Las lecciones de la gran crisis financiera que se desbordara en septiembre de 2008, todavía no son plenamente atendidas, por lo que los riesgos que la causaron todavía están presentes.
Por lo anterior, a dos años de la quiebra de Lehman Brother, un 15 de septiembre que el mundo financiero seguramente nunca olvidará, diversos analistas reconocidos como Joseph Stiglitz mencionan que prácticamente todo está igual en cuanto a la forma en que operan los bancos; es decir, siguen ganando a través de la especulación, y obteniendo cuantiosas ganancias.
A esto se aúna el poco cambio en la reglamentación que les permite seguir funcionando prácticamente igual que antes de la crisis desatada. Y es aquí donde está el punto principal al que quiero referirme en esta ocasión; pareciera que a pesar de las grandes pérdidas y los consiguientes cuantiosos rescates por parte de diferentes gobiernos, el mundo financiero no aprendió o no quiso aprender la lección, siguiendo con sus mismos modelos de operación, buscando las ganancias rápidas y grandes, sin tener en cuenta un comportamiento más ético y mesurado.
Con lo anterior recuerdo lo dicho por Muhammad Yunus en el Foro de Davos, que no se debería volver al mundo previo a la crisis como lo pretendían los banqueros, sino que por el contrario, debería de surgir un nuevo modelo que sirviera de base para el futuro, en donde no se repitan este tipo de crisis.
Es lamentable observar que a pesar de este tipo de ideas expresadas, los lobistas de los sectores financieros principalmente en Estados Unidos, han ganado la partida hasta ahora, logrando mantener prácticamente intacto su modelo de operación en el cual la ética y la responsabilidad son factores que son virtualmente ignorados o peor aún desechados.
Los paradigmas que forjaron, sostuvieron y provocaron esta gran crisis siguen siendo mantenidos por las grandes instituciones financieras, pero aunque ahora ya se percataron que no son tan sólidos e incólumes como lo creyeron, también se dieron cuenta que finalmente ante una eventual quiebra cuentan con el prestamista de última instancia que es el gobierno; por lo que crean o no en dichos paradigmas, su codicia sigue siendo mayor y siguen buscando sus grandes ganancias a costa de sus propios gobiernos y del resto del mundo.
Ante dicho escenario, es necesario seguir insistiendo en la vigencia y penetración de la responsabilidad social en todas las empresas y en la sociedad en general; y que esta insistencia vaya presionando más a un cambio de conducta tanto de las empresas financieras como de los propios gobiernos, para establecer legislaciones adecuadas que terminen con esos incentivos perversos que llevan a las grandes ganancias rápidas o cortoplacistas.
Las grandes cantidades de dinero comprometidas para los rescates sirvieron para cuestionar el modelo imperante, por lo que ahora es el momento adecuado para pensar seriamente en un cambio completo en la forma de operar, y reencauzar los incentivos que existen en el mundo financiero en particular y en el mundo económico en general; de lo contrario, se perderá una gran oportunidad para crear un sistema socioeconómico más ético y con una sólida responsabilidad social.
Seguiremos platicando …
Empresa: Una Institución Social encargada del Desarrollo Humano, a través de la Inversión y el Trabajo
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