeconómico que se denomina empresa, es una entidad creada y operada por el propio ser humano, y por lo tanto, lo que tal vez es necesario sea el generar y fomentar esa responsabilidad social inicialmente en los propios individuos.
Haciendo una breve reflexión histórica, es conveniente recordar el contexto socioeconómico en donde surge la empresa; Allá a mediados del siglo XVIII, en esa época se fomentaba el mercantilismo y el individualismo, pensamientos o doctrina que se impusieron de manera preponderante, siendo de fuerza tal, que siguen en mucho dirigiendo la mentalidad en los directivos empresariales actuales.
Ese mercantilismo fue la base para desarrollar y entronar en el siglo XX al mercado, esta otra gran entelequia que adquirió el poder de resolver todos los problemas sociales y económicos, y que de alguna manera ha generado un divorcio entre la economía y las necesidades sociales, convirtiendo a la mencionada economía en una materia totalmente pecuniaria olvidando que es una ciencia social, y por consiguiente ha dado fuerza también a la avaricia, factor clave en la actual crisis financiera.
Igual de importante ha sido el llamado individualismo, doctrina que en su radicalismo propone que el mismo individuo tiene mayor valor que la propia comunidad o sociedad en general.
Por consiguiente, en diferentes niveles la sociedad occidental ha sido formada para buscar la riqueza y en forma individual, siendo la sociedad un medio para lograr dichos fines.
En función de lo mencionado, tal vez sea conveniente formar a las personas con una conciencia social, con principios éticos, desarrollar el sentido de solidaridad pero no como una dádiva, sino el tomar conciencia que somos parte activa de una sociedad, y que todo lo que se obtiene es con y por esa misma sociedad; y es por esto último por lo que se requiere de una responsabilidad social como individuos.
Para que los gobiernos y las empresas sean socialmente responsables, se requiere que las personas tengan esa responsabilidad como parte de su cultura, pero no en el sentido filantrópico, sino en el sentido de que somos primariamente seres sociales por naturaleza; y en este caso no es una entelequia como las antes mencionadas; cualquier antropólogo, sicólogo y sociólogo lo pueden decir sin ambages.
La responsabilidad social y la ética requieren ser parte de la formación individual, que pasen a ser parte de la cultura que se manifiesta en las actividades cotidianas mediante la solidaridad, y no como un “plus”; con esta base es cuando entonces esto podrá pasar a las instituciones sociales creadas por la sociedad, como las empresas y los gobiernos.
Lograr esto no es fácil ni rápido, pero es necesario, tanto para la sobrevivencia de la sociedad en general como en el aspecto ecológico, ya que tampoco se debe olvidar que la raza humana es parte de la naturaleza y no una especie aparte.
Seguiremos platicando …
Es necesario considerar que ese ente jurídico-socioeconómico que se denomina empresa, es una entidad creada y operada por el propio ser humano, y por lo tanto, lo que tal vez es necesario sea el generar y fomentar esa responsabilidad social inicialmente en los propios individuos.
Haciendo una breve reflexión histórica, es conveniente recordar el contexto socioeconómico en donde surge la empresa; Allá a mediados del siglo XVIII, en esa época se fomentaba el mercantilismo y el individualismo, pensamientos o doctrina que se impusieron de manera preponderante, siendo de fuerza tal, que siguen en mucho dirigiendo la mentalidad en los directivos empresariales actuales.
Ese mercantilismo fue la base para desarrollar y entronar en el siglo XX al mercado, esta otra gran entelequia que adquirió el poder de resolver todos los problemas sociales y económicos, y que de alguna manera ha generado un divorcio entre la economía y las necesidades sociales, convirtiendo a la mencionada economía en una materia totalmente pecuniaria olvidando que es una ciencia social, y por consiguiente ha dado fuerza también a la avaricia, factor clave en la actual crisis financiera.
Igual de importante ha sido el llamado individualismo, doctrina que en su radicalismo propone que el mismo individuo tiene mayor valor que la propia comunidad o sociedad en general.
Por consiguiente, en diferentes niveles la sociedad occidental ha sido formada para buscar la riqueza y en forma individual, siendo la sociedad un medio para lograr dichos fines.
En función de lo mencionado, tal vez sea conveniente formar a las personas con una conciencia social, con principios éticos, desarrollar el sentido de solidaridad pero no como una dádiva, sino el tomar conciencia que somos parte activa de una sociedad, y que todo lo que se obtiene es con y por esa misma sociedad; y es por esto último por lo que se requiere de una responsabilidad social como individuos.
Para que los gobiernos y las empresas sean socialmente responsables, se requiere que las personas tengan esa responsabilidad como parte de su cultura, pero no en el sentido filantrópico, sino en el sentido de que somos primariamente seres sociales por naturaleza; y en este caso no es una entelequia como las antes mencionadas; cualquier antropólogo, sicólogo y sociólogo lo pueden decir sin ambages.
La responsabilidad social y la ética requieren ser parte de la formación individual, que pasen a ser parte de la cultura que se manifiesta en las actividades cotidianas mediante la solidaridad, y no como un “plus”; con esta base es cuando entonces esto podrá pasar a las instituciones sociales creadas por la sociedad, como las empresas y los gobiernos.
Lograr esto no es fácil ni rápido, pero es necesario, tanto para la sobrevivencia de la sociedad en general como en el aspecto ecológico, ya que tampoco se debe olvidar que la raza humana es parte de la naturaleza y no una especie aparte.
Seguiremos platicando …
22 de febrero de 2012
Las empresas de beneficios (B Corporations): una nueva Era
Recientemente tuve conocimiento de la creación de un nuevo tipo de organizaciones, las llamadas en español empresas de beneficios (B Corporations en inglés), las cuales permiten a los inversionistas y hombres de negocios resolver los problemas sociales a través de la misma empresa.
Esta sociedad legalmente creada, está obligada a:
1) tener un objeto social para crear un impacto significativo positivo en la sociedad y el medio ambiente.
2) ampliar el deber fiduciario para exigir la consideración de los intereses de los trabajadores, la comunidad y el medio ambiente.
3) publicar un informe anual sobre su desempeño social y ambiental utilizando un estandar completo y creíble, realizado por una tercera parte independiente y transparente.
Su existencia que por ahora es reconocida legalmente por unos cuantos estados de la Unión Americana, viene a resultar tal vez filosóficamente hablando, una “vuelta de tuerca”, a como debieron hacer sido vistas y creadas las primeras empresas en su concepción social, allá a mediados del siglo XVIII.
Si bien la Revolución Industrial que se iniciara en el siglo antes mencionado, es reconocida, recordada e inclusive venerada por la tremenda revolución tecnológica que se manifestó y que sigue siendo en alguna forma vigente hasta ahora en el actual segundo milenio; se manifestó en sus comienzos cuando estaba en su pleno auge el mercantilismo, además de un individualismo a ultranza. Estas corrientes de pensamiento permitieron y provocaron la búsqueda de la ganancia basada tanto en la avaricia y codicia en forma individual, sin considerar su influencia ni su eventual repartición de la riqueza obtenida en la sociedad en general, ni mucho menos en su impacto ambiental, posiblemente pensando que el medio ambiente es un “regalo de Dios” a su “máxima creación”, el ser humano como individuo.
Dichas mentalidades se extendieron, profundizaron y especializaron a lo largo de los siglos XIX y XX; llegándose a pensar que eran normales, incluso sabias, y que simplemente eran producto de la propia evolución tanto social como económica.
De ellas posiblemente surgieron la filantropía y el altruismo empresarial, “nobles actitudes” de aquellos individuos que habiendo obtenido considerables ganancias “Gracias” a su avaricia y su codicia, “comparten o regalan”, una “partecita” de su ganancia, sin pensar que su riqueza fue obtenida tanto por el trabajo y esfuerzo del personal de su empresa, y por la compra que hizo la sociedad (llamada ahora genéricamente mercado), de los productos o servicios en ella elaborados.
En otras palabras, por muy sabio que fuera el empresario como emprendedor en la realización de algún negocio, este último no podría darse sin la concurrencia de personas, ya sea como empleados y trabajadores y por supuesto de los consumidores, eslabón final de la cadena en la obtención las ganancias pretendidas.
Dicho empresario pensaba en un negocio buscando solamente en las utilidades para él y para sus socios accionistas, dejando a la sociedad y a la naturaleza, proveedora esta última de las materias primas, como insumos para la generación de la riqueza pretendida.
Con la creación de estas nuevas organizaciones llamadas empresas de beneficios (B Corporations), tal vez estemos en el umbral de una nueva era, en las que las “B Corporations”, son la materialización de una mentalidad empresarial que tiene una real y verdadera responsabilidad social en el más amplio sentido del término, con una conciencia sustentable.
Pecando de irónico, suena demasiado bien e inclusive algo utópico, pensar en la creación de empresas que buscan tener un impacto positivo en la sociedad y pretender resolver los problemas sociales, y utilizar las ganancias como un medio para ese fin de lograr ese impacto positivo.
Y dicha idea que parece utópica, ya está autorizada y legislada en California, Nueva Jersey, Virginia y Hawai, Vermont y Maryland, Michigan, Pensilvania, Carolina del Norte, Illinois y el Distrito de Columbia, del 2010 a la fecha.
Este nuevo modelo, fue propuesto originalmente por el American Sustainable Business Council y B Lab. Más información al detalle se encuentra en: http://www.benefitcorp.net/
Con todo lo dicho hasta ahora, es posible repito, que nos encontremos entrando en una nueva era.
Seguiremos platicando …
Esta sociedad legalmente creada, está obligada a:
1) tener un objeto social para crear un impacto significativo positivo en la sociedad y el medio ambiente.
2) ampliar el deber fiduciario para exigir la consideración de los intereses de los trabajadores, la comunidad y el medio ambiente.
3) publicar un informe anual sobre su desempeño social y ambiental utilizando un estandar completo y creíble, realizado por una tercera parte independiente y transparente.
Su existencia que por ahora es reconocida legalmente por unos cuantos estados de la Unión Americana, viene a resultar tal vez filosóficamente hablando, una “vuelta de tuerca”, a como debieron hacer sido vistas y creadas las primeras empresas en su concepción social, allá a mediados del siglo XVIII.
Si bien la Revolución Industrial que se iniciara en el siglo antes mencionado, es reconocida, recordada e inclusive venerada por la tremenda revolución tecnológica que se manifestó y que sigue siendo en alguna forma vigente hasta ahora en el actual segundo milenio; se manifestó en sus comienzos cuando estaba en su pleno auge el mercantilismo, además de un individualismo a ultranza. Estas corrientes de pensamiento permitieron y provocaron la búsqueda de la ganancia basada tanto en la avaricia y codicia en forma individual, sin considerar su influencia ni su eventual repartición de la riqueza obtenida en la sociedad en general, ni mucho menos en su impacto ambiental, posiblemente pensando que el medio ambiente es un “regalo de Dios” a su “máxima creación”, el ser humano como individuo.
Dichas mentalidades se extendieron, profundizaron y especializaron a lo largo de los siglos XIX y XX; llegándose a pensar que eran normales, incluso sabias, y que simplemente eran producto de la propia evolución tanto social como económica.
De ellas posiblemente surgieron la filantropía y el altruismo empresarial, “nobles actitudes” de aquellos individuos que habiendo obtenido considerables ganancias “Gracias” a su avaricia y su codicia, “comparten o regalan”, una “partecita” de su ganancia, sin pensar que su riqueza fue obtenida tanto por el trabajo y esfuerzo del personal de su empresa, y por la compra que hizo la sociedad (llamada ahora genéricamente mercado), de los productos o servicios en ella elaborados.
En otras palabras, por muy sabio que fuera el empresario como emprendedor en la realización de algún negocio, este último no podría darse sin la concurrencia de personas, ya sea como empleados y trabajadores y por supuesto de los consumidores, eslabón final de la cadena en la obtención las ganancias pretendidas.
Dicho empresario pensaba en un negocio buscando solamente en las utilidades para él y para sus socios accionistas, dejando a la sociedad y a la naturaleza, proveedora esta última de las materias primas, como insumos para la generación de la riqueza pretendida.
Con la creación de estas nuevas organizaciones llamadas empresas de beneficios (B Corporations), tal vez estemos en el umbral de una nueva era, en las que las “B Corporations”, son la materialización de una mentalidad empresarial que tiene una real y verdadera responsabilidad social en el más amplio sentido del término, con una conciencia sustentable.
Pecando de irónico, suena demasiado bien e inclusive algo utópico, pensar en la creación de empresas que buscan tener un impacto positivo en la sociedad y pretender resolver los problemas sociales, y utilizar las ganancias como un medio para ese fin de lograr ese impacto positivo.
Y dicha idea que parece utópica, ya está autorizada y legislada en California, Nueva Jersey, Virginia y Hawai, Vermont y Maryland, Michigan, Pensilvania, Carolina del Norte, Illinois y el Distrito de Columbia, del 2010 a la fecha.
Este nuevo modelo, fue propuesto originalmente por el American Sustainable Business Council y B Lab. Más información al detalle se encuentra en: http://www.benefitcorp.net/
Con todo lo dicho hasta ahora, es posible repito, que nos encontremos entrando en una nueva era.
Seguiremos platicando …
14 de febrero de 2012
¿Los mismos viejos problemas con los mismos viejos remedios?
La empresa: como ente integrador del trabajo y del capital, se ha convertido en uno de los principales mecanismos para resolver la crisis financiera; sin embargo.
Los muy recientes cambios a la legislación laboral en España, así como los realizados en el mismo tema en otros países europeos durante el pasado 2011, han sido y son causa del malestar de diversas organizaciones sindicales y de la sociedad en general, lo cual se ha visto a través de diversas manifestaciones muchas de ellas violentas, que no están de acuerdo en las modificaciones realizadas.
Todos estos cambios se justifican como los mecanismos necesarios para reducir el desempleo, y al mismo tiempo para también ayudar a paliar en alguna forma la enorme crisis financiera que se está viviendo en la actualidad.
Estas modificaciones en las legislaciones laborales tienen como centro a la empresa, convirtiéndola de nuevo en la arena de la otrora llamada lucha de los factores de la producción: “tierra, trabajo y capital”. Lucha que comenzara en el siglo XIX, que pusiera como centro de atención Carlos Marx con su filosofía.
Así, es lamentable que a más de ciento cincuenta años de aquellas grandes manifestaciones de obreros y del pueblo en general en diversas ciudades europeas, estemos viendo hoy en pleno siglo XXI que la gente sale a las calles a protestar y reclamar los mismos problemas de aquel entonces.
Si dice con o sin razón, que los gobernantes están a merced de los grandes grupos que conforman lo que podría denominarse una plutocracia; los integrantes del movimiento “Ocupa Wall Street”, señalan que la mayor parte de la riqueza generada en el país se la lleva el uno por ciento, esos grandes señores de la riqueza.
Las mismas frases y expresiones que se encuentran en los libros de historia que hablan de lo convulsionado que fue ese decimonónico siglo y que se mantienen todavía vigentes.
Y si bien hasta cierto punto es comprensible lo sucedido en aquel entonces puesto que se presentaba por primera vez en la historia este ente llamado empresa, y que por lo tanto no se sabía qué hacer y cómo actuar puesto que no había antecedentes ni precedentes; en la actualidad, con todo el conocimiento y experiencia adquirida se quieren seguir resolviendo los problemas con las mismas fórmulas de antaño.
De nada sirven los grandes avances tecnológicos como el internet el Ipad y demás, si se siguen teniendo los mismos problemas y se continúan tratando de resolver como se hicieron hace más de un siglo.
La búsqueda de una riqueza sin restricciones y sin valores, que dejó a la ética y la responsabilidad social en manos del mercado, es seguramente una de las causas principales del gran problema económico-financiero actual, y que una de las formas de resolverse busca hacerlo por medio de someter y sacrificar a uno de los llamados factores de producción; el trabajo, sin alterar al capital.
Hoy más que nunca, aunque no se diga de forma evidente y clara, es necesaria en su máxima expresión la responsabilidad social de los gobernantes, que actúen como verdaderos políticos que buscan el bien común de la sociedad, y no solamente el beneficio de una parte de dicha sociedad.
Es necesario a veces decir lo obvio, y en este caso es considerar que este grave problema financiero consiste en una falta de generación de riqueza, y esta falta será resuelta única y exclusivamente por ese ente llamado empresa, puesto que es la única entidad capaz de generarla.
Y en esa empresa confluyen tanto los factores de la producción como el gobierno, y los gobernantes como los dueños de los grandes capitales saben (aunque sea obvio de nuevo), que esa riqueza será generada por el factor trabajo; por lo tanto, no se trata nada más de quitar y restringir; se trata de crear un modelo socio-económico donde los sacrificios, si son necesarios, sean compartidos en la misma proporción.
Es evidente que la solución no es fácil pero tampoco es imposible, los problemas en Europa y en la llamada “Primavera Arabe”, no pueden ser resueltos de manera drástica y definitiva siguiendo los modelos de hace dos siglos.
Y en este nuevo modelo, la Etica y la Responsabilidad Social, así con mayúsculas, tienen que ser los factores básicos, ya que, aunque resulte de nuevo obvio, estamos hablando finalmente de seres humanos.
Seguiremos platicando ….
Los muy recientes cambios a la legislación laboral en España, así como los realizados en el mismo tema en otros países europeos durante el pasado 2011, han sido y son causa del malestar de diversas organizaciones sindicales y de la sociedad en general, lo cual se ha visto a través de diversas manifestaciones muchas de ellas violentas, que no están de acuerdo en las modificaciones realizadas.
Todos estos cambios se justifican como los mecanismos necesarios para reducir el desempleo, y al mismo tiempo para también ayudar a paliar en alguna forma la enorme crisis financiera que se está viviendo en la actualidad.
Estas modificaciones en las legislaciones laborales tienen como centro a la empresa, convirtiéndola de nuevo en la arena de la otrora llamada lucha de los factores de la producción: “tierra, trabajo y capital”. Lucha que comenzara en el siglo XIX, que pusiera como centro de atención Carlos Marx con su filosofía.
Así, es lamentable que a más de ciento cincuenta años de aquellas grandes manifestaciones de obreros y del pueblo en general en diversas ciudades europeas, estemos viendo hoy en pleno siglo XXI que la gente sale a las calles a protestar y reclamar los mismos problemas de aquel entonces.
Si dice con o sin razón, que los gobernantes están a merced de los grandes grupos que conforman lo que podría denominarse una plutocracia; los integrantes del movimiento “Ocupa Wall Street”, señalan que la mayor parte de la riqueza generada en el país se la lleva el uno por ciento, esos grandes señores de la riqueza.
Las mismas frases y expresiones que se encuentran en los libros de historia que hablan de lo convulsionado que fue ese decimonónico siglo y que se mantienen todavía vigentes.
Y si bien hasta cierto punto es comprensible lo sucedido en aquel entonces puesto que se presentaba por primera vez en la historia este ente llamado empresa, y que por lo tanto no se sabía qué hacer y cómo actuar puesto que no había antecedentes ni precedentes; en la actualidad, con todo el conocimiento y experiencia adquirida se quieren seguir resolviendo los problemas con las mismas fórmulas de antaño.
De nada sirven los grandes avances tecnológicos como el internet el Ipad y demás, si se siguen teniendo los mismos problemas y se continúan tratando de resolver como se hicieron hace más de un siglo.
La búsqueda de una riqueza sin restricciones y sin valores, que dejó a la ética y la responsabilidad social en manos del mercado, es seguramente una de las causas principales del gran problema económico-financiero actual, y que una de las formas de resolverse busca hacerlo por medio de someter y sacrificar a uno de los llamados factores de producción; el trabajo, sin alterar al capital.
Hoy más que nunca, aunque no se diga de forma evidente y clara, es necesaria en su máxima expresión la responsabilidad social de los gobernantes, que actúen como verdaderos políticos que buscan el bien común de la sociedad, y no solamente el beneficio de una parte de dicha sociedad.
Es necesario a veces decir lo obvio, y en este caso es considerar que este grave problema financiero consiste en una falta de generación de riqueza, y esta falta será resuelta única y exclusivamente por ese ente llamado empresa, puesto que es la única entidad capaz de generarla.
Y en esa empresa confluyen tanto los factores de la producción como el gobierno, y los gobernantes como los dueños de los grandes capitales saben (aunque sea obvio de nuevo), que esa riqueza será generada por el factor trabajo; por lo tanto, no se trata nada más de quitar y restringir; se trata de crear un modelo socio-económico donde los sacrificios, si son necesarios, sean compartidos en la misma proporción.
Es evidente que la solución no es fácil pero tampoco es imposible, los problemas en Europa y en la llamada “Primavera Arabe”, no pueden ser resueltos de manera drástica y definitiva siguiendo los modelos de hace dos siglos.
Y en este nuevo modelo, la Etica y la Responsabilidad Social, así con mayúsculas, tienen que ser los factores básicos, ya que, aunque resulte de nuevo obvio, estamos hablando finalmente de seres humanos.
Seguiremos platicando ….
1 de febrero de 2012
¿Dónde se encuentra la Responsabilidad Social dentro de la Empresa?
Por alguna razón que todavía no puedo entender, en términos generales las lecturas sobre responsabilidad social a las que he tenido acceso, hablan sobre el entorno de la empresa y cuando mucho de su relación con la sustentabilidad, pero muy poco se habla sobre lo que considero su principal stakeholder interno; su personal.
A poco más de diez años de haberme topado por primera vez con la Responsabilidad Social, fue en forma accidental dentro de una búsqueda de material sobre el tema de relaciones laborales; específicamente, la relación empresa-sindicato.
Relación que prácticamente se iniciara en la Revolución Industrial, allá a mediados del siglo XVIII, en los mil setecientos y tantos; desde entonces se inició una animadversión entre la ya existente clase rica, y la entonces naciente clase obrera hablando en términos marxistas.
Ahora, a poco más de doscientos años del nacimiento de ese trascendental fenómeno socioeconómico (la empresa), la relación empresa-sindicato; en pleno siglo XXI, todavía persiste dicho antagonismo en el cual la responsabilidad social ahora promovida por muchos, no percibo sea considerada plena y abiertamente por quienes se dicen expertos en el tema.
Es necesario considerar que la llamada empresa, si bien nació como un centro productivo con fines netamente económicos (obtención de ganancias solo para los dueños), se ha convertido prácticamente desde su nacimiento en un ente social que si bien tiene propósitos pecuniarios, para la obtención de ellos y su repartición, el ser humano en forma individual grupal es el centro gravitacional de todo lo que gira en torno a esta denominada empresa.
No es necesario profundizar mucho para darse cuenta que en la actual crisis económica-financiera, el antagonismo entre estas dos entidades persiste de manera clara y sostenida, los llamados “Indignados” y los integrantes del grupo “Ocupa Wall Street”, proclaman las mismas consignas sindicales que se vienen haciendo desde inicios del siglo XIX.
¿Será posible que a pesar de contar ahora con internet, facebook y toda la serie de aparatos como el Ipad el Iphone y muchas cosas más, a nivel social se sigan discutiendo los mismos conceptos de hace doscientos años? ¿Dónde está, si existe, la Responsabilidad Social en estos nuevos tiempos?
¿Con qué actitud se están manejando los grupos empresariales en relación a su personal en esta profunda crisis? ¿Lo están haciendo igual a como se comportaron en la gran depresión de los años veinte del siglo pasado?
Los sindicatos también: ¿ya comprenden mejor su papel para con sus agremiados en el amplio sentido del término? El líder sindical Lech Walesa puede decirse que tal vez sea uno de los pocos sindicalistas que realmente actuó con “altura de miras”.
¿Esa que fuera la naciente actitud hostil entre empresa-sindicato hace más de doscientos años, sigue siendo la misma ahora en pleno 2012? Si esto es así: ¿Entonces la empresa es un centro productivo que es en el fondo un campo de lucha permanente entre los dueños/directos con su sindicato/empleados?
¿Es en estas arenas de lucha interna que es un centro productivo llamado empresa donde se habla de “Responsabilidad Social”?
Siguiendo con las preguntas: ¿Será posible considerar que en un futuro no muy lejano empresa-sindicato consideren realmente su responsabilidad social entre ellos, y más aún, su responsabilidad social conjunta para la sociedad en la que viven?
Se habla ahora mucho de sustentabilidad pensando en términos ecológicos y eso es bueno definitivamente, pero como sociedad en términos de nuestra relación con “el otro”, de que somos interdependientes y que somos corresponsables entre sí en términos económicos, ¿cuándo lo empezaremos a ver de manera práctica?
No quisiera pensar que la respuesta a la última pregunta planteada sea una utopía.
Seguiremos platicando ….
A poco más de diez años de haberme topado por primera vez con la Responsabilidad Social, fue en forma accidental dentro de una búsqueda de material sobre el tema de relaciones laborales; específicamente, la relación empresa-sindicato.
Relación que prácticamente se iniciara en la Revolución Industrial, allá a mediados del siglo XVIII, en los mil setecientos y tantos; desde entonces se inició una animadversión entre la ya existente clase rica, y la entonces naciente clase obrera hablando en términos marxistas.
Ahora, a poco más de doscientos años del nacimiento de ese trascendental fenómeno socioeconómico (la empresa), la relación empresa-sindicato; en pleno siglo XXI, todavía persiste dicho antagonismo en el cual la responsabilidad social ahora promovida por muchos, no percibo sea considerada plena y abiertamente por quienes se dicen expertos en el tema.
Es necesario considerar que la llamada empresa, si bien nació como un centro productivo con fines netamente económicos (obtención de ganancias solo para los dueños), se ha convertido prácticamente desde su nacimiento en un ente social que si bien tiene propósitos pecuniarios, para la obtención de ellos y su repartición, el ser humano en forma individual grupal es el centro gravitacional de todo lo que gira en torno a esta denominada empresa.
No es necesario profundizar mucho para darse cuenta que en la actual crisis económica-financiera, el antagonismo entre estas dos entidades persiste de manera clara y sostenida, los llamados “Indignados” y los integrantes del grupo “Ocupa Wall Street”, proclaman las mismas consignas sindicales que se vienen haciendo desde inicios del siglo XIX.
¿Será posible que a pesar de contar ahora con internet, facebook y toda la serie de aparatos como el Ipad el Iphone y muchas cosas más, a nivel social se sigan discutiendo los mismos conceptos de hace doscientos años? ¿Dónde está, si existe, la Responsabilidad Social en estos nuevos tiempos?
¿Con qué actitud se están manejando los grupos empresariales en relación a su personal en esta profunda crisis? ¿Lo están haciendo igual a como se comportaron en la gran depresión de los años veinte del siglo pasado?
Los sindicatos también: ¿ya comprenden mejor su papel para con sus agremiados en el amplio sentido del término? El líder sindical Lech Walesa puede decirse que tal vez sea uno de los pocos sindicalistas que realmente actuó con “altura de miras”.
¿Esa que fuera la naciente actitud hostil entre empresa-sindicato hace más de doscientos años, sigue siendo la misma ahora en pleno 2012? Si esto es así: ¿Entonces la empresa es un centro productivo que es en el fondo un campo de lucha permanente entre los dueños/directos con su sindicato/empleados?
¿Es en estas arenas de lucha interna que es un centro productivo llamado empresa donde se habla de “Responsabilidad Social”?
Siguiendo con las preguntas: ¿Será posible considerar que en un futuro no muy lejano empresa-sindicato consideren realmente su responsabilidad social entre ellos, y más aún, su responsabilidad social conjunta para la sociedad en la que viven?
Se habla ahora mucho de sustentabilidad pensando en términos ecológicos y eso es bueno definitivamente, pero como sociedad en términos de nuestra relación con “el otro”, de que somos interdependientes y que somos corresponsables entre sí en términos económicos, ¿cuándo lo empezaremos a ver de manera práctica?
No quisiera pensar que la respuesta a la última pregunta planteada sea una utopía.
Seguiremos platicando ….
23 de enero de 2012
¿Y ahora qué hacemos?
"Es el momento actual el más adecuado para desarrollar plenamente la Responsabilidad Social"
Ya a fines del mes de enero, pasadas las fiestas y celebraciones por la llegada del nuevo año 2012, empieza a clarearse el horizonte de lo que se espera en al menos los próximos once meses del año en curso, periodo severamente marcado por la crisis financiera que se encuentra presente desde ya prácticamente cuatro años.
De todo lo acontecido en las postrimerías del 2011, ya parece que quedó claro que este grave problema financiero todavía no termina, y que todavía no tiene fin.
Pero además del problema financiero que por sí mismo es grave, también el año pasado está dejando una tarea muy importante para el futuro a corto y mediano plazo, y es el relacionado al descontento social que se ha visto claramente manifestado en los países de Africa, y en los denominados “Indignados” en un importante número de países europeos.
Ambos problemas puede considerarse que tienen al menos una causa común, la que seguramente es una enorme falta de Responsabilidad Social de los actores financieros y de los diferentes gobiernos.
La evidente y violenta manifestación en las plazas públicas de las ciudades europeas y africanas, son una clara muestra del repudio y rechazo de la población a las formas y maneras en que se han manejado los asuntos financieros y sociales; en pocas palabras puede decirse que es un: ¡Ya Basta!
Me atrevo a decir que ese “Ya Basta” está dirigido a esa falta de Responsabilidad Social de los grandes agentes financieros que fueron ellos mismos quienes provocaron el grave problema actual, y al mismo tiempo a los gobiernos que de manera consciente o inconsciente (peor aún), no establecieron reglas claras y determinantes que limitaran la actuación de dichos agentes financieros. Siendo el resultado de dicha actuación el elevado desempleo y las pobres expectativas de mejora en al menos el corto plazo.
La crisis en sí misma no es solamente en el aspecto financiero, sino una crisis en el sentido de que los paradigmas que se sostenían han mostrado a las claras que no dieron las soluciones esperadas, y que por el contrario, el desarrollo económico y primordialmente el social está en el mejor de los casos detenido y muy posiblemente deteriorado para las nuevas generaciones.
Concretamente, la crisis, esta gran crisis ha creado nuevos posibles escenarios que dejan atrás, en el pasado los convencionales mecanismos y formas de solución; y es por lo tanto el momento adecuado de darle un enfático impulso a la Responsabilidad Social, llenar con ellas el vacío dejado por la falta de respuestas de esos convencionales mecanismos mencionados.
Así, ante la pregunta: ¿Y ahora qué hacemos? Formulada ante los vacíos creados, la Responsabilidad Social plena e intensa de los gobiernos y agentes financieros, sea posiblemente la fórmula para terminar con incertidumbres y promover un desarrollo más sano en términos de sustentabilidad.
Ahora es el momento del gran cambio, y en lugar de pensar en el 2012 como una larga prolongación de los problemas del pasado, se convierta el 2012 en el momento de la coyuntura para un nuevo modelo de desarrollo basado en términos sociales y sustentables.
De los gobiernos y agentes económicos y financieros deberá surgir este nuevo modelo, estando consientes que ninguna entidad exógena o etérea vendrá a solucionar tanto el presente como el futuro.
Seguiremos platicando …
Ya a fines del mes de enero, pasadas las fiestas y celebraciones por la llegada del nuevo año 2012, empieza a clarearse el horizonte de lo que se espera en al menos los próximos once meses del año en curso, periodo severamente marcado por la crisis financiera que se encuentra presente desde ya prácticamente cuatro años.
De todo lo acontecido en las postrimerías del 2011, ya parece que quedó claro que este grave problema financiero todavía no termina, y que todavía no tiene fin.
Pero además del problema financiero que por sí mismo es grave, también el año pasado está dejando una tarea muy importante para el futuro a corto y mediano plazo, y es el relacionado al descontento social que se ha visto claramente manifestado en los países de Africa, y en los denominados “Indignados” en un importante número de países europeos.
Ambos problemas puede considerarse que tienen al menos una causa común, la que seguramente es una enorme falta de Responsabilidad Social de los actores financieros y de los diferentes gobiernos.
La evidente y violenta manifestación en las plazas públicas de las ciudades europeas y africanas, son una clara muestra del repudio y rechazo de la población a las formas y maneras en que se han manejado los asuntos financieros y sociales; en pocas palabras puede decirse que es un: ¡Ya Basta!
Me atrevo a decir que ese “Ya Basta” está dirigido a esa falta de Responsabilidad Social de los grandes agentes financieros que fueron ellos mismos quienes provocaron el grave problema actual, y al mismo tiempo a los gobiernos que de manera consciente o inconsciente (peor aún), no establecieron reglas claras y determinantes que limitaran la actuación de dichos agentes financieros. Siendo el resultado de dicha actuación el elevado desempleo y las pobres expectativas de mejora en al menos el corto plazo.
La crisis en sí misma no es solamente en el aspecto financiero, sino una crisis en el sentido de que los paradigmas que se sostenían han mostrado a las claras que no dieron las soluciones esperadas, y que por el contrario, el desarrollo económico y primordialmente el social está en el mejor de los casos detenido y muy posiblemente deteriorado para las nuevas generaciones.
Concretamente, la crisis, esta gran crisis ha creado nuevos posibles escenarios que dejan atrás, en el pasado los convencionales mecanismos y formas de solución; y es por lo tanto el momento adecuado de darle un enfático impulso a la Responsabilidad Social, llenar con ellas el vacío dejado por la falta de respuestas de esos convencionales mecanismos mencionados.
Así, ante la pregunta: ¿Y ahora qué hacemos? Formulada ante los vacíos creados, la Responsabilidad Social plena e intensa de los gobiernos y agentes financieros, sea posiblemente la fórmula para terminar con incertidumbres y promover un desarrollo más sano en términos de sustentabilidad.
Ahora es el momento del gran cambio, y en lugar de pensar en el 2012 como una larga prolongación de los problemas del pasado, se convierta el 2012 en el momento de la coyuntura para un nuevo modelo de desarrollo basado en términos sociales y sustentables.
De los gobiernos y agentes económicos y financieros deberá surgir este nuevo modelo, estando consientes que ninguna entidad exógena o etérea vendrá a solucionar tanto el presente como el futuro.
Seguiremos platicando …
5 de enero de 2012
¿Qué papel desempeña el estado en la Responsabilidad Social?
El inicio de un nuevo año significa el comienzo de un nuevo ciclo, como ahora es el caso, invita a reflexionar sobre lo hecho y lo dejado pendiente, y más aún revisar los paradigmas que se tienen, y porqué no cambiarlos y modificarlos dados los cambios presentes y probables futuros en el entorno socioeconómico.
Y en un caso específico de lo anterior, es la Responsabilidad Social considerada generalmente hasta ahora, como una iniciativa y comportamiento voluntario de las propias empresas, dejándoles a ellas por lo tanto, la decisión de manejarse bajo este modelo de gestión; sin embargo no se puede menospreciar el papel del estado en ese actuar de las empresas.
Aunque obvio hay que tomar en cuenta el enorme papel que tiene el estado y/o los gobiernos, en el quehacer cotidiano de las empresas, y que son un factor clave y muy importante en su entorno primario.
En la actividad productiva de cualquier sociedad, así como en el bienestar de sus habitantes, ambas entidades, estado (gobierno) y empresas tienen un papel crucial y por lo tanto se requiere que las dos trabajen de manera solidaria, y si bien sus objetivos pueden ser diferentes en términos económicos, sus objetivos sociales y los efectos de sus actividades tienen un efecto inmediato entre la población.
Desde hace tiempo he venido sosteniendo que el gobierno tiene prioritariamente una Responsabilidad Social, más que cualquier otra entidad productiva ya sea pública o privada, siendo esta una de sus razones de ser y de existir; pero no se trata de sustituir o reemplazar a las empresas de capital privado, sino de trabajar de forma coordinada para buscar el objetivo de una mayor calidad de vida de la población.
Y como se mencionó antes el estado (o el gobierno), forma parte del entorno primario de cualquier empresa, su función entonces es el de buscar crear las condiciones necesarias para el desarrollo de la responsabilidad social empresarial.
Entonces la pregunta sería: ¿Por qué no pedirle a los gobiernos una legislación que fomente, procure y aliente la Responsabilidad Social en el sector productivo privado? Que genere los incentivos adecuados para que la responsabilidad social penetre en todas las actividades económicas y/o productivas.
Comparto la idea de que la Responsabilidad Social sea una acción voluntaria del empresariado, pero no estaría nada mal que el propio gobierno propicie las condiciones adecuadas en el entorno, que fomenten la ya multimencionada Responsabilidad Social.
No se trata de buscar buenas intenciones o propósitos como se hace cada año nuevo, o de apoyar la filantropía, sino de realizar acciones concretas por la vía fiscal por ejemplo, o también propiciar el civismo de forma intensa entre todos los habitantes, que directa o indirectamente muevan a las empresas a involucrarse en su responsabilidad con la sociedad.
Es necesario dejar atrás el paradigma de empresas autistas y egoístas que buscan únicamente su propio beneficio monetario, pero también el de gobiernos que se consideran autárquicos y por lo tanto autosuficientes para lograr el bienestar social.
Se requiere de gobiernos realmente comprometidos que más que hacer ellos mismos las actividades del sector privado, generen mediante diversas legislaciones, las condiciones reales para el desarrollo y crecimiento de la Responsabilidad Social.
Seguiremos platicando ….
Y en un caso específico de lo anterior, es la Responsabilidad Social considerada generalmente hasta ahora, como una iniciativa y comportamiento voluntario de las propias empresas, dejándoles a ellas por lo tanto, la decisión de manejarse bajo este modelo de gestión; sin embargo no se puede menospreciar el papel del estado en ese actuar de las empresas.
Aunque obvio hay que tomar en cuenta el enorme papel que tiene el estado y/o los gobiernos, en el quehacer cotidiano de las empresas, y que son un factor clave y muy importante en su entorno primario.
En la actividad productiva de cualquier sociedad, así como en el bienestar de sus habitantes, ambas entidades, estado (gobierno) y empresas tienen un papel crucial y por lo tanto se requiere que las dos trabajen de manera solidaria, y si bien sus objetivos pueden ser diferentes en términos económicos, sus objetivos sociales y los efectos de sus actividades tienen un efecto inmediato entre la población.
Desde hace tiempo he venido sosteniendo que el gobierno tiene prioritariamente una Responsabilidad Social, más que cualquier otra entidad productiva ya sea pública o privada, siendo esta una de sus razones de ser y de existir; pero no se trata de sustituir o reemplazar a las empresas de capital privado, sino de trabajar de forma coordinada para buscar el objetivo de una mayor calidad de vida de la población.
Y como se mencionó antes el estado (o el gobierno), forma parte del entorno primario de cualquier empresa, su función entonces es el de buscar crear las condiciones necesarias para el desarrollo de la responsabilidad social empresarial.
Entonces la pregunta sería: ¿Por qué no pedirle a los gobiernos una legislación que fomente, procure y aliente la Responsabilidad Social en el sector productivo privado? Que genere los incentivos adecuados para que la responsabilidad social penetre en todas las actividades económicas y/o productivas.
Comparto la idea de que la Responsabilidad Social sea una acción voluntaria del empresariado, pero no estaría nada mal que el propio gobierno propicie las condiciones adecuadas en el entorno, que fomenten la ya multimencionada Responsabilidad Social.
No se trata de buscar buenas intenciones o propósitos como se hace cada año nuevo, o de apoyar la filantropía, sino de realizar acciones concretas por la vía fiscal por ejemplo, o también propiciar el civismo de forma intensa entre todos los habitantes, que directa o indirectamente muevan a las empresas a involucrarse en su responsabilidad con la sociedad.
Es necesario dejar atrás el paradigma de empresas autistas y egoístas que buscan únicamente su propio beneficio monetario, pero también el de gobiernos que se consideran autárquicos y por lo tanto autosuficientes para lograr el bienestar social.
Se requiere de gobiernos realmente comprometidos que más que hacer ellos mismos las actividades del sector privado, generen mediante diversas legislaciones, las condiciones reales para el desarrollo y crecimiento de la Responsabilidad Social.
Seguiremos platicando ….
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