Es lamentable que todavía muchas empresas y personas en general, sigan viendo a la Responsabilidad Social como solamente acciones filantrópicas, o como puro maquillaje mercadotécnico en el mejor de los casos.
Esto al menos, es lo que he percibido en pláticas y comentarios escuchados o leídos en diversos lugares y circunstancias; que en general reflejan el modelo convencional que se ha venido manejando desde siempre: el que la Empresa sirve únicamente para sus dueños y el resto de la sociedad está sujeta a lo que dichos propietarios decidan.
Luego entonces todos estamos a merced de lo que gustan dar los dueños de las empresas (léase ricos), por medio de la filantropía o la caridad.
Tal vez la expresión anterior pueda ser calificada de exagerada y la realidad no sea así plenamente; pero por el otro lado, tampoco puede ser manejada en el extremo contrario la Responsabilidad Social, como una cuestión de altruismo al nivel del fundador de los frailes franciscanos.
Es entonces encontrar un punto en el cual tanto individuos como empresas nos percatemos que todos nuestras acciones tienen una repercusión en la sociedad, y que por lo tanto somos responsables de todo lo que hagamos querámoslo o no. Aún en el extremo de que se viviera como anacoreta, se estaría teniendo una repercusión en el medio ambiente natural en el que se encontrara inmerso.
No es mi intención el ponerme a filosofar ni mucho menos, pero sí el encontrar el hilo para construir el tejido de todas las acciones que se hagan para fomentar la Responsabilidad Social.
Ahora bien, esa conciencia de la repercusión de nuestras acciones en los demás, puede ser manejada también desde otra perspectiva, esto es, desde la conveniencia en el buen sentido de la palabra.
A cualquier empresario sea chico, mediano o grande, le conviene tener personal satisfecho y que trabaje a gusto, y que tenga además un producto accesible en precio y características para sus clientes.
Por otro lado, al empleado le conviene una empresa que está teniendo un crecimiento y desarrollo puesto que esto le implica estabilidad, y que también sea bien tratado como persona.
Y como cliente, me conviene que exista una empresa que hace el producto que requiero o me gusta, y que tengo la capacidad económica para adquirirlo.
Y un actor adicional es el gobierno, al que le conviene que existan empresas que generan riqueza, empleo y le proporcionan dinero vía impuestos para la realización de sus obras.
Todo lo anterior es una suma de conveniencias que mientras sean bien llevadas, implica una conciencia de la Responsabilidad Social para con todos los actores de la sociedad.
Alguien puede pensar que todo esto suena muy bonito pero no funciona así en la realidad, pero esta misma realidad nos dice que en la actualidad la sociedad en general se manifiesta ya en diversas formas, y reclama a las empresas cuando no actúan cumpliendo al mínimo sus responsabilidades legales.
Ahora ya la sociedad en general está más conciente, y está pidiendo unas nuevas reglas del juego para su relación con las empresas. Por lo tanto a estas últimas les conviene tener buenas relaciones con su personal, proveedores y clientes.
Sin lugar a duda, estamos entrando a una nueva era donde las Empresas están tomando un papel mucho más avanzado que el de solamente una organización mercantil.
Seguiremos platicando ….
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