El desarrollo de la Responsabilidad Social depende en gran
medida del Capital Social existente en una comunidad, una ciudad o de una
sociedad entera.
Si bien la gestión de la Responsabilidad Social se ha
acentuado en relación principalmente a la empresa, esta idea se ha
complementado diciendo que esta misma empresa por sí sola no puede ser
responsable, requiere que sus directivos sean socialmente responsables, y de
esta manera estos últimos busquen que la organización también ponga en práctica
dicha responsabilidad, sin soslayarla, buscando que sus actividades económicas
sean realizadas de forma responsable en relación a la sociedad donde operan.
En otras palabras, la Responsabilidad Social no surge de
forma espontánea en la empresa por si sola ni tampoco en sus dirigentes, esta
crece y se desarrolla cuando existe el suficiente Capital Social en una
determinada comunidad o ciudad; es decir, este último viene a ser como el
“caldo de cultivo” en donde se generan las condiciones necesarias para que
nazca y se tome en cuenta de forma importante, la responsabilidad que se tiene
con el resto de los miembros de la sociedad, tanto como personas por sí mismas,
como por el papel que desempeñan en el ámbito económico.
Por lo anterior, considero que sea muy difícil el que se
geste y desarrolle la Responsabilidad Social Empresaria (o empresarial), en una
comunidad o sociedad donde exista poco Capital Social. Vendría a ser como una
isla totalmente aislada inmersa en un ambiente donde dicha responsabilidad no
es valorada ni considerada en forma destacada.
De ahí la importancia de generar ese Capital Social, que
viene siendo como una especie de pegamento que une e integra a los miembros de
la sociedad, generándose una cohesión en la comunidad.
Y este multimencionado Capital Social surge de una cultura
que respeta y cumple la legislación formal en todos sus aspectos, como puede
ser la lucha contra la corrupción por ejemplo; y primordialmente en la
existencia de valores que no están inscritos en ninguna legislación como son la
ética, y con ella la confianza y la cooperación.
El primero de los tres mencionados, la ética, implica el ser
responsable socialmente, involucra el reconocer la existencia del otro y de la
forma como se va a relacionarse con ese otro. Y si existe una buena relación se
genera confianza y también la cooperación.
Luego entonces si los miembros de una sociedad tienen una
cultura lo suficientemente desarrollada que contenga todos los aspectos
señalados, la Responsabilidad Social estará integrada en todos ellos y de esta
manera será llevada a las empresas donde se gestionará en el ámbito productivo.
Existen países como Japón y Suecia por ejemplo, donde tienen
mucho Capital Social (si puede hablarse de cantidades), basado en una cultura que
cumple en forma amplia con los valores antes mencionados.
Se requiere entonces que esos valores además de fomentarlos
en nuestras relaciones sociales personales, los llevemos también a las
empresas, respetar las reglas de la organización, respetar a los demás
miembros, y con ello generar un ambiente de confianza y de cooperación.
Seguiremos platicando ….
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