¿Cuál es la verdadera crisis actual?
Hace ya algunos años, me enteré de una frase dicha por Amartya Sen cuando obtuvo el Premio Nóbel de Economía en 1998, la cual dice algo más o menos así: “El siglo XXI deberá ser el siglo de la Etica; y si no es así, quién sabe de que será”.
Esto lo menciono porque hace unos días, leyendo algo de lo mucho publicado en relación a la crisis financiera actual, me encontré con un artículo en el cual su autor mencionaba que mucho de lo sucedido es consecuencia de separar a la economía de las ciencias sociales, las cuales tienen como objetivo la búsqueda del bienestar de la sociedad.
Agregaba también que ese liberalismo individualista a ultranza y sacralizador del mercado, se olvidó de las enseñanzas del profesor de ética Adam Smith, el cual si bien reconoció el interés propio para generar riqueza, dijo también que era para el bien común. Sin embargo, quienes siguieron a este pensador se olvidaron de sus enseñanzas y entronizaron el individualismo y la ganancia en el corto plazo, separando totalmente a la ética de la economía.
Tal vez el premio Nóbel otorgado a Amartya Sen, sea el principio para comenzar a reevaluar la forma como se ha venido desarrollando la economía que trajo como resultado la actual crisis.
Tomando como marco de referencia lo antes mencionado, la empresa en términos generales se ha desarrollado bajo un concepto utilitarista y de individualismo, en donde la riqueza generada es solamente para unos cuantos, olvidándose de los valores éticos en su concepción y desarrollo.
Esta idea de lo que es una empresa, es la forma en la cual se ha venido definiendo; como una entidad producta de bienes y servicios para satisfacer a un mercado; sin considerar que la empresa está creada, integrada y desarrollada por seres humanos.
En mis primeras aproximaciones a la Responsabilidad Social, me encontré con una definición muy diferente que considero se ajusta a los comentarios hasta ahora mencionados: “Una empresa es una Institución Social encargada del Desarrollo Humano, a través de la Inversión y el Trabajo”. Desconozco quien sea el autor de esta definición, pero creo que cumple plenamente con los principios éticos de Adam Smith.
Es por ello que con esta crisis actual, se pone de manifiesto la necesidad de replantearse el modelo económico del mundo, y deberá ser a través de la empresa como una real institución social, modificando el paradigma utilitarista manejado en el mundo al menos en los pasados 150 años el cual ahora llegó a su climax, siendo el provocador del desastre en el que nos encontramos.
Fomentar el desarrollo de la empresa “con responsabilidad social” en el más amplio sentido del término, que propicia el bienestar de su personal y está conciente de su compromiso con la sociedad en un sentido ético.
Y parafraseando a Amartya Sen, espero que este sea el nuevo tipo de empresas del siglo XXI, y de no ser así, quién sabe como serán.
Seguiremos platicando ...
Empresa: Una Institución Social encargada del Desarrollo Humano, a través de la Inversión y el Trabajo
La Responsabilidad Social, la Sustentabilidad y la Etica, son los Valores básicos para las
28 de enero de 2009
21 de enero de 2009
Son los socialmente irresponsables culpables de la crisis
Aunque tal vez no sea en forma explícita, me atrevo a señalar que la Responsabilidad Social se verá fortalecida con la crisis financiera en la que actualmente se encuentra el mundo.
Esto lo menciono por lo que dijo Barack Obama en una parte de su discurso de toma de posesión el pasado 20 de enero: “Nuestra economía se ha debilitado enormemente, como consecuencia de la codicia y la irresponsabilidad de algunos, pero también por nuestra incapacidad colectiva de tomar decisiones difíciles y preparar a la nación para una nueva era”.
Esa falta de responsabilidad fue la que ocasionó en mucho el origen de la crisis y que ha venido generando esa desconfianza en la que actualmente se encuentran los mercados financieros, y que se refleja en la economía real de todos los días.
Como lo comenté en una colaboración anterior, dicha desconfianza está costando mucho dinero, y realmente no sabemos cuanto costará por esa falta de ética de la mencionada irresponsabilidad de algunos; pero tal vez este tipo de mensajes del nuevo presidente sirvan más que todo el dinero utilizado para recobrar esa confianza que ahora está perdida, al señalar en forma clara el origen de todo el problema, y por lo tanto, buscar terminar o al menos frenar ese tipo de comportamientos que no ayudan a la sociedad en conjunto.
Aunado a lo anterior, hubo en el mencionado discurso otro mensaje que habla de esa “mano invisible” que es el mercado: “La cuestión para nosotros tampoco es si el mercado es una fuerza del bien o del mal. Su poder para generar riqueza y expandir la libertad no tiene rival, pero esta crisis nos ha recordado a todos que sin vigilancia, el mercado puede descontrolarse y que una nación no puede prosperar durante mucho tiempo si favorece sólo a los ricos”.
Esta frase me recordó algo que leí hace unos días en un artículo de Joseph Stiglitz, premio Nóbel de economía, en el cual habla sobre la crisis: “Se ha gastado demasiada energía intentando hacer dinero fácil; se ha dedicado demasiado esfuerzo a aumentar beneficios mientras que no se ha dedicado el suficiente para aumentar la verdadera salud, si la salud viene de la producción o de ideas nuevas. Hemos aprendido una lección dolorosa, tanto en la década de 1930 como ahora: la mano invisible a menudo parece invisible porque no existe. En el mejor de los casos, es más que una pequeña parálisis. En el peor, la persecución del propio interés -la codicia empresarial- puede conducir al tipo de apuro al que hoy se enfrenta Estados Unidos”.
Conjuntando todas las declaraciones mencionadas, son las que me hacen pensar que posiblemente estemos en el umbral de una nueva época, en la cual, se está gestando una mayor conciencia y Responsabilidad Social, que comenzará desde los mercados financieros en los cuales como dice Stiglitz, se debieran dedicar en aumentar la producción, y por consiguiente el bienestar de toda la sociedad.
Sin duda es positivo el que se consideren a la ética y la Responsabilidad Social, como factores claves para un desarrollo real y consistente. Espero no equivocarme.
Seguiremos platicando ...
Esto lo menciono por lo que dijo Barack Obama en una parte de su discurso de toma de posesión el pasado 20 de enero: “Nuestra economía se ha debilitado enormemente, como consecuencia de la codicia y la irresponsabilidad de algunos, pero también por nuestra incapacidad colectiva de tomar decisiones difíciles y preparar a la nación para una nueva era”.
Esa falta de responsabilidad fue la que ocasionó en mucho el origen de la crisis y que ha venido generando esa desconfianza en la que actualmente se encuentran los mercados financieros, y que se refleja en la economía real de todos los días.
Como lo comenté en una colaboración anterior, dicha desconfianza está costando mucho dinero, y realmente no sabemos cuanto costará por esa falta de ética de la mencionada irresponsabilidad de algunos; pero tal vez este tipo de mensajes del nuevo presidente sirvan más que todo el dinero utilizado para recobrar esa confianza que ahora está perdida, al señalar en forma clara el origen de todo el problema, y por lo tanto, buscar terminar o al menos frenar ese tipo de comportamientos que no ayudan a la sociedad en conjunto.
Aunado a lo anterior, hubo en el mencionado discurso otro mensaje que habla de esa “mano invisible” que es el mercado: “La cuestión para nosotros tampoco es si el mercado es una fuerza del bien o del mal. Su poder para generar riqueza y expandir la libertad no tiene rival, pero esta crisis nos ha recordado a todos que sin vigilancia, el mercado puede descontrolarse y que una nación no puede prosperar durante mucho tiempo si favorece sólo a los ricos”.
Esta frase me recordó algo que leí hace unos días en un artículo de Joseph Stiglitz, premio Nóbel de economía, en el cual habla sobre la crisis: “Se ha gastado demasiada energía intentando hacer dinero fácil; se ha dedicado demasiado esfuerzo a aumentar beneficios mientras que no se ha dedicado el suficiente para aumentar la verdadera salud, si la salud viene de la producción o de ideas nuevas. Hemos aprendido una lección dolorosa, tanto en la década de 1930 como ahora: la mano invisible a menudo parece invisible porque no existe. En el mejor de los casos, es más que una pequeña parálisis. En el peor, la persecución del propio interés -la codicia empresarial- puede conducir al tipo de apuro al que hoy se enfrenta Estados Unidos”.
Conjuntando todas las declaraciones mencionadas, son las que me hacen pensar que posiblemente estemos en el umbral de una nueva época, en la cual, se está gestando una mayor conciencia y Responsabilidad Social, que comenzará desde los mercados financieros en los cuales como dice Stiglitz, se debieran dedicar en aumentar la producción, y por consiguiente el bienestar de toda la sociedad.
Sin duda es positivo el que se consideren a la ética y la Responsabilidad Social, como factores claves para un desarrollo real y consistente. Espero no equivocarme.
Seguiremos platicando ...
14 de enero de 2009
Todos para uno y uno para todos
Se habla mucho de ser responsable con los demás, pero qué tanto tomamos en cuenta lo que hacen los demás por nosotros.
Una de las formas más sencillas de explicar el concepto de Responsabilidad Social, señala que esta consiste en ser conciente de las repercusiones de las actividades que realiza una persona o una empresa, tanto en la parte ecológica como social.
Ahora quiero darle una vuelta a esta idea, partiendo de lo general a lo particular o individual diciendo lo siguiente; ¿Qué tan concientes estamos como persona o empresa, de todas las actividades que realizan los demás para que podamos estar desarrollando nuestras propias actividades?
Pensemos en nuestra actividad rutinaria; nos levantamos de la cama, entramos a darnos un baño, y después prendemos la televisión o el radio y nos desayunamos; después salimos a la calle y vamos al trabajo en nuestro carro o en algún transporte colectivo.
Y ahí en nuestro centro de trabajo, utilizamos diversos recursos para la realización de nuestras actividades, para después regresar a casa.
Así en una forma resumida se puede describir la vida diaria de muchos de nosotros, pero no nos percatamos de toda la cantidad de gente que hace algo para nosotros; por ejemplo, la energía eléctrica que usamos en la casa para prender un foco o encender la televisión; francamente no tengo idea de cuantas personas hagan algo para que tenga luz en mi casa, pero seguro es más de una.
En la televisión y radio al encenderlos en la mañana, ya hay muchas personas que están trabajando desde la madrugada para cuando los sintonicemos.
Igualmente sucede en el centro de trabajo, el personal de limpieza, los operarios en la planta y la gente de oficina, todos ellos coadyuvan ya sea en forma directa o indirecta para que podamos realizar nuestro trabajo.
En la empresa obviamente se piensa en los clientes (el mercado), y en alguna forma en los proveedores en términos de calidad y precio de los insumos requeridos, pero si le pensamos un poco más, toda esa gente que nos proporciona la energía eléctrica, los que están en la radio y televisión, en los medios de transporte que utilizamos, la que se encuentra en los restaurantes a donde vamos a comer o cenar, la que está en los cines a donde acudimos a ver una película, o en algún otro lugar al que acudimos, todos ellos son proveedores también que nos proporcionan bienes o servicios para nuestras actividades.
En base en esto y volviendo a la pregunta inicial, qué tan concientes estamos de todas estas personas y del esfuerzo que hacen para realizar sus actividades. Alguien puede decir que están simplemente haciendo su trabajo y es cierto, pero que tan responsables son al hacerlo, y de las consecuencias al realizarlo, y como complemento, de qué manera retribuimos dicho esfuerzo.
A final de cuentas, todos estamos conectados de manera directa e indirecta, y por ello necesitamos ser responsables de esta interrelación social y buscar hacerla más sólida y efectiva, lo que provocará a la larga que TODOS salgamos beneficiados. Creo que mucha de la esencia de la Responsabilidad Social reside en esto.
Seguiremos platicando …
Una de las formas más sencillas de explicar el concepto de Responsabilidad Social, señala que esta consiste en ser conciente de las repercusiones de las actividades que realiza una persona o una empresa, tanto en la parte ecológica como social.
Ahora quiero darle una vuelta a esta idea, partiendo de lo general a lo particular o individual diciendo lo siguiente; ¿Qué tan concientes estamos como persona o empresa, de todas las actividades que realizan los demás para que podamos estar desarrollando nuestras propias actividades?
Pensemos en nuestra actividad rutinaria; nos levantamos de la cama, entramos a darnos un baño, y después prendemos la televisión o el radio y nos desayunamos; después salimos a la calle y vamos al trabajo en nuestro carro o en algún transporte colectivo.
Y ahí en nuestro centro de trabajo, utilizamos diversos recursos para la realización de nuestras actividades, para después regresar a casa.
Así en una forma resumida se puede describir la vida diaria de muchos de nosotros, pero no nos percatamos de toda la cantidad de gente que hace algo para nosotros; por ejemplo, la energía eléctrica que usamos en la casa para prender un foco o encender la televisión; francamente no tengo idea de cuantas personas hagan algo para que tenga luz en mi casa, pero seguro es más de una.
En la televisión y radio al encenderlos en la mañana, ya hay muchas personas que están trabajando desde la madrugada para cuando los sintonicemos.
Igualmente sucede en el centro de trabajo, el personal de limpieza, los operarios en la planta y la gente de oficina, todos ellos coadyuvan ya sea en forma directa o indirecta para que podamos realizar nuestro trabajo.
En la empresa obviamente se piensa en los clientes (el mercado), y en alguna forma en los proveedores en términos de calidad y precio de los insumos requeridos, pero si le pensamos un poco más, toda esa gente que nos proporciona la energía eléctrica, los que están en la radio y televisión, en los medios de transporte que utilizamos, la que se encuentra en los restaurantes a donde vamos a comer o cenar, la que está en los cines a donde acudimos a ver una película, o en algún otro lugar al que acudimos, todos ellos son proveedores también que nos proporcionan bienes o servicios para nuestras actividades.
En base en esto y volviendo a la pregunta inicial, qué tan concientes estamos de todas estas personas y del esfuerzo que hacen para realizar sus actividades. Alguien puede decir que están simplemente haciendo su trabajo y es cierto, pero que tan responsables son al hacerlo, y de las consecuencias al realizarlo, y como complemento, de qué manera retribuimos dicho esfuerzo.
A final de cuentas, todos estamos conectados de manera directa e indirecta, y por ello necesitamos ser responsables de esta interrelación social y buscar hacerla más sólida y efectiva, lo que provocará a la larga que TODOS salgamos beneficiados. Creo que mucha de la esencia de la Responsabilidad Social reside en esto.
Seguiremos platicando …
8 de enero de 2009
La Responsabilidad Social y el largo plazo
Si bien la crisis financiera está forzando a prácticamente todas las empresas a replantearse objetivos y metas al menos para el actual 2009, la realidad es que dicho replanteamiento va más lejos.
Al reflexionar sobre los diversos artículos y reportajes que se han publicado buscando el origen de este gran problema financiero, algo que me ha llamado la atención es el hecho de que en términos financieros, se estaba buscando una gran ganancia de manera inmediata, más pronto que en el llamado corto plazo.
Esto implicaba entonces el querer obtener los beneficios buscados sin correr riesgos y casi con la garantía de que se tendrían a los pocos días de haber salido al mercado.
Desde este punto de vista, el concepto tiempo ya no es considerado, desapareciendo el mediano plazo y mucho más todavía el largo plazo; por lo que puede decirse que el lema implícito fue: “quiero obtener ganancias aquí y ahora”.
Esta forma de pensar creció en forma rápida y desordenada en los primeros siete años del actual milenio; había mucho dinero en el mercado y por lo tanto la mentalidad era que había que aprovecharlo en el presente, y en el futuro ya veremos, las perspectivas son positivas y por lo tanto no hay porqué preocuparse o tomar consideraciones preventivas.
Las consecuencias de esta vorágine son ahora las que estamos resintiendo en diferentes formas y grados.
Y en otro aspecto, estas ganancias pretendidas estaban solamente para unos cuantos, ni siquiera para la empresa ni mucho menos para la sociedad en general.
Todo lo anterior implica una mentalidad donde no hay cabida para el beneficio de la sociedad; pero ahora sí en cambio, en el replanteamiento antes mencionado, si están pensando en considerar a la sociedad tanto en su aspecto de mercado, como en su apoyo como tal para salir adelante.
Y ese apoyo buscado podrá lograrse si actúan de forma socialmente responsable, reevaluando a la empresa como una entidad creada para el beneficio de la sociedad, dejando el lucro en el sentido más peyorativo del término en un segundo plano.
Esto implica además volver a tomar al tiempo como un concepto real para la sobrevivencia de la empresa, en el cual podrá haber ganancias mesuradas y consistentes en el mediano y largo plazo.
De ahora en adelante el concepto de sustentabilidad deberá ser la norma que regirá la toma de decisiones, pero no solamente desde la perspectiva ecologista, sino también desde la parte social, tomando en cuenta a su personal, a sus clientes, proveedores y a la comunidad donde se encuentra.
La muerte de grandes y longevas empresas americanas en el 2008, son el claro ejemplo de que la mentalidad de ganancias inmediatas y para unos cuantos no es consistente, y tarde que temprano su falta de solidez o de sustentabilidad para decirlo más propiamente, causará su caída.
Es posible que este momento histórico que estamos viviendo, sea el inicio de un nuevo ciclo en donde la responsabilidad social (que incluye la sustentabilidad, la transparencia, y la ética), sea la forma de operar de todas las empresas.
Seguiremos platicando …
Al reflexionar sobre los diversos artículos y reportajes que se han publicado buscando el origen de este gran problema financiero, algo que me ha llamado la atención es el hecho de que en términos financieros, se estaba buscando una gran ganancia de manera inmediata, más pronto que en el llamado corto plazo.
Esto implicaba entonces el querer obtener los beneficios buscados sin correr riesgos y casi con la garantía de que se tendrían a los pocos días de haber salido al mercado.
Desde este punto de vista, el concepto tiempo ya no es considerado, desapareciendo el mediano plazo y mucho más todavía el largo plazo; por lo que puede decirse que el lema implícito fue: “quiero obtener ganancias aquí y ahora”.
Esta forma de pensar creció en forma rápida y desordenada en los primeros siete años del actual milenio; había mucho dinero en el mercado y por lo tanto la mentalidad era que había que aprovecharlo en el presente, y en el futuro ya veremos, las perspectivas son positivas y por lo tanto no hay porqué preocuparse o tomar consideraciones preventivas.
Las consecuencias de esta vorágine son ahora las que estamos resintiendo en diferentes formas y grados.
Y en otro aspecto, estas ganancias pretendidas estaban solamente para unos cuantos, ni siquiera para la empresa ni mucho menos para la sociedad en general.
Todo lo anterior implica una mentalidad donde no hay cabida para el beneficio de la sociedad; pero ahora sí en cambio, en el replanteamiento antes mencionado, si están pensando en considerar a la sociedad tanto en su aspecto de mercado, como en su apoyo como tal para salir adelante.
Y ese apoyo buscado podrá lograrse si actúan de forma socialmente responsable, reevaluando a la empresa como una entidad creada para el beneficio de la sociedad, dejando el lucro en el sentido más peyorativo del término en un segundo plano.
Esto implica además volver a tomar al tiempo como un concepto real para la sobrevivencia de la empresa, en el cual podrá haber ganancias mesuradas y consistentes en el mediano y largo plazo.
De ahora en adelante el concepto de sustentabilidad deberá ser la norma que regirá la toma de decisiones, pero no solamente desde la perspectiva ecologista, sino también desde la parte social, tomando en cuenta a su personal, a sus clientes, proveedores y a la comunidad donde se encuentra.
La muerte de grandes y longevas empresas americanas en el 2008, son el claro ejemplo de que la mentalidad de ganancias inmediatas y para unos cuantos no es consistente, y tarde que temprano su falta de solidez o de sustentabilidad para decirlo más propiamente, causará su caída.
Es posible que este momento histórico que estamos viviendo, sea el inicio de un nuevo ciclo en donde la responsabilidad social (que incluye la sustentabilidad, la transparencia, y la ética), sea la forma de operar de todas las empresas.
Seguiremos platicando …
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