Aunque poco se menciona, tal vez por considerarse evidente, los seres humanos estamos prácticamente dependientes de lo que hagan o no hagan el resto de los seres humanos, por lo que sin quererlo, todos nos encontramos sujetos al “Dilema del prisionero”.
Es necesario percatarse que dicho dilema no es un simple ejemplo, sino más bien representa en forma muy sucinta la realidad en que nos encontramos; si consideramos a la humanidad como un ser vivo solamente, se vive en un ecosistema cerrado, es decir no puede salirse del planeta.
Lo mismo sucede en otros planos, en el país, la ciudad, la empresa donde se labora y la familia; y si bien eventualmente se puede salir de estos planos, no se logra ni al instante en que se quisiera, y de salir se entrará a otro modelo cerrado similar a los demás.
En otras palabras, todos los miembros de un grupo social, como una ciudad o una empresa, estamos dentro de un sistema cerrado, por lo que nos conviene trabajar de forma cooperativa, siendo su incentivo principal el poder mejorar tanto individual como colectivamente.
Es considerar por conveniencia propia, que “nos conviene” que los demás mejoren, ya que esto servirá para que todos mejoremos. Un egoísmo que sabe que se podrá estar mejor cuando tome en cuenta a todos los involucrados.
Como complemento a lo anterior, la sicología menciona que gran parte de la actuación del ser humano es en función de los incentivos existentes, más que por valores en sí mismos. Y en el caso del dilema esto se puede ver claramente, pensar en que conviene más según los incentivos creados, sin embargo, y si bien esto puede ser egoísta, dicho egoísmo no resulta conveniente ni en el corto ni mediano plazo.
Todo lo mencionado va en relación al comportamiento ético que se tenga. Es decir, si bien ha resultado totalmente reprobable la forma como han actuado algunos de los directivos de grandes instituciones financieras en Estados Unidos y Europa, esta forma de actuar, según diversas investigaciones persiste en el actuar diario de la gran mayoría principalmente por alguna de las siguientes tres razones:
1. Frente a un dilema que implica elegir entre dos cursos, uno que corresponde a hacer lo correcto y el otro a hacer lo más fácil, se elige esta última opción.
2. Se prefiere elegir un curso que nos haga aparecer como ganadores, cueste lo que cueste, antes que elegir la opción ética que podría conducirnos a ser perdedores.
3. Se toman las decisiones sobre la base de una racionalización que se genera de acuerdo con el contexto particular de cada caso. Esto deriva en un tipo particular de relativismo, de acuerdo con el cual aquello que resulta bueno para quien toma la decisión es aquello que se considera “bueno” para todos.
En suma, es necesario percatarse, que tanto los individuos, como las empresas y los países, se encuentran en un sistema cerrado, y como tales todos se encuentran prisioneros, y por lo tanto el actuar en forma egoísta tendrá efectos negativos y por lo tanto todos los involucrados saldrán perjudicados.
La solución para esto es el desarrollar la cooperación, buscando una relación ganar-ganar; esto es una forma clara de generar y desarrollar la Responsabilidad Social.
Seguiremos platicando …
Empresa: Una Institución Social encargada del Desarrollo Humano, a través de la Inversión y el Trabajo
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