En los prácticamente ocho años que lleva el presente milenio, se ha venido incrementando el número de certificaciones y/o normas de Responsabilidad Social, llegándose a decir que existen ya cerca de 300 a escala mundial; si bien esto es positivo en cuanto a que representa el auge e importancia que ha venido adquiriendo la Responsabilidad Social, por otra parte implica una gran complejidad en términos de la enorme diversidad de ideas y términos de lo que significa ser realmente socialmente responsable.
Aunado a lo anterior, surge también la pregunta hecha por muchos: ¿Para qué sirve una certificación o norma que no es obligatoria para las transacciones de cualquier empresa? O dicho en otras palabras; ¿Cuál es su utilidad o rentabilidad para obtener y cumplir con ciertos estándares?
Los planteamientos mencionados en los dos párrafos anteriores se dan como una consecuencia de que no existe una definición única del concepto de Responsabilidad Social, y que para algunos es solamente una actividad filantrópica en donde en el mejor de los casos se tienen una fundación para apoyar cierto tipo de actividades o para algunas comunidades específicas. Y para otros en cambio, es un modelo de gestión de negocio, en el cual, en una etapa superior, la empresa se convierte en un instrumento de desarrollo social y económico tanto para su personal como para la sociedad y tienen una visión de sustentabilidad.
Por otro lado, también se considera la imagen que tiene la sociedad en general sobre el comportamiento ético en todos los sentidos que puede tener una empresa, tal vez esto no fue visto como algo importante hace al menos un par de décadas, sin embargo, ahora a la sociedad (en diversos grados según el país), ya le interesa saber qué tan honesta es la empresa en la producción de los bienes o servicios que elabora, y en qué forma utiliza la riqueza que genera.
En ambos casos, las certificaciones o normas existentes son precisamente la diversidad de enfoques que existen sobre el cumplimento de la Responsabilidad Social, y se convierten por ello en un reconocimiento público por un tercero, de que la empresa esta actuando en una forma socialmente responsable.
Este reconocimiento le sirve a la empresa para tener una imagen positiva inicialmente con su personal que se puede reflejar en productividad, lealtad y menor rotación; y con sus proveedores y clientes que la pueden considerar una empresa confiable en sus operaciones comerciales.
Siendo esto último la razón primordial para obtener una certificación o el estar adherido a determinada norma. Si esto ya era algo importante en épocas anteriores, a partir del gran fraude de Enron, y más aun con el origen de la actual crisis financiera, la sociedad en general ya se ha vuelto más exigente con el comportamiento de las empresas, sin importar su giro o tamaño.
Ahora bien, aunque hasta ahora no existe una obligatoriedad legal o comercial para el cumplimiento de alguna norma o certificación en particular, el adherirse en alguna de ellas mejora su imagen y reputación en la comunidad social o de negocios en donde opera.
Por lo anterior, la decisión por parte de la dirección de la empresa de involucrarse en alguna norma, implica una decisión estratégica, y principalmente un compromiso tanto interno como con la sociedad, de cumplir con las obligaciones y deberes que todo ello implica.
La pregunta en este caso es: ¿Está dispuesta la dirección de la empresa a sostener y respetar dicho compromiso?
¿Cuál es la mejor norma o certificación?
Si la respuesta a la pregunta es afirmativa, luego entonces ¿cuál norma o certificación a seguir? A lo anterior considero que no hay mejores o peores, en todo caso la opción es en función del camino que tomará la empresa al seguir determinada norma, y si la empresa está dispuesto a seguirlo, y el grado de compromiso a la que se verá obligada, ya que no daría una imagen positiva el estar sustituyendo normas o certificaciones en el transcurso de los años.
A lo anterior se podría agregar el evaluar cuál le conviene en cuanto tipo y ubicación de sus clientes y proveedores, y más importante todavía el considerar la mejora del ambiente laboral dentro de la propia empresa en función de la norma o certificación a seguir.
Como conclusión, se cual fuere la norma o certificación pretendida, implica un avance en el cumplimiento de la Responsabilidad Social de la empresa.
Seguiremos platicando …
Empresa: Una Institución Social encargada del Desarrollo Humano, a través de la Inversión y el Trabajo
La Responsabilidad Social, la Sustentabilidad y la Etica, son los Valores básicos para las
26 de noviembre de 2008
20 de noviembre de 2008
Etica y desarrollo ambiental
El pasado sábado 15 de noviembre, tuve la oportunidad de asistir a una plática sobre Etica y desarrollo ambiental, impartida por el Doctor Agustín Udías de la Universidad Complutense de Madrid, en donde habló claramente de la responsabilidad que tiene la generación actual en cuanto a la producción y consumo de la energía.
Si bien es evidente que todos disfrutamos de la energía en sus diversas manifestaciones, desafortundamente no hemos generado una conciencia ética sobre la forma como se usa y que fatalmente esta no es infinita.
Para explicar mejor lo anterior, me permito reproducir unos datos que mostró el Doctor Udías que muestran claramente la importancia que tiene el manejo adecuado de la energía.
Consumo total de energía
La tasa de aumento de consumo de energía E viene dado por
E = p + e
Donde p es la tasa de aumento de población y e la tasa de aumento de consumo de energía por persona. En los países ricos p es pequeño, pero e grande y lo contrario sucede en los que están en desarrollo.
Actualmente E es 5% anual y el consumo se duplica cada 20 años. La proporción entre p y e varía mucho entre los países desarrollados y los no desarrollados.
Como las fuentes de energía son limitadas E no puede crecer ilimitadamente. Deben mantenerse p y e pequeños para alcanzar el crecimiento nulo (E = 0). Los países ricos deben disminuir en e y los pobres disminuir en p y aumentar en e.
Crecimiento de la población
La población mundial hoy es 6,662 Mh (Millones de habitantes). Entre 1950 y 2000 aumentó en 3,500 Mh (de 2,500 a 6,000) es decir, en 75 Mh por año y la población a este ritmo de crecimiento se dobla cada 38 años.
Por lo tanto para el 2038 serán 12000 Millones de habitantes.
Consumo de energía
El consumo global de energía se sitúa en 8×1020 J/año (Julios por año) ó 1.5 × 1010 kwhr/año.
Siendo las fuentes las siguientes: petróleo 37%, carbón 25%, gas 23%, nuclear 6%, biomasa 4%, solar 0.5%, y eólica 0.3%.
A mayor detalle, el consumo global de carbón es de 4800 Mtn/año manteniendo este consumo las reservas se agotarían en 188 años.
Mientras que el consumo global de petróleo es hoy de 33,200 Mbarr/año a este ritmo constante las reservas se agotarían en 45 años.
Por lo anterior se puede deducir fácilmente que las dos fuentes de energía más comunes tienen una duración limitada.
Adicionalmente el consumo es muy desigual y depende del desarrollo de cada país, a mayor PIB mayor es el consumo. Estados Unidos consume 11.4 kwhr/persona mientras la India solo 0.5 Kwhr/persona. Así Estados Unidos con el 5% de la población consume el 26% de la energía mundial.
Desarrollo y consumo
La proporción entre PIB y el consumo de energía por habitante es directa. En términos de TEP (Tn equivalente de Petróleo) Estados Unidos gasta por persona y año 7.8, mientras en Europa el gasto medio es 3.7, en América Latina 1.1 y África 0.4. La media mundial es 1.7.
El gasto en Estados Unidos es de 10 TEC (Tn equivalente de carbón) por persona y año, si extendemos el gasto a la población mundial todas las reservas de carbón se agotarían en 15 años.
Al aumentar tanto la población como el consumo de energía de forma exponencial las previsiones son todas muy pesimistas. Si en 2050 la población se estabiliza en 9300 Mh con el consumo actual de carbón por persona solo quedaría carbón para 134 años más. Si se supone que el consumo aumenta de forma que la media de consumo entre 2000 y 2050 es de 3 TEC/persona-año en ese periodo se habrían gastado todas las reservas.
Problemas Eticos
El consumo de energía inherente en el desarrollo de los pueblos, la limitación de los recursos y la contaminación consecuente, unidos al doble crecimiento exponencial de la población y del consumo de energía ponen en peligro el mismo desarrollo y el bienestar presente y futuro. Un desarrollo ilimitado no es posible.
Las enormes desigualdades en el consumo de energía y la consiguiente calidad de vida entre los pueblos desarrollados y los en desarrollo o subdesarrollados no pueden moralmente continuarse.
La incidencia cada vez mayor de la actividad humana lleva a un deterioro creciente del medio ambiente lo que exige nuevos planteamientos, para atender este delicado problema.
Como una sencilla conclusión, es evidente que tenemos un serio problema ético y de sustentabilidad en la actual generación, que de no atenderse y resolverse en forma adecuada, la humanidad tendrá serios problemas en unos cuantos años más.
Seguiremos platicando ….
En la parte final de esta página hay una imagen que muestra el incremento de consumo de energía por el hombre en toda su historia
Si bien es evidente que todos disfrutamos de la energía en sus diversas manifestaciones, desafortundamente no hemos generado una conciencia ética sobre la forma como se usa y que fatalmente esta no es infinita.
Para explicar mejor lo anterior, me permito reproducir unos datos que mostró el Doctor Udías que muestran claramente la importancia que tiene el manejo adecuado de la energía.
Consumo total de energía
La tasa de aumento de consumo de energía E viene dado por
E = p + e
Donde p es la tasa de aumento de población y e la tasa de aumento de consumo de energía por persona. En los países ricos p es pequeño, pero e grande y lo contrario sucede en los que están en desarrollo.
Actualmente E es 5% anual y el consumo se duplica cada 20 años. La proporción entre p y e varía mucho entre los países desarrollados y los no desarrollados.
Como las fuentes de energía son limitadas E no puede crecer ilimitadamente. Deben mantenerse p y e pequeños para alcanzar el crecimiento nulo (E = 0). Los países ricos deben disminuir en e y los pobres disminuir en p y aumentar en e.
Crecimiento de la población
La población mundial hoy es 6,662 Mh (Millones de habitantes). Entre 1950 y 2000 aumentó en 3,500 Mh (de 2,500 a 6,000) es decir, en 75 Mh por año y la población a este ritmo de crecimiento se dobla cada 38 años.
Por lo tanto para el 2038 serán 12000 Millones de habitantes.
Consumo de energía
El consumo global de energía se sitúa en 8×1020 J/año (Julios por año) ó 1.5 × 1010 kwhr/año.
Siendo las fuentes las siguientes: petróleo 37%, carbón 25%, gas 23%, nuclear 6%, biomasa 4%, solar 0.5%, y eólica 0.3%.
A mayor detalle, el consumo global de carbón es de 4800 Mtn/año manteniendo este consumo las reservas se agotarían en 188 años.
Mientras que el consumo global de petróleo es hoy de 33,200 Mbarr/año a este ritmo constante las reservas se agotarían en 45 años.
Por lo anterior se puede deducir fácilmente que las dos fuentes de energía más comunes tienen una duración limitada.
Adicionalmente el consumo es muy desigual y depende del desarrollo de cada país, a mayor PIB mayor es el consumo. Estados Unidos consume 11.4 kwhr/persona mientras la India solo 0.5 Kwhr/persona. Así Estados Unidos con el 5% de la población consume el 26% de la energía mundial.
Desarrollo y consumo
La proporción entre PIB y el consumo de energía por habitante es directa. En términos de TEP (Tn equivalente de Petróleo) Estados Unidos gasta por persona y año 7.8, mientras en Europa el gasto medio es 3.7, en América Latina 1.1 y África 0.4. La media mundial es 1.7.
El gasto en Estados Unidos es de 10 TEC (Tn equivalente de carbón) por persona y año, si extendemos el gasto a la población mundial todas las reservas de carbón se agotarían en 15 años.
Al aumentar tanto la población como el consumo de energía de forma exponencial las previsiones son todas muy pesimistas. Si en 2050 la población se estabiliza en 9300 Mh con el consumo actual de carbón por persona solo quedaría carbón para 134 años más. Si se supone que el consumo aumenta de forma que la media de consumo entre 2000 y 2050 es de 3 TEC/persona-año en ese periodo se habrían gastado todas las reservas.
Problemas Eticos
El consumo de energía inherente en el desarrollo de los pueblos, la limitación de los recursos y la contaminación consecuente, unidos al doble crecimiento exponencial de la población y del consumo de energía ponen en peligro el mismo desarrollo y el bienestar presente y futuro. Un desarrollo ilimitado no es posible.
Las enormes desigualdades en el consumo de energía y la consiguiente calidad de vida entre los pueblos desarrollados y los en desarrollo o subdesarrollados no pueden moralmente continuarse.
La incidencia cada vez mayor de la actividad humana lleva a un deterioro creciente del medio ambiente lo que exige nuevos planteamientos, para atender este delicado problema.
Como una sencilla conclusión, es evidente que tenemos un serio problema ético y de sustentabilidad en la actual generación, que de no atenderse y resolverse en forma adecuada, la humanidad tendrá serios problemas en unos cuantos años más.
Seguiremos platicando ….
En la parte final de esta página hay una imagen que muestra el incremento de consumo de energía por el hombre en toda su historia
13 de noviembre de 2008
La Etica en los clásicos de la economía
Después de ver con calma el video de Bernardo Kliksberg y también el de Bill Gates en Davos (ver más abajo), en donde hablan sobre la ética y los clásicos de la economía, recordé un artículo que me envió hace ya algunos años un amigo, el Doctor Fernando Jeannot de la Universidad Autónoma Metropolitana de la Ciudad de México, hablando precisamente sobre la ética en el mundo capitalista y en retrospectiva, tanto lo que dijeron los clásicos como lo que dice el Doctor Jeannot, concuerda perfectamente con lo que dicen los personajes de los videos, y es totalmente aplicable a la situación actual de la crisis financiera.
Por lo anterior me permito incluir un extracto del artículo del Doctor Jeannot:
Desde la economía clásica en adelante, el análisis económico referido a los mercados y las transacciones ha sido una reflexión en términos de la economía política. Adam Smith por ejemplo, estableció las bases, y solamente las bases, de lo que sena una teoría del capitalismo liberal de mercado.
En él, el incentivo de los beneficios susceptibles de ser apropiados y la restricción de la competencia constituyen los mejores principios de organización económica que pueden darse.
Recordando palabras conocidas de Adam Smith: "no es de la buena voluntad del carnicero, del cervecero o del panadero que cada uno debe esperar recibir la cena, sino de la búsqueda de sus intereses por parte de cada uno de ellos. No debemos esperar nada de su sentido humanitario, sino de su egoísmo, porque para ellos no cuentan nuestras necesidades, sino sus beneficios".
Aunque hay que tener cuidado de no malinterpretar la cita que viene de anotarse: si bien hay un reconocimiento del componente egoísta de los individuos, ello no deriva en una "selva hobessiana", sino en una colectividad económica de alta eficiencia y eficacia porque los incentivos de mercados (egoístas y utilitaristas) le dan una base en los mejores principios de la organización de conjunto.
Una muestra de lo anterior lo constituye la competencia liberal de los mercados que venia a reemplazar a las organizaciones corporativas: “es habitual que las gentes del mismo oficio se reúnan, aún por el mero hecho de convivir o distraerse, y siempre terminarán conversando sobre alguna conspiración contra el público o de alguna maquinación para hacer aumentar los precios".
Si este tipo de comportamientos es intrínseco a la naturaleza humana, la competencia de los mercados abiertos es la única manera de contrarrestarlos.
No debe olvidarse que Adam Smith era profesor de moral y que su trabajo intelectual fue mojonado por una obra especifica sobre el asunto que luego derivaría en su aporte a la teoría económica. Esta trayectoria intelectual es muy distinta a la de otros liberales mas recientes. Smith fue discípulo y sucesor de Francis Hutcheson en filosofía moral.
En la "Teoría de los sentimientos morales" de Smith, propuso evaluar los comportamientos individuales en función de la capacidad de cada uno de comprender los comportamientos del otro. Entender los comportamientos del otro otorga handicaps para competir con ese mismo otro. De esta forma se teje la trama organizativa de la sociedad basada en los mercados: cada uno se moviliza por sentimientos egoístas, pero al hacerlo pone en acto los andamiajes organizativos de la colectividad en la que esta comprendido.
Por otra parte, pero al mismo tiempo, sería un error creer que en "La riqueza de las naciones"' se abandonan las preocupaciones morales que están en la base de todo capital institucional. Allí se afirma que la prodigalidad de unos se compensa con la frugalidad de otros porque de no ser así, el gasto excesivo conduciría al empobrecimiento general.
La manera de recuperar un discurso moralizador está dada por el hecho que se concibe a la prodigalidad como un desperdicio (defecto) y al ahorro como una virtud. Todo lo cual deriva perfectamente en un principio de teoría económica, en tanto que el consumo conspicuo tiende a minar el progreso económico en el caso de que no se compense con las ganancias de productividad.
Con lo anterior vemos que hoy más que nunca es importante los principios éticos para el buen funcionamiento de la sociedad.
Para culminar lo anterior, me permito para frasear lo que dijera Amartya Sen, premio Nóbel de Economía 1998: “El siglo XXI será el siglo de la ética y si no, quien sabe de qué será,,,”
Seguiremos platicando ….
Por lo anterior me permito incluir un extracto del artículo del Doctor Jeannot:
Desde la economía clásica en adelante, el análisis económico referido a los mercados y las transacciones ha sido una reflexión en términos de la economía política. Adam Smith por ejemplo, estableció las bases, y solamente las bases, de lo que sena una teoría del capitalismo liberal de mercado.
En él, el incentivo de los beneficios susceptibles de ser apropiados y la restricción de la competencia constituyen los mejores principios de organización económica que pueden darse.
Recordando palabras conocidas de Adam Smith: "no es de la buena voluntad del carnicero, del cervecero o del panadero que cada uno debe esperar recibir la cena, sino de la búsqueda de sus intereses por parte de cada uno de ellos. No debemos esperar nada de su sentido humanitario, sino de su egoísmo, porque para ellos no cuentan nuestras necesidades, sino sus beneficios".
Aunque hay que tener cuidado de no malinterpretar la cita que viene de anotarse: si bien hay un reconocimiento del componente egoísta de los individuos, ello no deriva en una "selva hobessiana", sino en una colectividad económica de alta eficiencia y eficacia porque los incentivos de mercados (egoístas y utilitaristas) le dan una base en los mejores principios de la organización de conjunto.
Una muestra de lo anterior lo constituye la competencia liberal de los mercados que venia a reemplazar a las organizaciones corporativas: “es habitual que las gentes del mismo oficio se reúnan, aún por el mero hecho de convivir o distraerse, y siempre terminarán conversando sobre alguna conspiración contra el público o de alguna maquinación para hacer aumentar los precios".
Si este tipo de comportamientos es intrínseco a la naturaleza humana, la competencia de los mercados abiertos es la única manera de contrarrestarlos.
No debe olvidarse que Adam Smith era profesor de moral y que su trabajo intelectual fue mojonado por una obra especifica sobre el asunto que luego derivaría en su aporte a la teoría económica. Esta trayectoria intelectual es muy distinta a la de otros liberales mas recientes. Smith fue discípulo y sucesor de Francis Hutcheson en filosofía moral.
En la "Teoría de los sentimientos morales" de Smith, propuso evaluar los comportamientos individuales en función de la capacidad de cada uno de comprender los comportamientos del otro. Entender los comportamientos del otro otorga handicaps para competir con ese mismo otro. De esta forma se teje la trama organizativa de la sociedad basada en los mercados: cada uno se moviliza por sentimientos egoístas, pero al hacerlo pone en acto los andamiajes organizativos de la colectividad en la que esta comprendido.
Por otra parte, pero al mismo tiempo, sería un error creer que en "La riqueza de las naciones"' se abandonan las preocupaciones morales que están en la base de todo capital institucional. Allí se afirma que la prodigalidad de unos se compensa con la frugalidad de otros porque de no ser así, el gasto excesivo conduciría al empobrecimiento general.
La manera de recuperar un discurso moralizador está dada por el hecho que se concibe a la prodigalidad como un desperdicio (defecto) y al ahorro como una virtud. Todo lo cual deriva perfectamente en un principio de teoría económica, en tanto que el consumo conspicuo tiende a minar el progreso económico en el caso de que no se compense con las ganancias de productividad.
Con lo anterior vemos que hoy más que nunca es importante los principios éticos para el buen funcionamiento de la sociedad.
Para culminar lo anterior, me permito para frasear lo que dijera Amartya Sen, premio Nóbel de Economía 1998: “El siglo XXI será el siglo de la ética y si no, quien sabe de qué será,,,”
Seguiremos platicando ….
6 de noviembre de 2008
Valores vs eficiencia
Hace unos días tuve la oportunidad de ver por televisión una entrevista al ya célebre Jack Welch, quien fuera gerente general de General Electric por 20 años, hablando sobre la importancia de los valores de una persona, y es a lo que me voy a referir en esta ocasión.
A una pregunta expresa sobre cómo se podría distinguir a un buen colaborador en una organización, el Señor Welch dijo que lo más importante son los valores, pero que es importante el saber reconocer a un buen colaborador en relación a estos valores con su eficiencia, e hizo una clara diferenciación.
Haciendo una distinción de estos dos aspectos elabora una clasificación:
En primer lugar está la gente con elevados valores o bien que son afines a los de la organización, y que también son eficientes en su trabajo; para él estos son los mejores empleados.
En segundo lugar están los que tienen buenos valores, pero no son muy eficientes; a estos hay que prepararlos y darles una segunda y tal ves tercera oportunidad para que mejoren en su rendimiento.
En tercer lugar están quienes tienen pocos o bajos valores en su forma de ser, pero que son muy eficientes; a estos según Welch hay que despedirlos, ya que no es bueno tener este tipo de gente en la organización, que son capaces de lo lograr algo a costa de los valores que se tienen o manejan en la empresa.
Y en cuarto lugar están los que no tienen valores pero tampoco son eficientes en su trabajo, esta es la peor gente, ya que no tienen ninguna cualidad o característica que los distinga, y por lo tanto también hay que despedirlos.
De estos comentarios creo que al menos se puede sacar una gran lección: la cual es la importancia que tienen los valores para cualquier organización, que si bien estos valores no son muchas veces expresados en forma explícita tanto por la dirección general o que estén puestos en un cuadro en todas las oficinas, muchas veces son sobre entendidos, y aunque no haya una referencia concreta son los que mueven de alguna forma a toda la organización para buscar alcanzar sus objetivos.
Estos valores son la ética de la organización, y definen tanto el comportamiento de la dirección general, como también el comportamiento y actitud de los empleados para realizar su trabajo, y la forma como se llevan a cabo las relaciones con clientes y proveedores. Y es interesante que en cualquier organización, ya sea una General Electric a escala mundial, hasta las mafias y pandillas de barrio tienen sus valores, nadie está exento de ellos.
Son esas “reglas de juego” que definen la relación entre todos los que se encuentran involucrados, por lo que es importante el entender cuál es la forma de pensar de un empleado o colaborador, y su disposición a cumplir dichas reglas.
Creo que esta lección de Jack Welch es útil para cualquier organización, y va muy en relación a la Responsabilidad Social, considerándola a esta como un valor que debe cumplir ciertas reglas, y no ser vista como un atractivo de moda o de mercadotecnia.
En la medida en que haya un mejor comportamiento ético en las organizaciones, este se difundirá a toda la sociedad.
Seguiremos platicando …
A una pregunta expresa sobre cómo se podría distinguir a un buen colaborador en una organización, el Señor Welch dijo que lo más importante son los valores, pero que es importante el saber reconocer a un buen colaborador en relación a estos valores con su eficiencia, e hizo una clara diferenciación.
Haciendo una distinción de estos dos aspectos elabora una clasificación:
En primer lugar está la gente con elevados valores o bien que son afines a los de la organización, y que también son eficientes en su trabajo; para él estos son los mejores empleados.
En segundo lugar están los que tienen buenos valores, pero no son muy eficientes; a estos hay que prepararlos y darles una segunda y tal ves tercera oportunidad para que mejoren en su rendimiento.
En tercer lugar están quienes tienen pocos o bajos valores en su forma de ser, pero que son muy eficientes; a estos según Welch hay que despedirlos, ya que no es bueno tener este tipo de gente en la organización, que son capaces de lo lograr algo a costa de los valores que se tienen o manejan en la empresa.
Y en cuarto lugar están los que no tienen valores pero tampoco son eficientes en su trabajo, esta es la peor gente, ya que no tienen ninguna cualidad o característica que los distinga, y por lo tanto también hay que despedirlos.
De estos comentarios creo que al menos se puede sacar una gran lección: la cual es la importancia que tienen los valores para cualquier organización, que si bien estos valores no son muchas veces expresados en forma explícita tanto por la dirección general o que estén puestos en un cuadro en todas las oficinas, muchas veces son sobre entendidos, y aunque no haya una referencia concreta son los que mueven de alguna forma a toda la organización para buscar alcanzar sus objetivos.
Estos valores son la ética de la organización, y definen tanto el comportamiento de la dirección general, como también el comportamiento y actitud de los empleados para realizar su trabajo, y la forma como se llevan a cabo las relaciones con clientes y proveedores. Y es interesante que en cualquier organización, ya sea una General Electric a escala mundial, hasta las mafias y pandillas de barrio tienen sus valores, nadie está exento de ellos.
Son esas “reglas de juego” que definen la relación entre todos los que se encuentran involucrados, por lo que es importante el entender cuál es la forma de pensar de un empleado o colaborador, y su disposición a cumplir dichas reglas.
Creo que esta lección de Jack Welch es útil para cualquier organización, y va muy en relación a la Responsabilidad Social, considerándola a esta como un valor que debe cumplir ciertas reglas, y no ser vista como un atractivo de moda o de mercadotecnia.
En la medida en que haya un mejor comportamiento ético en las organizaciones, este se difundirá a toda la sociedad.
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