La empresa, un concepto que nunca ha tenido una definición única y universal, se encuentra ahora nuevamente en un proceso en el que tal vez finalmente pueda tener una sola concepción para las generaciones futuras.
Desde mi época de estudiante universitario, de la cual ya pasaron algunas décadas, el concepto o definición de empresa siempre me resultó interesante, principalmente porque cualquier libro que tenía, o cualquier autor, daba su propia definición, y todas con una tendencia económica o monetaria.
Esa diversidad de ideas sobre lo que es una empresa, siempre me reflejó una falta de claridad en un concepto tan común, y que todo mundo usa como si todos entendieran lo mismo, y principalmente, muchos trabajamos en alguna, vivimos económicamente de ella, pasamos mucho tiempo en ella, hacemos nuestra vida social en ella, y no la sabemos definir de una manera única.
Y en respuesta a dicha interrogante, en diversa literatura reciente, me he encontrado con un concepto que me parece nuevo e interesante; el cual dice que la empresa como unidad solamente económica, está pasando a ser una entidad social, y las utilidades son el medio y no el fin de ella.
Esta idea que pareciera ser nueva, no lo es tanto si recordamos el pensamiento de Adam Smith y otros profesores de ética de aquella época, que no estaban de acuerdo con el pensamiento utilitarista que se gestó desde aquellos años y es el que finalmente ha dominado a la sociedad occidental en al menos los pasados 200 años.
Este utilitarismo se ha llevado a considerar además que debemos pensar en maximizarlo; en otras palabras, ganar la mayor cantidad de dinero posible; paradigma con plena vigencia en los dos últimos siglos.
Y que además es pensado en términos egoístas, esto es, que la empresa gané para sí lo máximo posible, sin considerar a los demás; es decir, ganar lo más sólo para los dueños; este es otro paradigma.
Pero la responsabilidad social, como lo mencionan algunos autores expertos en el tema, están expresando de manera enfática algo que aunque obvio, no se había manejado de esta manera, y es que la empresa no funciona sola de manera independiente, sino que opera y existe gracias y por sus grupo de interés.
En otras palabras, se nos ha inculcado que puede y debe operar en forma autista, pero realmente esto no es así, depende de sus proveedores, de su personal y de sus clientes para poder existir primero y sobrevivir después, y aún con todas las riquezas económicas, depende de los mencionados stakeholders, y es con ellos con quien tiene que cumplir su responsabilidad social.
En otras palabras, por el simple hecho de existir, la empresa tiene una responsabilidad social a pesar que quiera desatenderse de ella.
Y todo esto en relación a su definición qué significa entonces, pues que la empresa es al menos una entidad social, y que los recursos económicos son el medio para cumplir con la responsabilidad social adquirida desde el momento de su creación.
Pero seguiremos platicando de esto más adelante …
Empresa: Una Institución Social encargada del Desarrollo Humano, a través de la Inversión y el Trabajo
La Responsabilidad Social, la Sustentabilidad y la Etica, son los Valores básicos para las
29 de agosto de 2011
9 de agosto de 2011
La sustentabilidad contra el aquí y el ahora
Tal vez uno de los más grandes errores de la sociedad occidental ha sido crear el paradigma de vivir en el corto o cuando mucho mediano plazo, dejando el futuro como un aspecto del que no vale la pena preocuparse; así se pasó de una mentalidad de la edad media que vivía pensando en llegar al paraíso después de la muerte, al vivir en el aquí y en el ahora, sin importar sus consecuencias en el futuro.
Ha sido entonces un cambio de mentalidad extremista, del cual todos ahora somos víctimas y de alguna forma culpables de que se siga propagando este modelo de pensamiento. Ejemplo de lo anterior es la preocupación ecológica actual, preocupación que no tiene más de 30 años de haberse tomado en serio y por lo tanto ser incluida tanto en la agenda empresarial como en la agenda pública.
Algo similar ocurre con la sustentabilidad, término realmente nuevo en las agendas socioempresarial y pública, y que debió haber sido el paradigma clave de todos los desarrollos tecnológicos desde al menos hace 200 años, cuando se creó la máquina de vapor.
Y si bien es cierto que en las pasadas dos centurias se han logrado avances tecnológicos enormes que cada vez son más impresionantes, poco se ha tomado en cuenta en ellos el concepto de sustentabilidad.
Ahora se dice que estamos inmersos en otra revolución industrial por los avances técnicos logrados en los pasados diez años, y aunque esto sea cierto, se tiene que generar una revolución paradigmática que tenga como base la sustentabilidad, y así, todos los avances, ya sean tecnológicos o de cualquier tipo sean en función de dicho concepto.
Al respecto Peter Senge lo dice claramente: El término sustentabilidad requiere inherentemente que consideremos a los hijos, familias, comunidades, y negocios del futuro, y no sólo las necesidades de quienes habitan en el presente.
Y llevando más adelante la idea de Senge, esto no tiene que ser solamente en la parte tecnológica, sino también en la parte económica, y muestra clara de ello es la actual crisis financiera mundial que iniciara desde 2007 y que en su más reciente suceso está surgiendo en Estados Unidos y Europa, con sus graves consecuencias en el resto del mundo.
Los acontecimientos de esta segunda semana de agosto de 2011 en las bolsas de valores, son el resultado de la desconfianza generada por la incertidumbre de que no se paguen las enormes deudas que se contrajeron en los pasados años; enormes cantidades de dinero que quienes las pidieron y quienes las prestaron, pensaron solamente en su presente, y poco o nada consideraron el futuro, subestimándolo junto con todos sus riesgos.
En este caso por ejemplo, no se consideró la sustentabilidad en absoluto, se pensó en ganar mucho y de manera rápida, dejando a un lado todo lo que implicó la sustentabilidad de dichas operaciones financieras.
Y si bien está gran crisis económica ya tiene contemplado un futuro difícil para una gran parte de los países, puede ser también el momento idóneo para repensar como actuar en el presente para que estas crisis no se presenten en el futuro.
De no llevar a cabo una real y profunda revolución cultural y paradigmática, es muy probable que este tipo de crisis financieras recurrentes se vuelvan más frecuentes, y junto con ella las crisis de falta de agua, de contaminación y de producción de alimentos se mantengan de manera reiterada y persistente.
Afortunadamente una gran parte de la civilización ya ha tomado conciencia de lo anterior, y por medio de ONG´s y diversas asociaciones pugnan por un real y verdadero cambio, pero esto no se logrará hasta que los funcionarios públicos (cuando se conviertan en verdaderos políticos en el más amplio sentido del término), y los llamados “amos del universo”, quienes manejan los conglomerados empresariales a nivel global, actúen en forma consecuente, y adquieran una real responsabilidad social en el más amplio sentido del término, que incluye a la sustentabilidad como uno de sus aspectos principales, convirtiendo este término en uno de los paradigmas del siglo XXI.
Seguiremos platicando ….
Ha sido entonces un cambio de mentalidad extremista, del cual todos ahora somos víctimas y de alguna forma culpables de que se siga propagando este modelo de pensamiento. Ejemplo de lo anterior es la preocupación ecológica actual, preocupación que no tiene más de 30 años de haberse tomado en serio y por lo tanto ser incluida tanto en la agenda empresarial como en la agenda pública.
Algo similar ocurre con la sustentabilidad, término realmente nuevo en las agendas socioempresarial y pública, y que debió haber sido el paradigma clave de todos los desarrollos tecnológicos desde al menos hace 200 años, cuando se creó la máquina de vapor.
Y si bien es cierto que en las pasadas dos centurias se han logrado avances tecnológicos enormes que cada vez son más impresionantes, poco se ha tomado en cuenta en ellos el concepto de sustentabilidad.
Ahora se dice que estamos inmersos en otra revolución industrial por los avances técnicos logrados en los pasados diez años, y aunque esto sea cierto, se tiene que generar una revolución paradigmática que tenga como base la sustentabilidad, y así, todos los avances, ya sean tecnológicos o de cualquier tipo sean en función de dicho concepto.
Al respecto Peter Senge lo dice claramente: El término sustentabilidad requiere inherentemente que consideremos a los hijos, familias, comunidades, y negocios del futuro, y no sólo las necesidades de quienes habitan en el presente.
Y llevando más adelante la idea de Senge, esto no tiene que ser solamente en la parte tecnológica, sino también en la parte económica, y muestra clara de ello es la actual crisis financiera mundial que iniciara desde 2007 y que en su más reciente suceso está surgiendo en Estados Unidos y Europa, con sus graves consecuencias en el resto del mundo.
Los acontecimientos de esta segunda semana de agosto de 2011 en las bolsas de valores, son el resultado de la desconfianza generada por la incertidumbre de que no se paguen las enormes deudas que se contrajeron en los pasados años; enormes cantidades de dinero que quienes las pidieron y quienes las prestaron, pensaron solamente en su presente, y poco o nada consideraron el futuro, subestimándolo junto con todos sus riesgos.
En este caso por ejemplo, no se consideró la sustentabilidad en absoluto, se pensó en ganar mucho y de manera rápida, dejando a un lado todo lo que implicó la sustentabilidad de dichas operaciones financieras.
Y si bien está gran crisis económica ya tiene contemplado un futuro difícil para una gran parte de los países, puede ser también el momento idóneo para repensar como actuar en el presente para que estas crisis no se presenten en el futuro.
De no llevar a cabo una real y profunda revolución cultural y paradigmática, es muy probable que este tipo de crisis financieras recurrentes se vuelvan más frecuentes, y junto con ella las crisis de falta de agua, de contaminación y de producción de alimentos se mantengan de manera reiterada y persistente.
Afortunadamente una gran parte de la civilización ya ha tomado conciencia de lo anterior, y por medio de ONG´s y diversas asociaciones pugnan por un real y verdadero cambio, pero esto no se logrará hasta que los funcionarios públicos (cuando se conviertan en verdaderos políticos en el más amplio sentido del término), y los llamados “amos del universo”, quienes manejan los conglomerados empresariales a nivel global, actúen en forma consecuente, y adquieran una real responsabilidad social en el más amplio sentido del término, que incluye a la sustentabilidad como uno de sus aspectos principales, convirtiendo este término en uno de los paradigmas del siglo XXI.
Seguiremos platicando ….
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