Si bien es cierto que se vive en una cultura que exalta el
individualismo en todos los ámbitos de la vida humana, también es cierto que
existe otra cultura que fomenta la relación en todas sus expresiones.
En el mundo de los negocios en donde se vive con mayor
intensidad la competencia, se ha venido demostrando reiteradamente que una
mejor forma para estar preparado para enfrentarla es a través de una mejor
relación con los proveedores y clientes. Pero esa mejor relación no se queda
solamente en el estrecho conducto de los negocios, se requiere ir más allá.
En los últimos años se ha venido viendo con mayor intensidad
un crecimiento en esa relación cliente-proveedor, en la que ambas partes se
percatan que es necesaria mejorarla o incrementarla en beneficio de ambas
partes, abandonando en diversos grados esa mentalidad individualista o de
aislamiento en donde la organización se califica como autosuficiente, y es a
quien ella deben de buscar tanto sus potenciales proveedores y clientes.
Esta mentalidad de trabajar de manera cooperativa y unida
lleva consigo la idea de crear y/o desarrollar una cadena de proveeduría, que
eventualmente alcance al proveedor del proveedor por un lado, y por otro, al
cliente del cliente.
Esta cadena involucra la responsabilidad social, aspecto que
si bien inicialmente no se consideraba, ahora ya es una parte importante en la
relación de negocios. Esto dicho es considerado en las auditorias que se
realizan sobre este tema, en donde se investiga que tanta se atiende por parte
de los proveedores su responsabilidad con sus grupos de interés internos y
externos.
Si bien lo antes dicho no es ninguna novedad para las
empresas que han sido ya auditadas, considero que viendo esto en perspectiva,
está provocando un efecto contagio por un lado, y por otro, el darse cuenta que
es mejor para ambas partes (cliente-proveedor), el trabajar y colaborar juntos
no solamente en el aspecto del negocio como puede ser precio o calidad, sino
también en los criterios o mentalidades en la forma de ser y actuar de la
organización con sus grupos de interés.
Empresas que consideran a la ética en su manera de hacer
negocios, que si bien en su inicio solamente lo hagan para lograr un proveedor
o cliente específico, con el tiempo se van percatando que esa forma de actuar
les puede incrementar su valor social, aspecto que cada vez va adquiriendo
mayor importancia.
De continuar este encadenamiento en el largo plazo, es
posible que veamos redes de negocios que tengan a la responsabilidad social
como un factor esencial en su integración y que les dé una mayor solidez; redes
que se preocupen por la sustentabilidad en todos sus aspectos, y por lo tanto
sean un elemento básico en las sociedades donde se encuentran, gestando en
estas últimas una conciencia de la importancia del valor social.
Hay que fomentar esta interrelación y contrarrestar ese
individualismo que se presenta también en el aspecto político que únicamente
fomenta un hedonismo en su peor acepción.
Seguiremos platicando ….
No hay comentarios.:
Publicar un comentario