En el transcurso del actual mes de julio, en México se ha
venido discutiendo la llamada reforma energética, la cual implica
primordialmente cambios trascendentales en la manera como se ha manejado hasta
ahora la extracción del petróleo entre otros aspectos.
No es la intención hablar de los pros y contras de dicha
reforma, pero sí de la enorme responsabilidad social que tienen los miembros
del congreso en su elaboración. El percatarse de todas las repercusiones que
actualmente tienen y eventualmente puedan llegar a tener las disposiciones que
se aprueben.
Estoy consciente que nunca se tendrá una ley perfecta ya sea
en este país o en otro cualquiera, pero si es importante que alguien que ocupa
un puesto político, se percate que su primera y máxima responsabilidad es
social.
Hasta ahora, mucho de lo que se habla y se dice de este tema
está encaminado a la actividad de las empresas, pero poco o nada se dice en
relación al papel de los gobiernos en cualesquiera de sus órdenes, ejecutivo,
judicial, y del legislativo al que ahora me refiero.
Y uno de los temas en estas nuevas leyes es el relacionado a
establecer las condiciones necesarias para evitar la corrupción; es notable
observar que mucho de lo que se discute es el cómo detener posibles actos
delictuosos. En otras palabras, la desconfianza es uno de esos temas
prioritarios y por lo tanto resulta muy costosa para toda la sociedad.
Y es posible observar también que dicha sociedad está
dispuesta a pagar ese costo por el elevado nivel de desconfianza; dicho de otra
manera, existe un bajo nivel de responsabilidad social, o de poca confianza
entre los agentes sociales y por ello hace necesario establecer múltiples
candados, lo que en palabras llanas conocemos como un exceso de burocracia.
Como contraparte, ese misma sociedad pide una ley que sea
perfecta, sin saber lo que esto último signifique. Pero la multimencionada
sociedad también tiene una enorme responsabilidad social, ya que a pesar de las
fallas o deficiencias que pudiera tener la legislación de la reforma
energética, necesita al menos ser socialmente responsable para que la pueda
operar, sin ser necesario poner tantos candados para evitar la corrupción.
Dicho en otras palabras, mientras no existan a lo menos
ciertos niveles de responsabilidad social en hacer las leyes por una parte y de
cumplirlos por la otra, no habrá candados suficientes para evitar la
corrupción, y por consiguiente no se lograrán los propósitos de la legislación
que se elabore.
Y para lo antes mencionado se necesita tener confianza, algo
que a nivel de sociedad hace mucha falta, y esta no se podrá generar mientras
no se tenga y aplique la responsabilidad social entre todos los actores y
miembros de la sociedad.
Seguiremos platicando …
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