Siguiendo con la idea antes ya planteada sobre la necesidad de fomentar la ética y la responsabilidad social en las jóvenes generaciones, después de estarle dando vueltas estoy más convencido que la escuela es el gran centro que se puede tomar como punto de partida para crear una verdadera y real sociedad.
Pero al hablar de escuela, no me refiero a ella en la manera convencional como la vemos siempre, el lugar donde los niños/jóvenes van a escuchar y en el mejor de los casos a obtener más conocimiento.
Hablo en este caso de la escuela como un centro social en el más amplio sentido del término, es decir, la escuela debe de ser para los estudiantes un lugar donde aprendan a convivir con otros tantos jóvenes, y no solamente un lugar a donde acuden de forma aislada para un proceso de enseñanza-aprendizaje.
Tan solo en este aspecto estrictamente educativo se insiste cada vez más en fomentar el trabajo en equipo, el que los alumnos realicen proyectos en conjunto, lo cual es bueno, y la experiencia de Japón en este sentido es claramente notable y ejemplar.
Pero esto no debe quedar nada más ahí, la convivencia va más allá, debe ir en el sentido social más preciso del término, en el conocimiento y reconocimiento de la existencia del otro, no como compañero o condiscípulo nada más, sino como ser humano igual que uno mismo.
Y este reconocimiento no debe quedar solamente a nivel de los alumnos, sino también en igual forma con las familias, convirtiendo a la escuela no en un grupo de familias, sino en una gran familia, una comunidad social donde se convive en forma diaria, y de la que todos somos responsables, y no solamente los maestros, el director, o la junta de padres de familia si es que esta última existe.
En este último sentido la escuela no es solamente de los alumnos, sino además de todas las familias que en ella participan; no creo que haya otra institución social más apropiada que una escuela que además de ser un centro educativo para los niños y jóvenes para el conocimiento de la ciencias, es también un lugar para educarse en el sentido cívico, en el vivir en una comunidad y aprender sus valores, tanto para los educandos como para la familia completa.
Al respecto, hace unos años tuve la experiencia en la escuela primaria donde estuvieron mis hijos, de que cada mes se realizaba una recolección de periódicos, y se fomentaba a través de la competencia, es decir, se le daba un premio al grupo que más periódicos llevara.
Ante ello, propuse que en lugar de fomentar la competencia intergrupos que propiciaba la rivalidad interna, compitiera la escuela en conjunto contra ella misma, es decir, buscar que en la próxima recolección global de todos los grupos, se intentara juntar más que la recolección total que la ocasión anterior.
Esta propuesta la pensé con la intención de fomentar el sentido social y de comunidad, en lugar de la rivalidad; sin embargo, al realizarse el experimento conforme la multimencionada propuesta, este resultó ser un fracaso ya que fue mínima la cantidad de papel recolectado.
Mucho se dijo que el resultado obtenido fue por la forma como se promovió el experimento; la realidad nunca la sabré, pero en cualquier caso sí creo que sea posible fomentar ese sentido de comunidad, y consecuentemente esa responsabilidad social buscada.
Es cierto que no es fácil, pero tampoco es imposible, tal vez la base de todo sea la actitud y el interés para convertirnos en una real y verdadera sociedad; que la escuela no sea solamente un lugar de enseñanza-aprendizaje para los niños y jóvenes; y en general, no ser solamente un grupo de seres humanos convertido en un conjunto de ciudadanos en el sentido jurídico del término.
Seguiremos platicando …
Incluyo al blog un video realizado en el 2009 en España llamado "No a la Venta", sobre Responsabilidad Social, Sustentabilidad y Globalización
Empresa: Una Institución Social encargada del Desarrollo Humano, a través de la Inversión y el Trabajo
La Responsabilidad Social, la Sustentabilidad y la Etica, son los Valores básicos para las
26 de abril de 2011
12 de abril de 2011
Una lección de Responsabilidad Social de Japón
Hay por ahí un refrán que dice: “Cuando tienes un martillo todo lo ves como si fueran clavos”; y esto lo digo porque dentro de la desgracia que han estado viviendo los japoneses en el mes ya cumplido del gran terremoto y consiguiente tsunami, han mostrado una real y verdadera conciencia de lo que significa la responsabilidad social.
Este ancestral pueblo oriental le ha dado al mundo una real enseñanza de valores éticos y de conciencia social.
Además de las grandes destrucciones físicas y el gran problema de la central nuclear, los diversos medios de comunicación no han podido aunque quisieran, soslayar el comportamiento de prácticamente toda la población; no se sabe de problemas de saqueo, de vandalismo, de robo, y si por el contrario un comportamiento ordenado y educado tanto en los primeros momentos y días posteriores al gran terremoto, como ahora, un mes después del grave acontecimiento.
Eventos sacados como de algún libro de ficción, como el hecho que el director principal de la empresa que opera la central nuclear, está pidiendo perdón por todos los problemas que ha generado este complejo generador de energía; ¿cuándo nos hemos enterado que el director de alguna empresa se disculpe ante la sociedad por sus fallas o errores cometidos?
Aún pensando que dicha disculpa solamente sea un acto de imagen y relaciones públicas, no deja de ser notable, en el sentido de la importancia que esto significa dentro de la propia cultura japonesa.
Por diversas declaraciones mostradas en los mismos medios de comunicación, la población, consciente de la gravedad de la situación y lo difícil, tardado y costoso que será la limpieza y reconstrucción de toda la zona afectada, se comporta adecuadamente dentro de las restricciones y limitaciones existentes; y lo más importante, tiene confianza que las autoridades están haciendo lo más conveniente para solucionar los graves problemas existentes.
En suma, valores éticos, conciencia social y confianza en la actuación de los dirigentes del gobierno, son aspectos que son muy difíciles de encontrar en otras culturas.
Recordemos los eventos del sismo de la Ciudad de México en 1985, o el gran terremoto de Nicaragua, o bien otros grandes desastres naturales de centro y Sudamérica, en ninguno de ellos se percibió un comportamiento semejante al que nos han estado mostrando los japoneses en el pasado mes recién transcurrido.
Y si bien las lecciones que se pueden aprender de las afectaciones a las plantas nucleares son importantes para el resto del mundo, e inclusive algunos gobiernos como los alemanes ya han tomado decisiones sobre lo que harán con sus propias plantas; considero que son al menos si no es que más importantes, las lecciones que se pueden aprender de la cultura japonesa.
Lecciones que si bien no pueden aprenderse de golpe en una sola generación, si pueden empezar a ser implantadas desde ahora en las nuevas generaciones. Aspectos que van desde el civismo mismo, tener conciencia social en el sentido de que toda la sociedad depende de sí misma, y por lo tanto tiene que ayudarse y apoyarse en el más amplio sentido.
Por lo tanto, tenemos mucho que aprender como sociedad.
Seguiremos platicando ….
Este ancestral pueblo oriental le ha dado al mundo una real enseñanza de valores éticos y de conciencia social.
Además de las grandes destrucciones físicas y el gran problema de la central nuclear, los diversos medios de comunicación no han podido aunque quisieran, soslayar el comportamiento de prácticamente toda la población; no se sabe de problemas de saqueo, de vandalismo, de robo, y si por el contrario un comportamiento ordenado y educado tanto en los primeros momentos y días posteriores al gran terremoto, como ahora, un mes después del grave acontecimiento.
Eventos sacados como de algún libro de ficción, como el hecho que el director principal de la empresa que opera la central nuclear, está pidiendo perdón por todos los problemas que ha generado este complejo generador de energía; ¿cuándo nos hemos enterado que el director de alguna empresa se disculpe ante la sociedad por sus fallas o errores cometidos?
Aún pensando que dicha disculpa solamente sea un acto de imagen y relaciones públicas, no deja de ser notable, en el sentido de la importancia que esto significa dentro de la propia cultura japonesa.
Por diversas declaraciones mostradas en los mismos medios de comunicación, la población, consciente de la gravedad de la situación y lo difícil, tardado y costoso que será la limpieza y reconstrucción de toda la zona afectada, se comporta adecuadamente dentro de las restricciones y limitaciones existentes; y lo más importante, tiene confianza que las autoridades están haciendo lo más conveniente para solucionar los graves problemas existentes.
En suma, valores éticos, conciencia social y confianza en la actuación de los dirigentes del gobierno, son aspectos que son muy difíciles de encontrar en otras culturas.
Recordemos los eventos del sismo de la Ciudad de México en 1985, o el gran terremoto de Nicaragua, o bien otros grandes desastres naturales de centro y Sudamérica, en ninguno de ellos se percibió un comportamiento semejante al que nos han estado mostrando los japoneses en el pasado mes recién transcurrido.
Y si bien las lecciones que se pueden aprender de las afectaciones a las plantas nucleares son importantes para el resto del mundo, e inclusive algunos gobiernos como los alemanes ya han tomado decisiones sobre lo que harán con sus propias plantas; considero que son al menos si no es que más importantes, las lecciones que se pueden aprender de la cultura japonesa.
Lecciones que si bien no pueden aprenderse de golpe en una sola generación, si pueden empezar a ser implantadas desde ahora en las nuevas generaciones. Aspectos que van desde el civismo mismo, tener conciencia social en el sentido de que toda la sociedad depende de sí misma, y por lo tanto tiene que ayudarse y apoyarse en el más amplio sentido.
Por lo tanto, tenemos mucho que aprender como sociedad.
Seguiremos platicando ….
6 de abril de 2011
Todos somos “viernes” de todos
A manera de una gota de agua continua que finalmente rompe la gran roca, de igual manera la Responsabilidad Social sigue siendo cada vez más un factor clave en la gestión de las empresas, aunque hay que reconocer que en algunos países su avance es más rápido en términos comparativos.
Y si bien su avance es positivo si consideramos que tan sólo hace 20 años era algo prácticamente desconocido en todo el mundo, todavía falta mucho por hacer para que sea plenamente considerada y aceptada por la sociedad en general, y por el sector productivo particularmente.
Desde esta perspectiva, creo que ahora la gran responsabilidad de las generaciones adultas o mayores, es el educar y formar a las generaciones jóvenes o de estudiantes en este nuevo paradigma de lo que se requiere que sean las nuevas empresas, en donde el propósito único no sea solamente el de ganar dinero como ha sido primordialmente en los últimos 200 años.
Pero esta forma diferente de educar no se refiere a las cuestiones técnicas de ingeniería financiera o de producción, ni mucho menos en aspectos de ventas o mercadotecnia. Sino en el papel de la empresa para y con el ser humano en general.
¿Qué debe ser y significar la empresa para la sociedad en general, para sus clientes, sus proveedores, y primordialmente para quienes laboran en ella?
Debe ser el pensar en el ser humano como tal, y no como un recurso al que se le ve como parte de la materia prima de un producto terminado.
Pensar en el ser humano como el “otro ser humano igual que uno mismo”, ya sea un empleado, cliente, proveedor, o el miembro de la comunidad vecina a la empresa.
Esto significa entonces en dar una formación Etica en el más amplio y profundo sentido del término; ya que no es posible de hablar de aspectos sociales sino lleva implícito el aspecto humano.
Reflexionando un poco, todos los seres humanos hemos sido clasificados en términos puramente económicos: consumidores, ahorradores, inversionistas, deudores, acreedores, empresarios, trabajadores, clientes y proveedores; pero se ha olvidado que todos estos son papeles o representaciones a manera de un gran teatro en un escenario económico; y este escenario económico es tan solo una parte de la sociedad en general, y que esta se conforma por seres humanos.
Esta ETICA (así con mayúsculas), es percatarse de nuestra humanidad, y que es lo que da sentido a nuestra condición de seres humanos.
Quien lo explica en forma excelente es Fernando Savater en su libro “Etica para Amador”, en el cual en el capítulo 7 explica el encuentro de Robinson Crusoe con el personaje llamado “viernes”: …el percatarse de la existencia de otro ser humano, Robinson tiene que empezar a vivir humanamente, es decir, entre otros seres humanos; y es en este momento cuando se considera la importancia de la Etica, a la cual le interesa como vivir bien la vida humana entre seres humanos.
Creo que ya es momento de percatarse al igual que lo hizo Robinson Crusoe, de la existencia de muchos “viernes”, y por lo tanto vivir bien la vida humana.
Esto es en lo que se debe educar a las nuevas generaciones, pensar “en el otro”, “en los demás”, y eso repercutirá en todas las actividades, ya sean deportivas, productivas y económicas.
Y considero que este puede ser la mejor herencia y legado para las nuevas generaciones, y por lo tanto el gran reto de los actuales adultos, el cambiar nuestra añeja manera de pensar en la que fuimos educados y formados, y darnos cuenta de nuestra humanidad; creo eso puede ser la mejor forma de hablar de la real y verdadera Responsabilidad Social, la responsabilidad con los otros seres humanos.
Seguiremos platicando …
Y si bien su avance es positivo si consideramos que tan sólo hace 20 años era algo prácticamente desconocido en todo el mundo, todavía falta mucho por hacer para que sea plenamente considerada y aceptada por la sociedad en general, y por el sector productivo particularmente.
Desde esta perspectiva, creo que ahora la gran responsabilidad de las generaciones adultas o mayores, es el educar y formar a las generaciones jóvenes o de estudiantes en este nuevo paradigma de lo que se requiere que sean las nuevas empresas, en donde el propósito único no sea solamente el de ganar dinero como ha sido primordialmente en los últimos 200 años.
Pero esta forma diferente de educar no se refiere a las cuestiones técnicas de ingeniería financiera o de producción, ni mucho menos en aspectos de ventas o mercadotecnia. Sino en el papel de la empresa para y con el ser humano en general.
¿Qué debe ser y significar la empresa para la sociedad en general, para sus clientes, sus proveedores, y primordialmente para quienes laboran en ella?
Debe ser el pensar en el ser humano como tal, y no como un recurso al que se le ve como parte de la materia prima de un producto terminado.
Pensar en el ser humano como el “otro ser humano igual que uno mismo”, ya sea un empleado, cliente, proveedor, o el miembro de la comunidad vecina a la empresa.
Esto significa entonces en dar una formación Etica en el más amplio y profundo sentido del término; ya que no es posible de hablar de aspectos sociales sino lleva implícito el aspecto humano.
Reflexionando un poco, todos los seres humanos hemos sido clasificados en términos puramente económicos: consumidores, ahorradores, inversionistas, deudores, acreedores, empresarios, trabajadores, clientes y proveedores; pero se ha olvidado que todos estos son papeles o representaciones a manera de un gran teatro en un escenario económico; y este escenario económico es tan solo una parte de la sociedad en general, y que esta se conforma por seres humanos.
Esta ETICA (así con mayúsculas), es percatarse de nuestra humanidad, y que es lo que da sentido a nuestra condición de seres humanos.
Quien lo explica en forma excelente es Fernando Savater en su libro “Etica para Amador”, en el cual en el capítulo 7 explica el encuentro de Robinson Crusoe con el personaje llamado “viernes”: …el percatarse de la existencia de otro ser humano, Robinson tiene que empezar a vivir humanamente, es decir, entre otros seres humanos; y es en este momento cuando se considera la importancia de la Etica, a la cual le interesa como vivir bien la vida humana entre seres humanos.
Creo que ya es momento de percatarse al igual que lo hizo Robinson Crusoe, de la existencia de muchos “viernes”, y por lo tanto vivir bien la vida humana.
Esto es en lo que se debe educar a las nuevas generaciones, pensar “en el otro”, “en los demás”, y eso repercutirá en todas las actividades, ya sean deportivas, productivas y económicas.
Y considero que este puede ser la mejor herencia y legado para las nuevas generaciones, y por lo tanto el gran reto de los actuales adultos, el cambiar nuestra añeja manera de pensar en la que fuimos educados y formados, y darnos cuenta de nuestra humanidad; creo eso puede ser la mejor forma de hablar de la real y verdadera Responsabilidad Social, la responsabilidad con los otros seres humanos.
Seguiremos platicando …
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